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La misión del pueblo de Israel
La Tora e Israel
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Israel, la Misión contra el Mal

Extraído de «Escoge la vida” de Rab Ezriel Tauber

-Cuál es exactamente la misión a la que se refiere?

-La misma que Avraham persiguió: llevar a la humanidad al reconocimiento verdadero de Dios.

–Pero, de acuerdo a lo que usted dice, Rabino, la mayor parte del mundo reconoce la existencia de Dios. La mayor parte de la gente no es primitiva o supersticiosa. Tal vez no todos comparten el entendimiento Judaico de Dios, pero en esencia Avraham tuvo éxito. Tal vez la misión Judía ya se completó?

-No.

-Por qué?

-Porque aún si al mundo no le importara admitir que Dios existe, su comprensión hacia El está ligada a cosas extrañas, auto-diseñadas o a inventos. Estas distorsiones frustran el plan de la Creación por lo que es necesario que este plan se esclarezca antes de que el mundo alcance su destino final.

-Exactamente de qué distorsiones está usted hablando?

-Básicamente de dos: la idea errónea que tiene la gente tanto de la Torá como del pueblo de Israel. Desde el punto de vista Divino, la Torá, es la definición de vida, de humanidad, de bondad, etc. El ser humano necesita esta definición si es que desea tener esperanza de crecer más allá de lo subjetivo, de ideales hechos por el hombre. Israel, es la materia humana que Dios diseñó y le dió la responsabilidad de cumplir con la Torá. Hasta que el mundo entienda que el concepto verdadero de Dios y de su propósito sólo se pueden completar con el florecimiento dual, de la Torá y del pueblo de Israel, la concepción que tiene la humanidad de Dios está incompleta.

-Pero Rabino, usted mismo me dijo que tanto los cristianos como los musulmanes están de acuerdo en que la Torá se entregó en el Monte Sinaí; y muchos de ellos también están de acuerdo en que Dios escogió al pueblo Judío para cuidar la Torá.

-Cierto, sin embargo, lo niegan ya que consideran a la Torá como el «Viejo Testamento» que ya no se aplica hoy en día. Dicen cosas como: Dios abolió la obligación de observar la Torá porque El vio que era muy difícil para los seres humanos. Dicen cosas en las que se nota que no se fijan realmente en la Torá ya que se ciegan a algunas de sus partes como: «Los mandamientos que te ordeno hoy no son muy difíciles para ti ni distantes… sino que están muy cerca de ti ya que están en tu boca y en tu corazón listos para realizarse».

Sus argumentos no tienen fin, pero nuestro trabajo no es involucrarnos con ellos en sus debates, sino decirle al mundo que hay una Torá; no por la fuerza ni por el dominio sino modelando la luz cegadora de su verdad. Así fue como Avraham lo hizo. Y nosotros, como sus descendientes, tenemos la obligación de observar las leyes de la Torá y saturarnos de su espíritu. No sólo por nuestro bien personal, sino para dar a los observadores sinceros, la oportunidad de ver la verdad y la belleza del camino de la Torá.

Esa es la misión del pueblo Judío. Y obviamente, esta misión, no ha terminado. Estamos en proceso de completarla. Nuestra misión jamás se nos ha quitado ni se ha cambiado o alterado de ningún modo durante más de 3,300 años.

-Puedo entender la idea de la Torá – -dijo David – -me lo ha explicado bien: Dios dio al ser humano enseñanzas para ayudarnos a obtener el mayor provecho de la vida. Al estudiar Torá estas últimas semanas, he empezado a ver su profundidad, su lógica y la verdad de sus caminos. Sin embargo, mientras la Torá puede ser verdadera y perfecta, los Judíos de ninguna manera son perfectos.

-Cierto, la ignorancia de la Torá y los pecados, unidos con las persecusiones, nos han debilitado. Sin embargo, no importa qué tan lejos estemos como descendientes de los padres justos, Dios nos espera, sólo a nosotros, para que nos acerquemos a Su Torá y a traer el propósito de la Creación y desarrollar al máximo sus frutos.

-Pero por qué?

-Porque así como la Torá estaba en los planes de Dios antes de que El creara el mundo, también Israel estaba en los planes de Dios antes de la Creación. En otras palabras, la creación del mundo fue hecha para servir como enlace de ambos conceptos, Torá y el pueblo de Israel.
-Cómo! – -exclamó David — El mundo fue creado para Israel?

– Sí. La Torá, como te dije antes, es la verdad interna del Creador. El mundo físico es el lugar en el que la Torá se utiliza, se revela y en el que a través de ella Dios se da a conocer.

-Está bien, puedo entenderlo – -dijo David – -pero cómo puede usted pensar algo así acerca de Israel?

-Porque Israel es la manifestación del deseo interno de Dios, cuando El creó al mundo. Es el nombre que Dios eligió para el ser humano capaz de alcanzar los niveles espirituales más altos que había decretado para la humanidad. Es por eso que cuando le cambió el nombre a Yaacov (de Yaacov a Israel) se nos presenta como uno de los eventos más significativos de la historia.

-Uno de los eventos más significativos de la historia?

-Sí, no fue nada más ponerle un nombre. Yaacov fue la culminación del esfuerzo y la esperanza de Avraham. La cima de de la vida de Yaacov fue la revelación de que se le iba a llamar Israel ya que al cambiarle de nombre se dio cuenta de los esfuerzos de sus padres, Avraham e Isaac.

A Yaacov se le llamó primero «Israel» cuando peleó contra el ángel del mal (Yetzer Hará). Israel, nos dice la Torá significa «aquél que ha luchado con (los agentes de) Dios y ha prevalecido». Este encuentro sirve como un símbolo de la misión del pueblo de Israel. Hasta la llegada del Meshiaj (Mesías), los hijos de Israel tendrán la misión de combatir y de ganarle al Yetzer Hará en todas sus manifestaciones.

«Israel» es realmente una corona. Dios esperaba ponérsela al ser humano que iba a levantar al resto de la humanidad. Yaacov, que construyó sobre las bases de su padre y abuelo, fue ese ser humano. Por lo tanto, el ganarse el nombre de «Israel» no sólo fue algo personal sino algo que iba a tener implicaciones para la humanidad entera y aun para el Universo.

Por lo tanto, cuando a Yaacov se le llamó «Israel», una «era» en la historia de la humanidad se cerró. Dios unió el nombre de Israel y la misión que implica, a los hijos de Yaacov. Antes de él, teóricamente, cualquier individuo o familia podía hacerse merecedora y reclamar la misión. Después de él, podía haber otros individuos, familias o naciones, pero sólo los descendientes de Yaacov podrían llamarse Israel.

En el Monte Sinaí, el nombre, la misión y el ideal de Israel se unieron en matrimonio con los descendientes de Yaacov. Desde este momento, todos aquellos que quisieran identificarse con el ideal más alto de Dios, tendrían primero que alinearse con la gente a la que Dios ya había elegido para ese ideal. Individuos fuera de la semilla de Israel eran y siguen siendo capaces de despertarse a sí mismos, en la búsqueda de la verdad y atarse ellos mismos a ella. Sin embargo, el ideal verdadero de Dios sólo se puede encontrar en el destino y la misión de Israel.

Una evidencia sólida es el hecho de que tanto la religión cristiana como la musulmana dicen tener la misión de los Judíos para ellos mismos. Dicen que el «Viejo Testamento» fue verdad en su momento pero que con el tiempo ha ido «aumentando». Sus fundadores sabían que la única manera que podían legitimar sus ideas sería primero reconociendo la elección de Israel como el pueblo elegido para llevar a cabo la misión de Dios y después decir que de alguna manera esta misión pasó a ser para ellos. Sin embargo, esto se determinó hace mucho tiempo y no puede tener cambios. «Sólo en tus padres Dios se deleitó, los amó y escogió a su descendencia, digamos, a ti, sobre todas las naciones, como es hoy en día.»

Por lo tanto, la Torá no es el único mensaje del Judaísmo, también el pueblo de Israel lo es. Sabemos que los Judíos no somos perfectos, sin embargo, como pueblo, es a nosotros a quienes se entregó la misión de combatir contra los agentes del mal. Al final, como Yaacov, tenemos que prevalecer sobre el mal. Ese es el plan de Dios. Ahora sin embargo, seguimos en plena batalla, mientras que nadie más lo está y no es tan claro que vayamos a prevalecer; por lo tanto, tampoco es muy claro que seamos diferentes, únicos entre el resto de las naciones. Sin embargo, Dios nos espera, sólo a nosotros, porque nuestros antepasados se ganaron el título de Israel e Israel es el pueblo al que Dios consideró capaz de soportar y llevar a cabo la misión por la cual creó al mundo.

El mundo es sólo una etapa en el florecimiento de estos dos conceptos: Torá e Israel. Los dos van de la mano. La Torá es la electricidad mientras que Israel es el foco. Solamente la Torá puede hacer que Israel brille. Y solamente a través de Israel, la Torá, el resplandor del Creador, se revela en este mundo.

Cuando todo Israel brille con la luz de la Torá en su máxima belleza durante los días del Meshiaj, la misión comenzada por Avraham Avinu habrá sido completada. Entonces todas las naciones van a poder ver cómo se planeó la Creación desde el principio y cuál era su propósito. Nos agradecerán y nos admirarán por mantenernos firmes y diferentes a través de los siglos de persecución. No les asombrará escuchar que el pueblo Judío es el pueblo elegido y que el mundo fue creado para Israel.

Rab Ezriel Tauber

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