La Torá de los Negocios
En uno de sus discursos, el Rebe Najmán trata sobre la estrecha relación entre la Torá y los negocios. Dado que la Torá es el anteproyecto del mundo, todo lo que tiene lugar en este mundo debe, de alguna manera, estar relacionado con la Torá. En verdad, todos los negocios deben ser llevados a cabo de acuerdo a la ley, de modo que la persona tiene que estar conectada con la Torá para conducir sus negocios de la manera apropiada. Si no está íntimamente conectada con ella, suceden entonces cosas no deseadas o innecesarias. Enseña el Rebe Najmán:
¡Debes saber! Cuando la persona se ve compelida a buscar un veredicto por parte de los jueces en una corte de la Torá, está siendo empujada a ello: la Torá se está vengando de ella. Ello se debe a que, en verdad, todas las actividades comerciales son Torá. Por ejemplo, la ley “Cuando alguien intercambia una vaca por un burro” (ver Baba Metzía 100a) es Torá y, ciertamente, es más Torá aún cuando de hecho se lleva a cabo el acto mismo (tal cual está registrado en nombre del Baal Shem Tov). Por lo tanto, la persona que se dedica a los negocios, debe unir sus pensamientos únicamente a la Torá y a las leyes investidas allí (Likutey Moharán I, 280:1).
Resume el Rabí Natán:
Todas las actividades comerciales no son otra cosa que Torá. Por lo tanto cuando la persona lleva a cabo sus negocios, debe unir sus pensamientos exclusivamente a la Torá y a las leyes de la Torá que están investidas y ocultas allí. Pero si, al llevar a cabo sus negocios, la persona no une sus pensamientos con la Torá, su castigo y rectificación son el que deba subsecuentemente presentarse frente a los jueces de una corte de la Torá. [La esencia de estar obligado por la corte de la Torá vuelve a reconectar a la persona con la Torá, de la cual se había alejado] (Kitzur Likutey Moharán I, 280:1).
El Rebe Najmán insiste en la importancia de estudiar diariamente la halajá (la ley judía). La halajá es la piedra de toque para alcanzar el temor al Cielo – pues ¿cómo se puede llegar a saber de qué manera servir a Dios si nunca se estudia lo que uno debe o no debe hacer? ¡Esto es especialmente así con respecto a las leyes monetarias, donde los decretos (i.e. las decisiones) que uno emite durante el curso de sus actividades comerciales diarias son numerosas, la tentación de favorecerse a uno mismo es muy grande y una decisión mal tomada con respecto incluso a una mínima suma puede ser considerada un robo.
Las leyes relativas a las prácticas monetarias se encuentran principalmente en la sección Joshen Mishpat del Shuljan Aruj, con varias otras leyes dispersas a lo largo de otras tres secciones. El Kitzur Shuljan Aruj (Síntesis del Código de Leyes Judías) del Rabí Shlomo Ganzfried presenta muchas de las leyes básicas en un formato simple, lo mismo que hacen varias otras obras que aclaran las obligaciones de la persona en temas monetarios y la guían para que pueda conducir sus negocios con honestidad.
Enseñaron nuestros Sabios:
Todo aquel que busque sabiduría deberá dedicarse a estudiar las leyes monetarias, pues no hay una rama más intrincada de la Torá; sus leyes pueden compararse a una fuente siempre surgente (Baba Batra 175b).
Es imposible llevar a cabo las actividades comerciales con honestidad a no ser que uno esté muy versado en las leyes monetarias; de otra manera, cometerá errores en estos asuntos. Más aún, el Iun Iaacov (loc. cit.) explica que es necesaria una considerable habilidad en el arte de inquirir y de investigar para que la corte pueda emitir una sentencia correcta en asuntos monetarios. Ello se debe a que el fraude y el engaño son muy comunes en la práctica de los negocios, así sea por parte de los litigantes o de los testigos. Aquel que estudia la ley monetaria adquiere en el proceso sagacidad y sabiduría. Al igual que una fuente siempre surgente, aumenta constantemente su conocimiento como resultado de su constante aumento de la capacidad para razonar y analizar. Pues las leyes pertenecientes a los temas monetarios están mucho más interrelacionadas y son mucho más exhaustivas que aquellas de la mayor parte de otras áreas de la halajá; intrincadas como son, muchas de las otras leyes, no requieren ver a través de la capacidad de engaño de los tramposos y de los falsificadores.
El Rabí Natán describe el área de los negocios como un verdadero campo de batalla:
En el momento en que la persona está llevando a cabo sus negocios, arrecia una batalla. Ello se debe a que, en ese momento, debe luchar contra el Otro Lado para separar y elevar las chispas de santidad que están allí – dado que la principal función de los negocios y del intercambio es extraer esas chispas.
Al llevar a cabo los negocios con honestidad en su nivel más simple -es decir, diciendo la verdad, donde un “sí” significa un “sí” y un “no” significa un “no”- la persona también une sus pensamientos con la Torá. Pues los pensamientos de la persona sólo deben estar centrados de manera superficial en los negocios que está llevando a cabo. Sus pensamientos más íntimos deben estar unidos solamente a las leyes de la Torá. Al conducirse así, la persona merece separar y elevar a través de sus actividades comerciales muchas chispas y elementos de santidad caídos y de esa manera, mediante sus negocios hace que asciendan los mundos espirituales y se efectúen grandes rectificaciones (Kitzur Likutey Moharán I, 280:2).
Dormir Bien por la Noche
Todos saben de la importancia de dormir bien por la noche. El dormir es un descanso muy bienvenido luego de las obligaciones diarias y también un requerimiento para ser capaces de llevar a cabo nuestros deberes el próximo día. Pero dormir también posee connotaciones ocultas que nos ayudan en nuestro objetivo de ganarnos la vida. Necesitamos dormir para “descansar la mente”, y así ser dignos de percibir la Providencia Divina en nuestras vidas y apegarnos a Dios.
El dormir tiene varios aspectos. Primero está el dormir en sí. Un segundo aspecto es un estado en el cual uno se dedica a los negocios pero su mente no está obnubilada por ello, permitiéndole continuar en la búsqueda espiritual. Un tercer aspecto del dormir es uno muy único: permite estudiar el significado simple y llano de la Torá cuando uno necesita descansar la mente luego de las contemplaciones profundas de las enseñanzas esotéricas de la Torá.
Para comprender cómo el sueño se compara con el significado simple de la Torá, debemos entender que el Talmud es un paralelo del nivel de Maljut, de la fe (y no del nivel de Jojmá, de los profundos misterios intelectuales o desafíos mentales que se encuentran en la Torá). Enseñaron nuestros Sabios, “‘Él me hizo habitar en la oscuridad’ (Lamentaciones 3:6) – esto hace referencia al Talmud de Babilonia” (Sanedrín 24a). “Oscuridad” alude a un estado mental de confusión. Nuestros Sabios ven por lo tanto a la oscuridad como una alusión al Talmud de Babilonia, que está repleto de numerosas preguntas, argumentos y puntos de la ley en disputa (ver Rashi, loc. cit.). El Rebe Najmán enseña que la oscuridad también corresponde a la fe, como en los versículos “Tu fidelidad en las noches” (Salmos 92:3) y “a la oscuridad Él llamó ‘noche’” (Génesis 1:5). La fe corresponde así a la Mishná y al Talmud, “el estudio de la Torá en su significado simple”.
El paralelo que trae el Rebe Najmán entre la oscuridad, la noche, la fe y el estudio del Talmud nos demuestra que esos conceptos comparten la misma idea de darle descanso a la mente, así sea al dedicarnos a los negocios o al dormir. Dado que este grupo de conceptos paralelos es asombroso y enigmático, estaría bien el comprender la conexión en un sentido simple y práctico.
El Rabí Natán explica que la batalla esencial por la Divinidad tiene lugar en la mente (representada por Jojmá, la sabiduría), la que está constantemente asediada por pensamientos relacionados con sabidurías externas o malos deseos. Para retornar a la santidad uno debe librar una continua y a veces agotadora batalla, al igual que al batallar en los negocios. El dormir es por lo tanto una necesidad absoluta, pues permite que la persona descanse y renueve su mente, y así alcance Jojmá.
Como se dijo más arriba, “Todo aquel que busque sabiduría deberá dedicarse a las leyes monetarias”. Kabalísticamente, Jojmá es la cima de las sefirot. Aquel que es capaz de apegarse a Dios en ese nivel es consciente de Dios en todas las situaciones. Debemos trabajar para alcanzar este apego, para unirnos a Dios y unir nuestra mente a lo espiritual. El Rebe Najmán advierte de que tal experiencia intensa puede de hecho agotar a la mente al punto de abrumarla. Es necesario acostumbrarse a “descansar la mente” – lo que se logra a través del dormir. Al dedicarse a los negocios, la persona puede encontrar la Divinidad imbuida en todas las cosas creadas por Dios, en especial en el área de los negocios. Pues cuando uno se dedica a ganar el sustento, tiene la oportunidad de observar la mano de Dios en todo lo que hace. Aun así, todavía no ha entrado en el ámbito de Jojmá. De esa manera, el dedicarse a los negocios se compara con el dormir, pues los negocios son un paralelo de la noche, de la fe y de la “relajación de la mente”, como opuesto a la búsqueda de Jojmá, una experiencia agotadora.
El Zohar (III, 244b) enseña que el estudio de la Mishná y del Talmud es conceptualmente un aspecto del dormir, en comparación con el estudio de la Kabalá, en el que la persona se conecta con el significado interno de la Torá y así forma una profunda conexión con Dios. Ello se debe a que la Kabalá explora las ideas más profundas de la Torá y luego revela cómo Dios puede encontrarse en cada aspecto de la creación, incluso en lo mundano. El Midrash también hace la conexión entre la Mishná y el dormir, afirmando, “‘Iaacov despertó MiSHNaTó (משנתו, de su sueño)’ (Génesis 28:16) – el Rabí Iojanan lee esto como MiMiShNaTó (ממשנתו, de su estudio de la Mishná)” (Bereshit Rabah 69:7). A partir de su estudio de la Mishná (i.e. Maljut), Iaacov fue capaz de “despertar de su sueño” y de ascender al nivel de Jojmá. En nuestro contexto, esto indica que luego de que la mente de la persona ha quedado exhausta debido a la profunda exploración de la Torá -del apego del intelecto al Creador- la única manera de continuar y de profundizar más aún es, primero, darle un descanso. Esto es posible yéndose a dormir, dedicándose a los negocios o estudiando la Mishná, el Talmud u otras ramas de la Torá de acuerdo a su significado simple.
La Vestimenta de la Verdad y de la Fe
Por lo tanto, el acto mismo de dedicarse a trabajar o a negociar para ganar el sustento puede revitalizar a la persona. Pues los negocios mismos son conceptualmente “fe” y pueden ser un sendero para renovar nuestras almas. Pero el Rebe Najmán hace notar un serio desafío que surge cada vez que la persona trata de ser honesta:
Cuando la persona coloca su intelecto/alma en las actividades comerciales con fidelidad -descansando así su mente de la intensa búsqueda espiritual- debe cuidar su fe para que las klipot no tomen de ella el sustento. Entonces, cuando la persona conduce sus actividades comerciales con una fe tan grande como hacía Rav Safra, y cumple con “Él habla la verdad que está en su corazón” (Salmos 15:2), la verdad en su corazón crea una vestimenta alrededor de su fe, protegiéndola de todas las fuerzas externas (Likutey Moharán I, 35:7).
Hablando de manera práctica, cuando la persona puede percibir con claridad la mano de Dios actuando en el mundo, tiene entonces poca dificultad para reconocer y aceptar Su autoridad, pues prevalece el intelecto. Pero cuando la autoridad de Dios está oculta y la gente se ve obligada a apoyarse sólo en la fe, entonces esta fe se encuentra continuamente bajo el ataque y el desafío de las dudas. En otra instancia el Rebe Najmán enseña que “Dios habita con aquellos que dicen la verdad”. La verdad que está embebida en el corazón crea una cobertura protectora y una vestimenta alrededor de la fe, para que pese a los desafíos que enfrenta, siempre pueda inclinarse hacia las prácticas comerciales con fidelidad.
Puesto de manera simple, en el momento de dormir -así sea dormir literalmente, o al trabajar o en el estudio simple de la Torá- las klipot pueden llegar y arruinarlo todo, llevando a la persona hacia el pecado o retirándole el sustento. ¿Cómo se puede luchar contra esto? Es necesario traer un elemento de verdad – como la verdad de Rav Safra, quien sólo hablaba de manera fidedigna en los negocios. Esto trae una cobertura protectora alrededor de las actividades, protegiéndolas de las klipot.
El Rebe Najmán agrega otro pensamiento:
Además, las actividades comerciales deben incluir la fe. Es decir, uno debe dedicarse al masá u-matán (el “toma y daca”/el comprar y vender) con fidelidad, diciendo la verdad, como dijeron nuestros Sabios, “¿Has llevado tus negocios con fidelidad?” (Shabat 31a). Ello se debe a que el masá u-maTáN (משא ומתן) es un aspecto de nuestro masá (משא), de nuestro elevar el tema, y de nuestro noTeN (נותן, dar), el restaurarlo a su lugar (Likutey Moharán I, 54:3).
Explica el Rebe: Hay elementos de santidad caídos -i.e. las chispas de santidad que han caído- y por medio de llevar a cabo los negocios con fidelidad y con integridad, los tomamos y los elevamos, llevándolos hacia su lugar. Éste es el aspecto del masá u-matán de los negocios, pues la traducción literal de masá es “elevar” y de matán es “dar”, lo que es elevar a esas chispas y darles su adecuado lugar espiritual (ibid.).
La separación de las chispas de entre las fuerzas del mal ocurre principalmente por medio de la fe, dado que es común que la fe resida entre esas chispas sagradas. Ello se debe a que la fe es un paralelo de Maljut, la sefirá que absorbe las chispas de aquellos aún no rectificados y trabaja para rectificar y purificar esas chispas. Por lo tanto debemos dedicarnos al masá u-matán con fe, pues es por medio de la fe que podemos elevar las chispas. Éste es el aspecto esencial de la actividad comercial: el elevar las chispas (ibid. I, 35:7).
La Primera Pregunta
Hay más con respecto al hecho de ser capaces de llevar a cabo los negocios de manera honesta, ¡en especial si uno desea “pasar la prueba” después de fallecer! Enseñaron nuestros Sabios:
Cuando la persona se enfrenta con el tribunal Celestial, se le hacen varias preguntas. La primera pregunta es: “¿Has llevado a cabo tus negocios con fidelidad?”. La segunda pregunta es: “¿Has establecido tiempos para el estudio de la Torá?” (Shabat 31a).
Rashi explica que, debido a que la persona debe dedicarse a alguna clase de trabajo, debe establecer un tiempo para el estudio de la Torá; de otra manera, se verá arrastrada profundamente por su tarea.
Pero hay que notar que, importante como es el estudio de la Torá, la primera pregunta es “¿Has llevado a cabo tus negocios con fidelidad?”. ¿Es posible pensar en una situación más embarazosa que aquella en la cual uno no puede ni siquiera responder correctamente la primera pregunta?
La honestidad en los negocios se aplica igualmente al vendedor como al comprador y a toda clase de situaciones. Se aplica a cuando uno trata de obtener un descuento (¡algo que está permitido y a veces recomendado!), o a cuando uno encuentra un objeto en la bolsa del mercado que parece no estar en el ticket. Se aplica al hecho de no estar satisfecho con el producto o si uno se lo está devolviendo al vendedor por alguna falla en él o porque, en última instancia, no le gusta lo que ha comprado. Se aplica al hecho de retornar los objetos perdidos y a cuando se producen daños. La honestidad es el quid de la cuestión.
Todos estos ejemplos son bien obvios. Aun así, cuando somos conscientes del poder de la honestidad y de la integridad, las rectificaciones de nuestro trabajo son mucho más poderosas en la construcción de un santuario para Dios.
Una Aclaración
Hemos visto que el Rebe Najmán equipara a los negocios y al estudio simple de la Torá con el dormir. ¿Cómo es posible comparar los negocios con la Torá? El estudio de la Torá es una mitzvá positiva, mientras que los negocios o el trabajo son maneras opcionales de la vida. También, enseñan nuestros Sabios, “El estudio de la Torá es más valioso que todas las mitzvot” (Peá 1:1). El Rebe Najmán mismo afirma que, pese al gran valor del trabajo, que eleva las chispas de santidad, no hay cuestión de que las devociones del estudio de la Torá y de la plegaria tienen un valor mucho mayor (Likutey Moharán I, 54:2).
Pero tanto los negocios como el estudio simple de la Torá poseen las cualidades necesarias para rectificar y elevar las chispas de santidad. Anteriormente se ha explicado el modo en que lo hacen los negocios. El estudio de la Torá logra estas rectificaciones por medio del habla. Como dice el profeta, “Yo crearé nuevas expresiones para los labios; paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca” (Isaías 57:19), siendo la paz la representación de la unidad (i.e. unificando las chispas). Enseña el Rebe Najmán:
La Creación se produjo a través del habla, como está escrito, “Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos” (Salmos 33:6). Pero, como resultado de la Rotura de los Recipientes, las chispas cayeron en todas las cosas, en la comida, en la bebida, en las vestimentas y en todos los placeres mundanos. La satisfacción derivada del comer, del beber y demás proviene de las chispas que han caído allí.
Estas chispas también son letras. Todas las palabras que uno articula están conformadas por fragmentos -una letra aquí, una letra allá- que se unen en el habla. Cuando la persona dice palabras de santidad, esas palabras unen los fragmentos -las letras- y los elevan. Así es como el estudio de la Torá -el habla sagrada- rectifica las chispas (ver Likutey Moharán I, 75B-3, 4).
Así, el estudio de la Torá de acuerdo a su significado simple y las actividades comerciales logran lo mismo: ambos rectifican y elevan las chispas de santidad. Pero la Torá sigue siendo lo más elevado, como enseña el Rebe Najmán sobre el versículo “Regocíjate, Zebulún, en tus salidas; e Isajar, en tus tiendas” (Deuteronomio 33:18). “En tus salidas” hace referencia a las actividades comerciales, pero “en tus tiendas” expresa el estudio de la Torá, que es más intrínseco y más grande que la actividad comercial (Likutey Moharán I, 280:3).
Extraido de Ganarse la vida, ganar una Vida. Jaim Kramer . Breslov Research Institute
Jaim Kramer