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Pesaj
Pesaj y su significado
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La salida de Egipto

(Selección extraída del libro «Autoestima» por Ezriel Tauber (C) Edit. Jerusalem de México)

En cada generación, uno está obligado a verse a sí mismo como si hubiese personalmente salido de Mitzraim (Egipto). (Pésajim 116b; Hagadá)

Este pasaje bien conocido no sólo nos ordena recordar yetziat Mitzraim, sino experimentarlo como si volviera a suceder nuevamente. Debemos alcanzar el conocimiento de la existencia absoluta de Hashem como si nosotros estuviéramos experimentando personalmente el éxodo aquí y ahora. ¿Cómo puede una persona que vive más de 3,300 años después de yetziat Mitzraim conocer con certeza absoluta que la mano milagrosa de Hashem existió en Mitzraim como si él lo estuviera presenciando?

La respuesta es, porque la experiencia es única en los anales de la historia y porque la práctica religiosa y el comportamiento de los judíos por miles de años demuestra claramente que el origen de la nación judía se expande de una experiencia común tan poderosa y sin paralelo, que no puede ser ficticia.

Considera lo siguiente:
La Torá nos insta a ‘recordar’ 50 veces; recordar yetziat Mitzraim, recordar las diez plagas, recordar kriat yam suf, recordar la entrega de la Torá, recordar los 40 años que estuviste en el desierto, recordar el man que comiste. La Torá se está dirigiendo a gente que vivió directamente la experiencia. No dice: ‘Recuerda lo que alguien te contó’, sino, ‘Tus ojos vieron’.41 La Torá fue dirigida a gente que experimentó todo lo que relata. Ningún otro documento se dirige personalmente a millones de personas que experimentaron verdaderamente en forma directa tales milagros abiertos.

Otro hecho relevante a considerar es que el pueblo judío, por naturaleza, desafía y discute todo. (La Torá misma llama a los judíos obstinados; y, como la gente dice en la actualidad: ‘dos judíos, tres opiniones’). Sin embargo, cuando Hashem le dijo a Moshé que registre los eventos de yetziat Mitzraim con todos sus detalles, nadie discutió. Ni uno solo. Nunca antes y nunca desde entonces los judíos han estado tan de acuerdo. La Torá relata: todos ustedes están de acuerdo, todos ustedes lo oyeron, todos ustedes lo vieron; el pueblo aceptó este libro. Este libro, y ningún otro.

Antes que el pergamino original de Moshé fuera puesto en el arca, cada tribu fue ordenada a duplicarlo. Si faltaba solamente una letra en cualquier pergamino, el rollo entero era descalificado para su uso. Además de diseminar copias de la Torá, todos estaban ordenados a estudiarla continuamente; padre a hijo, de generación en generación, una y otra vez. La obligación de repasar constantemente la Torá no debía ser hecha solamente en forma individual, sino también en forma comunitaria. Cada año, desde el tiempo de Moshé, la comunidad leía la Torá entera de principio a fin, antes de empezar otra vez. Y después, una vez cada siete años, todos los judíos tenían que reunirse en un lugar central (más tarde Jerusalem), para oír la lectura del Séfer Devarim.

Por supuesto, fuera de la obligación de repasar constantemente y releer la Torá, tenía que (y todavía en la actualidad) ser practicada. En la noche del Séder debes relatar la historia de la Hagadá una y otra vez, con todos sus detalles. Debes estimular a los niños a preguntar, no importando cuál es su disposición. Con el niño que no sabe cómo preguntar, el padre está obligado a empezar la conversación. Al hijo malvado, al hijo justo, al hijo simple, el padre debe responder de manera individual y apropiada. A todos les es dada la oportunidad de discutir sus dudas, de traer sus incertidumbres a la mesa. Todo esto se llama yediá, conocimiento.

El conocimiento de la autenticidad de la Torá está apoyado por un cúmulo de testimonios rituales. La Torá ordena a cada judío poner mezuzot en las jambas de las puertas de sus casas; cada varón judío está obligado a amarrarse Tefilim sobre su cabeza y su mano, en el cual están los pergaminos que relatan la mitzvá de yetziat Mitzraim; cada Shabat los judíos dicen en el kidush: ‘…como un recuerdo de yetziat Mitzraim‘. El mandamiento de recordar de primera mano la experiencia de yetziat Mitzraim es revivida por los judíos de muchas maneras, muchas veces al día, a la semana y al año; y ha sido así por más de 3,300 años en una cadena ininterrumpida. Piensa acerca de esto. La mera existencia de un proceso tal, habla volúmenes enteros acerca de la existencia de una experiencia extraordinaria, única e impactante cuando la práctica de la Torá fue observada nacionalmente por primera vez.

También piensa acerca de esto. El Séder de Pésaj es probablemente la mitzvá más ampliamente practicada. De una forma u otra, casi todos los judíos hacen un Séder. No obstante, las costumbres del Séder están más diversificadas que ninguna otra. La Hagadá misma, tiene más comentarios escritos acerca de ella que ningún otro libro. En Europa, antes de sentarse para el Séder, algunos grandes rabinos acostumbraban a deambular por el pueblo, para ver, unirse o escuchar la manera única en que cada familia conducía su Séder. Eran testigos de que los matices y detalles de las familias judías en la noche de Pésaj eran de una diversidad asombrosa. Y, no obstante, a pesar de la diversidad, todos comen la misma matzá shmurá, beben las mismas cuatro copas y comen el mismo maror. Y, sobre todo, la historia relatada esa noche, la esclavitud egipcia, el número de plagas, y sus detalles, kriat yam suf, etc., no variaba.

¿Es este fenómeno lógico? Los judíos son muy individualistas, generalmente en su propio detrimento. Y por 2,000 años han estado dispersos por todo el globo, y aun las comunidades judías más aisladas, como aquéllas del Yemen, relatan la misma historia de la Hagadá. Por miles de años nadie ha alegado una versión diferente de kriat yam suf o de las diez plagas o de la fecha de Pésaj. Además, estos judíos yemenitas tienen exactamente la misma Torá, tefilim, mezuzot y los rezos básicos, todos los cuales relatan yetziat Mitzraim. Y esto, a pesar del hecho de que una simple mezuzá requiere del cumplimiento de aproximadamente 5,000 leyes detalladas a fin de estar apta, mientras que el tefilim requiere del cumplimiento de 30,000 leyes y un rollo de Torá, ¡más de un millón!

Los artefactos judíos tradicionales, las enseñanzas y la historia no han cambiado durante miles de años. La razón dicta que una experiencia nunca jamás igualada tuvo lugar en la concepción de la nación judía.
Estos son algunos de los hechos por considerar. Podemos saber en la actualidad que Hashem nos sacó de Mitzraim no menos que como nuestros antecesores lo experimentaron. ¡No menos! Hasta el sofisticado judío moderno educado en un ambiente de duda y escepticismo, cuyo conocimiento de su herencia es en el mejor de los casos mínimo, tiene accesible para su análisis, presentaciones y seminarios conducidos por grupos judíos que demuestran a través de lógica, arqueología, códigos secretos y otros métodos, el conocimiento sobre el cual el verdadero judaísmo de la Torá se mantiene. Este conocimiento está accesible para todos. Es por ello que nadie en la actualidad tiene necesidad de ser víctima del Faraón.

Ezriel Tauber

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