Las Rondas
(selección extraída del libro «Fechas y conmemoraciones» por Shelomo Sued, © Shelomo Sued)
En este último día de las fiestas mayores, conmemoramos la conclusión de un ciclo más de la lectura de la Torá, a la vez que iniciamos inmediatamente otro nuevo. Nuestros sabios denominaron este día con el nombre de «Simjat Torá» (La alegría de la Torá), y ello, debido a que todo el pueblo de Israel en general, finalizamos y comenzamos en. esta misma fecha la lectura de la Torá; dejando de lado las diferencias de costumbres, de orígenes, de nacionalidades y de ideales.
En todos los rincones del mundo, donde visite un Judío una Sinagoga, estarán leyendo esta misma lectura, y esta, en realidad, es la verdadera alegría de la Torá; pues, más de lo que se alegra el corazón de cada Judío por haber concluido una vez más el ciclo de su lectura, la Torá se alegra al ver a todos sus hijos unidos bajo un mismo ideal, como un solo hombre, con un solo corazón.
Nuestros sabios nos ordenaron conmemorar esta fecha por medio de festejos y actos públicos, a fin de expresar nuestro júbilo y respeto hacia la magnificencia de la Torá, la cual, nos ha mantenido desde siempre como pueblo unido y honorable.
Ciertamente, todo acontecimiento, toda celebración, encierra en su fondo alegría y placer, satisfacción y saciedad.
No obstante, existe una gran diferencia en el modo de festejo de una Mitzvá, al modo de cualquier otro evento, que no se relacione estrictamente con una razón espiritual. Tomemos como ejemplo, el festejo del día de la independencia de un país, o el festejo por el triunfo de una batalla, o de una justa deportiva. El acto oficial -generalmente- se realiza con un gran desfile donde todos los espectadores se deleitan por el colorido y la sincronización de los marchantes.
En cambio, la manera del festejo de una Mitzvá tiene otro estilo.Nuestra costumbre es bailar en forma de ronda, donde todos los asistentes a la Sinagoga nos tomamos de las manos, rodeamos la Tebá (Púlpito) o el Sefer Torá, y danzamos con alegría en su derredor.
¿Por qué esta costumbre?, ¿en qué se funda la diferencia?; ¿qué secreto se encierra en las rondas?.
A continuación varios pensamientos.
* El desfile marcha de un lado a otro, tiene forzosamente un punto de partida y un punto final. La ronda en cambio, no tiene ni principio ni fin, no tiene lugar de partida ni punto de llegada. La ronda pues, simboliza la «Eternidad». Esto nos enseña que, nuestra alegría con la Torá no se limita solo al día de «Simjat Torá» sino que se extiende a todos los días del año, pues orgullosamente declaramos ser el pueblo privilegiado en estudiarla.Diariamente le agradecemos a D-os con alegría y fervor y le bendecimos: «¡Bendito seas oh Señor del mundo que nos escogiste entre los pueblos y nos diste tu santa Torá».
Este día solo viene a resaltar la alegría que acumulamos durante el año. La ronda simboliza también la «Igualdad». En un círculo, todos los puntos equidistan del centro. No hay punto superior ni inferior, cercano o lejano, adelantado o atrasado. De igual manera es la filosofía Divina en relación con el hombre. Para D-os, todos los Judíos en general y cada uno en particular, tienen la misma importancia, todos formamos parte de la gran cadena, todos venimos del mismo origen. Todos nos comprometimos formalmente en cumplir los preceptos Divinos, sin distinciones ni excepciones. La Torá no fue entregada solo a una secta o a un grupo específico, no solo los religiosos estuvieron parados en el Monte Sinaí cuando fue entregada la Torá. Ante la justicia Divina no hay favoritos ni discriminados, todos por igual deberemos rendir cuentas en el juicio final ante el Tribunal Celestial, y todos seremos premiados o en su caso castigados, con la misma misericordia o rigor de la ley respectivamente.
La ronda pues, nos compromete a tomar responsabilidades iguales frente a la comunidad, frente a la nación, frente al mundo. Responsabilidad que nos obliga a educar con el ejemplo a las futuras generaciones, a legarles un mundo cuyos valores espirituales sean superiores a los materiales.
En la lectura de la Torá de este día, se finaliza un ciclo y se comienza otro inmediatamente. Esto, con la finalidad de enseñamos la importancia del círculo, de la igualdad. No hay preferencia para los últimos preceptos que anunció Moshé en el cierre de la Torá frente a los primeros. Todos derivan de la misma fuente, de D-os, por lo que no hay lugar para diferenciarlos.
* La ronda simboliza también «La unión de las generaciones». Cada generación es un eslabón de la gran cadena, que en conjunto forman la eternidad del pueblo de Israel. Cuando se sale un integrante de la ronda, inmediatamente, se une el último del círculo con su siguiente compañero, se toman de las manos y vuelven a cerrar el círculo, dejando al saliente fuera del grupo. Así también ocurre con el desertor de la fe milenaria. Cuando se asimila, cuando contrae matrimonio con una no Judía, inmediatamente se desprende de la gran cadena, quedando -irremediablemente- fuera de la comunidad. La ronda seguirá, la cadena se volverá a cerrar, solo él quedará fuera, desamparado y perdido, hasta que decida -,por propia voluntad y convicción- volver a entrelazarse con su pueblo.
* La ronda simboliza también «El camino perfecto e indicado para transitar en él». La ronda no tiene puntas ni esquinas, esto nos indica que frente a todas nuestras acciones y hechos, debemos tomar siempre la actitud media, sin extremos ni apasionamientos. Las cualidades del ser humano deben desarrollarse siempre con armonía, con inteligencia, pero por sobre todo, con criterio amplio y juicio positivo. Así lo confirma Maimónides en su famosa obra «Mishné Torá» en las leyes del «Deot» (Cap. 1 Inc. 4): «El camino correcto a seguir es el que media entre los extremos. Que. no sea el hombre fácil de encender su ira, pero tampoco insensible como el muerto».
«Que no ambicione demasiado los deseos mundanos, pero tampoco que se encierre en su desestima y no busque los medios más elementales para darle subsistencia a su cuerpo y salud…» (observa allí su precioso comentario detalladamente).
Los extremistas no conocen el secreto de la ronda, se aferran a sus ideas «Hasta el final», mas no comprenden que en un círculo, no hay fin. Aseveraron nuestros sabios en el tratado de Meguilá (13-2): «El siete de Adar nació Moshé nuestro insigne maestro, y después de ciento veinte años falleció en la misma fecha».
Este dato, nos lega una gran enseñanza: La vida de los justos forman un círculo completo, el día de la muerte y el dia del nacimiento se encuentran y cierran la circunferencia del tiempo. Sus vidas no tienen principio ni fin, ellos viven con el idealismo que encierra la ronda. Transitan por el camino recto, por el medio, sin extremos ni pasiones, y así se entrelazan en la ronda de las generaciones eternas. Quien solo baila y salta en «Simjat Torá» sin saber siquiera lo que se requiere de él, lejos está todavía de conocer la verdadera alegría, «La alegría de la Torá».
Shelomo Sued