La suspensión del orden natural
Extraído de Nosotros y el tiempo, del Rab Eliahu Kitov
Así, cuando el Santo, bendito sea, Se reveló en el Monte Sinaí, dijo: Yo soy el Señor, tu Di-s, que te saqué de la tierra de Egipto… (Exodo 20:2); y no dijo: «Que te creé y que te saqué…». Es como si Di-s hubiera mencionado el aspecto principal -la redención de Egipto- obviando el punto secundario.
Para vosotros – para vuestro bien. En el momento de la salida de Egipto, el Santo, bendito sea, alteró todas las reglas fijas de la naturaleza, demostrando así que El es el único Creador y que todo se rige de acuerdo a Su voluntad. Asimismo, esto sirvió como testimonio de que todo el universo fue creado en aras de Israel, y cuando Di-s decidió mostrar la fuerza de Su «brazo» y alterar la naturaleza, lo hizo sólo por el bien de Su pueblo.
Di-s bien podría haber redimido de Egipto a los judíos empleando medios convencionales; más aún, podría haberlos conducido desde un comienzo de una forma natural tal que no llegaran a ser esclavizados allí. Sin embargo, el propósito del exilio en Egipto fue esclarecer a Israel y al mundo entero que todo el orden del universo -con sus leyes y estructura, y todas las fuerzas existentes en él- está subordinado a la voluntad de Di-s y sólo existe en favor de Su pueblo elegido. Si es Su voluntad, El preserva las leyes naturales; y si es Su voluntad, las suspende o modifica en beneficio de Su pueblo. Así, el versículo expresa: Este mes será para vosotros…; es por vuestra causa [la de Israel] que se ha introducido este nuevo camino de milagros y maravillas, para elevaros y exaltaros, así como Mi Nombre es exaltado en el mundo.
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¿En qué se distingue Israel de las demás naciones, que por su bien el Santo, bendito sea, realizó cambios en Su mundo para redimirlos, y hasta les infundió la capacidad de trascender el orden natural para que utilizaran dicha facultad constantemente? ¿Acaso no dice el versículo: No hay nada nuevo bajo el sol (Eclesiastés 1:9)? Sin embargo, Di-s previó que los Hijos de Israel aceptarían la Torá y seguirían sus caminos, y por lo tanto les concedió esta fuerza y grandeza por cuyo intermedio se renuevan continuamente insignes milagros y maravillas; pues la Torá precedió a la creación del mundo y se encuentra por encima de todo lo que fue creado. Bajo el sol no hay nada nuevo, pero por encima del sol -en [aquellos que siguen los caminos de] la Torá- sí hay renovación y cambio.
Rab Eliahu Kitov