Los regalos hay que cuidarlos
El Sadik Rabí Simja Bunam Mipashisja Z»L, no acostumbraba a dormir demasiado en Shabat. En la noche de Shabat se conformaba con dormir igual que todos los días de la semana, y durante la tarde del Shabat, no se acostaba ni un corto rato.
Uno de los ancianos de la ciudad le preguntó una vez:
«¿Por qué Rab no aprovecha el Shabat para dormir un poco más? La Torá nos indica que hay que disfrutar el Shabat, y nuestros Jajamim nos enseñaron que una de las formas de disfrutar el Shabat es durmiendo».
Rabí Simja Bunam le respondió:
«¿Y acaso usted vio alguna vez un cuidador que se quede dormido? Tenemos un regalo muy precioso de Hashem, y él nos encargó de cuidarlo: es el Shabat, que está guardado en el Tesoro Divino desde antes de la Creación. Y ahora que nos lo entregó en nuestras manos, ¿no es una lástima que en vez de cuidarlo con los ojos bien abiertos, desperdiciemos el tiempo durmiendo más de la cuenta?».
El Rab Simja Bunam concluyó diciendo:
«En Shabat, cada Iehudí es un rey. Y el rey tiene su cargo tanto de día como de noche. Es cierto que hay que dormir para descansar, ¡pero lo suficiente! ¡Porque mientras se duerme no se aprovecha del privilegio de ocupar el trono que nos concedió Hashem!».
También el Sadik Rab Mizanz dormía poco todos los días del año. Y en Shabat y Iom Tob, no era la excepción: apenas si conciliaba el sueño un rato.
Sus Jasidim le preguntaron una vez:
«¿Por qué el Rab no da a su cuerpo el sueño que necesita, para poder servir mejor a Su Creador? ¿No se podría debilitar con tan poco descanso?».
«El que sabe dormir», respondió el Rab con una sonrisa en sus labios, «puede descansar en media hora, lo que los demás alcanzarían durmiendo una noche entera».
(Gentileza Revista semanal Or Torah, Suscribirse en: ortorah@ciudad.com.ar )