Tu Guía de Judaísmo

ISRAEL vs. HAMAS: Dime quiénes son tus enemigos y te diré quién eres

Poco a poco, día a día, nos vamos dando cuenta de que el enfrentamiento entre Israel y Hamás no es un conflicto militar; es una batalla entre dos civilizaciones opuestas: los yihadistas contra los judíos. Este contraste no podría ser más significativo, como quedó evidente con las atrocidades cometidas por Hamás aquel fatídico Shabat del 7 de octubre. En Israel y en todo el mundo, la gente buena lo está empezando a comprender.

¿MORIR PARA SALVAR O MORIR PARA MATAR?

La sociedad yihadista infunde odio hacia Israel y hacia los judíos que residen en Israel o en la diáspora. Crearon un culto a la muerte. Viven obsesionados con la inmolación. Y enseñan a sus hijos desde el jardín de infantes a abrazar la idea de morir en el proceso de «matar a un judío». Para ellos, la muerte de sus jóvenes durante un pogrom contra judíos es una bendición más que una tragedia. El poco valor que los yihadistas dan a la vida se ve en cómo utilizan a sus civiles, especialmente a los niños, como escudos humanos. Para evitar los ataques de Israel, porque saben que Israel no “apunta” a civiles, o a fin de sacrificar sus cortas vidas para obtener el rédito mediático de demonizar a Israel ante los ojos del resto del mundo…

El judaísmo está en el extremo opuesto. La Torá predica el valor supremo de la vida. El judaísmo tiene una visión “extremista” en este aspecto, que va más allá de la visión adoptada por el mundo occidental en áreas como la normalización de la eutanasia activa (un tema para otra conversación). En el judaísmo la vida no se mide por su tiempo ni por su calidad. Es un valor sagrado y absoluto.

Para la Torá, sólo se puede arriesgar la vida para salvar otra vida לא תעמוד על דם רעך, como hicieron quienes impidieron que esta tragedia fuera mucho más devastadora de lo que fue. Lo explico. Los líderes militares de Israel ahora ven que el ataque de Hamas podría haber terminado MUCHO peor. Se han incautado armas, explosivos y mapas, que muestran que Hamás intentó llegar a Jerusalem y provocar a los árabes israelíes de Israel para que se unieran a ellos y atacaran a las poblaciones judías en todo Israel. Fue el sacrificio de cientos de soldados, civiles, guardias y ciudadanos comunes y corrientes que perdieron la vida luchando para evitar ese escenario de pesadilla. El valor que un judío le da a la vida está representado por Matan Abergel z”l, un joven soldado de tan solo 19 años , quien, cuando una granada enemiga cayó dentro de su tanque, se dio cuenta de que no podía arrojarla fuera del vehículo, cubrió la granada con su pecho y murió, salvando la vida de los soldados que lo acompañaban en el vehículo.

Los yihadistas y los judíos representan dos extremos: el culto a la muerte vs. el amor a la vida.

DISFRUTAR DE LA MUERTE DEL ENEMIGO

Tengo un amigo que no era observante ni se interesaba por la Torá hasta que escuchó la frase de Shelomo HaMelej, también citada en Pirqe Abot, que dice: «Cuando tu enemigo caiga, no te regocijes». Dijo que esto muestra que la ética judía va más allá de la “naturaleza humana” y prueba así el origen divino de nuestra Torá.

Esto no significa que los judíos no celebremos nuestras victorias. Pero demuestra que tenemos una actitud «sobrehumana» de respeto hacia la muerte de nuestros enemigos. No recitamos Halel Shalem, el canto más completo de alabanza a Dios, durante el séptimo día de Pésaj, cuando conmemoramos el mayor milagro de la historia: la apertura del Mar Rojo, el abandono definitivo del territorio egipcio. ¿Y por qué no cantamos Halel ese día? Cuenta el Midrash que cuando los ángeles querían celebrar la redención de Israel después de cruzar el mar, una voz celestial los detuvo y les dijo: «ma’ase yadai tob’im bayam…» «Mis criaturas —los egipcios— se están ahogando en el mar, ¿y ustedes quieren celebrarlo con canciones?» Esta instrucción, que fue copiada por nosotros imitando a los ángeles, se convirtió en parte de nuestro ADN. Y nos hace diferentes a todos los pueblos de la tierra. Israel nunca apunta a matar mujeres, niños o ancianos… incluso después de que el enemigo haya asesinado a nuestras mujeres, ancianos y niños. Es más fuerte que nuestro instinto natural “humano” de venganza… Ningún ejército en el mundo es más ético que las Fuerzas de defensa de Israel, Tzba Hagana LeIsrael, que tiene tanto cuidado de no atacar a civiles. Y que tantas veces arriesga la vida de sus propios soldados, llevando a cabo operaciones militares arriesgadísimas en lugar de acabar con el enemigo desde el aire, para no matar civiles inocentes (aunque creo que estas reglas del juego cambiarán en Gaza).

Los yihadistas han demostrado un salvajismo brutal y subhumano. Por la forma indescriptible en que torturaron a sus víctimas judías el 7 de octubre. Por el sadismo de matar deliberadamente a padres delante de sus hijos y a hijos delante de sus padres. Y por la perversidad de filmarse disfrutando de estas atrocidades y celebrando la profanación de los cuerpos judíos. “Ángeles vs. fieras salvajes”. Nunca se había visto más claramente la diferencia entre ambas civilizaciones.

No sé por qué lo hicieron, por qué violaron, masacraron, gasearon y decapitaron a judíos. ¿Instinto animal? ¿O tal vez una recreación de la masacre de las tribus judías en Arabia Saudita que Mahoma llevó a cabo en los años 620 de la Era Común, en la que cortó las cabezas de los hombres judíos y secuestró a miles de mujeres y niños de nuestro pueblo? ¿Quizás querían que “viéramos” estas atrocidades para que tuviéramos miedo? Quizás intentaron intimidarnos. ¡En Europa la intimidación les funciona muy bien los yihadistas! Pero con nosotros no funcionará. Han conseguido precisamente lo contrario. ¡Nos despertaron!

Esas terroríficas imágenes lograron lo que parecía imposible. Muchos judíos en Estados Unidos, por ejemplo, que están absolutamente asimilados, alejados de la religión y que no tienen ninguna afinidad con Israel, despertaron, creo que por primera vez en sus vidas descubrieron que la coexistencia de Israel con el enemigo árabe no es posible. Por primera vez, muchos de estos judíos defienden a Israel. Protestan contra universidades como Harvard, NYU o Columbia por no condenar las atrocidades de Hamás y permitir manifestaciones pro-terroristas. Muchos de estos judíos son grandes patrocinadores y están recortando sus generosas donaciones a estas infames instituciones, que han perdido su credibilidad moral. ¿Por qué reaccionan de esta manera, como nunca antes lo hicieron? Porque para muchos judíos, la última reserva emocional judía que les queda son las imágenes que vieron (o quizás vivieron) en la Shoah. Los vídeos de la muerte de Hamás les abrieron los ojos y tocaron un nervio emocional muy fuerte, que había estado dormido durante décadas.

Lo mismo está sucediendo en Israel. Muchos líderes políticos israelíes “pacifistas” están despertando de sus sueños de hadas. Reconocen el tremendo error de proyectar su humanidad y bondad de corazón sobre Hamás y sus aliados. Esta terrible tragedia ha hecho que Israel B”H esté más unido que nunca, כאיש אחד בלב אחד. Y hará que Israel esté más y mejor preparado militarmente. Y creo que habrá cambios fundamentales, CAMBIOS MUY POSITIVOS, en las decisiones políticas que se tomarán de ahora en adelante.

Lo que décadas de advertencias a los líderes pacifistas no lograron, lo lograron los atroces videos de Hamás profanando cadáveres judíos.

VIVIR DE LA MENTIRA

Hay más. En una conferencia que compartimos por Zoom este pasado miércoles, mi amigo, el periodista Gabriel ben Tasgal, recordó que parte de la cultura yihadista es la taqiya, es decir, la “mentira estratégica” permitida por la religión yihadista.

Esto significa que los yihadistas no tienen que cumplir con su palabra. Para sorpresa de toda la gente buena, la versión yihadista de esta religión “valida” la mentira con fines estratégicos, políticos o militares y los exime de cumplir con sus acuerdos. Validan que se comprometan formalmente con la paz o la tregua y hagan creer al mundo que realmente quieren la paz o un Estado palestino junto a Israel, cuando en realidad están esperando que Israel baje la guardia, y entonces, ¡¡BAM!! ! ¡atacarla y tratar de destruirla!

La madre de la inmoralidad política, en todas sus variedades, siempre fue formulada con las palabras “el fin justifica los medios”, ejercicio que la Torá detesta y rechaza en todos los ámbitos de la vida (en mitzvá ba-á al yede abera) “ No es correcto cumplir un mandamiento violando otro”.

Cuando Gabriel estaba explicando este concepto perverso, me vino a la mente la historia de Yehoshua Bin Nun en la guerra de conquista de la tierra de Israel hace 3500 años (capítulo 9). De repente, un gran grupo de personas apareció de la nada. Eran los gib’onitas, que eran enemigos de Israel. En una astuta obra de teatro digna de una película de Hollywood, los gib’onitas se disfrazaron con ropas y zapatos viejos, ensillaron a sus animales con sillas gastadas y se hicieron pasar por un pueblo extranjero que había venido desde muy lejos para unirse a Israel porque habían escuchado acerca de las maravillas que Dios había hecho por Israel. La farsa dio resultado y Yehoshua y los líderes de las tribus de Israel (nessim) establecieron un pacto con ellos. Pero unos días después se descubrió la verdad. El pueblo judío se sintió traicionado y se quejó ante sus líderes. Pero a pesar de la indignación, los líderes judíos dijeron que tenían las manos atadas y que no podían dañar a los gib’onitas (que ya no representaban ningún peligro para Israel) «porque les habían dado su palabra de no hacerles daño». Es decir, ¡el pueblo judío cumplió su palabra con sus enemigos a pesar de que los engañaron! ¿Será por eso que nos odian? ¿Porque somos tan diametralmente diferentes de ellos? ¿Porque cuando se reflejan en nosotros, sus vecinos, se dan cuenta de lo moralmente inferiores que son?

Un enorme ejemplo de la inmoralidad de Hamás es lo ocurrido esta última semana con las noticias falsas sobre el hospital de Gaza que “fue bombardeadopor Israel”. Hamás acusó inmediatamente a Israel de atacar deliberadamente un hospital —algo que todo el mundo árabe sabe que Israel nunca haría— y de matar a “más de 500 niños palestinos”. Gran parte de la prensa mundial se hizo eco inmediatamente de esta noticia y comenzó a reproducirla sin verificarla. Porque era coherente con la narrativa antisemita que tanto extrañaban algunos medios … Israel ya había disfrutado de un exagerado “período de gracia de 10 días”, sin precedentes en los últimos 50 años. Era hora de regresar a la demonización de Israel una vez más.

Nadie preguntó, nadie quiso preguntar, cómo Israel sigue contando sus muertos entre las ruinas, mientras que Hamás, en cuestión de minutos, ya sabía que precisamente “521” niños palestinos habían sido asesinados. Los periodistas antisemitas aliados de Hamás estaban listos para publicar en su portada las fotografías de las pobres víctimas palestinas…

Lo cierto es que el hospital no fue atacado por Israel, el cohete que la Yihad Islámica lanzó desde Gaza hacia Israel, y por accidente cayó en el aparcamiento del hospital. Y hasta donde yo sé, no hubo muertes.

Pero, por supuesto, esto nunca fue (ni será) rectificado o negado por Hamás o sus aliados.

Ahora bien, si la mentira está tan arraigada en la mentalidad y el comportamiento yihadistas, ¿es razonable que Israel firme un tratado de paz con este pueblo o les entregue un Estado o incluso una frontera común a cambio de una promesa de paz? ¿Tienen algún valor los acuerdos de paz o las treguas pactadas con ellos?

¿Puede Israel permitir que la “ayuda humanitaria” llegue a la Franja de Gaza y confiar en la palabra de Hamás de que el dinero se utilizará para medicinas y asistencia a los pobres de Gaza? ¿Podemos confiar en que los enemigos de Israel no entregarán por la frontera de Rafiaj armas y más combustible para ayudar a los salvajes asesinos de Hamás dentro de los camiones de las Naciones Unidas o de las ambulancias de la Cruz Roja, disfrazadas de ayuda humanitaria?

LOS YIHADISTAS HAN ABUSADO DE LA INGENUIDAD, MORAL E INTEGRIDAD DE ISRAEL DURANTE DÉCADAS CON LA COMPLICIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS, LA UNRWA Y LA MAYORÍA DE LOS PAISES DE LA UNIÓN EUROPEA.

Es hora de decir: NO VA MAS

Cuánta razón tenia el rey David tenía razón cuando nos contó de sus conversaciones de paz con sus enemigos (Tehilim 120:7). “Cuando hablo de paz, me refiero a la paz, pero cuando mis enemigos hablan de paz, lo hacen pensando en la guerra”. אֲֽנִי־שָׁ֭לוֹם וְכִ֣י אֲדַבֵּ֑ר הֵ֗֝מָּה לַמִּלְחָמָֽה

El rey David también dijo en su Salmo 119:98 “meoyebai techakemeni”: HaShem ayúdame a comprender a mis enemigos. ¡Porque me resulta muy difícil aceptar que existan personas con una moral tan baja! Y entiendo que necesito ser más astuto que ellos, para sobrevivir entre ellos.

Hemos pagado un precio muy alto, ríos de sangre judía, para volvernos más inteligentes y darnos cuenta de que en Medio Oriente la paz no se logra con acuerdos internacionales. Cuando uno vive rodeado de valores yihadistas, la paz solo se logra y se mantiene siendo más fuerte que el enemigo.

Que HaShem nos dé la fuerza que necesitamos (militar, política, estratégica y emocional) para lograr la paz que merecemos.

וְכַאֲשֶׁר יְעַנּוּ אֹתוֹ כֵּן יִרְבֶּה וְכֵן יִפְרֹץ

Rab Yosef Bitton