Profundizando
1. Perspectiva del Amor desde la Torá
El Amor, La Mujer Judía y El Matrimonio
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Experimentando amor a primera vista

Extraído de El misterio del matrimonio

Como lo mencionamos, reconocer nuestro alma gemela es función de sentir la raíz espiritual común y esta es la percepción más fundamental que existe.
Normalmente, el amor [2] nace en el corazón sólo después de que el destello de percepción [3] inicial, seminal, mediante una meditación [4] deliberada, ha madurado en el útero de la mente y se ha convertido en una idea totalmente desarrollada que ha sido asimilada en la concepción de mundo de la persona. Así como el embarazo físico requiere tiempo, también lo requiere este proceso, porque la mentalidad que prevalecía antes de la introducción de la nueva percepción, debe aferrarse a ella. Siendo que la mente y sus estructuras de pensamiento no están completamente refinadas y rectificadas, la introducción de un nuevo elemento de verdad requiere que la estructura mental anterior sea enteramente revaluada y reconstruida de acuerdo a estas nuevas circunstancias, y este proceso exige tiempo.

Excepcionalmente uno puede experimentar amor a «primera vista», el amor puede aparecer en forma simultánea con la percepción inicial sin el lapso de tiempo que generalmente requiere para madurar y dar fruto. Esto puede suceder de una de estas dos maneras:
Si el amor se caracteriza por la no-conciencia de uno mismo y la no-concentración en uno mismo (bitul) que acompañan el destello de percepción, casi no se experimenta como una «emoción» en el sentido convencional de la palabra [5]. De esta manera puede relucir con el brillo de la primera y prístina percepción. La esencia de una experiencia de amor de esta índole se puede definir como contenida en el ojo de la mente, como si el corazón se hubiese «elevado» a los ojos.

Alternativamente, la semilla del amor puede desarrollarse en el útero de la mente antes de nacer en el corazón, pero sin requerir el período de tiempo corriente o de hecho nada de tiempo. Aquí la emoción de amor es experimentada como un atributo del corazón, pero la mente es tan refinada que la emoción fluye por ella libre y naturalmente. El ego no produce fricción alguna que retenga el nacimiento de las emociones de la mente [6].
Hemos comparado el nacimiento del amor desde la percepción seminal depositada y nutrida en el útero de la mente con la concepción de un niño, y después comparamos el amor a primera vista con la concepción y parto sin el período de preñez. Esta ausencia de la gestación será la norma en el futuro [7].
En la era mesiánica, tanto las relaciones entre marido y mujer, como la de Dios con el pueblo serán como un permanente estado de enamoramiento a primera vista [8]. Paradójicamente este estado continuo de pasión romántica estará completamente integrado con el amor asentado y estable que caracteriza relaciones maduras.

La anticipación del Mundo Venidero en este mundo es el Shabat [9]. El Shabat está esencialmente por encima de la conciencia temporal de los seis días de la creación. Durante los seis días de la semana, que corresponden a las seis emociones del corazón, la realidad esta apercibida y focalizada en sí misma. En Shabat la conciencia de la realidad creada vuelve a su origen en el plan Divino y las emociones ascienden al nivel de la visión de la mente [10]. Dios vuelve a experimentar amor a primera vista como lo hizo antes de la creación. Y siendo que el mundo está siendo creado continuamente de la conciencia de Dios, en Shabat también nosotros somos capaces de experimentar amor a primera vista. Podemos recobrar nuestra inspiración respecto a la vida en general y volver a enamorarnos de nuestras parejas.
La esencia de la experiencia del Shabat es entonces el primer nivel de amor a primera vista [11]. El segundo nivel de amor a primera vista es la bendición que el Shabat confiere a la semana entrante.

De aquí que cuando el amor a primera vista no se experimenta en el contexto de la santidad del Shabat y su bendición de la semana entrante, se trata de un tipo de parto prematuro [12] cuyo resultado es un niño muerto. Este tipo de amor a primera vista es análogo a la aparición de un Mesías prematuro. Nuestros sabios nos enseñan que para que venga el Mesías verdadero, debemos observar dos Shabat [13]. Una interpretación de esta afirmación es que debemos observar un Shabat y proyectar su luz a los días de la semana entrante, preparando de esta forma toda la realidad para el Shabat siguiente. Estos dos Shabat corresponden a las dos manifestaciones de amor a primera vista que hemos descrito [14].

2-Amor es la emoción asociada con la sefirá de jesed.
3-La vista (especialmente primera vista y percepción) es el sentido asociado con la sefirá de jojmá. Jojmá, la primera sefirá de la mente, es la fuente de jesed, la primera sefirá del corazón, razón por la que jesed aparece directamente bajo jojmá en el eje derecho del árbol de las sefirot. Aba (padre) es el rostro, el partzuf, identificado con la sefirá de jojmá.
4- Meditación es el proceso mental asociado con (y etimológicamente derivado de) la sefirá de biná ,que es identificado con el partzuf de Ima (madre).
5-En la terminología de la Cábala esta es la experiencia pura de mojin d’Aba cuando no se une con mojin d’Ima. A este nivel alude la frase «grande en santidad» (Exodo 15:11). En este nivel de conciencia, pasado, presente y futuro existen simultáneamente, las ramificaciones futuras de la percepción seminal (el amor) ocurren junto con la misma percepción (la primera vista).
6-En contraste con el fenómeno previo, esta experiencia es la una unión refinada de mojin d’Aba y mojin d’Ima.
7-La interpretación que dan nuestros sabios a la frase «la mujer preñada junto a la mujer dando a luz» (Jeremías 31:7) es que «la mujer está destinada en el futuro a dar a luz a diario» (Shabat 30b).
La gestación es el resultado del pecado de comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 4:1, Rashi dice «en la hora octava [del sexto día, cuando fueron creados], dos [Adán y Eva] entraron en la cama y salieron cuatro [ellos y sus hijo Caín y Abel] Sanhedrin 38b). Por lo tanto cuando se enmiende el pecado las cosas volverán a su estado anterior. Como lo explicamos, el pecado original es sinónimo de egocentrismo. Por ende es el egocentrismo el que hace que todo lleve tiempo y deba transcurrir un proceso de desarrollo. En su ausencia la vida se hace espontánea, afín a un constante estado de amor a primera vista (ver Mudaut Tivit).
De la misma manera, a causa del pecado de los espías, los judíos debieron sufrir un proceso de preparación de cuarenta años para entrar en la tierra de Israel en lugar de entrar directamente después del éxodo de Egipto (Números 14:34). Este período de cuarenta años es análogo a los cuarenta días que lleva al feto formarse en el útero (Nidá 30a).
8-En general, la era mesiánica es vista como una restauración del estado de cosas tal como era entes de la destrucción del Templo o del pecado original, es decir «renueva nuestros días como antaño» (Lamentaciones 5:21). Así que en el futuro el amor a primera vista se convierta en regla más que en excepción, sugiere que este era el caso originalmente. Vimos que amor a primera vista caracteriza las relaciones de la mayoría de los patriarcas y matriarcas, así como las del rey David, el ancestro del Mesías. Finalmente, indicamos anteriormente que amor a primera vista es actualmente una excepción más que una regla, parcialmente por la compleja estructura psicológica que poseemos a causa de nuestra historia de encarnaciones previas. Obviamente, antes de ser así, el amor a primera vista era más regla que excepción, y volverá a serlo cuando se corrija esta condición en el futuro.
9-Berajot 57b, Ialkut Shimoni, Ki Tisa 390, Tamid 7:4, Midrash Ele Ezkera (citado en Otzar HaMidrashim).
10-Jojmá
11-En la Cábala, el Shabat se identifica con el poder de visión espiritual, siendo ésta una manifestación de mojin d’Aba.
La palabra shabat en sí alude al ojo (Zohar 2:20a): la letra shin (?) de Shabat posee tres cabezas que aluden a los tres colores del ojo, el blanco, el rojo de los vasos sanguíneos sobre el blanco y el color del iris (sea marrón, azul, verde, etc.). Las otras dos letras de Shabat significan «hija» en hebreo, que es el término en hebreo para la pupila negra ).
12-Esta es la manifestación de la experiencia amorosa en el mundo primordial del Tohu (caos), el estado inestable del ser cuyos recipientes inmaduros son incapaces de contener sus luces y se rompen.
13-«Si el pueblo judío observase adecuadamente dos Shabat, sería inmediatamente redimido» (Shabat 118b). En otro lugar del Talmud de Jerusalén (Taanit 1:1) esto se afirma respecto a un Shabat, de modo que la interpretación de la primera frase es que el pueblo judío sería redimido si observase ambos aspectos de un solo Shabat (Zohar 1:5b, Likutei Torá 2:41a).
14-La primera está asociada a Mashiaj ben Iosef y la segunda a Mashiaj ben David. Las tres plegarias diarias (Shajarit, Minjá y Arvit) corresponden a los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob, respectivamente). La única plegaria adicional de Shabat, Musaf, corresponde a Iosef (tanto Musaf como Iosef derivan de la raíz «sumar»); el Arvit de Motzaei Shabat y la comida melave malka que constituyen la conexión entre el Shabat saliente y la semana entrante corresponden al rey David. La influencia del rey David se extiende a toda la semana siguiente preparando a las almas de Israel para el advenimiento del segundo Shabat, que representa el epítome de la era mesiánica, cuando el orden natural sea reemplazado.
Alternativamente (de acuerdo a la interpretación citada en la llamada anterior) los dos tipos de amor a primera vista se reflejan en los dos niveles espirituales de cada Shabat: el Shabat por la noche es la celebración de la mujer, que en la terminología de la Cábala está compenetrada con la conciencia de la unión refinada de mojin d’Aba y mojin d’Ima. El día del Shabat es una conciencia masculina más elevada del puro mojin d’Aba. La noche del Shabat es el nivel del rey David, que representa a maljut, a la mujer; el día del Shabat es el nivel de Iosef, que representa al iesod, el hombre. En el futuro, cuando sea manifiesto que «la mujer de valor es la corona de su marido» (Proverbios 12:4), el nivel del rey David se elevará sobre el de Iosef.

Rabino Itzjak Ginsburgh

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