Conectándose
Salud
+100%-

Energía vital

La homeopatía es una medicina energética, entendiendo que la única enfermedad es el desequilibrio de dicha energía. Para definirla, podríamos decir que es sinónimo de vida. Todos los fenómenos fisiológicos se rigen por ella:
La energía vital tiene varias propiedades:
• Es autocrática; se rige por sus propias leyes, las de la naturaleza.
• Es soberana: gobierna el organismo material (cuerpo).
• Es automática: dejada a su libre evolución tiene un fin fatal.
• Tiene un sentido: es eferente, del nacimiento hasta la muerte. • Es influenciable: somos seres en relación y el medio puede influir sobre la energía.
• Tiene una identidad: de dos seres humanos nace otro ser humano, identidad de especie.

De estas propiedades, la más importante es la de ser soberana, ya que, sin energía, el organismo material (cuerpo), no tendría vida. Además de estas cualidades, la energía vital tiene la posibilidad, cuando se desequilibra, de afectar una parte, preservando planos más profundos. Daré un ejemplo: cuando un paciente refiere una enfermedad en la piel, luego de diagnosticarla clínicamente, el homeópata la tomará como un intento de energía vital de circunscribir el desequilibrio en un plano superficial, para preservar órganos más profundos. Kent afirmaba que se deberá tratar una enfermedad, con un medicamento que tenga en cuenta el plano mental y orgánico del paciente, es decir, que lo cubra en forma global.

Entender la enfermedad como un desequilibrio energético, es lo que más difiere con lo convencional, ya que cualquier médico buscará una teoría fisiopatológica para explicar tal o cual enfermedad.

Usted, a esta altura se preguntará ¿Cómo puede observar el homeópata el desequilibrio energético?

El único método que tiene es el interrogatorio, ya que este desvío se manifiesta por la manera individual de sentir, pensar y actuar en la vida. Ahí está la enfermedad y esto es lo que intentamos comprender en una historia clínica. Hahnemann, en su libro “Organón”, parágrafo 9, dice: “En estado de salud, la fuerza vital que dinámicamente anima el cuerpo material, gobierna con poder ilimitado y conserva todas las partes del organismo en admirable y armoniosa operación vital, tanto respecto a las sensaciones, como a las funciones, de modo que el espíritu dotado de razón que reside en nosotros, puede emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos, para los más altos fines de nuestra existencia”.

En el parágrafo 10, dice: “El organismo material, sin la fuerza vital, es incapaz de sentir, de obrar, de conservarse a sí mismo; todas las sensaciones nacen y todas las funciones vitales se realizan por medio del ser inmaterial (el principio vital) que lo anima, tanto en el estado de salud como en el de enfermedad”. Estos conceptos del maestro confirman el origen energético de la enfermedad, debiendo tenerse en cuenta que esta última no es más que la consecuencia de ese desvío profundo.

David Rosenstein

Deje su comentario

Su email no se publica. Campos requeridos *

Top