HALEL
La Armonia Universal
La armonía universal
+100%-

La ley de desarrollo de la humanidad

« El hombre a través de sus excesos egoístas es quien rompe la ecología espiritual de la Creación »

 

De acuerdo a la Sabiduría de la Kabalá toda situación que acerca a la humanidad a su objetivo, al altruismo, es buena, y mala la que la aleja. En este principio se basa la ley de desarrollo de la humanidad. Por ello muchas veces lo que parece malo momentáneamente puede resultar bueno, puesto que lleva al hombre a transformarse y a buscar «nuevos horizontes». En cambio, lo que en determinadas oportunidades parece bueno y cómodo en el presente, puede crearnos una percepción distorsionada de la realidad, que finalmente termina por diluir la voluntad sumiendo al hombre en estados depresivos y corrompiendo a la sociedad, como el ejemplo, y la posterior explicación de la relación entre padres e hijos.

Sin elección no hay desarrollo. La «tensión» generada por el propio esfuerzo en pos de la superación crea el «espacio» que posibilita el discernimiento, expandiendo así la conciencia humana.
Lo anterior se asemeja a un rey que quiere darle el reino a su hijo, el príncipe. Sin la preparación adecuada el príncipe no sabrá elegir sus ministros y juzgar correctamente cada situación. En cambio, a través del aprendizaje y el esfuerzo en conocer todas las dificultades que su padre el rey enfrenta para gobernar y ser justo con todos los integrantes de su reino, adquirirá la experiencia que lo haga apto para un día ser rey.

La ley de desarrollo de la humanidad actúa permanentemente activando los mecanismos necesarios para que surja la armonía. Es el hombre a través de sus excesos egoístas quien rompe la ecología espiritual de la Creación, provocando así que rigurosamente la justicia universal devuelva el equilibrio que le permite al mundo subsistir.

Pero sucede que al mismo tiempo en que la Creación está recuperando su armonía, el hombre provoca nuevos conflictos. Esto ocasiona a través del tiempo una progresión de tensiones no resueltas, cada vez más intensas, sin permitirle al mundo restablecerse.

Pero como ya se ha dicho, sin elección no hay desarrollo. El esfuerzo en pos de la superación es lo que crea el «espacio» para que surja el discernimiento que expanda la conciencia humana hacia el bien universal, el altruismo que nos unifica con el Uno sin segundo: el Kadósh Barúj Hú.

 

Deje su comentario

Su email no se publica. Campos requeridos *

Top