Literatura mística

Bloques Edificadores de la Realidad LAS LETRAS HEBREAS Canales de Conocimiento Creativo –un libro del Rabino Itzjak Ginsburgh–
¿Qué quiere decir atribuir significando a las cosas?
Esta pregunta filosófica ha saturado la academia occidental a fines del siglo veinte. En las humanidades, el enfoque deconstruccionista ha alzado de nuevo la pregunta de quién decide qué significa realmente un libro, ensayo o poema, ¿el autor o el lector?
¿O el significado es independiente de ambos? ¿No será el significado de una cosa para nada dependiente de individuo alguno, sino de la percepción humana colectiva? Si esto es cierto, entonces cuanto más una cosa se percibe, se piensa de ella y se la estudia, tanto más rico y más profundo se vuelve su significado esencial.
En las ciencias, la mecánica cuántica ha disipado la ilusión de que las cosas a ser estudiadas son objetos respecto de los cuales uno puede ser «objetivo». La teoría actual nos enseña que el científico realmente sólo puede describir la interacción del observador con la cosa observada.
¿De dónde, entonces, viene el significado, y cómo se puede captar mejor el significado de una cosa?
Las extraordinariamente complejas y obligadas respuestas a estas preguntas están en el corazón del misticismo judío y son el tema de Las Letras Hebreas, Canal del Conocimiento Creativo.
Su autor, Rabí Itzjak Ginsburgh, se ha ganado la distinción y reputación de ser un cabalista autorizado, uno que está verdaderamente versado en el misticismo judío. Muy pocos individuos en una generación ganan esta distinción. Lo que hace del Rabí Ginsburgh alguien especialmente interesante es que él es un baal teshuvá, alguien que ha vuelto de adulto a las tradiciones de sus antepasados, nacido en los Estados Unidos. Rabí Ginsburgh es nativo de S. Louis, tiene un alto título en matemáticas y después de estudiar y recibir la ordenación rabínica en Ieshivot de Jerusalén, es ahora un erudito, un maestro y activista religioso que dirige la Ieshivá Od Iosef Jai, ubicada en la tumba de Iosef en Shejém, Israel. Es director del asentamiento de Migdal Eder, ubicado en las colinas de Judea al sur de Jerusalén.
Esta experiencia y estos antecedentes convierten al Rabí Ginsburgh en una persona eminentemente calificada para introducirnos en muchos de los profundos secretos del misticismo judío de los que se trata en Las Letras Hebreas.
Pero para ser justo, la naturaleza misma del tema lo hace virtualmente inaccesible al estudiante o lector término medio.
Si bien un premio Nobel puede enseñar física a un grupo de niños de siete años, no sería sorprendente que alguien con un PhD en Literatura Inglesa se sienta completamente desconcertado por los escritos de ese premio Nobel. En este sentido, Las Letras Hebreas es jasidismo de posgrado. El Rabí Ginsburgh intenta con gran esfuerzo hacer que estas ideas sean accesibles al lector inteligente, pero me temo que no lo logra.
Incluso para uno que ha estudiado obras sobre el misticismo judío y el pensamiento jasídico, Las Letras Hebreas debe estudiarse, no leerse. Es decir, hay que hacer una pausa después de virtualmente cada oración y asegurarse de que se ha entendido el significado de lo dicho por el autor antes de proceder al próximo pensamiento. Y frecuentemente, me encuentro con que he invertido una buena cantidad de tiempo en pensar sobre la idea que acababa de encontrar, y no me moví al próximo pensamiento en todo ese día.
Esto, por supuesto, puede ser una cosa excelente. Es así como realmente estudiamos y ésta es la manera en que se espera que lo hagamos.
Los conocimientos y la erudición del Rabí Ginsburgh son grandiosos, pero el tema en cuestión es tan profundo, la estructura del libro tan inusual, que se advierte al lector que haga su aproximación con una mente abierta y lista, y que esté dispuesto a que su intelecto sea seriamente desafiado.
La tesis básica del libro es un concepto núcleo del pensamiento místico judío: que la existencia, forma, función, significando y propósito de cada cosa, tanto material como espiritual, es definida por las letras hebreas que constituyen el nombre de esa cosa.
El corolario de esto es el concepto de que las letras hebreas son por lo tanto las piedras basales y los bloques edificadores de toda realidad física y espiritual.
Cómo usa Di-s las letras hebreas para crear el infinito número de mundos y el infinito número de cosas que pueblan Su universo, es el tema de este libro.
En su introducción, Rabí Ginsburgh escribe que «las letras construyen y avivan la realidad muy similarmente a como las codificadas `letras’ del ADN construyen y definen las características del cuerpo vivo».
En otros términos, el estudiante universitario contemporáneo da por sentado que la función y forma peculiar de toda cosa viviente es definida por, y puede expresarse como, las permutaciones específicas de una serie de letras que representan el «código» genético de la cosa.
Mientras forma y función son explicados de ese modo, el biólogo no puede atribuir la existencia misma de esa cosa, ni su significado o propósito, al código ADN. La Cabalá, por su parte, muestra cómo las 22 letras del alfabeto hebreo sirven no solamente como indicadoras de forma y función, cómo actúan a través del ADN, sino cómo también asignan existencia, propósito y significado al objeto.
«En particular», escribe el autor, «las 22 letras del alfabeto hebreo se reflejan en el número de cromosomas de la semilla humana. Los 22 cromosomas masculinos junto a los 22 cromosomas femeninos definen 44 características de la progenie, el secreto de las letras DM (dalet y mem = 44), `sangre’ de ADaM, `hombre’. Los adicionales dos cromosomas sexuales del padre y la madre se combinan sólo para definir una única característica de la progenie, su sexo y el secreto de la letra A (alef = 1) de ADaM, la unión de las aguas (masculinas) superiores y (femeninas) inferiores (en el misterio de la luz, el agua, y el firmamento, analizados antes) como se explicará en el análisis de la letra Alef«.
En este breve e introductorio párrafo Rabí Ginsburgh combina biología, genética, guematriá (la lengua expresada como numero), sexo y misticismo. Se ha aludido a algunos de los conceptos mencionados aquí antes en el libro, algunos se explican dentro del libro, y de otros se presume que son entendidos.
Otros dos temas básicos del libro se analizan en la introducción y bien merecen ser mencionados aquí:
«Adám, el primer hombre, fue singularmente dotado del conocimiento (la sabiduría) para reconocer y llamar a cada ser por su nombre apropiado. `Y de la tierra, Di-s formó cada animal del campo y cada pájaro de los cielos, y El los trajo a Adám para ver cómo él los llamaría, y como Adán llamó a cada criatura viviente, ese era su nombre’. A excepción del hombre, ningún conocimiento creado, siquiera el de los ángeles en lo alto, poseía la capacidad de llamar las cosas por sus nombre. Nuestros Sabios enseñan que después de que Adám diera nombre a todas las criaturas, Di-s pidió que Le diera Nombre a El. Inmediatamente Adám reconoció el Nombre de Havaiá como apropiado a Di-s».
«El nombre hebreo de cada ser es el Poder Divino (o, específicamente, la permutación de fuerzas Divinas individuales, las letras del nombre) responsable y activo en su continua recreación `algo a partir de la nada’, como se explica en Tania (en Shaar HaIjud VeHaEmuná, de próxima aparición en castellano por Ed. Kehot Lubavitch Sudamericana como Tania 3). En particular, el nombre hebreo de cada criatura es el canal mediante el cual la fuerza vital y el conocimiento descienden desde la raíz espiritual del alma de la criatura en lo alto a su cuerpo físico abajo. En relación a Di-s, Su Nombre es el poder –inherente en El y dado a nosotros– para revelarlo abajo».
A lo largo del libro se nos provee de idea tras idea acerca del modo en que este proceso tiene lugar tanto en los planos Cósmicos como Realistas.
El libro está dividido en 22 capítulos, uno para cada letra del alfabeto hebreo. Cada capítulo comienza con una presentación inmensa de la letra en sí trabajo del calígrafo Ezra Benjamín. La caligrafía es imponente, y cada letra, tal como es dibujada por Rabí Benjamín, merece profunda meditación visual. Hay un poder, gracia y profundidad en las letras que debe ser visto para ser apreciado.
Esta letra misma es seguida por un ensayo de dos páginas que expone el significado general de la letra tal como ésta es independiente de cada una de las demás letras. El estudio de la letra se divide luego en tres partes: Forma, Nombre, y Número.
La Forma se relaciona con la forma concreta de la letra misma, cómo su forma es la combinación de otras letras y fragmentos de letra, y cómo estos incorporan significado en las letras individuales.
El Nombre es la palabra con la que la letra es llamada y mucho de lo que representa. Bet, por ejemplo es el nombre de la segunda letra, y significa «casa». «Casa» es, por lo tanto, un bloque edificador de la realidad.
El Número de una letra es el significado de ese número particular en el plan total de la realidad. Bet, por ejemplo, es el segundo número. El alcance y significado de pluralidad y su parte en el plan de la creación se analiza aquí. En palabras del Rabí Ginsburgh:
«En particular, el dos representa la naturaleza dual de la realidad física: energía y masa, día y noche, sol y luna, masculino y femenino, etc. En los niveles superiores de Alma y Divinidad, el fenómeno de dualismo se manifiesta en las categorías de bien y mal, puro e impuro, santo y profano, etc., tal como los define la Torá. En general, toda la realidad creada posee dos dimensiones interdependientes, forma y materia. El dualismo inherente en la Creación es indicado por la letra de apertura de la Torá, Bet«.
Cada división de capítulo en Forma, Nombre y Número está adicionalmente dividida en las tres subdivisiones esenciales de la realidad: Mundo, Año, y Alma (Espacio, Tiempo y Ser).
Cada una estas divisiones y subdivisiones contiene explicaciones e ideas de cada área del estudio judío, y conduce a algunos de los más profundos secretos del misticismo judío.
Como tal, Las Letras Hebreas, Canal del Conocimiento Creativo, entrega más de 500 páginas de poderosos pensamientos acerca del significado de las cosas y el propósito de la existencia, pensamientos que esperamos pronto serán introducidos en los vestíbulos de la literatura, el arte y la ciencia.
Más información en
www.dimensiones.org
(extraído de Jabad Magazine, www.jabad.org.ar).
Yaakov Ort