Estudiando
4.Vaiera
El Libro De Bereshit (Génesis)
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Estudiando 3 pesukim (versículos) sobresalientes

5 – Y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón. después pasareis adelante, por cuanto habéis pasado cerca de vuestro siervo y ellos dijeron: «hazlo así, conforme has dicho.»

5 – Y TRAERE UN BOCADO DE PAN: El banquete preparado por Abrahám tiene un triple significado. En primer lugar, este banquete es una expresión de amor al prójimo, virtud característica del Patriarca. Aunque para Abrahám el acto de caridad humana es también un medio para infundir en el corazón de sus semejantes el amor a Dios, como lo indica más lejos Rashí: «Cuando sus huéspedes habían terminado de comer y de beber, Abrahám les decía: Bendecid a Aquel a quien pertenece la comida con la que os habéis sustentado. Vosotros creéis que lo que habéis comido es mío. Estáis equivocados, no es mío sino de Aquel que ha creado el mundo.» (XXI, 33).

En segundo lugar, este banquete equivale a un sacrificio que Abrahám le ofrece al Eterno en señal de agradecimiento. El Patriarca no había manifestado aún su gratitud por el don de la alianza y las generosas promesas que Dios le había hecho. Consideró pues la llegada de los mensajeros del Cielo como una oportunidad que le brindaba la Providencia de presentar su oblación. Esto es lo que da a entender cuando dice: «por eso (para darme la oportunidad de ofrecer un sacrificio a Dios) habéis pasado cerca de vuestro siervo.» (v. S).

En tercer lugar, este banquete en el que vemos al Patriarca atender a los ángeles, es como una prefiguraci6n del «banquete de los justos» de la era Mesiánica, cuadro ideal que representa a los justos sentados a la mesa y rodeados por los arcángeles en un ambiente de serena santidad y de devoción a Dios. Este triple significado pone de realce el valor de la Seudá Mitzva, es decir de la comida dedicada al cumplimiento de una mitsvá. Los alimentos están entonces santificados por la Mitsvá que constituye el objeto del banquete y por las palabras de la Torah que acompañan el mismo. (El texto bíblico alude a estas conversaciones cuando dice: «arrimáos bajo este árbol» (Tajat HaEtz), pues esta frase nos recuerda el Etz Jaim, el árbol de vida, expresión que designa a la Torah en Proverbios III, 18, y en Mech. Ex. XV. 25).


19. Porque Yo lo he conocido; a fin de que mande a sus hijos y a su casa despues de él, que guarden el camino del Eterno, haciendo rectitud y justicia; para que haga venir el Eterno sobre Abraham lo que ha dicho acerca de él

19 – PORQUE YO LO HE CONOCIDO: «La expresión contiene un matiz de afecto… Cuando se le tiene afecto a una persona, se acerca uno a ella para conocerla mejor. ¿Y por qué le tiene Dios afecto a Abrahám? Porque éste les «ordenará a sus hijos que observen Sus leyes» (Rashí). En la época de Abrahám, algunos hombres, como por ejemplos Sem, el hijo de Noé, y su biznieto Eber, que poseían dones proféticos habían conseguido conservar el conocimiento de Dios y de Su Ley (&. Rashí X,25). Transmitían su saber y sus tradiciones en el Bet Hamidrash que llevaba su nombre. Pero no tenían la capacidad de sugestión suficiente para convencer a sus contemporáneos y para difundir la Luz Divina a través de la Humanidad. Abrahám era el único en poseer la envergadura de un apóstol de la verdad. El ascendiente que ejercía sobre sus semejantes era lo bastante fuerte para marcarlos definitiva ente. Se comprende pues que la Escritura insista en la labor educativa realizada por el Patriarca – labor que inició concretamente con sus propios hijos y su propia familia – para explicar el amor que le profesó Dios. Esta misión, que comienza en el propio hogar y se extiende fuego, en círculos cada vez más amplios, al conjunto de todos los hombres de todos los orígenes, viene a ser, según nuestro versículo, la base fundamental y eterna del Judaísmo.

El texto de este versículo es el primero en enunciar el deber que tiene el padre de familia de educar a sus hijos en el respeto de las leyes de Dios. Este deber concierne tanto a las hembras como a los varones (A SU HIJOS Y A SU CASA) mientras que el de la enseñanza de la Torah (formulado en Deuteronomio XI, 19) concierne sólo a los varones ( Meshej Jojmá ).

HACIENDO RECTITUD Y JUSTICIA: Los hijos deberán «guardar las Leyes de Dios, de acuerdo con la orden que Abrahám ha recibido anteriormente («Camina delante de Mí y sé puro» – XVII, l). Con el fin de que su pueblo pueda alcanzar este propósito, Dios le ha dado la Milah, que simboliza el imperativo de pureza. Esta mitsvá forma parte de las Jukim, es decir de las leyes destinadas a purificar y a santificar nuestra vida fisica: Mitzvot Bein Adam LeMakom (Mitzvot entre el hombre y D-os).

El primer mandamiento – el de la Milah – está seguido por otra orden, la de practicar la caridad y la justicia. Este segundo mandamiento pertenece a otra categoría de mitsvot, la de las Mitzvot bein Adam LeJaveró (Mitzvot entre el hombre y su compañero). El orden de sucesión que tenemos aquí sigue siendo hasta hoy una característica de la legislación judía. Todo ser humano tiene derecho a exigir que su prójimo le trate con justicia: Mishpat. En cuanto a la tsedaká, que significa amor al prójimo y caridad, no es un derecho otorgado por la ley, pero puede ser requerida en nombre de Dios, ya que es Dios quien nos enseña a desarrollar esta virtud. El concepto judío de la caridad no tiene nada que ver con aquella actitud limosnera que rebaja al pobre y hace que el rico se sienta superior. La tzedaká es una obligación, un deber que se cumple en nombre de Dios, y del que son beneficiarios los pobres. Su aceptación no supone ninguna humillación.


25 – Lejos de Ti el obrar de esta manera que hagas morir al hombre recto con el malvado, y que el recto sea tratado como el malvado. lejos sea esto de Ti. ¿el juez de toda la tierra no ha de hacer justicia?

25 – LEJOS DE TI… : Rashí explica: Si dices que los justos no salvarán a los pecadores por qué motivo vas a hacer perecer a los justos? La exclamación de Abrahám en este versículo (¿(Acaso) el juez de toda la tierra es un juez inícuo?) expresa su perplejidad ante los procedimientos de la justicia Divina: La pregunta tiene aquí un carácter más bien retórico pues Abrahám no duda. Só1o desea comprender por qué han de compartirlos justos la suerte de los impíos. Abrahám ignora que no hay justos en Sodoma, pero el Eterno le confirma lo que parece resultarme evidente: a saber que la ciudad se salvaría si vivieran hombres justos en ella. Este principio o norma de justicia es tan importante que la Escritura reproduce todos los pormenores del diálogo en el curso del cual está proclamado reiteradas veces. En efecto, dicho principio representa la contrapartida de otra ley fundamental: la de la responsabilidad colectiva. (&. Rashí XXI, 6).

Todas las sociedades humanas se rigen por una norma absoluta que tiene su origen en la Biblia, y en el Talmud (Deut. XXIX, 28; San. 43b) : Los hombres son solidarios los unos de los otros, tanto en el bien como en el mal, en la felicidad como en la desgracia. Así como cada individuo debe subordinar su bienestar personal al bienestar común, de igual modo, debe considerarse a sí mismo responsable, en la medida de la influencia que puede ejercer sobre los demás, del estado moral de la sociedad. Esta carga varía en función del grado de poder que tiene el individuo, y por consiguiente, la nación es a su vez responsable del nivel moral y social de los ciudadanos, como también de los delitos y de los crímenes perpetrados en su territorio que hayan permanecido impunes.

Pero, en contrapartida, el individuo depende de la sociedad desde el punto de vista material y moral. Se beneficia, en efecto, de ciertas ventajas materiales, ventajas que no proceden (forzosamente) del ejercicio de la caridad, sino de la ayuda social mutua institucionalizada que está basada en la ley de solidaridad. En cuanto al provecho moral que el individuo saca de la sociedad a la que pertenece es un principio que encontramos proclamado por primera vez en este texto referente a la destrucción de Sodoma.

¿Y quién podría decir de cuántos castigos colectivos merecidos se han salvado las comunidades humanas a lo largo de la historia gracias a la existencia de hombres justos e íntegros? La idea de que «El Eterno perdona a todo el lugar en consideración a los justos» será desarrollada hasta sus íntimas consecuencias. La sociedad aparecerá entonces como «un conjunto de solidaridades que se cruzan» como un círculo que se ensancha cada vez más hasta abarcar a todas las naciones, e incluso, a varias generaciones sucesivas.

Así surgirá el concepto de responsabilidad paternal y maternal; se hablará de las «faltas de los padres» y de los «méritos de los padres.»

Este breve análisis nos permite comprender que la ley de la responsabilidad colectiva tiene como resultado la promoción de la colectividad a un nivel muy alto de disciplina moral.

LEJOS SEA ESTO DE TI: El hecho de que esta exclamación esté repetida en la misma frase demuestra que a Abrahám le preocupaba mucho el Hilul Hashem, la profanación del Nombre Divino que la condena de Sodomá iba a provocar. Rashí opina que, la segunda vez, las palabras Jalilá Lejá (Lejos de Ti) hacen referencia al mundo futuro. Lo que significa, según Maharal, que la justicia compensadora del mundo futuro no podía justificar, a los ojos de Abrahám, la promulgación de un decreto inícuo en este mundo. El Jilul Hashem persiste aunque la iniquidad se vea compensada en el mundo futuro. Pero para los Sabios del Midrash, la repetición de la exclamación es la expresión de la angustia y de la desaprobación de Abrahám. Rabí Eliezer pone las siguientes palabras en la boca del Patriarca: ¿No juraste acaso no volver a destruir el mundo con un diluvio? Me asombra que quieras abusar de la buena fe de los hombres substituyendo un diluvio de fuego al diluvio de agua. ¿Piensas que así no violas tu juramento? En cuanto a Rabí Simon Ben Lakish interpreta el pensamiento de Abrahám de la siguiente manera: Si deseas que el mundo subsista, no puede haber justicia absoluta; si deseas la justicia absoluta, el mundo no puede subsistir. No puedes tener ambas cosas a la vez? Si no renuncias por lo menos un poco a la realización de la justicia absoluta el mundo no podrá subsistir. El Eterno exclamó entonces: «Abrahám, tu amas la justicia y odias la iniquidad, por eso Dios te ha ungido con óleo de alegría, por eso te ha preferido a ti, y no a tus compañeros» (Salmo XLV, 8). Por esta razón eres el primer hombre a quien le dirijo la palabra desde hace diez generaciones» (Rabbá c. 39).

1 comentario
  1. Asher Viana

    B’s H —-Maravilloso despertar de la consciencia en el nivel de la justicia…no desearla absoluta,por amor al prójimo, según lo dicho por Rabi Shimon ben Lakish….

    04/11/2017 a las 14:11

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