La Irrebatible Evidencia de un Creador
Extraido de Más allá de toda duda. Rab Shmuel Waldman
CUANDO UNO CONTEMPLA LA ASOMBROSA profundidad del diseño en el mundo natural, desde las moléculas hasta las plantas, los animales y los humanos, el mundo parece gritar: “¡Alguien Inteligente me ha creado! ¡No nací meramente a la existencia por azar!”.
En este capítulo mostraremos cómo la ciencia puede representar un magnífico lente para ver la sabiduría y arquitectura Divinas presentes en la naturaleza. La ciencia, cuando es utilizada correctamente, nos ayuda a enfocarnos en el hecho de que este mundo no pudo, de forma posible, haber surgido a través de factores meramente casuales. El universo demuestra un complejo diseño –y donde hay un complejo diseño, existe un Diseñador. Examinar la naturaleza con todas sus maravillas es considerado por muchos como el modo más rápido, más fácil y mejor para reconocer a D´s. Estudiar la naturaleza utilizando algunos de los textos científicos básicos, nos aportará suficiente evidencia de que este mundo debe tener un Creador. Y créase o no ¡muchos científicos llegaron a esta conclusión también!
Comencemos con algo tan complejo y aun tan, tan simple, que todos tendemos a pasar por alto su gran mensaje.
Comencemos estudiando una simple naranja.
La Naranja
La simple naranja prueba, más allá de toda duda, que D´s existe. Para cuando terminemos de analizar el árbol del naranjo, estará usted tan convencido de la existencia de D´s, que comenzará a buscarlo alrededor para saludarlo.
Empecemos por considerar el tronco y las ramas del árbol del naranjo (por supuesto, lo siguiente no sólo se aplica al naranjo sino a otros árboles también). Son de madera, pero ¿de dónde provino esa madera? ¿Del agua? Obviamente no. La madera y el agua son dos sustancias totalmente diferentes. ¿Provino entonces esa madera de la luz solar? Por supuesto que no. ¿De la semilla de la naranja? Eso no puede ser tampoco, puesto que el carozo no está hecho de madera. Entonces tiene que venir de la tierra, ¿verdad? Pues bien, aparte de que la madera no es del mismo material que la tierra, hay otro problema con esta hipótesis. Hagamos un pequeño experimento. Digamos que usted coloca un carozo de naranja en 200 Kg. de tierra y espera quince años, o algo así, para que crezca un árbol de naranjo bien desarrollado. Si usted pesara la tierra alrededor del árbol de naranjo quince años después, adivine cuántos kilogramos habría. ¡Exacto! Aproximadamente 200 Kg.
¿De dónde provino entonces esta tonelada o algo así, de madera? ¿Cómo surgió esta compleja combinación? ¿Cómo supieron los microorganismos que viven en la tierra, combinar materiales totalmente no relacionados, para formar un árbol viviente? El equivalente humano sería una fábrica increíblemente grande con docenas de técnicos altamente entrenados y capacitados (los microorganismos), trabajando para crear un automóvil, usando sólo algo de papel, bandas elásticas y broches de papel (el agua, la luz solar y el carozo). Es algo sumamente improbable que tengan éxito, independientemente de qué maquinaria o químicos utilicen. Sin embargo, sin ninguna herramienta ni maquinaria, el pequeño carozo de naranja produce un gran árbol con cientos de frutos en él. ¡Frutos que tienen incluso la capacidad de reproducirse a sí mismos! De alguna forma, una semilla se transforma en millares. Es verdaderamente asombroso. Es una fábrica en miniatura y, sin embargo, no tiene ningún capataz, ni planos, ni electricidad ¡y aun así funciona!
Examinemos este “accidente” un poco más.
Imaginemos que un amigable extraterrestre aterriza en la tierra y que usted ha sido elegido para mostrarle nuestro planeta. Usted asume que él no sabe mucho acerca de este planeta porque nuestro mundo es completamente diferente del suyo. La primera cosa que decide mostrarle es nuestro árbol de naranjo.
Comienza por informar al extraterrestre que el árbol se desarrolló solamente a partir de agua, tierra, un carozo, luz solar y tiempo; y le muestra un ejemplo de agua, un carozo y tierra.
– No espera que le crea -dirá él-, que este gran árbol que está aquí, provino de esas cosas.
– ¿Qué es lo difícil para creer? -pregunta usted.
– Para empezar, ¿de dónde vino toda la madera?
– De todos los elementos existentes en el suelo, en combinación con la luz solar y agua que cayó del cielo; esa agua que nosotros, los terrícolas, llamamos lluvia.
– Pero ¿cómo puede eso suceder si están hechos de elementos tan completamente diferentes?
– Se llama naturaleza.
– ¿Naturaleza? -pregunta el extraño-. ¿Es esa toda la explicación?
Como toda persona promedio, con alrededor de quince años de escolaridad por detrás, usted confiadamente inclina su cabeza en señal de afirmación.
El visitante continúa:
– ¿Y esas cosas verdes (las hojas)? ¿De dónde vinieron? ¿Quién las sujetó al árbol?
– Nadie las colocó. Crecieron de las ramas.
-Eso es increíble. ¿Cómo puede una cosa surgir de algo tan sólido?
– No es tan increíble.
– ¿Qué quiere usted decir? ¡Seguro que es increíble!
– No, no lo es.
– ¿Por qué no?
– Porque simplemente no lo es, eso es todo. De cualquier modo, si usted piensa que esto es asombroso, déjeme contarle algo realmente alucinante. Todos los seres humanos en este planeta están vivos gracias a esas hojas.
– ¿Habla usted en serio?
– Sí, vea. Hay un proceso llamado fotosíntesis. Funciona así: el agua es absorbida por las raíces del árbol y es enviada hasta las ramas más altas.
– ¿Cómo puede el agua ascender todo ese trayecto hasta arriba? Pensé que este planeta poseía gravedad, que empuja todo hacia abajo.
– ¿Qué quiere usted decir?
– Quiero decir que las cosas no flotan solas así porque sí. Que esa agua alcance las hojas superiores desafía la gravedad, de modo que ¿cómo llega allí?
– No haga preguntas tan ridículas. Sólo hará más confuso el tema. De alguna forma el agua llega a la parte superior. Eso es todo. De cualquier modo, volviendo a la fotosíntesis, vea usted, hay un pigmento verde en las hojas llamado clorofila.
– ¿Clorofila?
– Sí, y funciona así: cuando la luz del sol ilumina la hoja, una parte de la energía solar es absorbida por la clorofila. La clorofila entonces, “de alguna forma”, provoca que ocurra una reacción química que divide el agua que se encuentra en la hoja (usted sabe, el agua que de algún modo se elevó desde las raíces del árbol hasta las hojas más altas) en hidrógeno y oxígeno. (Una molécula de agua tiene dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno). El oxígeno es despedido de la hoja a través de poros, agujeros especiales, en la base de la hoja. ¿Y adivine quienes justamente necesitan de este oxígeno? Los seres humanos y los animales. ¿Afortunados, verdad? Sin oxígeno no podríamos respirar. Así que, como puede ver, las hojas no son tan simples. Ellas producen justamente el gas que sostiene toda la vida humana y animal.
– ¿Quién diseñó tan maravilloso sistema? -pregunta el extraterrestre.
– ¿Diseñar? Fue un accidente con suerte. Eso es lo que la ciencia nos enseña.
– ¿Un accidente? Imposible de creer.
– ¿Imposible? ¿Qué es lo que es tan imposible de creer?
– ¿No está usted impresionado por todo el proceso?
– ¡Nah!
– ¿Qué pasa con las otras moléculas? -pregunta luego el extraterrestre.
– ¿El hidrógeno?
– ¡Sí!
– Bien, el hidrógeno es combinado químicamente con dióxido de carbono.
– ¿Qué es dióxido de carbono?
– Es también un gas.
– ¿Y de donde proviene?
– Básicamente de los humanos y de los animales. Verá; después de que nosotros inhalamos el oxígeno, éste es procesado por el cuerpo y posteriormente exhalado como un producto de desecho en forma de dióxido de carbono. Por otra parte, sucede que los árboles, “casualmente”, necesitan dióxido de carbono. Éste es absorbido por los poros de las hojas. Por supuesto, el dióxido de carbono, por sí mismo, es inútil, pero cuando la clorofila estimula al dióxido de carbono a combinarse con el hidrógeno, se produce un azúcar simple. No me pregunte cómo sucede esto, pero de alguna forma el dióxido de carbono y el hidrógeno se transforman en un azúcar que se disuelve en agua y luego es transportada a través del árbol —y eso es lo que le da al árbol la energía que necesita para crecer. Posteriormente la planta toma este azúcar simple y lo convierte en azúcares y almidones más complejos, los cuales, al ser ingeridos, representan una importante parte de la dieta humana.
– ¿Quiere decir usted que este gas, que es un producto del desecho de animales y humanos, es vitalmente importante para ayudar a los árboles a crecer?
– Sí.
– ¿Y a su vez, el árbol es vitalmente importante para los humanos y para los animales a fin de posibilitarles respirar y proveerlos de alimento?
– Sí.
– ¿Y dice usted que este impresionante ciclo sucede por accidente?
– Sí. ¿Por qué parece usted tan asombrado?
– ¿Por qué? Porque de acuerdo a lo que acaba de decir, resulta lo siguiente: si no tuviera usted el sol, la fotosíntesis nunca podría funcionar. Y si no hubiera fotosíntesis, la vida animal no podría existir. Pues sucede que todos estos eventos afortunados y no relacionados que funcionan juntos con tal armonía y posibilitan que haya vida en este planeta — ¡no son más que un accidente!
– Sí, creo que está en lo cierto. Y gracias a D´s por esto.
El extraterrestre lo mira de una forma graciosa, entonces usted dice:
– Quizá la fotosíntesis no fue lo más correcto para comenzar. ¿Por qué no me pregunta algo diferente?
– De acuerdo – dice el extraterrestre-, ¿qué son esas cosas verdes redondas colgando allá?
– Se llaman naranjas. Son un ejemplo del alimento que nosotros, los humanos, comemos.
– Si se llaman “naranjas”, ¿por qué son verdes?
– Todas las frutas y los vegetales del planeta entero comienzan siendo verdes.
– ¿Quiere usted decir que no permanecen verdes? ¿Cambian el color?
– Sí ¿qué es tan increíble?
– Bien, yo no sé cómo son las cosas aquí, pero allí de donde yo vengo, supongamos que tenemos una habitación que es verde. A menos que alguien decida pintarla, va a permanecer verde. Y sin embargo usted tiene este fruto verde y, sin que nadie lo pinte, ¿me está diciendo que se va a tornar naranja?
Excelente articulo