La Irrebatible Evidencia de un Creador, 2a parte
Extraido de Más allá de toda duda. Rab Shmuel Waldman
La Banana
– Bien, dicho así suena como algo milagroso. Pero eso es porque usted es ingenuo. Déjeme educarlo un poco y aprenderá a darlo por sentado, tal como yo. Vea, todos los frutos inmaduros son verdes. He aquí una banana, por ejemplo.
Usted le da al extraño un racimo verde oscuro de bananas.
– Trate de sacar una banana del grupo.
– Hmm. Es algo difícil.
– De acuerdo. Permítame ayudarlo.
Ambos forcejean juntos por un rato y consiguen arrancar una.
– Ahora – dice usted-, trate de pelarla.
– No hay caso – dice él.
– Espere. Tome este cuchillo afilado – le dice usted-, corte la parte superior y luego intente pelar la cáscara.
Él lo intenta.
– No funciona, – dice finalmente-, la piel está casi como pegada a la banana… Oh espere, creo que lo logro ahora.
Finalmente, saca la cáscara.
– ¿Es esta parte de adentro la sustancia que ustedes comen?
– Sí, – responde usted. El extraterrestre comienza a introducirla en su boca, pero antes de hacerlo, usted se la quita. – ¡No haga eso! ¡La banana está aún muy dura y no tiene buen sabor!
– No me preocupa. Sólo quiero conocer el sabor que tiene.
– No, usted no comprende. Si su sistema digestivo es algo así como el nuestro, entonces tendrá dolor de estómago si la come.
– ¿Dolor de estómago? Gracias por decirme. Pero respóndame a esto: ¿Por qué los humanos tendrían algo así en su casa si no la pueden comer?
– Eso es lo que estuve tratando de decirle. Estas bananas están en una etapa llamada de “inmadurez”. Mucha gente las compra cuando están en esta etapa y las guarda en su casa unos pocos días o más.
– ¿Qué sucede después? –pregunta el visitante
– Se vuelven amarillas.
– ¿Amarillas? ¿Cómo se vuelven amarillas?
– Simplemente cambian de color, así como la naranja cambia de color. Eso es lo que ocurre. De todos modos, veo que está ansioso de probar una. He aquí todo un grupo maduro, de modo que son comestibles.
El visitante mira el conjunto y cautelosamente arranca una banana.
– ¡Epa, qué fácil! – dice.
– Sí, eso es lo que pasa cuando la banana cambia de verde a amarilla.
– ¿Quiere decir que no sólo cambia de color sino de calidad también? Cuando no está madura es casi imposible de pelar, pero cuando madura, eso se vuelve sencillo.
– Sí, y trate de probarla ahora.
– No deseo un dolor de estómago – dice.
– Está madura ahora, no arruinará su estómago. Adelante, pruébela.
El visitante extraterrestre da una cautelosa mordida. – ¡Ah, qué sabor tan dulce, suave y delicioso!
– Y no olvide que es nutritiva.
– ¡Increíble, milagroso!
– Es increíble y milagroso sólo la primera vez que la ve. Cuando la tiene todo el tiempo, ya no es tan increíble.
– No importa cuántas veces la ha visto. ¿Cómo puede decir que no es increíble? Es obvio que esta banana –esta planta viviente que no tiene cerebro- de “alguna forma” sabe que ustedes, los humanos, existen y conoce cómo ustedes, los humanos, funcionan.
– ¿Qué quiere usted decir?
– La banana cambió de color cuando maduró. Debe de haber sabido que ustedes los humanos poseen ojos que son capaces de detectar el cambio de colores Además, se volvió más sencillo separarla del montón y pelarla, de modo que debe de haber sabido que ustedes tienen manos.
– Asimismo, sabe que poseen lengua y que les gustan las cosas dulces, porque de alguna forma cambió para adecuarse a sus papilas gustativas. Y aún más allá de esto, la banana debe de haber sabido que ustedes tienen un estómago, y qué es lo que indigesta vuestro estómago pues, cuando no estaba madura, se volvió difícil y nada sabrosa para comer. ¡Es simplemente increíble!
– Creo que está yendo un poco muy lejos.
– No, para nada. Piense acerca de esto. Me dijo usted que el verde es el símbolo universal de lo inmaduro. De modo que antes que nada, el color verde ayuda a camuflarse permitiendo que el fruto inmaduro se entremezcle con las verdes hojas a fin de que ustedes no se interesen en tomarlo aún. Después de todo, aún no está maduro. Pero tan pronto como comienza a madurar, su color cambia para ayudarlo a usted a percibirlo mejor, y su textura, su gusto y su valor nutricional también variaron, y he aquí que ahora es perfectamente apto para el consumo humano. Quien fuera que haya creado la banana, obviamente tuvo en mente que los humanos la comerían.
– Está equivocado, mi amigo. Sólo parece que alguien la creó, pero le aseguro que todo fue un afortunado accidente. De cualquier forma, veo que usted está teniendo problemas con la banana, así que volvamos a la naranja. Tomemos una madura del árbol y abrámosla.
– De acuerdo.
Usted abre la naranja.
– ¡Eh! ¿Qué es toda esa agua de naranja que se desparrama?
– Se llama jugo de naranja.
Observa más de cerca.
– Fascinante.
– ¿Qué es tan fascinante?
– Primero que todo, ¿cómo es que el agua de lluvia se transformó en esta bebida colorida, dulce, sabrosa y nutritiva? En segundo lugar: ¿quién se sentó a envolver individualmente cada minúscula gota de jugo de naranja?
– ¿De qué está hablando? – pregunta usted.
– ¡Ah! usted ha estado comiendo naranjas desde que era un niño pequeño, de modo que está demasiado familiarizado con ellas como para darse cuenta de cuán asombrosas son. ¿Por qué no mira un poco más de cerca? Vea cómo cada gajo de esta naranja tiene centenares de gotas de jugo de naranja, y cada gota, por separado, está prodigiosamente contenida en su propia envoltura especial. Debe de tomar siglos hacer sólo una naranja, y mire qué prolijamente están todas estas gotitas envueltas. ¿Quién invirtió tiempo para envasarlas tan cuidadosamente? Debe de costar una fortuna producir una sola naranja.
– Yo no sé de qué está hablando. No cuesta una fortuna. Nadie envolvió las gotas. Se envuelven solas, torpe. Ya se lo dije: es todo un accidente. Un árbol de naranjo, con sus naranjas y sus hojas, todo surge solo. Le puede preguntar a cualquier científico o profesor si no me cree.
– Vea, yo no sé quiénes son esos científicos o profesores, pero si usted dice que un árbol de naranjo es el resultado de un accidente, realmente no puedo decir que concuerdo con usted. Me pregunto si alguno de ellos podría tener otros motivos ocultos que los llevan a hacer semejantes declaraciones2.
En esta etapa, debemos puntualizar que cualquier comentario sarcástico que podamos hacer acerca de la teoría de la evolución, no es, de ningún modo ni forma, concebido para minimizar la importancia de la ciencia y todo lo que los científicos han hecho por el perfeccionamiento de la humanidad. Tampoco deseamos sembrar dudas respecto a la honestidad de la mayoría de los científicos. Sin embargo, demostraremos con las mismas palabras de los evolucionistas, que ellos mismos tienen serias dudas de que nuestro mundo haya surgido por accidentes provocados por procesos macroevolucionarios. Una significativa minoría de biólogos de primera línea, no ha podido jamás aceptar la validez de los reclamos darwinianos debido a la gran complejidad e inventiva que han encontrado en la naturaleza1.
Éste es un hecho que muchos graduados universitarios, altamente ilustrados en otros sentidos, no conocen. [Ver el capítulo 8 de este libro, donde escribimos ampliamente acerca de los problemas de la teoría de la evolución y explicamos extensamente sobre la diferencia entre microevolución y macroevolución. En pocas palabras, la diferencia es la siguiente: microevolución es el proceso de cada pequeño cambio mutacional evolutivo que tiene lugar dentro de cada especie individual. La microevolución es un hecho reconocido que nadie puede negar. La macroevolución describe el proceso donde, supuestamente, vastos cambios han tenido lugar, llevando a la transformación de una especie en otra íntegramente diferente, todo a través de mutaciones al azar (accidentales). Es la macroevolución la que presenta problemas científicos muy serios, y nosotros traeremos citas de muchos científicos que expresan serias dudas respecto a si alguna vez eso pudo o no tener lugar. Además, el formidable cambio de materia inorgánica (muerta) a orgánica, es tan amplio, que tiene a muchos científicos en dudas sobre la posibilidad de cualquier proceso evolutivo accidental de producir semejantes cambios]. De hecho, Darwin mismo admitió que: “El ojo, hasta el día de hoy, me produce una tremenda impresión, considerando que es un órgano de tal extrema perfección”2.
Debemos también percatarnos de que la falta de discusiones científicas acerca de la posibilidad de que haya un Creador, no se debe a una falta de evidencia; no importa cuántos interrogantes puedan surgir contra la evolución y cuánta evidencia pueda ser presentada que claramente señale la existencia de un Creador Supremo, la ciencia, por propia definición, no puede reconocerlo, dado que la ciencia sólo discute y valida cosas que puedan ser realmente vistas, estudiadas y examinadas. De nuevo, no nos proponemos negar ni la ciencia ni a los científicos, de ninguna manera. En sus vidas privadas, muchos científicos realmente tienen fe en un Creador. Sin embargo, a fin de ayudar a minimizar cualquier prejuicio de nuestros lectores respecto a su creencia en la evolución, nos hemos tomado la libertad de darle un pequeño sacudón extra a esa teoría.
Retomamos el diálogo anterior:
– Si la naranja y la banana no son suficientes evidencias de que una Inteligencia Suprema las diseñó, entonces no sé lo que son. ¡Eh, espere un segundo! Poseo una prueba absoluta de lo que estoy diciendo, – dice de repente el extraterrestre.
– ¿Prueba absoluta? ¿Qué quiere usted decir?
– Sí. Sucede que he notado en la cáscara de la naranja, el nombre de la Inteligencia Superior que la creó.
– ¿Pero qué quiere decir con eso?
– El Ser que ha creado la naranja, dejó Su firma en cada fruta.
– ¿De qué nombre habla usted?
– Sunkist. El Sagrado Sunkist.
– ¡Qué ingenuo es usted, mi querido amigo extraterrestre! Sunkist es sólo el nombre de la compañía que posee los naranjales donde estas naranjas crecen.
– Hmm. Bien, tal vez el nombre del Diseñador no sea Sunkist, – replica el extraterrestre-, pero claramente dejó Él Su firma en cada naranja. Es la cosa más obvia del mundo.
La naranja y la banana son sólo pequeños ejemplos de las “maravillas del Creador”. Los accidentes fortuitos, aun si alguna vez se combinan para producir un resultado positivo, lo que hasta ahora no ha sucedido, ciertamente jamás podrían originar semejantes productos con un propósito. La naranja revela ante nosotros a la Suprema Inteligencia que la ha creado.
Maravillosa Creacion Bendita Baruj Hashem!!!!!