Analizándose
La Fe
La Fe [Emuná] y la Confianza [Bitajon]
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La esencia de la confianza

Extraído de El portico de la confianza. Editorial Feldheim

La esencia de la confianza es que el alma de la persona que deposita su confianza en alguien encuentre tranquilidad, y que su corazón esté seguro de que aquel en quien confió hará lo que es bueno y correcto para él respecto del tema sobre el cual la persona confió en él, de acuerdo a su capacidad y entendimiento de lo que es bueno para el que confió en él [1]. Pero lo más importante para que haya confianza -y sin lo cual no puede haber confianza- es que la persona esté segura en su corazón de que aquel en quien ella confía cumplirá su palabra, hará lo que se comprometió a hacer y tendrá en mente beneficiarla incluso en lo que no dijo o no se comprometió a hacer, haciéndolo por pura generosidad y benevolencia.

Existen siete causas que hacen posible que una persona deposite su confianza en otra:

La primera es la compasión, la empatía y el amor; pues cuando la persona sabe que su prójimo siente compasión y empatía por ella, entonces la persona confía en él y su alma está tranquila respecto de todo aquello que pueda llegar a pedirle a su prójimo.

La segunda es que la persona sepa que, además de amarlo, su prójimo no se desentiende de ella ni es perezoso respecto de cumplir con su voluntad, sino que intenta y busca cumplirla. Pues si la persona no está segura respecto de su prójimo en todo esto no tendrá una completa confianza en él, puesto que sabe que él se desentiende y es holgazán respecto de sus asuntos. Pero cuando la persona sabe que aquél en quien confía combina estas dos cualidades -que siente gran compasión por ella y pone mucha atención en velar por sus intereses-, ella, sin ninguna duda, va a depositar su confianza en él.

La tercera es que su prójimo sea fuerte, que no se dé por vencido en lo que desea y que ningún obstáculo le impida cumplir con el pedido de la persona que confió en él. Pues si su prójimo llegara a ser débil, la confianza depositada en él no será completa incluso si la persona ha comprobado que él lo ama y se preocupa por sus cosas, ya que muchas veces no podrá llevar a cabo su propósito. Y cuando se encuentren en él estas tres cualidades, la confianza en él será más grande.

La cuarta es que su prójimo sepa qué cosas son de beneficio para la persona que confió en él, y que nunca descuide lo que interiormente y exteriormente es bueno para ella [2] y las cosas que pueden ayudarla. Pues si él desconoce todo esto, el alma del que confía en él no podrá estar tranquila. Pero cuando se convenza de que su prójimo tiene en mente todas las cosas que le traen beneficio, que tiene la capacidad de realizarlas, que se dedica a ellas como corresponde y que siente aprecio por él, entonces, sin ninguna duda, la confianza en su prójimo se verá fortalecida.

La quinta es que la persona tenga una relación cercana con aquel en quien ella confía, compartiendo su vida con él desde el nacimiento, pasando por la infancia, la niñez, la juventud, la adultez y la ancianidad, hasta el final de sus días. Y cuando la persona que confía en su prójimo tenga en claro esto, de seguro que eso hará que su alma esté tranquila respecto de su prójimo y se apoyará en él a causa de sus abundantes favores anteriores y su continuo beneficio hacia ella, lo cual conducirá necesariamente a un fortalecimiento de su confianza en él.

La sexta es que los asuntos de la persona estén completamente en manos de aquel en quien ella confía y que no haya nadie que pueda perjudicarla, beneficiarla, hacerle el bien o resguardarla de los daños excepto él, así como es el caso de un sirviente que está en cautiverio bajo el control de su amo. Y cuando la persona que confía en alguien se encuentre en manos de éste en una situación similar, es más apropiado confiar en él.

La séptima es que aquel en quien la persona confía sea absolutamente generoso y bondadoso con quien lo merece y con quien no lo merece, y que su generosidad sea continua y su bondad constante, sin que se trunque o se corte.
Y aquel que posea todas estas cualidades, junto con todo lo que mencionamos anteriormente [3], tiene todas las condiciones para que confíen en él; y toda persona que sepa esto debe confiar en él y sentirse tranquilo a causa de él exteriormente e interiormente en su corazón y en sus miembros[4] , entregarse a él, aceptar sus decretos y juzgarlo para bien respecto de todas sus acciones y obras.

Y cuando analicemos estas siete cualidades, no encontraremos ninguna de ellas en las personas, pero las encontraremos todas en el Creador, exaltado sea. Pues él es compasivo con Sus creados, como está escrito: «Dios es compasivo y clemente» (Tehilim 103:8); y dice: «¿Y Yo no he de tener compasión por Ninevé, la gran ciudad?» (Yoná 4:11). él no se desentiende de nada, como está escrito: «He aquí, el Guardián de Israel no está somnoliento y no duerme» (Tehilim 121:4). él todo lo sabe y es invencible [5], como está escrito: «Sabio de corazón y fuerte en poder: ¿quien se ha obstinado contra él y ha perseverado?» (Yov 9:4); y dice: «A ti, Dios, pertenece la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestuosidad» (Divré Hayamim I 29:11); y dice: «Hashem, tu Dios, está contigo; un Guerrero que trae la salvación» (Tzefaniá 3:17). él es el único que se relaciona con el hombre desde el comienzo de su existencia y desarrollo, como está escrito: «él es tu Padre y te ha creado; él te ha hecho y te ha establecido» (Devarim 32:6); y dice «En Ti me he apoyado desde la matriz; del vientre de mi madre me has tomado» (Tehilim 71:6); y dice: «¿Acaso no me has vertido como la leche y cuajado como el queso?…» (Yov 10:10 y ss.) [6].

El beneficio o el daño no están en manos de hombre alguno, sino sólo del Creador, como está escrito: «¿Quién ha hablado y ha ocurrido lo que Dios no ha ordenado? (Pero) de la boca del Altísimo no provendrá el mal o el bien» (Eijá 3:37-38)[7] ; y dice: «él césped se seca, las flores se marchitan; pero la palabra de nuestro Dios se mantiene por siempre» (Yeshaiahu 40:8); y dice: «Las personas no son más que césped» (Yeshaiahu 40:7); y este asunto ha sido explicado en el tercer pórtico de este libro en forma suficiente. Su generosidad es universal y Su bondad todo lo abarca, como está escrito: «Dios es bueno con todos y Su compasión está sobre todas Sus criaturas» (Tehilim 145:9); y dice: «él da comida a toda carne, pues Su benevolencia es eterna» (Tehilim 136:25); y dice: «Tú abres Tu mano y satisfaces a todo ser viviente con complacencia» (Tehilim 145:16). Y la razón obliga a que estas siete condiciones se encuentren en el Creador y no en las criaturas; es por eso que sólo cité los versículos de la Escrituras como un mero recordatorio.

Y cuando la persona tenga claro todo esto y se fortalezca su entendimiento en la veracidad de la benevolencia del Creador, ella confiará en él, se entregará a él, le dejará la conducción de su vida a él, no se quejará por lo que él decida ni se enojará por lo que él escoja para ella; como dijo David, que la paz sea sobre él: «Yo levantaré la copa de la salvación, y el Nombre de Dios proclamaré» (Tehilim 116:13); y dice: «…yo encontré tribulaciones y angustia. Y el Nombre de Dios proclamé» (Tehilim 116:3-4).

1-Esto rige respecto de la confianza en Dios y en las personas. Escribió el Jazón Yish: «Hay un error frecuente, arraigado en el corazón de muchos, respecto del concepto de la confianza en Dios… pues creen que si la persona se encuentra ante una situación que tiene consecuencias respecto del futuro -cuyas posibilidades de materializarse son dos: una buena y la otra no- entonces, tener confianza en Dios significa que la persona debe confiar en que seguramente Dios hará que ocurra lo que es bueno para ella; y si la persona llegara a estar en duda y pensara que tal vez ocurrirá lo opuesto, eso se debe a su falta de confianza en Dios. Pero tener confianza en Dios no significa esto, ya que si el futuro no ha sido revelado aún mediante la profecía, el futuro no está decidido, pues ¿quién conoce los juicios de Dios y las formas de retribución?» (Emuná Ubitajón cap. 2, 1). Esto significa que tener confianza en Dios no es equivalente a tener fe en que seguramente conseguiremos lo que anhelamos y nuestros deseos serán cumplidos, sino creer en que todo lo que Dios hace es para bien, porque Dios desea nuestro bien (basado en Berajot 60b). De todas formas, a pesar de que la persona tiene la obligación de creer en esto, también es parte de la confianza en Dios que la persona espere que él haga lo que ella piensa que es bueno y que tenga esperanza de que Dios hará su voluntad, así como continúa explicando el autor (Yir Shel Zahav).
2-Esta frase tal vez se puede traducir también como: «y que nunca descuide lo que aparentemente y realmente es bueno para ella» (basado en Pat Lejem).
3-En la introducción y el capítulo 1 de este pórtico.
4-Véase lo que hemos explicado en el prefacio de este libro en relación a los conceptos de «los deberes del corazón» y «los deberes de los miembros».
5-El lector debe observar aquí que el autor habla de la tercera y cuarta condición a la vez.
6-El versículo compara la gestación del feto en el vientre de la madre con la elaboración del queso.
7-Estos versículos enseñan que nada puede ocurrir sin que Dios desee que ocurra, y que lo que él decreta para la persona es únicamente la consecuencia de su elección personal por las malas o buenas acciones (basado en Yir Shel Zahav).

Rav Bajié Ibn Paquda

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