Estudiando
3.Ekeb
El Libro de Devarim (Deuteronomio)
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Estudiando tres pesukim (versículos)

Ekeb VII, 12
12 – Y SERA A CAUSA DE HABER ESCUCHADO ESTAS LEYES, Y DE HABERLAS GUARDADO Y CUMPLIDO, QUE ADONAI, TU DIOS GUARDARA CONTIGO EL PACTO Y LA MISERICORDIA QUE JURO A TUS PADRES.

12 – Y SERA A CAUSA DE HABER ESCUCHADO. Rashí interpreta: «Si estos mandamientos menos importantes que se pueden pisar «con el talón, (ékev) vosotros los escucháis… «.
Rabí S. R. Hirsch comenta a este propósito: La imagen que se evoca, desde el comienzo de nuestra Sidrá es la del «talón», en hebreo ekev, vocablo que puede también significar «enseguida», «en consecuencia». La obediencia escrupulosa y la realización entusiasta de nuestros deberes hacia Dios tendrán como consecuencia el cumplimiento «de la alianza y del amor» que Dios ha anunciado a los antepasados. Los comentarios recalcan, a propósito de esta frase, que la recompensa por la Mitzváh debe encontrarse siempre sobre los «talones» del hombre y no delante de sus ojos. Es decir: esta recompensa no debe ser el motivo exclusivo de su acción y de su fidelidad, sino una consecuencia en la que no se piensa ni siquiera, que no se la ve, y que, a pesar de ello se dará sin falta: «No sopeséis vuestros deberes al escoger los más importantes en perjuicio de los menos importantes. Puesto que vosotros no conocéis el valor exacto ni la importancia que ellos tienen delante de Dios».

En realidad el conjunto [unicidad] de la ley se presenta con frecuencia como una infinidad de prescripciones y de ordenanzas cuya coherencia es a veces difícil de establecer. Nuestro esfuerzo por profundizar nos permite percibir las correlaciones, establecer deducciones y hacer razonamientos que aclaran la sombra que cubre la Palabra de Dios. Pero estos ensayos siguen siendo necesariamente fragmentados. Y no es de ese resultado que debemos hacer depender nuestra disciplina, o la importancia de una ley. Nosotros no conocemos los secretos [arcanos] de la Ley.

No sabemos si una Mitzváh que no se cumple, pueda convertirse en un obstáculo insuperable para el cumplimiento de otra Mitzváh. Por eso no distinguimos entre las Mitzvót de carácter social y aquellas de carácter «religioso». Lo único que podemos hacer es repetir que la Toráh forma una identidad donde cada elemento es indispensable para la vida en conjunto. ¿Se puede en efecto afirmar si, dentro del organismo humano, el papel de los pulmones, del corazón, de los riñones, del estómago o del bazo es preponderante? El «organismo » que es la Toráh obedece a la misma ley, y no se sabría mantener si se acepta la retirada o el abandono de uno sólo de sus elementos constitutivos.
Al margen de esta explicación, el Medrásh Deut. Rabbá nos da otra explicación alegórico: «Si finalmente escucháis estas leyes… «, «finalmente » significa que, siendo el talón la parte terminal del hombre, así mismo la recompensa por la observancia de los mandamientos no se encuentra sino en la fase final de la existencia humana; es decir, en el más allá. Las promesas hechas aquí no son sino el usufructo de la recompensa por la observancia de las Mitzvót; en cuanto a la recompensa principal, no se la obtiene sino en la vida futura del más allá.

Es asi como el Medrásh intenta aportar su contribución al problema evocado en el Tratado Kidushín 39b, sobre la diferencia entre los intereses de la recompensa y la de la parte capital de la Mitzváh, donde está dicho: «La recompensa por las Mitzvót no es de este mundo «.


Ekeb VIII, 3

3 – POR ESTO TE AFLIGIO Y TE DEJO PADECER HAMBRE; Y ENTONCES TE DIO A COMER EL MANA, QUE TU NO HABIAS CONOCIDO, NI LO CONOCIERON TUS PADRES; PARA HACERTE SABER QUE NO DE PAN SOLO VIVE EL HOMBRE SINO QUE EL HOMBRE VIVE DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.

3 – TE AFLIGIO Y TE DEJO PADECER HAMBRE. Muchos Comentaristas se han preguntado: ¿de qué manera ha sido ésta una prueba? En general las pruebas Divinas son desgracias o calamidades, vicisitudes que hay que soportar sin murmurar; exigencias o misiones difíciles que hay que cumplir sin protestar. Ahora bien, ¿cómo puede decirse del maná, que se recogía sin dificultad y se comía sin preocupación, que constituyera una prueba? ¿Se trataba de una prueba de abundancia, de exceso de bienes? ¿ Sabían los judíos observar los Mandamientos y temer al Eterno incluso cuando comieran hasta saciarse sin pasar trabajo, sin ganarse el pan con el sudor de su frente?

Por otra parte, el maná representaba una prueba de miseria cuando uno se da cuenta del carácter insólito del don del maná, alimento desconocido por los hijos de Israel y sus ancestros y, por consiguiente, poco apetecido; que además no era dado en abundancia y no se podía almacenar, si bien cada día se inquietaban por su llegada y se temía su ausencia. El don del maná pone todavía más en relieve su expectativa y su dependencia con respecto al Eterno.

NO DE PAN SOLO VIVE EL HOMBRE. Rabí S.R. Hirsch comenta: El pan, base de la alimentación humana, ¿no es acaso el producto por excelencia que simboliza la participación de las facultades físicas e intelectuales del hombre? Por eso la lucha, que necesita la búsqueda del «pan cotidiano «, contiene los gérmenes de un peligro que nuestro texto señala. Si, en gran medida, las preocupaciones relativas a la existencia material, a la subsistencia de nuestras familias, mujeres y niños, son imperativas, existe fácilmente la tendencia a subordinar todas las otras actividades humanas a este propósito exclusivo. Es muy difícil poder explicar a alguien que se encuentra preocupado ante todo por el afán de ganarse el pan, que el ser interior de cada uno tiene también derecho a una total expansión. A la mayor parte de los hombres les cuesta disponerse a estudiar las condiciones materiales de la vida con la serenidad (que no hay que confundir con negligencia) que la Toráh exige precisamente. «No vivir sólo de pan» significa justo que no hay que hacer intervenir en la actividad humana sólo los factores materiales.

Es importante no olvidar jamás que la ayuda de Dios es indispensable, no importa con que resultado y, si nos apoyamos sobre esta confianza en Dios, si tenemos conciencia de que toda nuestra vida, incluyendo nuestra vida profesional, se realiza en presencia y de acuerdo con los designios de Dios, podremos «dormir tranquilos». Este es el sentido de esta frase, al igual que el sentido de los cuarenta años en el desierto.


Ekeb XI, 13

13 – Y SUCEDERA QUE, SI OYEREIS ATENTAMENTE MIS MANDAMIENTOS QUE YO OS ORDENO HOY, AMANDO A ADONAI, VUESTRO DIOS, Y SIRVIENDOLE CON VUESTRO CORAZON Y CON TODA VUESTRA ALMA.

13 – QUE HOY OS ORDENO. Lo que Dios ordena es el servicio del corazón; este servicio comprende la oración, «porque la oración se llama servicio»,. según lo explica Rashí en este versículo, en razón de las sentencias del Tanáj que figuran en el libro de Daniel y en los Salmos.

Sin embargo, las opiniones son divergentes acerca de si la oración es de orden Mosaico o Rabínico. Maimónides asegura que la oración es de orden Mosaico; reconoce, no obstante, que el número de plegarias y sus textos no son de orden Mosaico. Najmánides opina que la oración es sólo de orden Rabínico: solo la oración que se hace en momentos de aflicción son de un orden general.

Rashí opta por el orden Rabínico (Ber. 20b). Pero Rabí Yoséf Caro comparte la opinión de Maimónides (Or Ha-Chayím CVI, l).
Nos damos cuenta de que la oración no es otra cosa que el servicio del corazón. Siendo así se comprende que los servicios y las horas de la oración hayan sido fijadas por los hombres en todos los tiempos.

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