La Conciencia de sí mismo
« El hombre no es completo en su persona sino que necesita de su semejante y del resto de los componentes de la realidad para existir »
El hombre conoce comparando. No podemos conocer nada en sí mismo, sino que aprehendemos la realidad en base al contraste y a la analogía. Defino el frío a partir de la falta de calor, etc.
El hombre no es completo en su persona sino que necesita de su semejante y del resto de los componentes de la realidad, oxígeno, alimento, bebida, etc. para existir, concretizar sus aspiraciones y completarse. El Kadósh Barúj Hú, máxima identidad y destino final de toda la realidad «Es» completo en Sí Mismo, ya que El «Es» y «Está» por encima de la realidad que El mismo genera.
En hebreo hay dos formas para denominar al sí mismo, al yo:
a) aní
b) Anojí
a) aní
Es la percepción que limita la realidad a mi subjetividad. Esta forma de percepción crea una barrera que aisla al hombre del resto de la realidad y su verdadera esencia.
b) Anojí
Designa la percepción que me permite aprehender la realidad en forma objetiva, trascendiendo los límites que me impone el aní. La percepción de la realidad a través del Anojí me otorga acceso al estado en el cual el aní encuentra su resolución.
Contrariamente al hombre en quien el aní y el Anojí conducen a dos formas de percibir la realidad, «en» el Kadósh Barúj Hú no existe tal oposición ya que El «Es» el que percibe, lo percibido y la percepción.
«En» el Kadósh Barúj Hú el aní y el Anojí están unificados, siendo esta unidad la más insondable y la finalidad de toda las realidades puesto que «Allí» no se percibe, «Allí» se «Es»