Estudiando
3.Lej Lejá
El Libro De Bereshit (Génesis)
+100%-

Farbrenguen: Likutei Sijot

Extraido de Sijot en español

 

Una Antologia de Alocuciones del Lubavitcher Rebe Rabí Menajem Mendel Shneerson Sobre las Lecturas Semanales de la Torá y Ocasiones Especiales del Calendario Judío
Un proyecto de Sijot en Español y Editorial Kehot Lubavitch

Bsd.
En ocasión de Shabat Parshat Lej Lejá publicamos la primera parte de la sijá correspondiente a la Sección Lej Lejá, del Volumen I de Likutei Sijot.

En la Sección Lej Lejá comienza la historia de la vida de nuestro Patriarca Avraham, el primer judío. La orden de Di-s a él ‘’Vete para ti, de tu tierra, de tu lugar natal, y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré’’, desde la perspectiva de la filosofía jasídica, es mucho más un hito en la vida de Avraham, es el camino que recorre el alma de todo judío. En esta Sijá el Rebe expone cómo las palabras ‘’tu tierra, tu lugar natal…’’, son los diferentes niveles en los que alma se encuentra en las sublimes alturas celestiales, antes de su descenso al cuerpo físico. De allí tiene que partir y desarraigarse –‘’Vete…’’. Pero gracias a ese descenso, el alma logra un ascenso inmensamente mayor al de su estado anterior. Esta condición más excelsa –‘’la tierra que Yo te mostraré’’- es la conexión profunda del alma con Di-s que se consigue exclusivamente mediante la Torá y las mitzvot, en este plano físico de la creación.

Sijot en Español y Editorial Kehot Lubavitch agradecerán sus comentarios y/o correcciones. Contacto: info@sijotenespanol.org.ar y info@kehot.com.ar. Asimismo, para dedicar fascículos del Likutei Sijot contactarse con info@sijotenespanol.org.ar o al Teléfono 4504-1908. Las frases entre corchetes [ ] son agregados de la edición en Español. A las notas originales se agregaron las notas de la versión Inglesa (NVI) y las de la edición en Español (NE).
8 de Mar-Jeshván de 5767
Textos originales: Likkutei Sichos (© Vaad Lehafotzas Sichos, Brooklyn, NY)
Edición de Textos y Dirección General: Rabino David Stoler
Traducción: Equipo de Sijot en Español.
Revisión: Rabino Natán Grunblatt.
Esta traducción se realiza con la autorización expresa de Vaad Lehafotzas Sichos, Brooklyn, NY.

A

1. Está escrito [en la Mishná] que nuestro Patriarca Avraham fue puesto a prueba [por Di-s] en 10 ocasiones1. Entre las primeras, y quizás una de las más difíciles, se encuentra la de Ur Casdím2. Sin embargo, [pese a la heroica actitud de Avraham allí,] esta prueba se menciona en la Torá apenas de manera alusiva3 y no explícita. La primera prueba que las Escrituras mencionan de manera clara es aquella [ordenanza de Di-s a Avraham, la] de Lej lejá… – “Vete, para ti, de tu tierra, de tu lugar natal, y de la casa de tu padre”4.

La razón de ello bien puede deberse a que el concepto [a aprender] de [la prueba a la que fuera sometido Avraham,] “Vete, para ti, de tu tierra…” es aplicable a la avodá (el servicio a Di-s) de cada persona, tanto en los aspectos de milemaalá lematá y de milematá lemaalá5, así como también en el aspecto del mata mismo6 [como se explicará a continuación].

2. Lo antedicho, en síntesis, significa lo siguiente:
El descenso del alma [desde lo Alto] al cuerpo [en este plano físico de la Creación] entraña dos conceptos [aparentemente] contradictorios: 1) Por un lado, se afirma que el alma es forzada a vivir dentro del cuerpo, como fuera dicho: “Contra tu voluntad vives”7. Previo a su descenso al cuerpo, el alma es cincelada de “debajo del Trono de Gloria”8. Pero incluso este nivel espiritual ([del alma, tal como se encuentra] “debajo del Trono de Gloria”), sólo representa el aspecto más bajo del alma [en el estado en el que está en las dimensiones espirituales]; sin embargo, en el alma existe una dimensión más elevada, en virtud de la cual se la denomina “pura”9 y, en adición, hay aspectos del alma más sublimes aún [y es por ello que se rehúsa a abandonar su privilegiada condición espiritual previa y debe ser forzada a descender al plano mundano]. [En vista de su excelsa procedencia espiritual,] el descenso del alma a este mundo físico es para ella una caída extraordinaria.

Y con más razón lo es de tenerse en cuenta lo que explicara el Rebe [anterior] (mi suegro) cierta vez10: Que para que el alma tome conciencia de su misión en este mundo, se le muestran [antes de hacerle descender a éste] el Jardín del Edén y el Guehinóm. Por lo tanto, [tras ver a lo que se expone con su descenso,] el alma [no quiere hacerlo y] es enviada “a la fuerza” a dar vida al cuerpo – “contra tu voluntad vives”.

2) Por otro lado, sin embargo, pese a esta inmensa degradación inicial, este descenso es el único medio con que cuenta el alma para poder alcanzar un nivel inmensamente superior al de su estado original, como lo indica la famosa frase11: “El descenso es en aras de un ascenso (posterior)”12.

3. Nota del traductor (a la versión inglesa):
[La sección 3 a continuación resulta bastante compleja y difícil para el inexperto en la terminología jasídico-cabalística. Esencialmente, en ella se explican las ideas básicas expresadas en las secciones 1 y 2 desde la profunda perspectiva del misticismo y en el contexto del sistema de los Atributos Divinos, las Sefirot. El explicar todos los términos y conceptos que se mencionan trascendería los límites de esta presentación. Aun así, siento que debe preservarse intacto, sin omisiones ni resúmenes, el orden y contenido original de Likutéi Sijot. A quienes deseen estudiar esta sección, recomiendo mi ensayo Mystical Concepts in Chassidism (publicado como apéndice a la edición bilingüe del Tania); allí se explican en detalle los términos y conceptos “técnicos” que aparecen aquí, en especial en los Y con más razón lo es de tenerse en cuenta lo que explicara el Rebe [anterior] (mi suegro) cierta vez10: Que para que el alma tome conciencia de su misión en este mundo, se le muestran [antes de hacerle descender a éste] el Jardín del Edén y el Guehinóm. Por lo tanto, [tras ver a lo que se expone con su descenso,] el alma [no quiere hacerlo y] es enviada “a la fuerza” a dar vida al cuerpo – “contra tu voluntad vives”.

Ambas facetas [del alma: 1) su descenso desde las excelsas dimensiones espirituales para investirse en el cuerpo y 2) su posterior ascenso más alto aún,] son insinuadas en el versículo “Vete, para ti, de tu tierra, de tu lugar natal, y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré”, [es decir, “Vete…” es la orden impartida al alma en lo Alto en el momento en que debe emprender su descenso, y ‘’…a la tierra que Yo te mostraré’’ se refiere al ascenso posterior estando en el cuerpo. Como se explicará a continuación].

“De tu tierra…”, alude al alma tal como ésta se encuentra en el nivel de [la Divina] Voluntad Suprema (Ratzón HaElión13). Este nivel es superior al que se menciona en el Tania (Cap. 2), donde se expresa que el alma deriva del nivel de la Jojmá (Sabiduría) Suprema [Divina] que está en absoluta unidad con Di-s, pues Ratzón (Voluntad) trasciende a Jojmá14. (Análogamente, éste es el significado de la declaración del Tania (en el Cap. 32), cuando expresa que “todas las almas son iguales, todas tienen un mismo Padre”: “Todas las almas son iguales” alude a [el alma estando en] la dimensión de Ratzón; y “todas tienen un mismo Padre”, al [alma en el plano] de Jojmá).

“…de tu lugar natal y de la casa de tu padre” se refiere al alma [cuando, en su descenso, se encuentra] en el plano de las Sefirot [los Atributos Divinos Intelectuales] de Jojmá y Biná. Todo nacimiento implica la existencia de progenitores –un padre y una madre– y en el esquema de los Atributos Divinos, Jojmá es representado por el término “padre”, y Biná por el de “madre”15. “De tu lugar natal” alude al alma cuando se encuentra en el plano de la Sefirá de Jojmá, y “de la casa de tu padre” se refiere a cuando está en el nivel de Biná, pues av (“padre”) es Jojmá, mientras que Biná es la “casa de (Jojmá, es decir, un ‘recipiente’ para av, Jojmá) tu padre”.

Desde una perspectiva diferente, la explicación sería así: “Tu lugar natal” puede interpretarse también como correspondiendo a ambas Sefirot de Jojmá y Biná – que dan a luz juntas, en tanto que “la casa de tu padre” se corresponde con el alma estando en el nivel de la Sefirá de Maljut.
Visto desde otro ángulo (más abajo aún [en el esquema de las Sefirot]): Los tres términos “de tu tierra, de tu lugar natal, y de la casa de tu padre” se refieren, respectivamente, a Biná, Zeéir Anpín y Nukvá16.

Estos tres niveles del alma también pueden expresarse en términos de la jerarquía de los mundos:
“De tu tierra” alude al alma [tal como ésta se encuentra] en un nivel que está por encima del Mundo de Atzilut; “de tu lugar natal” se refiere al alma tal como se encuentra en Atzilut mismo, puesto que el Mundo de Atzilut es la fuente de todas las almas17, y Jojmá –la letra iud del Tetragrámaton18– irrradia en Atzilut19; “la casa de tu padre”, representa al alma tal como desciende al [inferior] mundo de Beriá pues en Beriá irradia la Sefirá de Biná20, y Maljut de Atzilut se vuelve el Kéter de Beriá21.

Así, al alma se le dice: “Vete… de tu tierra, de tu lugar natal, y de la casa de tu padre” –desciende [y abandona] tu fuente y raíz [espiritual, desarraigándote] de todos los niveles mencionados, para ir a la “tierra que Yo te mostraré”, o sea, para que te invistas en un cuerpo físico y terrenal. Pues sólo [investida y desempeñándose adecuadamente en el servicio a Di-s] en ese cuerpo físico alcanzará el alma su ascenso más sublime.

[Así, las enseñanzas de la Cabalá y el jasidismo arrojan brillante luz sobre lo que] decimos en las Bendiciones Matutinas [en absoluta correspondencia con lo recién explicado:] “El alma que Tú has dado dentro de mí es pura. Tú la has creado, Tú la has formado, Tú la has insuflado dentro de mí, y Tú la conservas dentro de mí”:

“Es pura” se refiere a cuando ésta ya está en el Mundo de Atzilut, en tanto que “Tú has dado” alude a un nivel más elevado aún. Pero de allí se hace descender al alma a [el nivel de] “Tú la has creado (beratá)” –el mundo de Beriá–, [para bajar a continuación al nivel de] “Tú la has formado (ietzartá)” –el mundo de Ietzirá–, y más abajo aún, a “Tú la has insuflado dentro de mí”, o sea, dentro del cuerpo físico.

[Pero el alma no se queda con el descenso; es precisamente en, y por medio de, el cuerpo físico, que el alma llega a un nivel supremo de elevación, pues] sólo tras pasar por el plano de “Tú la has insuflado dentro de mí” puede alcanzar el nivel de “Tú la conservas dentro de mí”. Es en esta última instancia donde el alma se conecta con su raíz [esencial] que está más allá del nivel de “pura”, e incluso del de “Tú has dado”, pues el guardián (Di-s) [siempre] es más fuerte que aquello que se ha puesto bajo su custodia.

Así, éste es el significado [místico] de las palabras “[Vete…] a la tierra que Yo –el Todopoderoso Mismo– te mostraré”: Sólo aquí abajo, en este mundo físico, es posible captar la Esencia Divina, como se explica en el Tania (Cap. 4), que ningún pensamiento puede aprehenderLo (a Di-s) a menos de que se invista en la Torá y las mitzvot, los que no están en el Cielo22 sino precisamente en este mundo físico.

4. Cuando el alma completa toda la “travesía” [descendente] de “Vete de tu tierra…” milemaalá lematá (de arriba hacia abajo) al descender de los niveles más sublimes e introducirse en el cuerpo físico, recibe las fuerzas necesarias para llevar a cabo la tarea de “Vete de tu tierra… a la tierra que Yo te mostraré” según la segunda explicación [de este versículo, en sentido contrario], milematá lemaalá (de abajo hacia arriba):

El Iétzer HaRá (la Inclinación al Mal) es quien ingresa primero dentro de la persona instigándola desde el instante mismo en que el niño sale del vientre materno23. Para prevalecer sobre éste, se precisa una fuerza especial y ésta le es otorgada al alma no bien desciende [y se inviste en el cuerpo]. Gracias a esta fuerza, el alma puede abandonar el artzejá (“tu tierra”) – [término que deriva] de la expresión ratzá (deseo, voluntad)24, o sea [abandonar y despojarse de] los deseos (mundanos) del Alma Animal; asimismo, [puede abandonar] “tu lugar natal”, es decir, las concepciones naturales de la persona que resultan de su intelecto y emociones “terrenas”; y [también dejar] “la casa de tu padre”, todas aquellas nociones que resultan de los hábitos y costumbres impropias25.

Se debe dejar todo esto, y dirigirse “a la tierra que Yo te mostraré”, a las Sinagogas y Casas de Estudio de Torá, donde prevalecen los deseos del Alma Divina. Esto anulará los deseos naturales [que arrastran a la persona hacia asuntos meramente] mundanos, las concepciones intelectuales y las emociones encaminadas hacia lo [meramente] terrenal y [si el judío focaliza su vida de acuerdo a los deseos del Alma Divina, también] los hábitos del Alma Animal [se irán neutralizando].

5. Cuando el alma completa esta experiencia de avodá –el abandonar la “tierra”, el “lugar natal” y la “casa de tu padre” del Alma Animal– todavía debe proseguir con una avodá más elevada, la de abandonar estas mismas categorías pero esta vez en el Alma Divina:

“De tu tierra (artzejá)”, los deseos [ratzón] del Alma Divina; “de tu lugar natal”, la sabiduría [Jojmá] del Alma Divina; “de la casa de tu padre”, la contemplación [Biná] en aspectos de la Divinidad, para ingresar a la “tierra que Yo te mostraré”, alcanzar un nivel que trasciende incluso el intelecto y la razón, [llegando a] el nivel de percepción y visión de Jojmá –pnimiut ába– que trasciende incluso al intelecto de Jojmá [del Alma Divina].

1 Avot 5:3. – [Véase Pirké deRabí Eliezer, caps 26-31, y notas de Rabí David Luria. (NVI)].
2 [Esta localidad, traducida convencionalmente como Valle de los Caldeos, también puede interpretarse como Fuego de los Caldeos, una alusión al momento en que Avraham fue arrojado al horno ardiente por rehusarse a reconocer el culto idólatra de sus contemporáneos y oponerse activamente a éste. (Véase Pirké deRabí Eliezer, caps. 26 y 52; Bereshit Rabá 38:13; y Rashi sobre Génesis 11:28) (NVI)].
3 [Con la mera mención del nombre, Ur [fuego de] Casdím, Génesis 11:28; véase comentario de Rashi allí, y en Génesis 15:7 (NVI)].
4 [Génesis 12:1 (NVI)].
5 Véase Torá Or, comienzo de Lej Lejá, 11a; Torat Jaím Lej Lejá, y en varios lugares.
6 [Milemaalá lematá (“de arriba hacia abajo”), se refiere al descenso del alma desde su sublime nivel para investirse en el cuerpo físico. Milematá lemaalá (“de abajo hacia arriba”), se refiere al ascenso del alma (a un nivel superior, estando dentro del cuerpo) como consecuencia de su descenso y acción sobre el cuerpo y las cuestiones terrenales. Mata – lo “bajo”, el mundo “bajo”– inferior, alude a la dedicación concreta y activa con las cuestiones mundanas inferiores y “bajas” con el propósito de depurarlas de su tosquedad y subordinarlas a la Divinidad, lo que a su vez provoca un ascenso en el alma misma. Estos principios se explican en términos generales en la 2da. sección de esta Sijá, y en la terminología más técnica del saber místico, en la 3ra. sección.
Nótese también que este tema es interpretado en términos del alma humana y su misión, pues Avraham representa al alma (véase Zohar I 122b; Zohar Jadash, Tikuním 119b), como se explicará en mayor detalle próximamente, en la Sijá para Jaiéi Sará, secc. 1. (NVI)].
7 Avot 4:22. [En este mundo, la vida del cuerpo es impuesta sobre el alma. El alma no desea abandonar su morada pura en lo Alto para exponerse a un mundo impuro e involucrarse con los aspectos mundanos de la vida terrenal (NVI)].
8 [Véase Zohar III, 29b (NVI)].
9 [Liturgia diaria; véase más adelante, sobre el final de la sección 3 (NVI)].
10 Sijá de Shavuot 5694, secc. 17; publicada en Likutéi Diburím, Vol. I, pág.. 337 y ss.
11 Likutéi Torá Behar, 41a.
12 [Como se mencionara en la Nota 6, este ascenso se produce mientras el alma permanece dentro del cuerpo. Consiste en el contacto y unión con la Esencia misma de Di-s que se logra exclusivamente por medio del estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot en este plano físico de la Creación. De hecho, el Tania explica (en el cap. 4) que éste es el sentido de lo que dijeran nuestros Sabios (Avot 4:17): “Es mejor un instante de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo, que toda la vida del Mundo Venidero”, pues la recompensa en el Mundo Venidero consiste en captar apenas un resplandor de la Luz Divina, mientras que la Esencia de Di-s sólo puede aprehenderse, exclusivamente, cuando el alma se inviste en la Torá y sus mitzvot, las que únicamente pueden cumplirse cuando el alma anima al cuerpo físico. A esta conclusión conduce el desarrollo del tema de esta Sijá (NE)].
13 [Eretz (“tierra”, en hebreo) tiene la misma raíz que raztón, “voluntad”; así, “vete de tu tierra” alude a la orden impartida al alma para que abandone su nivel de ratzón para investirse en el cuerpo (NE)].
14 Likutéi Torá Tazría, 24a; ibíd. Bamidbar, 12a en adelante. Dérej Mitzvotéja, pág. 99. [Ratzón se asocia con Kéter, la Sefirá más elevada, que trasciende a Jojmá. Véase Igueret HaKodesh, secc. 29. (NVI)].
15 Tania, cap. 3; Torat Jaím Bereshit, sobre “Vaítzar”, secc. 51.
16 Zohar I, 77a. Véase Likutéi Torá LeGuímel Parshiot (Or HaTorá Lej Lejá, Vol. IV, 685a y ss.
17 Véase Likutéi Torá Shir Hashirím, segunda exposición sobre “Ionatí”, 19a.
18 Que comprende a la Jojmá y Biná Supremas (Pri Etz Jaím, Shaar HaTefilá, cap. 16; y en varios lugares).
19 [Las cuatro letras del Tetragrámaton comprenden las Diez Sefirot: la “espina” superior de la iud – kéter; iud – Jojmá; hei – Biná; vav – Tiféret o la totalidad de los Seis Atributos desde Jésed hasta Iesod; la última hei – Maljut. (Véase Zohar III, 17a y 259a. Tania, Igueret HaTeshuvá, cap. 4). Asimismo, cada una de estas letras (y Sefirot) predominan respectivamente con sus radiaciones en los diferentes Mundos: iud en Atzilut; hei en Beriá; vav en Ietzirá; la última hei en Asiá. (Véase Shaaréi Kedushá de Rabí Jaím Vital, III:1-2; Mevó Shearím VI:2:1) (NVI)].
20 Tikunéi Zohar, VI, comp. con Tania, cap.39.
21 Torá Or Vaieirá, 14a. Likutéi Torá Shlaj, 39b; basado en las enseñanzas del Arízal.
22 [Deuteronomio 30:11-12: “Pues esta mitzvá que Yo te ordeno hoy… no está en los cielos…” (NVI)]. Véase Bavá Metziá 59b.
23 Bereshit Rabá 34:10.
24 Ibíd. 5:8.
25 Comp. con el final de “Lej Leja 5667” de la Serie de Discursos Jasídicos Iom Tov Shel Rosh HaShaná 5666 [Kehot 1976, pág. 397].

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