Festejando
Leyes y costumbres
Rosh Hashana
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Inscríbenos para la vida

Extraído de Nosotros y el tiempo. Rab Eliahu Kitov

Las plegarias de Rosh HaShaná deben estar dirigidas esencialmente al establecimiento del dominio absoluto de Di-s y a la satisfacción de las necesidades comunitarias, más no las personales. Se debe rezar para que toda la humanidad no sea encontrada culpable y resulte meritoria en el juicio, que se incremente la armonía, y que la soberanía de Di-s se revele ante toda la Creación. Decimos en la Amidá: Que todo lo que existe sepa que Tú le diste existencia, que todo lo que fue creado comprenda que Tú lo creaste, y que todo ser que posea alma declare: Di-s, el Señor de Israel, es el Rey, y Su reinado tiene dominio sobre todo. Esta es la esencia de las plegarias del Día del Juicio: que todo el mundo pasa delante de Di s para ser juzgado para la vida o la muerte.

Quien comprende que el mundo está siendo juzgado por todas sus acciones, ¿cómo es posible que centre sus pensamientos en sus propios deseos y necesidades? Aun de estar seguro que saldrá meritorio del juicio, ¿cómo puede procurar su propio bien en un momento en el que todo el mundo está siendo evaluado en la balanza de la justicia? Por el contrario, debe aspirar a obtener misericordia tanto para sí como para sus semejantes, implorando que todos sean inscriptos para una buena vida y que El, quien otorga la vida, les provea de todo aquello que carecen. Así dijeron nuestros Sabios: El, quien otorga vida, otorga sustento.

AMIDá EN LOS DíAS TEMIBLES

La Amidá en los Días Temibles (Iamím Noraím) es distinta a la del servicio de los demás días especiales del calendario judío, tanto en su forma, en los agregados realizados al formato usual, en la melodía empleada, como así también en el número de bendiciones que se recitan.
Durante todo el año, la Amidá o Shemoné Esré de la semana consta de dieciocho bendiciones [además de la de Velamalshiním, que se agregó posteriormente].

En Shabat y en las Festividades, la Amidá consta de siete bendiciones: las tres primeras y las tres últimas son idénticas a las del servicio de los días de semana, mientras que las intermedias hacen referencia a la santidad del día en sí [«Quien santifica el Shabat», en los días sábados, y «Quien santifica a Israel y las estaciones festivas», en las Festividades]. El orden general de la Amidá de cada una de las Festividades es idéntico, siendo insertado el nombre de la Festividad específica en el lugar apropiado. De este modo, utilizamos la misma estructura para los párrafos Vatíten lánu [«Y Tú nos diste…»] y Iaalé VeIavó [«…que ascienda y venga…»], agregando una referencia a Pesaj, Shavuot o Sucot donde corresponda (véase Sidur, pág. 251 y ss.). Lo mismo se cumple para la Amidá de Musaf; la disposición es similar, y el único cambio realizado es la referencia a la ofrenda correspondiente a cada una de las Festividades (véase ibíd., pág. 256 y ss.).

En Rosh HaShaná, sin embargo, se hacen varios cambios (véase Majzor para Rosh HaShaná, pág. 93 y ss.):
En las primeras dos bendiciones hay dos agregados: «Recuérdanos para la vida…» [Zojréinu] y «Quién es como Tú…» [Mi jamója].
En las dos últimas bendiciones hay otros dos agregados: «Inscribe… para una buena vida» [Ujtov lejaím] y «En el libro de la vida…» [Ubsefer jaím]. Este orden se sigue comenzando en Rosh HaShaná, a lo largo de los Diez Días de Arrepentimiento, hasta Neilá (la plegaria de cierre) de Iom Kipur, cuando la palabra vajatóm -sella- reemplaza al término ujtov -inscribe-.

El formato de la tercera bendición de la Amidá es cambiado y la bendición que concluye usualmente con: «el Di s santo» es reemplazada por «el Rey santo». Esta modalidad se sigue comenzando en Rosh HaShaná, durante los Diez Días de Arrepentimiento, hasta después del cierre del servicio de Neilá en Iom Kipur.
En Rosh HaShaná y Iom Kipur, el texto de la tercera bendición [«Tú eres santo»] es más extenso y se incluyen párrafos que contienen plegarias y súplicas para que el dominio de Di-s sea reconocido por toda la humanidad; que el honor de Israel, como nación elegida de Di-s, sea exaltado; que Jerusalén y los justos sean bendecidos con alegría; que la injusticia desaparezca de la faz de la Tierra y sea revelada la luz del Mashíaj.

En la frase final de la cuarta bendición, que se refiere a la santidad del día, el texto utilizado en las Festividades -que contiene un pedido por la paz del pueblo de Israel y hace referencia a la santidad de la nación- es reemplazado en Rosh HaShaná y Iom Kipur por una plegaria que ruega por la manifestación de la soberanía de Di s sobre el mundo, Israel y toda la humanidad.

En la mayoría de las comunidades sefardíes, así como también en muchas comunidades ashkenazíes, se agregan piutím [poemas litúrgicos] a la repetición que el Oficiante hace de la Amidá. La plegaria Avínu Malkeinu [«Padre nuestro, Rey nuestro»; Majzor, pág. 114] se recita luego de la Amidá salvo que Rosh HaShaná o Iom Kipur coincidan con Shabat, en cuyo caso no se recita en las sinagogas ashkenazíes. En casi todas las comunidades se acostumbra a recitar el Salmo 130 antes de Barjú en Shajarit (Majzor, pág. 85).

El Jazán entona los cánticos y las melodías tradicionales de Rosh HaShaná y recita las plegarias en una forma más minuciosa de lo acostumbrado en otras ocasiones. En las comunidades ashkenazíes, es costumbre que el Jazán que recita las plegarias del servicio matutino de Shajarit comience a cantar suavemente HaMélej [«El Rey»], y vaya alzando gradualmente su tono de voz para que el canto sea escuchado con temor y estremecimiento.

Leemos en Sefer HaJaím (escrito por el hermano de Rabí Iehudá Loeb de Praga [el «Maharal»]), que cuando el Jazán exclama «¡HaMélej!», todos los ángeles acusadores desaparecen de inmediato. Estos se comparan a los villanos que capturan a una persona y se la llevan por el camino de la ciudad real. Una vez que llegan a la plaza del mercado, el cautivo grita «¡Oh, Rey!», y los bandidos lo liberan instantáneamente y huyen. De la misma manera, caemos en poder de la Inclinación al Mal, hasta que nos reunimos en la Casa de nuestro Di s como un solo hombre y clamamos a nuestro Rey que nos salve. El Satán huye de inmediato.

En cuanto a los diversos agregados y modificaciones: Algunos datan del período de los Hombres de la Magna Asamblea, los responsables de establecer el orden de la Amidá, mientras que otros son un legado de nuestros Sabios más destacados, quienes sabían cómo acercarse al Creador en el Día del Juicio, cómo despertar el temor al Cielo en el hombre, e inspirar estremecimiento ante la proximidad del juicio Divino.
La mayoría de las modificaciones realizadas en el orden de la Amidá se producen en el Musaf de , que se expande para incluir secciones que tratan tres temas: maljuiot, zijronot y shofarot –la soberanía Divina, la providencia Divina y la revelación Divina- que se describen a continuación.

Rab Eliahu Kitov

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