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3.Lej Lejá
El Libro De Bereshit (Génesis)
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Maor Hashabat: Del Dolor a la Alegria

Editado por Maor Hashabat, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable:Eliahu Saiegh

Hace 97 años en el sudeste de Lituania, en una pequeña aldea llamada Shabel, se unió en matrimonio una pareja de Tzadikim.
El novio se llamaba Abraham, y la novia Jaia Mushka, y como todas las parejas que se casan, esperaban obtener cuanto antes el diploma de ´padre´ y ´madre´.
Uno, dos, tres, cuatro años… y no tenían el mérito. Hacen Tefila, se esfuerzan, piden, y así pasan ocho, nueve, diez años…
Cuantas Tefilot, cuantas energías, se hace todo lo que se puede… y no tienen la dicha. El sufrimiento es grande, el dolor inmenso, y así pasan catorce, quince, dieciséis, diecisiete años y desilusión tras desilusión…

Llegando al vigésimo años de casados, que a nadie le ocurra, luego de veinte años de casados, se enteran por unos amigos, que el centro mundial de la medicina se encontraba en Austria, más precisamente en Viena. Estos buenos amigos les cuentan que allí había un doctor muy importante, «una eminencia», que se especializa en esta materia. Vale la pena esforzarse y viajar desde el sur de Europa hasta Viena «el centro de la medicina».

Para pedir turno, en esos tiempos, no existían ni Internet, ni email, ni celulares, como en la actualidad, no era una cosa sencilla, pero tuvieron suerte, y finalmente recibieron un cablegrama con la fecha esperada para ser recibidos por este gran profesor.
Comenzaron los preparativos. El viaje era muy largo. Cientos de kilómetros… ¿Qué no se hace para tener hijos?
La travesía duró una semana en carroza, y a caballo, hasta que llegaron a Viena, y también llegó el día esperado… el de la cita con el ilustre profesor.

Ingresaron a su despacho, y uno a uno le van entregando todos los estudios. El médico los hojea en silencio, los lee atentamente.
Luego levanta la vista, y observa a la pareja que aguardaba su opinión expectante.
Los mira fijamente durante unos segundos, y luego señalando con el dedo índice de la mano izquierda la palma de la mano derecha les dice: -Me crecerían pelos aquí, antes que ustedes tuvieran alguna posibilidad de tener hijos… No hay esperanza alguna…
Y levantando su mano en un saludo, los despide fríamente.

Decepcionados emprenden el camino de regreso a la aldea. Marido y mujer están desolados. Veinte años esperando, que quien sabe, podrían obtener el título de ´padre´ y ´madre´.
Y este doctor, así, sin más, levanta su mano, y sencillamente les dice que la no hay esperanza. ¡Piedras tienen en el corazón! Pero no dijeron palabra.
Después de una semana de viaje, llegan nuevamente a su pueblo. Ella entra a su hogar con todo el peso de lo vivido… la ilusión… los preparativos… el viaje… la noticia… la desilusión…
Sabía que cuando ingresara a la casa con esta noticia todo estallaría. Pero… el ´pero´ más grande era que su padre vivía con ellos.

Uno de los grandes de la generación vive en la casa de ellos. Sobre quien dijo el Jafetz Jaim: «En este mundo podemos acercarnos a él, pero en el mundo venidero no tenemos chance, de tan grande que es su santidad y su elevación»
Este es quien vive en la casa de este matrimonio.
Pero ella no podía contenerse más, y se preguntaba qué hacer. -Mi papá no sabe para que hicimos este viaje, él no sabe que fuimos a ver a ese doctor, si le cuento mi sufrimiento, no podrá seguir con su estudio.
Se dirigió al granero, y allí volcó en un mar de lágrimas todo el dolor que tenia encerrado en su corazón, durante dos horas estuvo encerrada llorando, diciendo Tehilim y hablándole a Hakadosh Baruj Hu.

Con los ojos hinchados y enrojecidos entró a la casa, y para su suerte, se encuentra frente a frente nada más ni nada menos que con su papá, que al verla le pregunta:
-Jaia Mushka, que les pasa a tus ojos?
-Nada, papá. Es solo una inflamación ocular.
-Qué son estos ojos? – Sigue preguntando.
-Una inflamación ocular. Le vuelve a contestar.
-Qué son estos ojos?! – Le pregunta por tercera vez.
Ella entendió que no podía engañarlo, y le contó del largo y difícil viaje que habían realizado, y de cómo les cerraron las puertas a la esperanza de tener un hijo.
-Y el profesor me dijo que si le crecieran pelos en la mano, yo tendría hijos.

Presta atención, querido lector, lo que sigue a continuación contiene una enseñanza muy importante para la vida.
Le contestó el papá: – Cuando la persona le hace Tefilá a Hakadosh Baruj Hu con el convencimiento que solo El puede ayudarlo, y tú y tu esposo hicieron miles de Tefilot durante veinte años, pero esta que hiciste durante esas dos horas, es una de otra clase, completamente diferente. Porque hasta ahora tenías en mente la ciudad de Viena, al profesor, a la medicina… Pero esta Tefilá fue solo para Hakadosh Baruj Hu, solo pensabas en El.
Antes, cuando hacías Tefilá tenías en el subconsciente a la ciudad de Viena, ahora le dijiste: Solo Tú me puedes ayudar, la medicina no me puede ayudar.

Dice David Hamelej en el Pasuk: Im Lo Shiviti Vedomanti Nafshi Kiguemul Alai Imo. Como un bebé le pide a su mamá cuando llora por la noche.
Un bebé recién nacido llora y grita de noche, ¿acaso a la mamá se le ocurre no levantarse? El con su grito le está diciendo: Mamá, si no me vas a dar de comer me voy a morir de hambre, porque solo tu me puedes ayudar!!
Y la mamá no se queja por tener que levantarse a atender a su bebé.
Pero cuando el bebé comienza a crecer, y se convierte en un niño de tres o cuatro años, la mamá le dice: ahora que puedes caminar, ya te puedes arreglar solo.

Esto es lo que dice David Hamelej, la Tefilá es como Guemul Alai Imó, como un bebé recién nacido que espera solo de su mamá. Yo me apoyé nada más que en Ti, y eres el único que me puede ayudar. Es correcto que hay que hacer un esfuerzo, pero solo El nos salva: Hashem. Continúa diciéndole el padre a su hija: Esta Tefilá estaba faltando, y aquí llegó.
Estoy seguro que por el mérito de esta Tefilá, y porque te apiadaste de mi Torá y no quisiste interrumpirme, y por eso te fuiste al granero, serás bendecida con descendencia.

Nueve meses estuvo acostada en su cama, y después de nueve meses dio a luz un varón.
Todo el pueblo vino a festejar en el Brit Mila, y quien hace la Berajá y le pone el nombre: Elokenu, Ve Eloke Abotenu… Veikare Shemó VeIsrael, y se llamará su nombre en Israel: Iosef Shalom Elioshiv. Rab Elioshiv que Hashem le de muchos años de vida…

Lej Leja, Meartzeja, Umimoladteja Umibet Abija, Ve para ti, de tu tierra, y de tu ciudad natal y de la casa de tu padre…
La Mishna dice: por diez pruebas pasó Abraham Abinu, y pudo superarlas a todas. Las pruebas elevan a la persona, sacan de adentro de ella la fuerza para la acción, y la engrandecen.

Cuantas pruebas debemos pasar a lo largo de nuestra vida, por sustento, por salud, por las pequeñas angustias que pasamos hasta ver satisfacciones de nuestros hijos, por la competencia y la presión social… por la intolerancia.
A veces pensamos que una situación es difícil y no vamos a poder superarla, dice la Perasha: Lej Leja, Hashem te dice: Ve hacia ti. Búscate a ti mismo, según tus fuerzas y según tus habilidades, las que tienes escondidas dentro de ti.
No nos pide nada por encima de nuestras fuerzas.

Dice el Midrash: cuando Hashem se revelaba a Moshe a través de la zarza, Moshe se escondía, entonces Hakadosh Baruj Hu le dijo: hasta cuando te vas a humillar a ti mismo? El momento no te espera sino a ti!!!
Estas palabras dice Rab Elioshiv Shlita se dijeron no solo a Moshe sino a cada uno y uno de nosotros: El momento no te espera sino a ti!!!
Sino a ti!!! Nadie fuera de ti puede completar tu obra. Todas las personas tienen revelaciones proféticas unas cuantas veces en la vida, en las que escuchamos la vos de Hashem: el momento no te espera sino a ti!! Todo lo que debes hacer es abrir los ojos, aceptar el reto y comenzar a trabajar.

No pocas veces escuchamos acerca de líderes espirituales sobre los que toda su elevación no provino sino por ese momento en el que sintieron que Hakadosh Baruj Hu los esperaba a ellos. Y decidieron poner manos a la obra
En realidad no hay necesidad de esperar que llegue ese momento, él ya se encuentra aquí mismo, porque lo que puedes hacer en este momento nadie más lo puede hacer fuera de él.

Dice Rab Shmuel Meir Miller: Está escrito en la Mishna Abbot (Perek 2 Mishna 4): No digas cuando me desocuparé estudiaré, por si no te fueras a desocupar. Dice el Rebe Mikotz: en el corazón de la persona, hay un pensamiento natural cuando está ocupado con sus cosas, estas no exigen de él demasiado cumplimiento de las Mitzvot, es por eso que se dice a si mismo, -Cuando me desocuparé, estudiaré, cuando esté libre de perturbaciones, me sentaré a estudiar, ahora con todo el yugo de la vida sobre mis hombros, no puedo hacerlo, pero el Taná nos dice Shema lo Tipane, puede ser que no te desocupes. A lo mejor piden de ti que estudies en una situación en la que no estés desocupado, y esta es tu meta en la vida. Si te resulta difícil, pídele ayuda a Hashem con tu Tefilá, y la alegría llenará tu corazón cuando sientas que estás cumpliendo con tu función en este mundo.

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