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Los Sueños y la Profecía
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La física espiritual del sueño

Extraído de El camino de D-os. Rab Jaim Moshé Luzzatto. Editorial Obelisco.

La Suprema Sabiduría estimó apropiado dividir el tiempo en dos partes, una para la actividad de las criaturas y otra para su descanso: el día y la noche. Durante el día, el tiempo se destina para la actividad y durante la noche para el descanso.

Dios también dio a las criaturas vivientes una naturaleza que las hace dormir, ocasionando así que su espíritu deba descansar de la actividad normal. En ese momento se fortalecen y se renuevan tanto físicamente como espiritualmente, y a la mañana siguiente se despiertan nuevamente listas para sus actividades diurnas.

Cuando el hombre duerme, sus facultades descansan, sus sentidos están inactivos y su mente está relajada y silenciosa. La única parte que continúa funcionando es su imaginación y ésta visualiza varias imágenes. Algunas de estas imágenes surgen de la experiencia individual mientras está despierto. Otras, pueden ser el resultado de sustancias que suben al cerebro, ya sea de las propias hormonas del cuerpo o de la alimentación que uno come. Estas imágenes son los sueños que todo el mundo experimenta.

Dios también decretó que el vínculo entre el cuerpo y el alma divina estaría de alguna forma desconectado mientras el hombre durmiera. Las porciones del alma hasta el nivel de Ruaj y los niveles superiores a ella se elevan, desprendiéndose del cuerpo. Sólo una porción, Nefesh, permanece con el alma inferior.

Las porciones liberadas del alma pueden entonces moverse en el reino espiritual cuando son autorizadas. Ellas pueden interactuar y asociarse con los seres espirituales como los ángeles, que supervisan los fenómenos naturales, los ángeles dañinos y los demonios. Lo que ellas experimenten dependerá de una multiplicidad de factores.

Cuando los altos niveles del alma perciben algo, pueden a veces transmitirlo paso a paso hasta que, finalmente, llegan al alma inferior. La imaginación es entonces estimulada y forma imágenes en su modo natural.

Las cosas percibidas por el alma superior pueden ser verdaderas o falsas, dependiendo de los medios a través de los cuales son experimentadas. El mismo concepto es entonces transmitido a la imaginación y es representado de forma normal. A menudo esta información es muy confusa e interferida con imágenes distorsionadas, emergiendo de varias sustancias que entran al cerebro, mientras que en otras situaciones, la información se recibe muy claramente.

Una persona puede a veces recibir información y conocimiento sobre su futuro de esta forma. Esto ocurre como resultado de un decreto de Dios. La información es entonces revelada al alma, Neshamá, por uno de los sirvientes de Dios, sea cual fuere su naturaleza. Entonces se transmite hacia el Nefesh y es visualizada por la imaginación, ya sea clara o difusamente, tal como sea decretado por la Suprema Sabiduría. Sobre esto se ha dicho (Job 33:15-16): «En un sueño, en una visión de la noche… (Dios) abre los oídos del hombre».

Los sueños en general pueden emerger ya sea de la misma imaginación o como resultado de la estimulación del alma, la Neshamá, de acuerdo con lo que percibe. En este caso, el proceso es iniciado siempre por una de las Fuerzas espirituales que transmite conocimiento al alma, la Neshamá, que a su vez lo envía a la imaginación, de la manera descrita.

Si esa Fuerza espiritual es uno de los sagrados sirvientes de Dios, la información que el alma recibe será verdadera. Si llega de las Fuerzas opuestas, será entonces falsedad. Nuestros Sabios nos enseñaron que un sueño verdadero se origina a través de un ángel, mientras que uno falso se origina a través de un demonio (Berajot 55).

Todos los sueños, sin embargo, están entremezclados con las imágenes distorsionadas que se originan en la propia imaginación. Nuestros Sabios enseñan: «Es imposible tener un sueño que no incluya información inútil» (idem).
Pero hay una categoría completamente diferente de sueños que implica una verdadera profecía. Este tema será tratado en una próxima sección.

 

Rab Jaim Moshé Luzzatto

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