Conectándose
El Estudio y la Accion
Generalidades
+100%-

La importancia del Estudio de la Tora

Extraido del libro Torat Habait

 

Aclararemos lo que le pide a la persona, acerca de hablar palabras de Torá, incluso cuando está sentada en su casa o cuando anda por el camino.

Está escrito en la Torá: “Y les enseñarás a tus hijos y hablarás de ella cuando estés en tu casa, y cuando vayas en el camino, al acostarte y al levantarte”. El pasuk “y les enseñarás a tus hijos…” se refiere a palabras de Torá, como dicen Nuestros Sabios: que estén las palabras de Torá prestas en tu boca, a tal punto que si alguien te pregunte algo, no dudes al contestarle y le respondas al instante. Asimismo dice en la segunda perashá: “le enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés en tu casa…”. Esto se refiere a las palabras de Torá, así como dice en el Talmud (Berajot 13): Enséñenle a sus hijos Torá, para que la sepan. Esto significa que mientras nos sentamos en nuestra casa, o cuando andamos por el camino, no estamos exentos de estudiar, si tenemos la posibilidad de hacerlo. Dice en Pirké Abot: “El que va solo en el camino y posa su corazón en cuestiones vanas, corre peligro”.

También dijeron en el tratado de Sanhedrín sobre el pasuk “porque la palabra de H´ despreció” que se trata de la persona que habiendo podido ocuparse de estudiar Torá, no lo hizo. Y no sólo aquella que no lo hizo en absoluto, sino aún aquella que en cada momento en que pudo ocuparse, no lo hizo. Esta persona debe sospechar que está transgrediendo lo indicado en este pasuk, D-s libre.

Es sabido lo que escribieron los Poskim (Sabios que dictaminan la halajá), acerca de lo que cita el Talmud, (Shabat 31), que le preguntan a la persona en el momento del juicio celestial: “¿Asignaste momentos fijos para el estudio de Torá?”. Sin embargo, no por esto se libera el resto del tiempo que tiene ocioso, porque dice en el tratado de Peá (1) que la Torá “no tiene medida”. Por eso, fijar un tiempo es una obligación, aunque la persona tenga muchas ocupaciones orientadas a su manutención. La persona está obligada a encontrar un tiempo fijo de estudio que no sea anulado de ninguna manera. Pero sin embargo, si encuentra más tiempo, no debe exceptuarse de la obligación de estudiar, incluso cuando se le presente la oportunidad de hacer una Mitzvá, porque si ésta puede ser realizada por otros, él no debe interrumpir su estudio a fin de cumplirla.

Ahora podremos comprender mejor que, aunque sea por un mínimo instante, no es bueno que uno interrumpa su estudio de Torá, incluso cuando vaya por el camino. No debe resultar asombroso a los ojos del inteligente, el principal motivo por el cual las almas bajan de un mundo supremo hasta este mundo y se invisten de materia. Imaginemos que un importante ministro, acostumbrado a vivir en un placentero palacio y vestirse de honores, junto a toda su familia, debe enviar a un hijo por un tiempo, a un país lejano y frío. Debido a ello se verá obligado a vestirlo con gruesas ropas, y prepararlo para convivir con gente simple y comer comidas sencillas.

Si no fuese por un objetivo importante, seguro que no lo haría. En este caso, sabe que es frecuente encontrar en ese país, piedras preciosas como no las hay en otro lugar, tanto por su medida como por su brillo. Estas piedras se encuentran en cada rincón, como las piedras de nuestros parques, pero la gente de ese lugar no las aprecian. Por ser que se acostumbraron a encontrarlas fácilmente, no les prestan atención y piensan que hay muchas piedras como esas en el mundo.

El hijo del ministro es inteligente y muy entendido en piedras preciosas y allí las encuentra por todos lados, más grandes y más brillantes que cualquiera. En el transcurso de un corto tiempo, logró recolectar un enorme tesoro, para encontrar cuando regrese a su país, gracia y esplendor a los ojos de todos, puesto que no vieron nunca piedras preciosas como estas.

Algo parecido se da en nuestro caso. Sabemos que el Rey de todos los reyes, el Santo Bendito Sea, atesora a todas las Neshamot (Almas) de su pueblo, junto a Su Trono Celestial, fuente misma de la vida. Allí las almas disfrutan del resplandor de la Divinidad. Es sabido que es mejor una hora de satisfacción allí, que toda una vida en este mundo. Estas almas están junto a El en categoría de hijos, como dice el pasuk: “Hijos son ustedes para H´”.

Por ser que se separó de El, y se fue de un lugar de semejante belleza y divinidad, como está escrito: “y nos hizo bajar de su honor a un lugar lejos, como este, pasando por el mundo de Ietzirá, por el mundo de los planetas, hasta el mundo de abajo, que es el mundo más material de todos”, el alma está obligada a investirse con gruesas ropas hechas con la tierra del lugar, que es la carne que contiene al alma, como está escrito en la Torá: “creó H´ Todopoderoso a la persona del polvo de la tierra y le insufló un hálito de vida”.

De acuerdo a como sabemos que se conduce nuestro Creador Bendito Sea, Fuente de bondad, generosidad y misericordia, sobre todas sus acciones, especialmente con las almas que creó, las cuales son para El como hijos, como dice el pasuk: “son una parte de H´”, ¿cómo va a alejar a estas almas y bajarla de un mundo Supremo, a un sitio tan distante, para vestirlas con harapos, tanto tiempo? Un lugar donde los alimentos que se encuentran son muy burdos, que crecen del polvo de la tierra, a cambio de los alimentos celestiales a los que está acostumbrada el alma, si no lo hace por causa de un objetivo por demás elevado.

Sabemos que a pesar de que el alma verdaderamente tenía un regocijo muy grande donde estaba, de todas maneras, todo ese placer se trataba de un regalo para el cual no se esforzó en absoluto, antes de la llegada a este mundo bajo. Naturalmente para la persona es difícil ser toda la vida un mantenido, aunque se trate de un hijo con su padre, quien seguramente quiere darle todo. Y es así, aún sabiendo que los días de esta vida son limitados. ¡Cuánto más difícil allá arriba, donde se trata de un mundo eterno, donde el alma vive miles y miles de años sin límite. Si el alma no bajara a este mundo estaría obligada recibir deleites gratuitamente por siempre, y esto resultaría no ser todo lo placentero que podría. Por lo tanto vio , que era muy bueno traer al alma a un lugar donde pueda realizar méritos para adquirir la vida eterna, y no tenga la vergüenza de recibir luego, un regalo durante toda la eternidad.

Y no tengas dudas: uno puede pensar que le da la posibilidad a la persona de atesorar Mitzvot y estudiar Torá, también en el mundo supremo, pero si fuese así: ¿para qué tuvo que bajarlo a este mundo?

La respuesta es que toda la recompensa por las Mitzvot, es por el esfuerzo y las pruebas que tiene la persona para cumplirlas. Cuando el individuo se desprende de su parte material, al irse de este mundo, y queda solamente su alma, entonces puede reconocer la grandeza de D-s y la reverencia que tienen hacia Él, cada una de sus criaturas. En ese momento ya no habrá para él prueba alguna por cumplir Su Voluntad. Allí verá a los ángeles que santifican Su Nombre, siempre con temor y reverencia, en grupos de miles de miríadas, como dice el pasuk: “Miles de miles me sirven y miríadas de miríadas se adelantan y se yerguen”.

 

Jafetz Jaim

Libros relacionados

Torat Habait



Deje su comentario

Su email no se publica. Campos requeridos *

Top