Kedushá – Tumá – Brajá
Kedushá y tumá representan dos formas de relacionarse con la realidad.
Kedushá nos indica la energía que estamos en condiciones de recibir y emplear positivamente.
Tumá, en cambio, es la energía que todavía no estamos capacitados para utilizar.
Tumá señala la forma de recepción que finalmente genera destrucción a nivel individual y colectivo.
Tumá es producto del placer momentáneo y egoísta sin evaluar sus futuras consecuencias.
Ejemplo: El cuerpo debe ingerir la cantidad y calidad de alimento que le provea la energía para funcionar correctamente. Si comemos en exceso generaremos un desequilibrio y finalmente enfermedades, ya que sobrecargamos al cuerpo con energía que no puede asimilar. También debemos tener cuidado en el tipo de alimentación; si no es balanceada el cuerpo tenderá a generar colesterol o azúcar, etc.
Análogamente sucede con nuestra energía instintiva, emocional, mental y espiritual. Cuando atraemos instintos, emociones, pensamientos y energías que todavía no sabemos manejar, ocasionaremos graves desequilibrios en la ecología espiritual del individuo y la sociedad.
La forma de relacionarnos con la kedushá es la brajá.
Brajá se traduce comúnmente como bendición.
Brajá es la reflexión mental, emocional y verbal que antecede la relación del hombre con el mundo de la kedushá.
La brajá es el discernimiento dentro del ámbito de la kedushá.
Previo al acto de acercarme a la kedushá -energía que estamos preparados para recibir y emplear positivamente- discierno y tomo conciencia del objetivo de mi deseo a través del pensamiento, el sentimiento y la palabra y del modo en que éste se expande hacia todos los ámbitos de la realidad.
Cuando la vida está basada en la kedushá y la brajá surge la conciencia superior, siendo que ahora el hombre se relaciona con el prójimo y con todos los ámbitos de la realidad concientemente, previendo las consecuencias de sus actos y ya no en forma mecánica e instintiva.