La Misión del Hombre y la Providencia Individual 2
Extraído de El camino de D-os. Rab Jaim Luzzato. Ediciones Oblisco Alef
El sufrimiento puede llegarle a un individuo con el objeto de hacerle examinar sus acciones y motivarle al arrepentimiento. Esto es particularmente cierto en el caso de una persona justa que ha cometido pecados o en el caso de un individuo intermedio cuyos pecados se equilibran con sus buenas acciones.
Tal sufrimiento no es el mismo que ya mencionamos antes, el cual era un castigo por el pecado. A lo que nos referimos ahora es al sufrimiento que intenta motivar a una persona y despertar su corazón al arrepentimiento.
El castigo fue solamente creado para que existiera en la ausencia de arrepentimiento. Lo que Dios verdaderamente desea es que el hombre no peque en primer término y si él peca, que se arrepienta. Si uno no se arrepiente, sin embargo, puede aún ser purificado a través de estos castigos y entonces no será aniquilado completamente.
El sufrimiento, por lo tanto, llega inicialmente a un individuo para motivarlo al arrepentimiento. Si esto no se hace efectivo, entonces él debe sumergirse más aún en el sufrimiento para purificarse de sus pecados. En relación con esto, dijo Elihu (Job 36:10): «Dios abre sus oídos a la moral, y les pide que se arrepientan del pecado».
6) Es necesario saber que hay un límite en la cantidad de maldad que una persona puede hacer. Una vez que es alcanzado este límite, Dios no da al individuo más posibilidades y lo condena a desaparecer de la faz de la tierra. Esto es lo que nuestros Sabios querían decir con «la medida se ha colmado» (Talmud, Tratado de Sotá 9a) y se basa en el versículo donde dice: «Cuando la medida sea colmada, será afligido». (Job 20:22).
Por esta razón, es posible que el malvado deba tener éxito para que la puerta permanezca abierta para su destrucción. Al respecto dijeron nuestros Sabios: «El que (por sus propios medios) viene a impurificarse, se le ayuda» (Ioma 38).
Cuando este límite es alcanzado, la destrucción es inminente. El enojo de Dios se desata y una catástrofe llega, eliminando totalmente a ese individuo.
7) También es necesario saber que la Suprema Providencia toma en cuenta todo lo que se asocia con cada detalle, tanto si lo precede, como si viene tras él. Al tratar con cada elemento, se toma en cuenta hasta el último detalle, así como la manera en la cual cada elemento está intercomunicado con cada uno de los otros y la estructura general como un todo.
Cuando un individuo es juzgado, la Providencia considera su nivel y su estado en relación con todo lo que le precede, lo que le sigue y lo que está asociado a él. Cada hombre es juzgado según los antecesores que le precedieron, sus descendientes que lo seguirán y la gente de su generación, en su ciudad y comunidad, con los cuales está asociado. Después de que se considera todo esto, se le asigna un servicio particular y un reto, así como una responsabilidad específica en el servicio a Dios.
Es importante saber que esto es solamente verdad para el juicio de uno en este mundo. Por esta razón nosotros especificamos que lo decretado es el servicio que a él le fue asignado en este mundo. Su responsabilidad dependerá de esa situación. Sin embargo, en el Mundo Venidero, el estado en el cual se encuentre una persona depende completamente de sus propias acciones. Por eso dijo el profeta (Ezequiel 18:20): «El hijo no cargará con el pecado de su padre…».
Entonces, si es decretado que un individuo es merecedor de grandeza y riqueza, sus hijos también nacerán ricos y, a menos que su situación se modifique, ellos también tendrán riqueza y grandeza. Una riqueza como esa es resultado de su parentesco. Lo mismo puede también decirse de la pobreza.
Nuestros Sabios enseñan que los padres dan a sus hijos cinco cosas. Es posible que uno nazca bien por su vínculo de parentesco y es posible que más tarde obtenga el bien como resultado del mérito de sus padres.
Asimismo, es posible que uno logre la bondad a causa de sus hijos que le nacerán. Esto es posible porque el bien puede ser garantizado a un individuo para que sus hijos nazcan con estas ventajas.
De una forma similar es posible que el bien y el mal le ocurran a una persona por el lugar donde vive o a causa del grupo con el cual está vinculado.
8) Además de esto, hay otro concepto que fluye de ambos, del aspecto individual y general de la providencia, que ya fue mencionado.
Cuando la Suprema Sabiduría consideró todo lo necesario para rectificar el género humano y hacerlo entrar en la Comunidad Perfecta, como ya se comentó, se dijo que su meta podría ser adelantada si algunas personas beneficiaran a otras.
La regla de la Comunidad del Mundo Futuro no estará restringida sólo para aquellos que hayan obtenido perfección por propio derecho. Por eso fue también decretado que un individuo puede llegar al nivel donde comparta perfección y sea incluido en esta Comunidad como resultado de su asociación con un individuo más merecedor. La única diferencia es que él permanecerá en un nivel más bajo, ya que no está incluido en esta Comunidad por derecho propio, sino a través de su asociación con otro.
Los únicos que serán alejados totalmente de la perfección son aquellos que no la merecen definitivamente ni a través de sus propios méritos ni de su asociación con otros.
Por eso, el número de los que son salvados de la aniquilación y se les permite llegar al absoluto goce está maximizado. Aquellos que alcancen el goce y además ayuden a otros a alcanzarlo en el Mundo Venidero habrán de ser los sobresalientes en esta comunidad. Éstos serán los líderes, mientras que aquéllos que llegaron en virtud de su asociación, serán subyugados y dependientes de ellos.
Para que esta gran corrección sea posible, todos los hombres fueron originalmente vinculados unos con otros, tal como nos lo enseñan nuestros sabios: «Todo Israel es responsable uno por los otros» (Shavuot 39). Como resultado, cada individuo está ligado con otros y ningún hombre es contado individualmente. El atributo de bondad de Dios es más fuerte y si el delito de pe-cado es posible de ser compartido con otros, mucho más posible es llevarlo a compartir el mérito.
Como resultado de este principio, el sufrimiento y el dolor pueden ser impuestos a un justo como un castigo por la expiación de su generación. Este justo debe aceptar tal sufrimiento con amor en beneficio de su generación, de la misma forma que acepta el sufrimiento de amor impuesto a él por su propio bien. Al hacerlo, él beneficia a su propia generación, que es expiada, y al mismo tiempo es elevado a muy alto grado. Un justo como éste es incorporado a los líderes de la Comunidad del Mundo Futuro, como ya vimos anteriormente.
Todo esto involucra al justo que es castigado a causa de su generación que está por ser eliminada y podría ser destruida si no fuera por su sufrimiento.
Al ser castigado por ellos a través del sufrimiento, este justo los salva en este mundo y los beneficia en el Mundo Venidero.
Dentro de esta misma categoría hay una clase más alta. Se refiere al sufrimiento que le llega a un hombre piadoso, que es más grande y que está más altamente perfeccionado que los anteriores. Este sufrimiento viene a brindar la ayuda necesaria para beneficiar la cadena de acontecimientos que conducen a la Humanidad hacia la perfección absoluta.
De acuerdo con el plan original, la secuencia de eventos mundanos requería que el hombre se sometiera, por lo menos, a algún sufrimiento, para que él y el mundo pudieran obtener perfección. Esto era exigido por uno de los conceptos básicos para el hombre, en caso de que el Rostro divino estuviera oculto. Y más aún, se hace necesario como efecto de la corrupción y el daño causado por los muchos pecados del hombre, los cuales ocultan el bien y provocan que la presencia de Dios se oculte aún más. El mundo y todo lo que hay en él se encuentra en estado de maldad degradada y requiere que la sabiduría profunda traiga numerosas cadenas de eventos para alcanzar su ratificación.
Entre los elementos más importantes de esa secuencia está establecido que el hombre sea castigado por su maldad hasta que el atributo de justicia sea satisfecho. Dios arregló las cosas de tal manera que la selección de individuos perfectos pueda rectificar las cosas para otros, como ya fue visto.
El atributo de justicia los afectará a ellos en lugar de afectar al mundo en general.
Individuos como estos son perfectos y se hacen exclusivamente merecedores de bien. La única razón por la cual sufren es a causa de otros y el atributo de justicia debe estar satisfecho con una pequeña cantidad de sufrimiento de su parte, así como por una gran cantidad de sufrimiento de los que verdaderamente pecaron.
Mas allá de esto, el mérito y el poder de estos justos también se incrementa por tal sufrimiento y esto les otorga aún mayor capacidad para rectificar el daño de otros. Ellos pueden, por lo tanto, no sólo rectificar a su propia generación sino que también pueden corregir todo el daño espiritual hecho desde el principio del tiempo de los primeros pecadores.
Es obvio que individuos como éstos serán al final los líderes más sobresalientes en la Comunidad Perfecta y los — que estarán en la cercanía más completa a Dios.
9) Todo esto no es sólo el resultado de la justicia sino que también corresponde al actual orden de las cosas, como ya se vio. Como resultado de los pecados del hombre, la contaminación se ha incrementado y se ha incorporado tanto en el hombre como en el mundo. Esto, a su vez, causa que la luz de Dios se vea paulatinamente retraída y ocultada. Por el contrario, cuanto más se limpia esta contaminación, más gente se purifica con ella y la luz de Dios es revelada poco a poco.
El sufrimiento es lo que Dios ha creado para limpiar esta contaminación, tanto en lo general como en lo particular. Enton-ces, a través del sufrimiento de individuos seleccionados, la creación en general es purificada, y poco a poco el mundo es llevado cada vez más cerca de la perfección.
10) Hay otro principio importante con relación a la providencia de Dios. La Sabiduría Superior ordenó las cosas de tal modo que las posibilidades del hombre para llegar a su salvación final pudieran ser maximizadas como ya se expuso anteriormente.
Un alma sola puede ser reencarnada un número elevado de veces en diferentes cuerpos y de esta manera puede rectificar el daño hecho en encarnaciones previas. De modo similar puede también llegar a la perfección que no fue obtenida en encarnaciones anteriores.
No obstante, el alma es juzgada hasta el final de todas estas encarnaciones. Su juicio dependerá de todo lo que haya hecho en todas sus encarnaciones, del mismo modo que su nivel como individuo dependerá de todas ellas.
Cuando un individuo tiene un alma reencarnada puede que sea afectado de una forma particular como resultado de sus acciones en encarnaciones previas. La situación en la que el hombre es colocado puede ser consecuencia de la responsabilidad especial que se le haya encomendado, tomando en cuenta una vida anterior, como vimos antes.
El juicio de Dios sobre cada individuo es extremadamente exacto, dependiendo de todos los aspectos de su naturaleza e incluyendo cada detalle de su precisa situación. Pero en el Mundo Futuro, donde está el verdadero bien, a ningún individuo le serán exigidas obligaciones que no sean el resultado de sus propias acciones, sino el resultado de su misión y su responsabilidad en este mundo, tal como fue distribuido por la Suprema Sabiduría.
Hay muchos detalles en el concepto de reencarnación, incluyendo la manera en que un individuo es juzgado por su propia encarnación y cómo este juicio depende de encarnaciones previas. El punto crucial es el hecho que todo es verdaderamente justo y recto, como lo establece la Torá (Deuteronomio 32:4): «Perfecta es Su obra, pues todos Sus senderos son justicia».
Ninguna cosa creada puede comprender los pensamientos de Dios por la recóndita profundidad de Su plan. Nosotros sabemos que, como los demás conceptos de este tipo, el principio de reencarnación es una experiencia del hombre que también sigue la regla del Juicio justo, como fue decretado por Dios para perfeccionar a la Humanidad en general.
11) De este análisis se desprende que hay muchas razones diferentes y variadas para todo lo que le ocurre a un individuo en este mundo, ya sea bueno o malo. Es importante constatar que esto no significa que cada evento sea el resultado de todas esas causas. Son todas las posibles causas, pero las cosas pueden derivar de una causa o de otra.
La Suprema Sabiduría percibe y conoce lo mejor para rectificar toda la creación. En su diseño profundo lo analiza todo y dirige cada elemento individual de la creación de modo acorde.
Aunque la creación está preparada para seguir una relación de causa y efecto, no todas las causas han de tener necesariamente el mismo efecto; muchas veces una puede debilitar a la otra.
Así, el mérito de los padres de uno puede condicionar a un individuo hacia la riqueza y la prosperidad. Sus propios hechos pueden determinar que sea pobre. Su lugar en el esquema general puede, posteriormente, ejercer una influencia para determinar si le será concedido ser rico o pobre.
Lo mismo puede ser verdad con respecto a las propias acciones del individuo. Él puede haber hecho algo que le ayudara a obtener lo bueno. Pero al mismo tiempo puede haber realizado algo que le impidiera obtener ese bien.
A causa de diversos conflictos, la Suprema Sabiduría debe nivelar y decidir cada factor, creando situaciones que son producto de las causas combinadas de cada individuo. Cuanto suceda después puede ser el resultado de una u otra causa, pero, al final, se determinará por alguna de las causas del ya señalado conjunto.
Los detalles de este juicio van más allá del alcance del entendimiento humano. Pero conocer sus conceptos generales y sus categorías representa ya mucho conocimiento.
12) Se debe saber también que los acontecimientos que le pueden suceder a un individuo entran en una de estas dos categorías: como un fin en sí mismo o como un medio para lograr un objetivo.
Cuando se decreta algo a un individuo como resultado de alguna de las causas mencionadas, se dice que lo que le sucede es un fin en sí mismo. Otras cosas pueden ocurrir a un individuo que se consideran como medio para lograr algún otro fin que le corresponde.
Se dijo (Isaías 12:1): «Yo te agradeceré a ti, El Eterno, aunque me muestres enojo». Nuestros sabios explicaron que esto se refiere a una situación en la que una vaca se rompe la pata y cae, revelándole así a su dueño un tesoro enterrado (Nidá 31), o el caso de una persona que iba a embarcarse en un viaje por el océano, pero lo detienen y pierde el barco, el barco se hunde y, como resultado de la inconveniencia, salva su vida.
Medios como éstos son destinados a afectar al individuo mismo o a influir a otros. Pueden ocurrir cosas a una persona para causar el bien o el mal a esa persona o a alguien más.
La Suprema Sabiduría determina lo que le ocurrirá a cada hombre, y de la misma manera facilita los medios a través de los cuales esto habrá de ocurrir. Todo es decretado finalmente con la máxima precisión, de acuerdo con lo que sea verdaderamente mejor.