La conexión cósmica de la plegaria

Avi Rabinowicz, PhD en Física Teórica, es autor de artículos y libros acerca de temas de Ciencia y Torá.
«¿Plegaria? No creo en ello. El Di-s en que creo en no es un megalomániaco que precisa las alabanzas de meros seres humanos. El será misericordioso, con o sin mi insistencia. El no es trivial. Además, mira todo el dolor y odio en el mundo. ¿Debo loar a Di-s también por eso?»
«¡Ahora mismo estoy razonablemente saludable y feliz, de modo que, ni preciso la plegaria. Además, mira todo la gente que reza y nunca logra curarse. Supongo que Di-s simplemente no escucha o no Le importa».
«La Plegaria debe surgir espontáneamente del corazón y no recitarse mecánicamente de un libro; siempre las mismas plegarias que ya no son relevantes, en una lengua que no es entendida, y sólo en momentos estipulados en un lugar determinado. Lo que sientes, lo que piensas, son plegarias. ¿Qué pueden hacer las palabras? Debes ser bueno y `rezar’ en tu corazón».
«Mira todos los hipócritas que rezan en su ruidosa sinagoga. Di-s quiere más que servicio de la boca para afuera. No puedo creer que a El Le importe qué plegarias Le son masculladas en medio de discusiones deportivas y habladurías. Y luego van a casa y a trabajar donde pueden ser tan injustos como cualquier otro. ¿De qué sirve su rezo?»
Para llegar más allá de estas objeciones y comprender el enfoque judío en cuanto a la plegaria, es necesario ahondar en la profunda filosofía que se esconde detrás del modo de vida judío. Pues si aceptáramos únicamente una visión religiosa a medias, la satisfacción que derivaríamos de ello sería mínima, cocida a medias.
Es importante comprender las implicaciones plenas de las ideas religiosas, esotéricas así como también mundanas.
La Física del Cosmos Espiritual
El modo judío es una expresión de la física del cosmos espiritual.
A nuestras almas se les ha dado el increíble poder de comprender este sistema. Se ha construido una correspondencia entre las acciones de nuestros cuerpos y el desarrollo de nuestras almas, y entre la manipulación de objetos físicos y el desarrollo de aspectos espirituales. Todo el cosmos físico por entero es un conjunto de símbolos que se corresponden con entidades en el cosmos espiritual. El cuerpo de reglas que gobiernan la manipulación de estos símbolos es lo que llamamos «Judaísmo», o aquí, en este artículo, «el modo judío». Aplicando las transformaciones apropiadas, siguiendo las leyes del judaísmo tal como son aplicadas a la vida cotidiana, a cada acción, palabra y pensamiento, obtenemos nuevas combinaciones de los símbolos (las acciones y objetos físicos) y con ello un modelo espiritual nuevo.
Así como la física nos cuenta cómo manipular símbolos matemáticos a fin de obtener verdades del cosmos físico, el judaísmo nos dice cómo manipular entidades físicas (nosotros mismos, objetos, acciones, palabras…) a fin de manifestar verdades del cosmos espiritual (para crecer en espiritualidad).
Algunas religiones consideran repugnantes los placeres y deseos físicos y fomentan su rechazo a través del ascetismo o el celibato. Otras consideran el cuerpo y el mundo físico un estorbo, obstáculos de los que hay que huir o a los que se debe trascender.
En contraste con estos tipos de sistemas religiosos se alza el modo judío, que asevera que el cuerpo –con sus deseos y emociones, dolores y placeres– así como también el universo entero y toda la vida, fueron creados con un propósito. Todo es importante y cualquier cosa puede ser santa. Cada acción, palabra o pensamiento nos puede llevar más cerca de Di-s y de nuestro propósito. El alimento, la bebida, el trabajo, la relación íntima, el sueño, la plegaria, todos puede ser vehículos hacia una espiritualidad mayor. Todos estos son símbolos que el judaísmo nos enseña a usar para lograr nuestro propósito, para elevar nuestro nivel espiritual, para ayudar a llevar al universo a la consumación de su propósito.
«Charla de Alma»
Hemos hablado del alma y del efecto de nuestras acciones sobre ella. ¿Qué pasa con las palabras y los pensamientos formulados por nuestra boca y cerebro? ¿Qué canales de comunicación existen para palabras más que para acciones? ¿Cómo se comunica el cuerpo por medio de palabras con el cosmos espiritual?
En otras palabras, ¿qué lengua habla el alma?
Todo la materia está compuesta de protones, neutrones y electrones. Todos los protones son idénticos uno al otro, como todos los neutrones son idénticos uno al otro, y todos los electrones son idénticos uno al otro. ¿Cómo, entonces, puede construirse el universo de únicamente tres tipos de partículas? Si el diamante y el apio, la sal y el tejido humano se forman todos de los mismos tres compuestos, ¿por qué son tan diferentes?
La respuesta es que las propiedades de un átomo con un protón orbitado por un electrón son radicalmente diferentes de las propiedades de otro átomo que consiste de dos protones y dos electrones orbitándolos. Diferencias increíblemente minúsculas separan todos los diferentes tipos de átomos. La combinación de seis protones, seis neutrones y seis electrones forman carbono. Agrega dos protones, dos neutrones y dos electrones, y obtendrás oxígeno. Una molécula hecha de dos átomos de oxígeno nos es conocida como el gas que da la vida: oxígeno. Reemplaza un átomo de oxígeno con un átomo de carbono y el resultado es CO (monóxido de carbono), que es venenoso. O, toma una cierta molécula, cambia ligeramente las posiciones de los átomos sin agregar o quitar nada, y se habrá creado algo nuevo.
Así, usando únicamente tres tipos de partículas, puede ser construido un universo al saber cómo combinar las partículas en átomos, cómo combinar los diversos componentes y construirlos todos en un entero coherente, uniforme.
La Lengua Hebrea
Las letras de la lengua hebrea son las partículas básicas de la lengua cósmica espiritual. De hecho, la Torá dice que Di-s creó el universo diciendo palabras específicas: «Haya luz… Haya un firmamento…». Cada letra por sí misma tiene gran importancia. Las letras pueden combinarse en palabras, y las palabras en oraciones, las oraciones en párrafos y así sucesivamente. Cada combinación de letras, palabras y párrafos posee un significado único y gran potencia en el plano espiritual.
Cada letra del alfabeto hebreo está investido de muchas capas de significado. Lo mismo es cierto de cada palabra y combinación de palabras. Así, cada plegaria hebrea tiene muchos niveles de significado. En el nivel superficial está la «traducción», el significado directo. Luego están los niveles más profundos de significado de la composición como un entero.
Así, cada plegaria es una entidad única y maravillosa.
¿Pero cómo nos ayudan las plegarias? Para comprenderlo, recurrimos a otra analogía.
Medicina
Como un médico que prepara diversos medicamentos a ser tomados en momentos específicos, del mismo modo nuestros antepasados prepararon para nosotros pociones espirituales para curar nuestros males espirituales, para mantener nuestra salud espiritual, para ayudar a nuestro crecimiento. Los pacientes médicos se benefician de miles de años de investigación por miríadas de dedicados expertos que llevaron al conocimiento de la biología, la física, la química y la medicina.
De modo que nosotros podemos beneficiarnos con el resultado del aporte de líderes espirituales a lo largo de las edades. Entre los gigantes espirituales del pasado que rezaron y nos transmitieron sus fórmulas están Shem y Ever, Avraham, Itzjak y Iaacov, Sará, Rivká, Rajel, Miriam y Moshé, Aharón, David, Salomón, Janá, Jeremías, Ezekiel, Elías, Ester, Hilel, Akivá… Esta gente santa y brillante usó su percepción y espiritualidad para componer plegarias con el más profundo de los significados espirituales.
Ciertamente, cuanto más comprendemos, cuanto más profundo ahondamos, tanto mejor podemos adaptar la medicina espiritual a nuestras necesidades personales específicas y a las necesidades de nuestros tiempos.
Sintonizando
Somos constantemente bombardeados por todo tipo de radiación: la luz del sol y las estrellas, los rayos que hacen que nuestra piel se broncee, y muchos otros tipos que no sentimos ni notamos. Estos incluyen rayos cósmicos o los miles de millones de neutrones originados en remotas estrellas que atraviesan nuestros cuerpos y la Tierra entera para continuar su travesía interestelar.
Por supuesto, estas señales son perceptibles únicamente con el equipo de precisión apropiado, y muchas señales se nos escapan porque nuestros instrumentos de la actualidad son demasiado débiles para detectarlos. Posiblemente haya también bastantes clases de señales de las que ni siquiera somos conscientes. La radioastronomía es bastante nueva, las radiografías astronómicas todavía más. ¿Quién sabe qué se descubrirá en el futuro?
Constantemente somos bombardeados por otros tipos de radiación: las ondas electromagnéticas irradiadas por estaciones de televisión y radio sobre la Tierra. Somos capaces de obtener sonidos e imágenes claras — nuevamente, con los instrumentos apropiados. Así, podemos estar totalmente a solas en una sala oscura, y aun así rodeados con los mensajes de centenares de personas, inundados de hermosas visiones y música.
Alguien que jamás ha oído de la radio y la televisión podría no creer que el aire esté lleno de música y belleza visual. Si no puede oírla o verla, puede no creer que esté allí. Similarmente, el cosmos está lleno de radiación espiritual. Somos constantemente bombardeados con mensajes, con visiones de gran belleza y profundo significado, pero los podemos recibir solamente con el equipo espiritual apropiado.
Desarrollando, refinando y sintonizando finamente nuestras facultades espirituales podemos comenzar a discernir esta radiación espiritual. Hasta llegaremos a ser conscientes de nuestra propia emisión constante de radiación similar. Nuestros pensamientos y emociones, nuestras plegarias, todos irradian desde nosotros a los cuatro vientos. ¡Podemos sintonizarnos con todo tipo de mensajes que otra gente no solamente no oye sino que ni siquiera es consciente de su existencia! Podemos estar sintonizados con nosotros mismos y con otros en grados de otra manera imposibles. Podemos desarrollar este potencial inherente desarrollando y afinando finamente nuestra espiritualidad en nuestros transmisores-receptores incorporados: nuestras almas.
Nuestras almas son como instrumentos musicales dentro de nosotros, cantando la originalidad de cada individuo. La música más hermosa, sin embargo, no siempre está hecha por un solo instrumento. Uniéndonos en sinergia sinfónica podemos crear armonías mayores que la canción de cada individuo aislado sin perder la contribución peculiar de cualquier participante singular.
La Masa Crítica de un Minián
Cada uno de nosotros puede emitir «radiación espiritual» de nuestras almas, pero el efecto combinado de más de un alma es mayor que la suma de los esfuerzos individuales. Cuando diez almas rezan juntas se alcanza una energía crítica, y estos diez logran lo que centenares por separado no podrían. El poder de la energía de almas combinadas alcanza el más alto nivel de contacto con Di-s: la «Presencia» de Di-s.
Como Di-s es omnipresente –no hay ninguna parte ni nada apartado de la Presencia de Di-s– la plegaria no se limita meramente a la sinagoga. Como no hay intermediarios entre Di-s y los seres humanos, todos –en cualquier estado o condición– pueden iniciar comunicación con lo Divino en cualquier momento sin fórmulas especiales, sin «sacerdotes», y sin entrenamiento anterior. Somos creados «a imagen de Di-s» y nuestra esencia se deriva directamente de Di-s — «y Di-s sopló en el hombre el hálito de vida». Sólo precisamos tañir el acorde Divino dentro de nosotros a fin de comunicarnos con Di-s. No hay necesidad de pisos de mármol y cristales coloridos.
No obstante, es posible aumentar nuestro contacto con Di-s. Se ha dicho que la Presencia de Di-s descansa dondequiera un minián (un quórum de diez o más varones judíos adultos) rece; y cuanto mayor el número, más fuerte la presencia.
¿Quién no reconoce hoy U-235 como el símbolo químico para el combustible nuclear Uranio 235? ¿Quién no ha oído el término «masa crítica»? ¿Qué quiere decir esto?
Dicho simplemente, se requiere del esfuerzo conjunto de muchos átomos de uranio para producir las condiciones necesarias para formar una reacción en cadena. Cada átomo individual puede emitir energía radioactiva. Sin embargo, cuando una cierta cantidad de átomos es puesta junta, el efecto combinado es mucho mayor de la simple suma de cada uno separadamente. Cada uno por separado no logra nada. Es sólo cuando la cantidad de átomos presentes alcanza un número mínimo crítico (y por lo tanto la suma de las masas de los átomos alcanza una masa crítica) que las plantas nucleares (y las bombas) pueden liberar energía. (El hombre puede liberar energía destructivamente a través de bombas, y constructivamente a través de la plegaria).
En muchas sinagogas modernas, pocos feligreses conocen las plegarias lo suficiente siquiera para pronunciarlas correctamente. Se contratan Rabinos y cantores para hacerlo por ellos. Aunque las hermosas melodías del cantor pueden resultar conmovedoras, no son sustituto alguno para la concentración/meditación/plegaria de todo corazón por parte del feligrés. Esto es especialmente así cuando el cantor ha sido contratado sólo por su voz más que también por altas cualidades morales y profunda espiritualidad.
En la plegaria judía, una persona de entre la congregación es elegida como «representante del público ante Di-s». Como representante, debería ser una persona justa, respetada por todos. Actuando y conduciendo, lidera una masa crítica de por lo menos diez almas-instrumentalistas que crean una sinfonía espiritual no solamente de abrumadora belleza sino de poderoso efecto cósmico.
Tú
Leer todo esto sin concretamente rezar, sin cumplir las mitzvot y estudiar sobre ellas lo suficiente como para realizarlas con mente y alma así como también con el cuerpo, no logra nada. Apreciar estos «conceptos cósmicos» mientras se lee, sin ninguna acción adicional, sería una pérdida.
El judaísmo no es meramente una colección de conocimientos o una filosofía. Es un modo de vida. Hay que experimentarlo para comprenderlo. ¿Cómo puede explicarse el azul a quien nunca ha visto color, música a quien nunca ha oído un sonido?
Después de que nuestras mentes se han convencido, debemos permitir que nuestras almas experimenten. Encuentra un libro de plegaria con una buena traducción (te recomendamos el «Sidur Tehilat HaShem«, bilingüe, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana, www.libreriajudaica.com). Súmale una buena obra que te proporcione explicaciones («Mi Plegaria», Volúmenes 1 y 2, sería un excelente comienzo). Escoge una plegaria que te guste. Estúdiala, medita sobre ella, apréndela de memoria. Dila todos los días. Abrete mientras lo haces. Busca significados más profundos, más claros. Libera tu cerebro de toda preocupación y planes, durante al menos cinco minutos todos los días, y reza.
Plegaria es una conveniente aunque mala traducción de la palabra hebrea tefilá que proviene del verbo reflexivo lehitpalel. Tefilá es una meditación personal que transforma espiritualmente el cosmos. No es para el beneficio o la alabanza de Di-s. Más bien, es una actividad reflexiva orientada hacia la persona abocada a ella y hacia el cosmos en general. Para la persona es un ejercicio meditativo, un momento de introspección y autoexamen; para el cosmos, unos bálsamo para sus males, una fórmula para su desarrollo apropiado.
Cada uno de nosotros puede trascender su existencia mundana durante los minutos dedicados a tefilá y orar con total involucración, con la mente, el corazón y el alma. Entonces, lentamente a través de los años, probablemente uno pueda elevar su propia vida por entero.
(extraído de la enseñanza semanal, www.jabad.org.ar).
Avi Rabinowicz