La bondad fundamental
Decidí de escribir La Luz de Efraim acerca del santo pacto que une el Todopoderoso a las almas de Israel a raíz de la petición que recibí de mi padre a”h, treinta años después de su fallecimiento.[1] En uno de los viajes en los que iba a visitar su tumba en el cementerio hebreo de Madrid, sentí que estaba él transmitiéndome que debía escribir un libro advirtiendo al lector acerca de las consecuencias de la violación del pacto. De inmediato aseguré que lo haría a pesar de que no me sentía de tamaño a lograr tal empresa.
Ahora que me han permitido revelar que Simja Benyosef es mujer, puedo confiar que mi primera reacción fue de telefonear a nuestro posek, autoridad rabínica, Rab Yitzjak Abadi de Lakewood para contarle el episodio y pedirle su parecer.
“¡No lo haga usted!” me aconsejó el rab.
“Pero porqué, Rab?” le pregunté. “¡Cómo puedo no hacerlo después de la experiencia que he tenido?”
“No tiene usted la suficiente preparación para escribir tal libro,” adujo el rab.
Relaté la conversación a mi marido, z’l, comunicándole mi preocupación por la promesa que le había dado a mi padre, que no podría cumplir. “Un día tendré que enfrentarme con mi padre cuando se cumplan mis días, ¿y qué he de decirle?” exclamé.
“Trata de escribir algunos capítulos,” sugirió mi marido, “y yo se los enseñaré al rab. Si no los aprueba, podrás decirle a tu padre que trataste y no te fue concedido. “
De regreso a Israel, me apliqué a cumplir mi promesa un poco preocupada, ensimismada en la duda que quizás no pudiera llevar el proyecto a cabo, pero no tenía que haber dudado: la escritura me vino como un dictado, un chorro espiritual que no cesó de fluir hasta que terminé el libro…un mes después de comenzarlo. Empecé el día después de Purim y terminé en la víspera de Pesaj. En mi vida me sucedió algo así, ni antes ni después de esta experiencia.
Mi esposo le llevó el libro a Rab Abadi como prometido, y a mi gran sorpresa el libro fue de su agrado. Mi esposo estaba entonces estudiando Cabalá en la Yeshivat haMekubalim Beit El y enseño el manuscrito a algunos de sus compañeros de estudio. Me contó él después que sus amigos quedaron estupefactos de que una mujer hubiera escrito tal cosa. Me dijo que se entusiasmaron que ahora quedase el esencial tema de la rectificación del pacto al nivel de cualquier lector, y que muchos de ellos quisieron participar en el libro. Consiguieron materia adicional que sería bueno de integrar en el libro, dándole las copias a mi marido, quien me las entregó y así lo hice.
Toda la investigación que gradualmente integré al libro verificó el principio que el cuento interior de una obra contiene todos los temas de la historia principal y ayuda a subrayar éstos en la mente del lector. En otras palabras, el sufrimiento del hombre causado por sus hijos espirituales refleja el de la nación entera, como puede derivarse del siguiente diálogo entre Yosef y Adam:
“Cuando el hombre cumple las reglas del brit, pacto, es como si estuviese infundiendo los beneficios de la paz entre los seres celestiales. En cambio, cuando un hombre viola la santidad del pacto, crea lo contrario de la paz. Rab Avrohom Bornsztain – un rebbe jasídico de Polonia del principio del siglo pasado, declaró en su libro Iglei Tal referente a todos los exilios que han sufrido los Hijos de Israel, que en definitiva, su causa directa ha sido la profanación del pacto.”[2]
“En otra palabras, que nuestra falta de paz hoy, así como todas las desgracias que están sucediendo, se debe a esta profanación también», puntualizó Adam. «Comprendo perfectamente lo que me viene diciendo, Rab, pero es como si re-escribiese usted la historia.”
La rectificación del pacto bajo la guía de un sabio de la Torá versado en ello es lo que constituye una verdadera redención. He visto caso tras de caso de personas que se entregaron a rectificar su pasado y se adhirieron a la firme resolución de introducir kedushá, santidad en su vida: cada uno de ellos alcanzó su propósito. Algunos de ellos se casaron, estableciendo hogares de Torá con pureza, algunos tuvieron éxito en sus negocios o estudios, otros lograron cesar su dependencia en remedios siquiátricos, y otros realizaron el potencial de su alma, vinculado con la luz de kedushá.
Algunos años después de la publicación de La Luz de Efráim – que enfoca en el trabajo espiritual del hombre – le escribí una carta a Rab Israel Avijái, Rosh Yeshiva (decano) de la Yeshivat haMekubalim Bet El de Jerusalem, diciéndole: Me he fijado que muchas mujeres judías cometieron errores en su juventud, entablando relaciones prohibidas, y luego cambiaron de enfoque en la vida. Después volver sinceramente en teshuvá, sus vidas se centraron en la kedushá, santidad y se acercaron más y más a Hashem, pero ¡eran muy desgraciadas! Las perseguían los problemas de todas clases – ¡en su salud, sus relaciones matrimoniales, sus hijos, sus medios económicos! No pude evitar de ver una conexión con sus errores pasados, de los que trataron de distanciarse pero al parecer, no lo lograron.
La respuesta de Rab Israel no se hizo esperar:
¡Deje todo lo que está haciendo y escriba un libro sobre este tema!
Gracias a la compasión Divina escribí el libro, La luz de Efráim para la mujer y la pareja (no en un mes sino en muchos años de trabajo) y lo hice traducir al hebreo para que pudiera leerlo Rab Israel. Logré reunir todos los elementos de la traducción al hebreo y llevarle el manuscrito al rab al principio del mes de Elul de 2021/5781. Baruj Hashem, el rab no solo aprobó calurosamente y me prometió una carta confirmando su aprobación, sino que me dijo que lo publicara sin demora alguna. Incluso me dijo de ir adelante con la publicación sin esperar que se tradujera el último capítulo acerca de la recompensa por someternos al tikún de yesod que es la herencia de la Tierra de Israel, venir al Hogar de Hashem como legítima Compañera del Alma, si puede decirse. La Tierra de Israel es muy preciada a Ojos de Hashem, ya que es la representación física de nuestra Santa Shejiná.
En las páginas que siguen, ofrezco pues al lector este último capítulo, adaptado de las enseñanzas de Rab Moshé Luria.[3]
Cuando nos concede Hashem la Tierra de Israel, no es como el regalo de cualquier otro elemento que se transmita de un donador a un receptor; es un apego espiritual que imbuye todo nuestro ser. Como lo enseña el Zóhar, desde el principio de la Creación, la Tierra de Israel, el Pueblo de Israel y la Torá forman parte de la misma Entidad – parte de la esencia Divina – y por ello, esta Entidad no está separada del Emanador Divino. Cuando nos vinculamos a la Tierra y nos vinculamos a “Su Amo” con el apego apasionado de devekut, nos convertimos entonces en receptores, y como lo enseña Rab Luria, el Emanador llega a ser כחד (kejad) – como Uno con el receptor, y este último adquiere entonces la Tierra de Israel.
Hay muchos judíos que están atraídos por la Tierra, y vienen como turistas, para estudiar Torá por un tiempo específico, o para tratar de vivir en Israel, pero al llegar se ven obligados a enfrentarse con desafíos que les impiden de gozar de la relación espiritual con nuestra santa tierra. Este texto muestra la razón por la cual sucede esto.
Herencia de la Tierra de Israel[4]
El primer verso del libro de Éxodo, dice: וְאֵלֶּה שְׁמוֹת בְּנֵי יִשְׂרָאֵל הַבָּאִים מִצְרָיְמָה אֵת יַעֲקֹב אִישׁ וּבֵיתוֹ בָּאוּ. Y éstos son los nombres de los Hijos de Israel que vinieron a Egipto; con Iaacov (Jacob), vino cada hombre con su casa. La razón por la cual los Hijos de Israel tuvieron que sufrir el exilio egipcio aparece en la parashá, sección de Torá Lej Lejá, después de que el patriarca Abraham le pregunta a Hashem,[5]בַּמָּה אֵדַע כִּי אִירָשֶׁנָּה: – «¿Cómo sabré que he de heredarla?» Le respondió el Todopoderoso en el Brit ben haBetarim, Pacto de las partes:[6]
גֵר יִהְיֶה זַרְעֲךָ בְּאֶרֶץ לֹא לָהֶם וַעֲבָדוּם וְעִנּוּ אֹתָם אַרְבַּע מֵאוֹת שָׁנָה: […] וְאַחֲרֵי כֵן יֵצְאוּ בִּרְכֻשׁ גָּדוֹל
Sabrás con certeza que tus descendientes serán extraños en una tierra que no es la suya y los esclavizarán y los afligirán cuatrocientos años. […] y luego se irán de allí con grandes riquezas.
De este versículo deriva Rab Moshé Luria que el exilio egipcio, junto con las aflicciones y el duro trabajo fueron las condiciones para que heredáramos la Tierra de Israel. Antes de proceder es importante comprender que el alma de Adam, el primer hombre, incluía todas las almas; cuando debido a un descuido cayó Adam de su nivel espiritual, cayeron todas las almas con él. El grupo de almas que eventualmente se apegarían al Todopoderoso a través de la Torá – las almas de Israel – se distinguieron entre todas las otras almas, quienes formarían las setenta naciones de los goyim, gentiles.
Explica Rab Moshé Luria:[7] En su trabajo acerca de las cavanot, intenciones cabalísticas acerca de Pesaj, el Arí z”l trata acerca de los que fueron al exilio egipcio. Al separarse de Javá después del grave error que cometieron, Adam pasó por una etapa a la cual los cabalistas se refieren como KaL shanim, 130 años, durante los cuales trató él de rectificar su error. Desafortunadamente, en lugar de ello, intensificó profundamente la impureza en que se encontraba y los seres que resultaron de estos KaL shanim eventualmente encarnaron en los miembros de la Generación del Diluvio. […] No sólo que no rectificaron sus errores sino que al contrario, los empeoraron, persistiendo en la mencionada trasgresión.
En los escritos del Arí z”l aprendemos que en el mencionado versículo, גֵר יִהְיֶה זַרְעֲךָ –Sabrás con certeza que tus descendientes… זַרְעֲךָ (literalmente, tu semilla) es la palabra clave para comprender el versículo. Sucedió el exilio debido al pegam, la tacha a la que alude la palabra זַרְעֲךָ, tu semilla, causado por la caída de Adam, quien con la intención de llegar a un nivel de arrepentimiento más profundo, pasó 130 años en el río Gijón.[8] Debido a lo que sucedió en consecuencia, santas almas cayeron a la dimensión del otro lado, y en la cadena inexorable de causa y efecto, fue decretado el exilio egipcio Arriba. Por lo tanto, según el Arí z”l, el tikún para la trasgresión de los 130 años de KaL shanim fue de ir a Egipto y someterse a la larga esclavitud para redimir las santas chispas que habían caído como consecuencia de estos años.
¿Por qué tuvo este exilio que tomar lugar específicamente en Egipto?
Aquí es donde la Torá Interior ofrece respuestas. Después de la caída espiritual de Adam, las chispas esenciales de su alma eventualmente llegarían a ser los Hijos de Israel; las chispas restantes se volvieron lo que llamamos “las setenta naciones”. Las almas que fueron arrastradas hacia abajo por los desdichados ciento treinta años de Adam, los KaL shanim, reencarnaron en las almas de los egipcios. Enseña la Torá que el exilio de Egipto comenzó en verdad cuando falleció el patriarca Yaakov y se les cerraron los ojos a los Hijos de Israel; fueron cegados desde Arriba y se les bloqueó el corazón. Por resultado eran incapaces de desenredarse de la situación en la que se encontraban. Los rectos doce hijos de Yaakov – las doce tribus – ya llevaban pues la cadena espiritual de los KaL shanim de Adam, ¡¡cuando ni siquiera habían comenzado sus vidas!! Guiados por la Providencia Divina, sus descendientes se encontraron en Egipto, en contacto directo con los más bajos aspectos de las almas caídas, coaccionadas por el otro lado, y en Egipto tuvieron que comenzar su rectificación. Como lo enseña la Torá, sólo las almas singulares, los que llevaron su yugo con fe y valor, lograron salir de allá. No está en mi mano profundizar sobre este tema ya que queda muy por encima del alcance de estas páginas; puede decirse que mucha de la sabiduría de la Cabalá se basa en esta enseñanza.
Continúa Rab Luria:
Derivamos de lo que precede que la razón por la cual el exilio egipcio fue la condición que les permitiría eventualmente de heredar la Tierra tiene que ver con lo que sucedió en los KaL shanim, y la necesidad de liberar todas las santas chispas de su cautiverio.
¿Cuál es la relación entre la liberación de las chispas y la posibilidad de heredar la Tierra? ¿Por qué fue precisamente después que estas santas almas fueron redimidas de su esclavitud espiritual que pudieron heredar la Tierra y no antes? ¿Y por qué tuvo que costarles un exilio, aflicciones y un penoso trabajo? |
ולפי»ז יוצא שתנאי של גלות מצרים לירושת הארץ ענינה תיקון החטא של ק»ל שנים ולהוציא משם כל נצוה»ק.
ויש להבין מה שייכות ענין זה לגבי ירושת הארץ שדוקא אחר הוצאת הנשמות משבי מצרים יכלו לירש הארץ ולא לפני כן. ודוקא על ידי גלות עינוי ועבדות.
|
Para elucidar estas preguntas, miremos la parashá, sección de la Torá Vaerá, en la que encontramos cuatro palabras hebreas clave que expresan la gueulá, redención:[9]
- וְהוֹצֵאתִי אֶתְכֶם – Yo os sacaré
- וְהִצַּלְתִּ אֶתְכֶם- Yo os rescataré
- וְגָאַלְתִּ אֶתְכֶם – Yo os redimiré
- וְלָקַחְתִּי אֶתְכֶם לִ – Yo os tomaré para Mí
En relación a estas cuatro expresiones, tomamos cuatro copas de vino durante el seder de Pesaj. Sin embargo, hay una quinta expresión, וְהֵבֵאתִי אֶתְכֶם – Yo os traeré (a la Tierra), equivalente a la cual tenemos la costumbre de echar otra copa de vino – la quinta.[10] No obstante, en contraste con las otras cuatro, esta copa no es jobá, obligación religiosa.[11] Tratemos de comprender el significado de estas cuatro expresiones, y qué aprendemos de esta quinta copa que ponemos en la mesa pero que no hemos de beber.
Las primeras tres expresiones, וְהוֹצֵאתִי, וְהִצַּלְתִּ, וְגָאַלְתִּ, pueden verse como el acto de alejarse del mal, mientras que la cuarta puede verse como hacer el bien. Como explicado por los Rishonim, primeros sabios, cada una de estas expresiones transmite la redención de un aspecto de esclavitud particular.[12]
No obstante, la cuarta expresión, וְלָקַחְתִּי – Yo os tomaré para Mí como pueblo aparece después de que tomó lugar la gueulá, redención. Para entonces ya habían dejado Egipto. Señala Rab Luria:
ואחר היציאה יש עוד בחינה ולקחתי אתכם לי לעם שזה אינו גדר של סור מרע אלא בחינה של עשה טוב מעלה מיוחדת של בחירת עם ישראל לו לעם.
Esta cuarta expresión por tanto no comunica alejarse del mal sino hacer el bien, porque transmite el privilegio por el cual fue escogido el Pueblo de Israel como pueblo especial de Hashem.
Se puede comparar la diferencia entre las tres primeras expresiones y la cuarta a los dos aspectos de la mitzvá de circuncisión, la milá, y la periá, como explicaremos.
Como aprendemos de los escritos del Arí z”l la mitzvá de la circuncisión, brit milá, tiene dos aspectos. El primero supone la escisión total de la orlá, el prepucio – la membrana externa que cubre el órgano masculino al nacimiento – para que todo el glande, incluyendo su corona, resulte visible. La orlá representa el poder oclusivo de lo físico y el alejamiento de Hashem que resulta al trasgredir Su Voluntad. El segundo supone la periá, el arranque de la membrana que cubría el glande.[13]
Hay tres klipot, fuerzas externas apegadas a la orlá, el prepucio. Estas tres klipot son paralelas a la orlá y arrancar la orlá se considera un acto de alejarse del mal ya que es donde se apegan las fuerzas del mal. El segundo aspecto de la circuncisión es pues la mitzvá de periá: para marcar un recordatorio perpetuo de nuestra aceptación del reinado de Hashem sobre todo aspecto de nuestras vidas, la membrana exterior que suele adherirse al glande se arranca con la mano para que todo el glande, incluyendo su corona, resulte visible.[14] La periá es por tanto equivalente a hacer el bien, y representa la Fuente celestial de las almas de Israel.
La causa espiritual del exilo egipcio fue pues que la Fuente celestial en que las raíces de alma del Pueblo de Israel están apegadas al Kisé haCavod, Trono de Gloria, estaba oculta – bloqueada. Como dice el versículo en la parashá, sección de Torá, Mishpatim,[15]
וַיִּרְאוּ אֵת אֱלֹהֵ»י יִשְׂרָאֵל וְתַחַת רַגְלָיו כְּמַעֲשֵׂה לִבְנַת הַסַּפִּיר וּכְעֶצֶם הַשָּׁמַיִם לָטֹהַר:
Tuvieron una visión del D-s de Israel, y bajo Sus pies había algo como el brillo del zafiro y era como la esencia de del cielo en pureza.
Señala Rab Luria que según el Arí z”l, livnat hasapir, “algo como el brillo del zafiro,” alude a la sefirá yesod y a la Fuente celestial de la raíz del alma del Pueblo de Israel. Las tres mencionadas klipot rodeaban a las almas de Israel, y por resultado habían caído éstas a la Puerta cuarenta y nueve de la impureza. Moshé recibió pues una profecía en la que recibió el mensaje que Hakadosh Baruj Hu los liberaría de las tres klipot apegadas a la orlá, como aludido por las tres expresiones vehotzeti, Yo os sacaré, vehitzalti, Yo os rescataré, vegaalti, Yo os redimiré. La cuarta expresión, velakajti etjem Li¸ Yo os tomaré para Mí, es equivalente a periá, es decir, el eterno recuerdo de la fuente celestial de las almas de Israel.
Así como los dos aspectos de la circuncisión – milá y periá – corresponden a las dos clases de vínculos entre Hakadosh Baruj Hu y los Hijos de Israel, así también es el proceso al que alude el vínculo entre Hakadosh Baruj Hu y la Comunidad de Israel, en la manera de erusín, compromiso y nisuín, la ceremonia nupcial.
Así como hemos visto por las páginas de este libro, en nuestra ceremonia nupcial, la novia se somete a un proceso llamado bitul, en el que se entrega a su futuro esposo para formar la nueva entidad de su matrimonio. Lo que precede puede explicarse como sigue. La novia puede compararse inicialmente a una parra de las que se desprenden pequeñas vasijas aspirantes y se agarran a una superficie. En cambio, en el aspecto de bitul de su recién formada unión matrimonial, debe ella relajar su control, dejando ir todo a lo que se agarraba anteriormente. De este modo podrá compararse a la raíz de un árbol, mientras que su marido se comparará al tronco del árbol, que deriva su sustento de la raíz.
En verdad, a través de la ceremonia nupcial de kidushín, en que la novia queda consagrada a su novio, surge una nueva identidad en la que el marido se relacionará a su mujer como las ramas a la raíz del árbol. Después de kidushín vienen nisuín, en los que llegan a la etapa de והיו לבשר אחד אשתו כגופו – ve hayú lebasar ejad, [16] transformándose en un solo ser, como se explicará. Lo que es más, no sólo se transformarán en un solo ser sino que el marido tomará el papel de alma mientras que su mujer adoptará el de cuerpo. Como enseña el Maharal de Praga en su obra Gur Arieh, en relación al versículo de Shir haShirim,[16] – מַה יָּפוּ פְעָמַיִךְ בַּנְּעָלִים בַּת נָדִיבַ ¡Qué hermosos son tus pasos cuando asciendes al Bet HaMikdash con sandalias de peregrinos, O hija del Generoso!
Así como el naal, zapato (sandalia) es el ropaje que encubre el pie, de igual modo, cuando el Templo estaba en su precinto, en el tiempo de las tres festividades, los Hijos de Israel se transformaban en Santuario para Hashem,[17] y en ellos residía la Shejiná, así como el cuerpo es el ropaje que encubre el alma.[18]
Recordamos las dos últimas expresiones וְלָקַחְתִּי, Yo os tomaré, y, ,וְהֵבֵאתִי Yo os traeré (a la Tierra). La idea de “Yo os tomaré” evoca la ceremonia de kidushín en que la novia se entrega a su novio, y por resultado ambos entrarán en la nueva realidad de su matrimonio. Así también, como lo expresa Rab Luria, ואז ישראל נתבטלו להקב»ה להיות כשורש וענף – los Hijos de Israel se entregaron a Hakadosh Baruj Hu, listos a aceptar el vínculo de la raíz del árbol en relación a las ramas.
En cambio, el mensaje de in וְהֵבֵאתִי אֶתְכֶם – Yo os traeré evoca la unificación perfecta del vínculo nupcial de los nisuín, en la cual el novio trae la novia a su hogar. Entonces se vuelve ella parte de él en un vínculo espiritual, si puede decirse, así como las almas de Israel forman parte del Altísimo en el Mundo celestial. Por lo tanto, como concluye Rab Luria, como la Tierra de Israel es el Hogar de Hakadosh Baruj Hu, sólo entonces se perfeccionan los nisuín, la realización del lazo matrimonial.[19]
La cuarta expresión וְלָקַחְתִּי, Yo os tomaré, por lo tanto también alude a la redención, aunque no de modo tan evidente como las tres primeras, que corresponden a tres aspectos diferentes del proceso de cortar las ataduras de la esclavitud. Se podría decir que וְלָקַחְתִּי אֶתְכֶם לִי לְעָם – Yo os tomaré para Mí no indica la redención sino que transmite un mérito que se nos concedió, el de llegar a ser el Pueblo Escogido de Hashem.
Lo que precede da lugar a la pregunta ¿de qué forma puede ese mérito considerarse como una redención?
La respuesta es que la idea de “tomar” de la tercera expresión tiene connotación a la relación entre la raíz y la rama, en la que los Hijos de Israel están vinculados y apasionadamente apegados a Hakadosh Baruj Hu. En consecuencia, están elevados por encima de la influencia que tiene la naturaleza física en el hombre. Y en verdad, no hay gueulá, redención, mayor que la que nos libera de nuestras tendencias materiales que nos esclavizan a la jomriut, la materia. Nos transformamos entonces en benéi jorín, liberados, y no hay liberación mayor que la del que está constantemente sumido en sus estudios de Torá.
Queda claro que los Hijos de Israel no hubiesen podido llegar al nivel de וְהֵבֵאתִי Yo os traeré (a la Tierra) en el que habrían podido apegarse a Hashem con la unicidad total a la cual alude la expresión אשתו כגופו, y que habrían sido como el hejal, Santuario para la Presencia Divina, a menos de completar el tikún de los KaL shanim.
Como mencionado, el alma de Adam incluía todas las almas de Israel apegadas a Hakadosh Baruj Hu. No solo hubo un pegam, una falta causada a todas las almas que cayeron a la dimensión de las klipot, fuerzas externas, sino que el pegam llegó a afectar el aspecto Divino de daat. Más aún, las fuerzas del mal se apegaron a éste último debido al conocido principio que cuando la santidad de un elemento recibe una falta, las fuerzas del mal se apegan a éste.
Como explicado en los escritos del Arí z”l, las consecuencias del pegam que sufrió el daat fue que Faraón pudo apegarse al santo daat por medio de sus fuerzas del mal. Como hemos visto, el Faraón y su pueblo eran la esencia interior de toda la dimensión del mal; la shefa, iluminación que derivaban los egipcios de la presencia judía pasaba primeramente por el Faraón.
Lo que antecede explica pues el exilio egipcio. Los Hijos de Israel podrían haber entrado en la Tierra después de partir de Egipto, pero esto sólo hubiera sido para ellos un lugar de visita, un lugar que heredaron de sus antepasados. Sin embargo no hubiera sido lo que pidió Abraham, בַּמָּה אֵדַע כִּי אִירָשֶׁנָּה – «¿Cómo sabré que he de heredarla?» La plegaria de Abraham sugería que entraran en la Tierra como un novio trae a su esposa recién casada y se vuelve parte espiritual de él, con la unicidad total del lazo אשתו כגופו – si puede decirse, y de este modo podría Kneset Israel, la Comunidad de Israel apegarse apasionadamente a Hakadosh Baruj Hu. Sin embargo, la petición de Abraham sólo podía cumplirse después de que rectificaran por completo el daño causado al daat, conocimiento espiritual al nivel divino. El Pueblo de Israel tuvo pues que ir a Egipto y sufrir aflicciones, un duro exilio y la ocultación de la Presencia Divina; como predijo el profeta Isaías:[21] גָּלָה עַמִּי מִבְּלִי דָעַת – Por tanto Mi pueblo está exiliado sin el conocimiento íntimo imbuido con devekut [que proviene de] daat.
La penosa situación del Pueblo de Israel continuó hasta que se agotó la capacidad de las fuerzas del mal de apegarse al daat divino y pudo Israel elevar el daat a su fuente apropiada, con santidad. Sólo entonces pudieron ellos entrar en la Tierra como lo había solicitado Abraham.
[…]
Podemos ahora comprender la idea de la quinta copa de vino, correspondiente a וְהֵבֵאתִי, que ponemos en la mesa del Seder pero no hemos de beber. El vino es correspondiente a la alegría, mientras que el oneg, deleite se relaciona con el mundo Celestial de Atzilut, Cercanía.
La idea de simjá, alegría refleja a alguien que se regocija porque se le añadió algo a lo que tenía anteriormente. En cambio, oneg, deleite es esencialmente una percepción interior que se transforma en conciencia, volviéndose parte de uno. La quinta expresión וְהֵבֵאתִי corresponde a la unicidad total de אשתו כגופו, y a ese nivel la alegría es irrelevante ya que estamos por encima de ella. Por consiguiente, ponemos la copa llena de vino en la mesa como recuerdo que el propósito final de nuestro esfuerzo es habaah lebeitó, traer a la recién casada al Hogar, pero no tenemos que tomar el vino.
Llegamos a la conclusión que la idea de וְלָקַחְתִּי – podría también haber sucedido sin tener que pasar por el exilio egipcio, pero la excelsa quinta expresión, וְהֵבֵאתִי, en la que alcanzamos la unicidad total de אשתו כגופו, sólo podría haber sucedido después de rectificar la falta causada al daat Celestial.
Mi padre a”h tenía una afición, más que afición, una pasión, debería decir: tocar el violín. Esta afición había de ser muy profunda – muy arraigada en su alma – ya que atravesó las generaciones de sus descendientes. Yo la heredé – no toco el violín pero escucho música de violín en las santas horas de la noche mientras estudio Torá y mi alma se expande al oír sus dulces melodías. Y mi hijo mayor desarrolló él también la pasión al violín. A pesar de ser abogado en una empresa en Gibraltar y estar sumamente ocupado, usa su tiempo libre para tocar el violín, hasta el punto que forma parte de una orquesta profesional. Debido a su profunda reverencia a la Tierra Santa mi padre no aceptó el cargo de cónsul de Israel en Gibraltar que le correspondía por ser el hijo mayor de mi abuelo David Benaim z’l, quien tenía el título de cónsul. Mi padre sentía que por vivir el en galut, destierro, no debía permitirse actuar como representante de nuestra Tierra Santa.
La gran afinidad que desarrolló mi padre hacia el violín era algo sin precedente en su familia ya que nadie entre ellos tenía inclinación musical. Pasaba horas escuchando repetidamente cualquier disco de 78rpm con sonatas o conciertos de violín que le cayese en mano, ya que existían pocos conciertos en directo en esa época que visitaran Gibraltar. Viendo el deseo intenso que tenia de tocar violín, su padre le contrató a un profesor que le fomentara sus aptitudes musicales y le introdujera a ese mundo que ansiaba tanto, el del violín. Pasaron los años, creciendo y dominando con gran pericia el violín y, simultáneamente, ahorrando moneda a moneda con miras a comprar un violín Stradivarius, cuyo sonido supera el de todos los otros. Llego el anticipado día donde sus ahorros habían alcanzado la suma requerida para adquirirlo. En camino hacia la tienda, tropieza con un señor de más edad que él, conocido de la sinagoga, a quien mi padre saludó. Al verle con lágrimas indagó discretamente qué es lo que le sucedía. Sintiéndose este señor desamparado, se desahogó con mi padre que su esposa estaba muy enferma y que el tratamiento médico era muy costoso, mucho más allá del que sus limitados medios alcanzase, y que verla sufrir diariamente era una prueba que destrozaba su corazón cada instante. Con gran alegría de serle útil a alguien con un problema tan serio, le entrego la suma integra que había ahorrado para su violín, sin duda ni pesar alguno, sintiendo que esa era simplemente su obligación y privilegio. El relato termina que con ese dinero en mano, el desamparado señor acudió a los médicos que empezaran a tratar a su esposa. Cuando el hecho se diseminó en una ciudad tan pequeña, toda la comunidad participó en la colecta que permitió a esa señora de vivir saludable muchos años adicionales. XXX En cuanto al violín…a los pocos años, como exitoso empresario, mi padre pudo comprarse un violín que ni en sus sueños, en esos años de temprana juventud, hubiese podido costearse. En los años ´50, la única distracción familiar disponible era la de escuchar la radio, sentados alrededor de una mesa, compartiendo alguna bebida, fumando, o degustando alguna pastelería. Una noche, escuchando las noticias en Radio España junto con mi madre — que fue la que nos relató el incidente— el locutor, rompiendo el protocolo, solicita con gran urgencia ayuda monetaria para un bebé en Sevilla que está en las ultimas, cuyos padres no se podían costear el gasto necesario para llevarle a Inglaterra, que disponían en esa época de una medicina más avanzada. Anunciaron un número de teléfono adonde uno pudiese contribuir. Mi padre inmediatamente telefoneó y ofreció de pagar la totalidad de los menesteres para que los padres llevasen a ese bebé a Inglaterra. Sólo pidió que preservaran su anonimidad. Pasó el tiempo y mis padres escuchaban la radio cuando se interrumpió el programa y se escuchó la voz de un hombre, quien muy emocionado, relató lo sucedido, y añadía que su bebé había podido salvarse con la intervención de un donador desconocido. “Si está escuchando este mensaje en este momento, deseo que sepa que actuó como nuestro ángel salvador y siento que mi vida le pertenece” La espontaneidad que tenía mi padre a”h en ayudar a los necesitados fue algo que mantuvo hasta el final de sus días. |
Recuerdo como de pequeña a menudo oía el violín de mi padre que tocaba en el cuartito que era su refugio, donde tenía sus amados libros; y puedo imaginar lo que ha de haberle costado el tener que conformarse con un instrumento de menor calidad sacrificando el exquisito sonido de un violín Stradivarius. Quizá fue por ese jesed, esa infinita bondad y amor al prójimo que le permitió Hashem revelarse a su hija después de la muerte y pedirle que escribiera acerca del dolor de las almas que arranca el hombre de su lugar Celestial y arrastra hacia los mundos inferiores para ser acaparadas por las fuerzas del mal.
A su memoria dedico estas páginas; sea la Voluntad del Todopoderoso que el alma de Yosef ben Ester y David ascienda en Gan Eden.
ת״נ״צ״ב״ה״
לע»נ יוסף בן דוד ואסתר ע»ה תהה נשמתו צרורה בצרור החיים.[1]
[2] Véase Iglei Tal, jelek rishon.
[3] Adaptado de Rab Moshé Luria, Sefer Bet Genazai: Eretz Israel, vol. I. Cap. Tova haAretz meod, meod,” págs. 5-9. La Torá: Edición a cargo de Daniel ben Itzjak. Barcelona: Ediciones Martínez Roca, (Grupo Planeta). Todas las citas serán de esta edición excepto los versículos que habré de alterar según el contexto.
[4] Adaptado del estudio de Rab Moshé Luria en Bet Genazai al haTorá: Shemot, vol. I, págs. 16-18.
[5] Génesis 15:8.
[6] Génesis 15:13-14.
[7] Rab Moshé Luria Bet Genazái al haTorá: Bereshit, vol. I, “Vatishajet haAretz lifnéi H’,” págs. 168-171.
[8] Zóhar, Parashat Bo.
[9] Éxodo 6: 6-8.
[10] Esta quinta copa suele denominarse “la copa del profeta Eliahu”.
[11] רמב»ם סוף הלכות חול המועד.
[12] מאירי ערבי פסחים.
[13] La descripción y explicación de la brit milá está adaptada del libro póstumo de Rab Aryeh Kaplan, InnerSpace, p. 68; discusión de Netzaj, Hod, Yesod. Nueva York: Ediciones Maznaim.
[14] Ahora podemos comprender por qué la circuncisión ha de hacerse según la tradición rabínica. Cuando se corta el prepucio en el hospital como una medida de higiene, como suele hacerse hoy en día, la circuncisión omite la segunda etapa – revelar la corona – que lo esencial de este precepto.
[15] Éxodo 24:10. Mi traducción.
[16] Véase Génesis 2:24 (Y se transformarán en una sola carne).
[17] Shir haShirim 7:2; mi traducción, basada en la traducción interpretativa de Rab Avraham Sutton – en proceso.
[18] Rab Moshé Luria se refiere a las almas internas colectivas dentro de los Hijos de Israel en contraste con sus raíces de alma Arriba.
[19]וכלל ישראל בהיותם במקדש בשלוש רגלים נעשה הגילוי של נעלים שהם עצמם משכן ה’ ובתוכם השראת השכנה כגוף בתוך נשמה.
[20] וארץ ישראל ביתו של הקב»ה ורק אז נעשו בחינת נשואין גמורים
[21] Isaías 5:13; mi traducción.
Simja Benyosef