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2. Pureza familiar y Natalidad
El Amor, La Mujer Judía y El Matrimonio
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La Mikve esencial

(Selección extraída del libro «Aguas del Eden», por Aryeh Kaplan, (c) Editorial Perspectivas)

Rabbí Akiba dijo: Tú, sí eres feliz, Israel ¿Ante quién te purificas? ¿Quién te purifica? ¡Tu Padre que está en el cielo! Así como está escrito (Ezequiel 36:25): «Y rociaré agua pura sobre vosotros y seréis puros… » Y está escrito (Jeremías 14:8): «Di-s (HaShem) es la Mikveh de Israel. Al igual que la Mikveh purifica al impuro, del mismo modo Di-s purifica a Israel».
Mishná Yoma 8:9 (85b)

Aun cuando hemos investigado bastante profundamente el concepto de la Mikveh, la exposición del Rabbí Akiba parece todavía muy enigmática. ¿De qué manera debemos entender su manifestación en cuanto a que «Di-s es la Mikveh de Israel? Además la palabra Mikveh, en este versículo, significa «esperanza», y no una Mikveh llena de agua. Por lo tanto, la verdadera traducción del pasaje citado es: «Di-s es la esperanza de Israel». ¿Qué es lo que en realidad nos está transmitiendo Rabbí Akiba?

Para encontrar la respuesta a este interrogante, primero debemos comprender la importancia del nombre Di-s. Observamos que en la Torá, Di-s se lo invoca más habitualmente a través de dos nombres. El primero es «Elokim» generalmente traducido como «Di-s». El segundo es el tetragráma que se lee «Ad-nay o HaShem», y que a menudo se traduce como «El Señor» o «El Eterno». Cada uno de estos nombres posee una especial significación.
El Nombre «Elokim» lo representa a Di-s como el soberano del Universo. El mismo término –Elokim– se emplea, asimismo, para calificar a los jueces y a los ángeles. El significado de «Elokim» se interpreta como llamo de todo poder», indicando que la relación que existe entre Di-s y el universo es una constante interacción, brindándole al mismo tiempo la posibilidad de su existencia. Cuando el Nombre «Elokim» se emplea para expresar la relación de Di-s con el hombre indica que El está actuando con estricta justicia.
Por otra parte, el Nombre de «Hashem» lo representa a Di-s como la fuente primordial de toda la existencia, muy por encima del universo y de sus leyes. Interpretamos este Nombre como si Di-s «fue, es y será». El Nombre lo representa a El como que existe completamente más allá del espacio y el tiempo. Para Di-s, «El pasado y el futuro son exactamente iguales que el presente y, por cierto, El observa de un solo «vistazo», la extensión total del tiempo». Por ello, cuando invocamos el Nombre de «HaShem», estamos diciendo realmente que Di-s. «fue, es y será todo a la vez». El pasado y el futuro son para El, exactamente lo mismo que el presente.
El Nombre de HaShem está también asociado con el atributo de misericordia de Di-s. Esto está relacionado con el concepto de su existencia fuera de la dimensión del tiempo.

Una de las más importantes enseñanzas del Judaísmo es la relativa al arrepentimiento. No interesa cuán censurable pudo haber sido la transgresión cometida por una persona. Si su arrepentimiento ante Di-s es sincero, podrá borrarse el pecado para comenzar nuevamente. Esto es, en esencia, el concepto de Misericordia Divina. Sin embargo se plantea un difícil interrogante respecto a esta idea del arrepentimiento. Tomemos el ejemplo de una persona que cometió un asesinato o bien un daño irreparable. ¿Cómo puede su arrepentimiento reparar el daño que ya ha sido hecho? Podemos , quizás ver, de qué modo se puede perdonar el pecado, pero ¿cómo se puede borrar todo lo cometido, para comenzar de nuevo desde cero?

El autor de «Sefer Haikkarim»(R. losef Albo s. XV) nos brinda una respuesta muy profunda a este problema. La culpabilidad de todo acto delictivo depende en sumo grado de la motivación que lo acompaña. Por ejemplo, hay una gran diferencia entre el individuo que mata por odio y el que lo hace accidentalmente. Por cierto que hay ocasiones en que se puede justificar un homicidio, y hasta puede considerarse virtuoso, tal como sucede cuando es necesario detener a un asesino que está por cometer el hecho. Existen motivaciones concebibles que podrían mitigar actos que de otra manera serían considerados pecaminosos. En consecuencia, si bien no se puede reparar el daño en sí mismo, se podría reconsiderar la motivación. Cuando una persona se arrepiente, lamenta el perjuicio cometido. Se considera en este caso, al arrepentido como la motivación que lo llevó a cometer el hecho delictivo. El Talmud nos enseña que «el arrepentimiento es grandioso, puesto que puede hacer que se consideren como accidentales, las transgresiones realizadas con premeditación».

Esta respuesta no nos aclara aún completamente el interrogante. ¿De qué modo se puede transferir el arrepentimiento que siento en este momento, al delito que cometí hace mucho tiempo? ¿Cómo podemos liberamos de la barrera del tiempo que separa el arrepentimiento del hecho cometido?
Por supuesto, no podemos llevarlo a cabo dado que estamos limitados por el tiempo. Pero Di-s puede. Di-s está completamente al margen del tiempo, y puede simplemente superar al margen del tiempo, y puede simplemente superar el obstáculo del tiempo que existe entre el hecho cometido y el arrepentimiento para considerarlos a ambos conjuntamente.
Este es el concepto de misericordia Divina. Al borrar un pecado se considera que Di-s se encuentra por encima del tiempo, reuniendo de este modo el pasado y el presente. Ambos conceptos – la misericordia de Di-s y Su existencia por encima del tiempo – están contenidos en Su Nombre «HaShem».

En una consideración más profunda el Nombre HaShem evidencia que Di-s observa al hombre desde una perspectiva al margen del tiempo. Di-s juzga al individuo tanto con respecto a su futuro como a su pasado, así como también en el contexto de todo el pasado y el futuro de toda la creación.
Vemos, por lo tanto, que cuando empleamos el Nombre de HaShem, indicamos que Di-s es el Presente absoluto. a través de Su nombre que indica «fue, es y será» -al mismo tiempo-, tanto el pasado como el futuro están incluidos en el presente.
En este contexto, no hay diferencia entre el pasado, el futuro y el presente. Del mismo modo que el presente se puede alterar y rectificar puede suceder con el pasado – e incluso con el futuro -. Esto representa Su poder de ejercitar la libertad absoluta. En tanto que una persona esté vinculada al concepto de HaShem, es libre tanto del pasado como del futuro.
Tal como se mencionó anteriormente, la Mikveh está conectada a la letra «Mem» que representa el presente. El Nombre de HaShem, no obstante, trae consigo todo hacia el presente, inclusive el pasado y el futuro. Se constituye en un nivel espiritual en el cual el pasado, el presente y el futuro son una unidad, y en donde el mal del pasado se puede expiar en el presente mediante el arrepentimiento.

Este es el significado de la aseveración de Rabbí Akiba en cuanto a que HaShem es la Mikveh de Israel. Del mismo modo que la Mikveh representa el presente, el Nombre HaShem representa un concepto en el cual el «presente» incluye el pasado y el futuro. En consecuencia, HaShem es la Mikveh esencial, absoluta. Sin embargo, tal como ya lo hemos señalado, la palabra «Mikveh» se traduce, en este contexto, más exactamente como «esperanza». ¿Cómo se relaciona esto con la Mikveh de agua? El versículo en sí mismo indica esta relación, puesto que dice (Jeremías 17:13): «Di-s (HaShem) es la esperanza de Israel (Mikveh). Todo el que Te abandona se avergonzará (se desecará)… porque ellos han abandonado a Di-s, la Fuente de las aguas vivientes».
¿Por qué la lengua hebrea emplea la misma palabra para definir la esperanza y la Mikveh? Pero ¿qué es la esperanza? Representa de hecho nuestros sentimientos acerca de un acontecimiento que ocurrirá en el futuro. Cuando esperamos que ocurra algún hecho futuro, estamos relacionándonos con algo que está más allá del tiempo. Decimos, por lo tanto, que nuestra esperanza es HaShem -el Nombre que empleamos cuando hablamos de Di-s existente al margen del tiempo. Para HaShem no existe una barrera entre el presente y el futuro. Por consiguiente, cuando nos relacionamos con El, nuestra esperanza puede del mismo modo penetrar las barreras del tiempo. Por ello, la esperanza, al igual que el concepto de Mikveh, es lo que nos ubica al margen de las limitaciones del tiempo. En ambos casos, esto nos sucede a través del poder de HaShem.

Tal como ya lo expresamos, la palabra Mikveh significa en realidad «acumulación». Tomado en este contexto, significa también una acumulación de tiempo – una reunión del pasado y del futuro dentro del presente, haciéndolos a ambos accesibles para nosotros. El concepto de Mikveh está, en un nivel más simple y tal como ya se explicó anteriormente, relacionado con lo que representa la autonegación. Con todo, cuando una persona pone toda su esperanza en Di-s, esto en sí mismo representa una profunda negación del ego.
El Rabbí Samson Rafael Hirsh nos informa que la palabra hebrea Tumah, que habitualmente se traduce como «impuro» pertenece a una familia fonética que se relaciona con la falta de libertad e independencia. De este modo, todo lo que está asociado a la impureza ritual, evidencia la falta de libertad en el hombre. De todas estas carencias, la muerte constituye la más fundamental, dado que representa el sometimiento más definitivo del hombre respecto a las leyes de la naturaleza.
La habilidad para trascender los límites del tiempo, representa, por otra parte, la máxima libertad del hombre. Por lo tanto, cuando una persona se sumerge en la Mikveh, se sumerge en un estado en donde el pasado, el presente y el futuro «se reúnen», constituyendo esto, en consecuencia, su máxima libertad. Uno no está ya limitado ni por el pasado ni por el futuro, sino que sólo existe un presente absoluto, que es el único instante del tiempo sobre el cual el hombre posee control. Por lo tanto, la libertad que nos brinda la Mikveh supera la falta de libertad que está asociada con la Tumah.

Finalmente, toda purificación proviene de la unidad Divina, la cual abarca tanto el concepto de tiempo como todo otro aspecto de la existencia. La unidad Divina relativa al concepto de tiempo es precisamente lo que hemos estado tratado. Hemos expresado que El es uno y el mismo en el pasado, en el presente y en el futuro. Por lo tanto, y dicho a la inversa, el pasado, el presente y el futuro constituyen todo lo mismo para El.
Este es el concepto esencial acerca de la purificación de la Mikveh. La sagrada escritura se refiere a esto cuando dice (Job 14:4): «¿Quién puede obtener la pureza de lo impuro, sino El Unico?».

Aryeh Kaplan

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