Estudiando tres pesukim Vaielej (versículos)
Vaielej XXXI, 12
12 – CONGREGARAS EL PUEBLO, LOS HOMBRES, LAS MUJERES Y LOS NIñOS, Y TU EXTRANJERO QUE HABITA DENTRO DE TUS CIUDADES, PARA QUE OIGAN Y APRENDAN, Y ASI TEMAN A ADONAI, VUESTRO DIOS, Y GUARDEN TODAS LAS PALABRAS DE ESTA LEY PARA CUMPLIRLAS
12 – CONGREGARAS EL PUEBLO, LOS HOMBRES, LAS MUJERES Y LOS NIñOS. Najmánides cita dos interpretaciones de la palabra (taf), niños. Según la suya, él aprueba a los niños que comienzan a hacer preguntas y que están en edad escolar. Pero según los Sabios del Talmúd, (taf) significa los recién nacidos, incluso aquellos que todavía son amamantados. Los hombres deben venir para aprender, las mujeres deben venir para escuchar, ¿y los recién nacidos, para que vienen? Para asegurar una buena recompensa a aquellos que los traen. Cuando Rabí Yehoshúa escuchó esta interpretación del versículo, que sus amigos habían estudiado ese mismo día en la Yeshiváh, y que logró conocerlo gracias a su insistencia, exclamó: «¡Tenéis una perla tan bella en la mano y queréis privarme de ella!» (Jaguigáh 3a).
Lo que llevó a Rabí Yehoshúa a expresarse con tanto entusiasmo sobre la lección que acababa de escuchar, es el hecho de que él mismo había sido traído a la Yeshiváh en su cuna por su propia madre. Ella siempre decía: es necesario que el oído de mi hijo se acostumbre a las palabras de la Toráh (Divré Toráh). En verdad esta es la razón principal de traer a los recién nacidos a la lectura pública de la Toráh (Talmúd de Yer. Yebamót I-final).
Vaielej XXXI, 14
14 – DIJO TAMBIEN ADONAI A MOSHE.- «HE AQUI, SE ACERCAN LOS DIAS EN QUE HAS DE MORIR. LLAMA A YEHOSHU`A, Y PRESENTAOS EN LA TIENDA DE REUNION, PARA QUE YO LE IMPONGA MIS CARGOS » FUERON PUES, MOSHE Y YEHOSHUA, Y SE PRESENTARON EN LA TIENDA DE REUNION
14 – HE AQUI, SE ACERCAN LOS DIAS. Rabí Bajyéh estudia aquí extensamente el fenómeno de la muerte. La considera como una ley natural contra la cual no hay remedio. Comparte así el punto de vista que hemos desarrollado en el cap. XXXI,2.
Sin embargo, Rabí Bajyéh cita un texto Talmúdico que nos enseña que «los niños, la duración de la vida y la subsistencia no dependen de los méritos, sino de los astros» (Moéd Katán 28a).
Esto no quiere decir que nuestro destino esté irrevocablemente inscrito en las estrellas. Sin duda, se puede por la duración de la vida, ejercer una influencia con la intervención de la plegaria dirigida a Dios, para que él modifique lo que está inscrito en las estrellas. Rabí Bajyéh nos da el ejemplo de personajes Tanájicos que han vencido así lo que estaba escrito en los astros, por ejemplo Rachel, que ha tenido hijos contra su naturaleza estéril (Gén. XXX,22), el Rey Jizkiyáhu, a quien se le regalaron quince años más de vida gracias a su plegaria (Yeshayáhu XXXVIII, 5); finalmente Eliyáhu y Elishá, quienes fueron alimentados de manera milagrosa en medio de un período de hambruna (I Rey. XVII, 8; II Rey. VII, 8). Sin embargo, la literatura Medráshica le da otra significación más al versículo «He aquí que tus días se acercan a su fin… » En Deut. III,26 Dios le había dicho a Moshé, ante su insistencia de querer atravesar el Yardén: «Bastete, no vuelvas a hablarme sobre este asunto!» ¿Cómo entonces ha podido Moshé continuar rogando a Dios? En Deut. Rabbá IX,2, se nos enseña que la plegaria de Moshé duró siete días enteros, al final de los cuales Dios le dijo: «He aquí que tus días se acercan a su fin». Esto ocurrió al final de una elocuente y brillante defensa, llena de refinados argumentos. Pero ésta chocaba con la oposición del Eterno hacia Moshé, quien deseaba resistirse a los decretos Divinos. Tal vez Moshé había comprendido la palabra del Eterno, «Basta! ¡no Me hables más de este asunto! » al igual que había comprendido, cuarenta años antes, la frase Divina: «Déjame, y que se encienda Mi cólera contra Israel y lo aniquile!» Moshé ha visto en esta frase una invitación para que él interceda, por medio de la plegaria, en favor de su Pueblo (Ver Com. Exo. XXXII,10). Así, Moshé actúa de igual manera, pensando que la fórmula «¡Basta! ¡no Me hables más de este asunto!» significa también una invitación a la plegaria.
Vaielej XXXI, 18
18 – PUES YO INDUDABLEMENTE OCULTARE MI ROSTRO EN AQUEL DIA, POR TODO EL MAL QUE HIZO, PúES SE VOLVIO HACIA OTROS DIOSES.
18 – OCULTARE MI ROSTRO. Esta advertencia se da una segunda vez. La primera vez se refería al exilio en Babilonia, (galút Babel); esta vez se refiere al exilio actual, (galút Edóm...exilio de Roma) [occidental]. Durará todo el tiempo del exilio: de aqui que se repita la expresión (Rabí Bajyéh).
El Talmúd (Julín 139b) se pregunta: ¿dónde tenemos nosotros, en la Toráh, una alusión a los milagros realizados por la Reina Esther? La respuesta se encuentra en las dos palabras (haster as-tír… ocultar, ocultaré cuyas consonantes recuerdan el nombre de Esther.
Sin duda, el Talmúd queda afirmar que los milagros de salvación del Pueblo Judío son de origen Divino, aún cuando la Meguiláh de Esther no contiene una sola vez el nombre de Dios.
Si entonces, el Eterno se ha apartado de los judíos durante el exilio de Babel, en el curso del cual se ha desarrollado la historia de Esther, Israel no por eso se ha beneficiado menos de Sus milagros y prodigios. Este hecho constituye un consuelo para la Nación de Israel: el Eterno está ausente, pero sin embargo no ayuda menos a Israel, empleando caminos indirectos.
POR TODO EL MAL QUE HIZO. Frente a todas las maldiciones y castigos que el Pueblo de Israel deberá sufrir, le quedan algunos consuelos. A pesar de todo, «incluso ahora, cuando estarán en el país de sus enemigos, no los despreciaré, ni los rechazaré hasta el punto de aniquilarlos, de disolver Mi alianza con ellos» (Lev. XXVI,44; Rabí Bajyéh).
Moshé había dicho: «los numerosos males y los pesares (ra`ót rabót ve-tzarót), van a abatir al Pueblo de Israel «, pero aparece David y declara: «Respóndate Adonái en el día de angustia, (yaanjá Ado-nái biyóm tzaráh) (Salm. XX,2). A su vez, más tarde, aparece Yirmiáhu, quien proclama: «¡Ah! porque grande es aquel día, de modo que ninguno lo iguale, y es el tiempo de angustia para Yaakóv; más de ella será librado» (XXX, 7).