HALEL
El camino del hombre
La iniciación
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Eretz Israel y la expansión de la Kabalá

Generación va y generación viene, pero la tierra siempre permanece Kohélet 1:4

La tierra indica el deseo que es eterno, permanente. La vida fluye a través de las generaciones refinándo el deseo, hasta que finalmente todo y todos seamos Uno con el UNO sin segundo.

La Tierra de Israel es nuestro cuerpo colectivo, el espacio donde se manifiestan nuestros deseos, emociones, pensamientos y voluntad. La tierra de Israel es el lugar en donde podemos concretizar integralmente nuestro objetivo.

El retorno del pueblo de Israel a la tierra de Israel y la revelación y expansión de la Sabiduría de la Kabalá, es similar al nacimiento y desarrollo del ser humano. El nacimiento de un nuevo ser es producto del deseo y voluntad de los padres de dar amor; a veces este objetivo es realizado en forma conciente, otras inconcientemente. Dicha causa generará posteriormente la venida al mundo de un alma, la cual manifestará primero su cuerpo y luego se relacionará paulatinamente, con mayor o menor conciencia con sus deseos, emociones, pensamientos y voluntad.

Lo mismo sucede con el pueblo de Israel: se manifiesta el deseo de regresar a la tierra de Israel, en algunos individuos con más y en otros con menos conciencia de la causa que motiva dicho retorno.

La Kabalá, la Sabiduría Interior del pueblo de Israel, nos ayuda a comprender los porqués, es decir el objetivo que nos une como pueblo, como «células que conforman el cuerpo». Por el contrario, sin conciencia del objetivo que nos une: transformar nuestro egoísmo en altruismo y así fusionarnos con nuestra máxima identidad -el Kadósh Barúj Hú– seremos como personas inconcientes que reaccionan ante todo sin comprender que cada ser humano es un engranaje único e insustituible en la construcción del bien y el logro de la armonía universal.

El Rav áshlag (1886 – 1955) abrió en nuestra época la Sabiduría interior del pueblo de Israel, la Kabalá, desmistificando conceptos y explicando textos que por muchas generaciones permanecieron herméticos. Ello corrobora que finalmente la Sabiduría se ha de revelar en su totalidad, y finalizará el exilio que es primordialmente de carácter espiritual. Así observamos que de hecho el galút está llegando a su fin: el pueblo de Israel está retornando a la Tierra de Israel y la Sabiduría Interior de la Torá, la Kabalá, se está revelando como nunca antes. Esto se debe a que cuando lo interior-espiritual comienza a resolverse, lo material-exterior lo refleja; dado que, espiritual y material no son sino dos aspectos de una misma realidad.

«Lo material» y «lo espiritual» pueden ser «buenos» o «malos» dependiendo del uso que hagamos de ellos. La evaluación de la realidad depende de los objetivos y no de definiciones teóricas desligadas de la actitud humana.

El Rav áshlag nos explica que toda sabiduría se evalúa de acuerdo a su objetivo; sosteniendo que lo auténticamente espiritual es el camino hacia el logro de la voluntad altruista, y lo material aquello que nos conduce al egoísmo

Así como la semilla posee en potencia los frutos que el árbol puede dar -siempre que creemos las circunstancias apropiadas: tierra fértil, suficiente agua, etc.- algo similar sucede con el ser humano. Las influencias del medio ambiente aceleran o retrasan la revelación del potencial interior.
No siempre es posible comprender la forma en que estas influencias se revelan y la situación en que se manifiestan. Lo que a veces parece negativo en el presente puede ser positivo en el futuro y viceversa.

Israel, situado en el Medio Oriente, percibe lo material y lo espiritual como dos aspectos de una misma realidad.

La auténtica concepción y forma de vida judía transmitida por la Torá, principalmente en su comprensión interior a través de la Kabalá, conduce al hombre a expresar en cada acto, mitzvá que realiza, la unidad inmanente de toda la realidad.

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