HALEL
El camino del hombre
La Torá, un proyecto universal
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La recepción de la Torá y el amor al prójimo

Hasta que el pueblo de Israel no alcanzó el grado de «amarás al prójimo como a ti mismo» la Torá no les fue revelada. Cuando aceptaron esta responsabilidad mutua, cada individuo se vio liberado de sus necesidades personales. Ya no temió por su existencia, tuvo la seguridad de que cada integrante del pueblo de Israel estaba dispuesto a ayudarlo. En cambio, antes de que esto sucediera, cuando se encontraban dispersos entre los pueblos, como durante la esclavitud en Egipto, dependían de otros para sus necesidades.

Cuando el individuo está preocupado por sí mismo, se encuentra incapacitado para comenzar siquiera a pensar en la mitzvá de «Amarás al prójimo como a ti mismo»; por eso la revelación de la Torá aún no era posible.

Lo mismo se cumple en el presente, ya que la Torá nos habla de principios espirituales y por lo tanto siempre vigentes. El pueblo judío, al reunirse en la Tierra de Israel, tiene nuevamente la posibilidad de llevar a cabo la mitzvá de «Amarás al prójimo como a ti mismo», como en Har Sinái. Pero para que ello suceda todos debemos estar de acuerdo en la responsabilidad mutua como lo estuvimos en «ese momento».

He aquí un ejemplo tomado del Midrásh:

Dos personas van a bordo de un barco, una de ellas comienza a hacer un agujero debajo de su propio sitio, perforando el barco. Su compañero le pregunta por qué hace eso, y aquél responde: ¡Qué te importa, estoy perforando bajo mi asiento! El compañero responde: ¡Moriremos juntos si el barco se hunde!
Vayerá Rabá 1, cap. 4

Quien no practica la miztvá de amar al prójimo como a sí mismo, no sólo se daña él sino que daña a sus semejantes y les impide recibir la Torá; pues en esta miztvá se encuentra la energía que nos fusiona con la Fuente original de la vida.

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