HALEL
Arquitectura de la mente
La percepción de la realidad
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Las formas de aprehender la Realidad

 

Cuatro Sabios «entraron» al PaRDéS: Ben Azái, Ben Zomá, Ajer (Elishá Ben Abúya) y Rabí Akiva.

Ben Azái vio y murió, Ben Zomá observó y enloqueció, Ajer cortó las amarras, Rabí Akiva salió en paz.
Talmud Babli Tratado Jaguigá 14.2

¿Por qué solamente Rabí Akiva logró entrar y salir en paz?
En cuanto a los otros tres Sabios ¿por qué uno perdió la vida, el segundo perdió la razón y el tercero perdió la comprensión superior abandonando el camino de la Torá?
Para descifrar estos interrogantes debemos saber previamente qué es el mencionado «PaRDéS», y qué percibió cada uno de estos Sabios.

El vocablo PaRDéS significa literalmente prado. Este concepto, que aparece en diversos textos tradicionales, alude a las cuatro formas básicas de comprensión de la realidad. Las letras de dicha palabra conforman cuatro perspectivas a través de las cuales comprendemos la Torá.
La primera inicial del vocablo PaRDéS indica el Pshat, lo simple, el relato literal de la Torá. La segunda inicial alude al Remez -insinuación- que le da una dimensión más profunda al relato, dado que los personajes, las situaciones y todos los detalles presentados por la Torá, inclusive las letras, nos transmiten un mensaje. La tercer inicial nos indica el Drash que proviene del verbo exigir (). Esta lectura encierra una búsqueda en la cual el hombre exige el significado interior que el texto quiere transmitir. La última inicial del pardés nos indica el Sod, literalmente secreto. El Zóhar, uno de los libros fundamentales de la Sabiduría de la Kabalá, define al Sod como causa, ya que quien conoce la causa conoce la consecuencia, es decir el «secreto». El Sod nos revela los principios espirituales que rigen todos los ámbitos de la realidad.

Ben Azái, Ben Zomá, Ajer y Rabí Akiva nos indican cuatro formas generales de comprensión a que los hombres son proclives de arribar cuando quieren alcanzar la Plenitud de todo lo creado.

Ben Azái vio y murió. Este Sabio pensó que anulando la relación con el mundo material-sensorial el hombre alcanza el objetivo para el cual fue creado. La realidad material-sensorial es nociva cuando se transforma en un fin en sí misma, entonces se convierte en la fuente de todos los sufrimientos. En cambio, cuando la tomamos como un medio se transforma en el instrumento para que la Plenitud Infinita se expanda en todos los ámbitos de la realidad. La Torá no nos pide anular el deseo, ya que el deseo es el recipiente para recibir la plenitud (sin deseo no podemos disfrutar). La Torá nos enseña la forma correcta de relacionarnos con el deseo: altruismo. Ben Azái obvió el potencial que surge al confrontarnos con el desafío de armonizar todos los planos y aspectos de la realidad, lo cual hace fluir la plenitud a toda la Creación.

Ben Zomá observó y enloqueció. Su intuición e imaginación fueron más poderosas que su discernimiento. Ben Zomá fue un Sabio que se dedicaba a analizar decenas de veces un concepto hasta comprenderlo en sus detalles e implicancias más recónditas. Es imposible que el hombre aprehenda intelectualmente la medida de todo, ya que la realidad del Kadósh Barúj Hú es infinita (Ein- Sof). El verdadero conocimiento espiritual trasciende todo límite. El acceso a la realidad espiritual es posible únicamente cuando trascendemos el ámbito de lo mensurable. Esto es similar al amor que para ser completo debe estar por sobre toda medida. Mientras medimos aún no hay amor, hay conocimiento. Sólo cuando trascendemos la medida llegamos a la entrega, al amor, que está más allá de todo límite. Entonces pasamos del conocer al ser (ver mas).

Ajer perdió la comprensión superior abandonando el camino de la Torá. Cuando el discernimiento es usado para justificar la debilidad humana en lugar de superarnos en pos de lo completo, el altruismo, perdemos el objetivo. Este Sabio, influenciado por los griegos, realizó su discernimiento acorde al pensamiento filosófico, el cual se basa en adaptar las normas de conducta a las debilidades humanas. En cambio, cuando actuamos en base a principios objetivos-mitzvót, se activa armónicamente todo el potencial humano transformando el deseo de recibir inconciente en voluntad conciente.

Rabí Akiva entró en paz, y salió en paz.
Rabí Akiva logró la comprensión que nos permite armonizar la relación entre lo general y lo particular, el objetivo y la forma para lograrlo (ver item 67).
Como expresamos en el item 49 el pensamiento es el resultado de cómo intelectualizamos la voluntad y el deseo. La voluntad y el deseo limitan o expanden la realidad de los hombres, ya que son ellos los que le dan al pensamiento el marco donde actuar y desarrollarse. Esto es determinante hasta tal punto que grandes Sabios, como vimos en este item, pueden quedar cautivados en diferentes ámbitos de la comprensión; limitando así su percepción de la realidad, en hebreo hasagá (consultar item 25).

Los cuatro Sabios que nos describe nuestra tradición representan cuatro formas de comprender la Sabiduría de la Kabalá y por lo tanto de aprehender la realidad, en donde sólo la cuarta conduce a la verdadera conciencia. Solamente en ese cuarto ámbito, el Sod (de la Kabalá), el hombre puede lograr la libertad; siendo que al aprehender las causas comienza a comprender las consecuencias, descubriendo así en todos los aspectos de la vida al Uno sin segundo, al Kadósh Barúj Hú.

 

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