Las Aguas Puras
(Selección extraída del libro «Unidos en Uno», por Ezriel Tauber, (c) Editorial Shalheves)
Moshé, espero que aprecies esto. Nuestra conexión con la santidad del Kohen Gadol (Sumo sacerdote) en Yom Kipur es a través de nuestras esposas. Cada vez que ella lleva a cabo este proceso, la intimidad entre marido y mujer no es únicamente un acercamiento en su relación sino una manera de «llenar la tierra» de kidush Hashem (santificación del Nombre Divino) y de reunir lo físico otra vez con lo espiritual.
– ¿A qué se refiere con «reunir lo fisico con lo espiritual»? – preguntó Moshé.
– Esta es la idea de la mikve. La Torá comienza diciendo: «En el principio Hashem creó el cielo y la tierra.» Cielo, (lo espiritual) y la tierra (lo físico) eran originalmente uno solo e indivisible. La Torá continúa diciendo: «Y la tierra estaba desolada, vacía y obscura. «Esto significa que Hashem, por así decirlo, vació el mundo físico de espiritualidad; como dijimos, Se ocultó a Sí mismo. Más adelante, Hashem le ordena a la humanidad: «llenen la tierra», es decir, llenen esta área vacía como expliqué anteriormente.»
Lo físico y lo espiritual son dos cosas diferentes. ¿Cómo puede una llenar a la otra? La respuesta es porque Hashem creó un medio, algo que une la brecha entre ambos opuestos: el agua.
La lluvia, después de caer a la tierra, aún posee elementos celestiales. El agua pura, sin contaminación, jamás tocada por el hombre o puesta en algún recipiente, es la única cosa en el mundo que refleja lo espiritual. Por lo tanto, la Torá dice: «Y el espíritu de Hashem posa sobre el agua.»
Por lo tanto, si una persona se sumerge en el mundo físico de la tierra, el agua es el elemento que puede reconectarlo con el mundo espiritual. Sumergiéndose en el agua de la mikve es como meterse temporalmente al cielo. La gente se adhiere a sí misma con su raíz espiritual, al lugar de donde sus almas se originaron. Esto limpia a las almas de cualquier suciedad que hayan adquirido al sumergirse dentro del mundo físico.
El concepto de la mikve, es unir al cielo y a la tierra, permitirle al cielo tener una entrada a este mundo. Ese es el propósito del Templo, ejemplificado por el servicio del Kohen Gadol en Yom Kipur. Y el proceso de purificación que llevaba a cabo el Kohen Gadol para unir al cielo y a la tierra, es el modelo para el proceso que la ley Judía requiere de una mujer para que pueda traer a este mundo un alma celestial, pura, sin contaminación, a este mundo físico.»
Ezriel Tauber