Estudiando tres pesukim (versículos)
Ree XII, 16
16 – TAN SOLO QUE NO COMAIS LA SANGRE; SOBRE LA TIERRA LA DERRAMARAS COMO AGUA.
16 – TAN SOLO QUE NO COMAIS LA SANGRE. Ver Com. Lev. XVII, 13-14. Rabí S. R. Hirsch explica: «El momento de la llegada a la frontera con Kenáan se acerca; Moshé se concentra más y más en las ordenanzas, refiriéndose de inmediato al establecimiento del Pueblo en el país. Uno de los grandes cambios que conllevará la llegada a Kenáan será la supresión de la obligación de llevar toda bestia destinada al consumo delante del sacerdote, y de no comerla sino después de haber hecho un sacrificio. La Toráh, en razón de las grandes distancias que de ahora en adelante separarán el Santuario de los grupos dispersos del Pueblo, permitirá comer la carne «en todas tus poblaciones», es decir en todo el país (vers. 15).
Corresponde de manera cabal a la idea de la Toráh hacer penetrar en lo posible, en todos los actos de la vida por medio de un pensamiento santificador y de símbolos concretos de esta santificación. El uso de la carne puede dar lugar a excesos, puede incluso deformar en cierta medida el espíritu humano cuando este uso no se ve acompañado del conocimiento de la «característica de los animales » y, sobre todo, de la intención de ganar, por medio de este consumo, nuevas fuerzas para servir a Dios. Es por esta razón que la Toráh en sus comienzos deseaba que la bestia destinada a la consumación fuera consagrada primero bajo la forma de sacrificio. Es de la mano del sacerdote, entonces (y no de la tienda del carnicero) de donde el judío recibida su alimento.
Este cambio, insignificante en apariencia, puede tener serias consecuencias. Sin embargo, la Toráh no ha querido hacer imposible el consumo de carne y favorecer a los habitantes de Jerusalén con respecto a los de otras ciudades. Es por esto que permitirá el consumo corriente de la carne, subordinándolo a las prescripciones relativas a la Shejitáh, al empleo de la sangre y de la grasa que deben conservar, si no el acto exacto, por lo menos el recuerdo de su destinación al sacrificio, al cual todo animal estaba sometido al comienzo. La Shejitáh es exactamente la misma que se cumple en el Templo: la sangre y ciertas partes de la grasa son los elementos aportados al Altar y, en ausencia de éste último, continuamos no consumiéndolos. Todo ocurre entonces como si nuestra mesa familiar se preparara al lado del Altar de Dios, como si el animal que consumimos acabara de ser sacrificado en el atrio del Templo. Una vez más, la Toráh logra llenar la vida de todos los días al ritmo de su Ley, a dar a cada instante de actividad judía ese sello tan particular que encontramos en cada página de nuestros Libros Sagrados, en cada una de nuestras Comunidades, en cada época de nuestra Historia».
Ree XII, 28
28 – GUARDA, PUES, Y OBEDECE TODO LO QUE YO TE MANDO, A FIN DE QUE TE VAYA BIEN, A TI Y A TUS HIJOS DESPUES DE TI, PARA SIEMPRE, CUANDO HICIERES LO QUE ES BUENO Y RECTO A LOS OJOS DE ADONAI, TU DIOS.
28 – GUARDA, PUES, Y OBEDECE TODO LO QUE YO TE MANDO. El Zóhar comenta: «Todas las cosas ocultas que el Eterno quiere hacer las ha explicado en la Toráh. El descubre los objetivos ocultos en la Toráh como se extrae un objeto precioso de un estuche: se lo vuelve a guardar de inmediato en el estuche. Esto recuerda a aquella joven de gran belleza e inmenso encanto que se escondía tras de un velo en su morada; tenía un amigo enamorado de ella que pasaba con frecuencia delante de su casa en compañía de otros amigos. No obstante, él sólo deseaba a la bienamada; cuando él pasaba de vez en cuando, ella levantaba un poco el velo, dejándose ver de su amigo y después desaparecía. Así es con los objetivos ocultos de la Toráh: Dios los revela de vez en cuando a Sus fieles por un breve momento. Dichosos aquellos a quienes les son revelados. Aquellos a quienes Dios hace ver de vez en cuando la Majestuosa Verdad.
Ree XIII, 4
4 – NO ESCUCHARAS LAS PALABRAS DEL TAL PROFETA, O DEL TAL SOÑADOR DE SUEÑOS, PORQUE OS PRUEBA ADONAI, VUESTRO DIOS, PARA SABER SI AMAIS A ADONAI, VUESTRO DIOS, CON TODO VUESTRO CORAZON Y CON TODA VUESTRA ALMA.
4 – PORQUE OS PRUEBA ADONAI «Sabed que todas las veces que se trate de una prueba en el Pentateuco, ésta no tiene otra razón ni objeto que el de dar a conocer a los hombres lo que deben hacer o lo que deben creer. En consecuencia, la prueba consiste – por así decirlo – en el cumplimiento de cierto acto donde el objetivo no es el acto en sí mismo, el cual, por el contrario, no ha sido propuesto sino como ejemplo a seguir, para modelo. Así pues, cuando se dice: para saber si amáis, etc., no significa: para que Dios lo sepa, pues El ya lo sabía; lo que recuerda este otro pasaje: para saber que Yo soy el Eterno que os santifica (Exo. XXXI, 13). Allí el sentido es: para que las naciones sepan; y también se dice aquí. Si aparece un hombre que se atribuye la profecía y si vosotros veis sus prodigios, que hacen creer que dice la verdad, sabréis que es cosa por la cual Dios habrá querido hacer conocer a las naciones hasta qué punto estáis penetrados de su Ley, hasta dónde sois capaces de comprender el verdadera ser de Dios y que no os dejáis desviar por el fraude de un impostor, y que vuestra fe en Dios no ha sido debilitada; y esto servirá de punto de apoyo para todos aquellos que aspiran a la verdad, de tal manera que buscarán creencias que sean bastante sólidas para que en su presencia no haya más una consideración hacia un hacedor de milagros. En efecto, éste invitaría a creer lo que es imposible; pero no puede ser útil recurrir al milagro sino cuando se proclama cualquier cosa como posible, como lo hemos expuesto en el Mishnéh Toráh » (Guía de los Desc. III, 24).