Tratamiento de la Ansiedad y El Enfoque Cabalistico
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El Terapeuta Jasídico

continuacion de Ignorando la Ansiedad …

En esta etapa, el confidente debe identificarse profundamente con el confesante y su situación, para poder tratar los mas íntimos y secretos deslices y fallas de este. ¿Como espera hacer esto? El terapeuta jasidico es alguien que se ha esforzado en estudiar, internalizar y realizar las enseñanzas del jasidismo por si mismo de manera conciente y afanosa en su vida diaria. Refinando persistentemente su propio carácter, y especialmente practicando y adquiriendo el atributo de humildad y autoabnegación a través del continuo autoanalisis, el jasid adquiere la habilidad de entender y asistir a su camarada con sus propios problemas psicologicos. Las enseñanzas del jasidismo imparten un entendimiento sutil y sensible de la psicologia humana, a aquellos que las estudian devotamente y siguen su consejo.

Una de las trampas que enfrenta alguien que se ha dedicado a la vida espiritual, es la de la falsa modestia. A primera vista, podría parecer que una persona realmente humilde debería esquivar el rol de confidente espiritual. Después de todo, ¿no es presuntuoso asumir que se ha absorbido e internalizado las enseñanzas del jasidismo, lo suficiente como para ser capaz de dirigir y guiar a otro que todavía no ha alcanzado su propio nivel de refinamiento? ¿No debería temer, la persona que esta siendo orientada espiritualmente, de los inevitables sentimientos de autosatisfacción que provienen de solucionar con éxito los problemas de otra persona? Por supuesto, la verdad es exactamente lo contrario: la persona realmente humilde se humillara frente a la verdad, y será entonces conciente tanto de su propia experiencia, dones y talentos como de sus falencias y el largo camino que todavia tiene por delante. Mas aun, no tomara en cuenta sus propios intereses y el peligro espiritual que implica ayudar a otra persona. Cuando sea convocado, va a asumir el rol de consejero o asesor con afabilidad y convicción, y no evadirá su responsabilidad por razones de falsa modestia.

Sea como sea, la resolución segura de los problemas del confesante nunca puede ser atribuida únicamente a la sensibilidad y el buen consejo del confidente. Esto es asi, porque la persona misma que se confiesa juega un papel activo en la discusión de sus problemas y en los esfuerzos para atravesarlos. Entonces, de hecho las almas Divinas de ambos se unen en la lucha por disipar el mal dentro del confesante. La relación de fuerzas se inclina en favor del bien, por lo que el mal efectivamente no tiene chance. La doctrina jasidica confia en la habilidad del hombre para desarraigar el mal de su interior (nuevamente, proveyendo las condiciones requeridas que han sido descriptas), y atribuye tanta importancia a este propósito, que lo considera el desafio central del verdadero educador/consejero.

De momento que el hombre nace como un asno salvaje (Job 11:12), equipado desde el nacimiento con conductas y tendencias predominantemente animales, el primer objetivo que se debe fijar el educador/consejero dedicado y sincero es desterrarlas. Mas todavía, el sabe que su responsabilidad a este respecto es tan seria, que si no tiene éxito seguramente va a empeorar las cosas. El rol bíblico modelo en el que todo terapeuta o educador jasídico debe fijarse, es nuevamente Iosef. Como soñador e interprete de sueños arquetipico de la Torá, Iosef encarna la cualidad de ser capaz de reordenar el caótico divague de la imaginación no rectificada o subconciente, en mensajes significativos que sirven de clave para los ocultos recovecos del corazón y la mente.

De acuerdo con nuestra tradición, la razón por la cual Iosef fue capaz de hacer esto, mas que cualquier otra figura bíblica, se debe a que el lucho exitosamente contra la tentación sexual. Una vez que ascendió a una posición de poder en Egipto, una tierra inicua por su depravación y libertinaje sexual, pudo haber sido para el la cosa mas simple y natural, entregarse a cualquiera de las abundantes tentaciones sexuales. No obstante, se nos dice que incluso a pesar de las proposiciones de una mujer atractiva y seductora de la aristocracia, resistió sus ofertas y guardo celosamente su pureza sexual.

Por esta razón, la tradición le ha dado a Iosef el apodo de «el justo». Como es bien sabido, la psicologia moderna verificó feacientemente que la mayoría de las psicosis, neurosis, desordenes y síndromes están conectados con problemas sexuales. Marido y mujer existen antes de la concepción y el nacimiento como parte de una única esencia espiritual indiferenciada, que es separada en la concepción en sus componente femeninos y masculinos. Por consiguiente, el hombre nace con un deseo natural de encontrar su alma gemela perdida, y las frustraciones y desviaciones que experimenta a lo largo del camino en pos de este objetivo, da origen a gran parte de la confusión subconciente que socava su bienestar psicológico a través de su vida. Fue entonces por virtud de su inmaculada y no afectada sexualidad, que Iosef pudo ayudar exitosamente a otros a clasificar sus complejos desordenes psicologicos.

Previamente identificamos a Iosef como un buen pensamiento, que permite a una persona ejecutar la segunda fase de la terapia psicologica, ignorando la ansiedad. Aquí estamos identificándolo con su rol mas importante, el del confidente experimentado de la tercera fase, articulando la ansiedad (ver más arriba). Como tal, Iosef es el rebe o mentor espiritual arquetipico de la Torá. De el han obtenido su inspiración todos los pastores verdaderos del rebaño Judio y los sinceros mentores, educadores y confidentes a través de la historia.

Ignorar versus Articular las Ansiedades.

Hemos establecido entonces, que es saludable y positivo para la persona mantener una relación fluida con su mentor o amigo. Y asi nos enseña el Talmud: «Haste para ti un rabino y adquiere para ti un amigo». La persona debe sentirse a gusto analizando con su consejero sus problemas e inseguridades, y en especial en lo que se refiere a su relación con Di-s. Además es de gran ayuda analizar regularmente con su amigo o mentor su mundo interior de pensamientos y emociones, incluso si no sufre de ninguna ansiedad o problema en particular. Esto es así, porque en el transcurso de la verbalización de sus pensamientos internos para poder compartirlos con el otro, la persona debe explorarlos quizás mas seria y profundamente que si lo hiciera de otra manera. Tiene que ordenarlos, organizarlos y hacer de ellos algo comprensible para poder expresarlos.

Todo el mundo posee aspectos de su vida íntima que tiende a ignorar o a no darles importancia. Debe enfrentarse a ellos e integrarlos dentro de la imagen general que tiene de sí mismo, si quiere que la sesión con su confesor sea realmente productiva. Este proceso de dar la cara y enfrentar los aspectos menos positivos de su vida interna, implica varias etapas. La primera, que bastante a menudo no se ejecuta concientemente, es una forma que tiene el ser humano de ignorar espontáneamente muchos sino la mayoría de los pensamientos que afloran desde el subconciente. Esto es una forma natural y saludable de supresión, con el simple fin de evitar cada complejo o pequeño impulso negativo que viene a la mente, complicando y descarrilando las funciones de vida normales. Con frecuencia, estos murmullos no están enraizados muy profundamente en el subconciente y no justifican ningún tratamiento importante que pueda requerir mucha atención.

Las dos etapas siguientes son caminos adicionales para ignorar el mal. Ambas están justificadas al asumir que el alma Divina judía no es afectada por la debilidad del alma animal, y por eso es posible para la persona rectificar su psicología total, acentuando su lado Divino y facultándolo para asumir el pleno dominio de su personalidad. De momento que la psicología secular no reconoce la existencia del alma Divina en sí, es de esperar que muchas escuelas psicológicas desaprueben la aparente evasiva en tratar directamente con las manifestaciones de los bajos instintos que estamos por detallar.

Cuando una persona se da cuenta de que sus pensamientos oscuros no lo abandonan y que no ayuda el ignorarlos, se dirige hacia lo alto e implora la ayuda de Di-s. Clamando a Di-s, reconoce por fin la existencia del mal dentro de sí, y admite que solo no puede combatirlo. En este punto, no hay todavía ninguna confrontación directa con el mal, tampoco hay ningún intento de su parte por convocar sus propias fuerzas para luchar con él. Cuando el ruego tampoco es suficiente, la persona comprende que Di-s desea en este punto que empiece a enfrentar su mal interior por sus propios medios, en vez de aguardar que El venga en su rescate.

De todas maneras, antes de la confrontación directa con su lado negativo, la persona debe seguir tratando de ignorarlo, reemplazando sus pensamientos por otros positivos. A este respecto, es por supuesto particularmente eficaz meditar acerca de ideas de la Torá, especialmente aquellas que generan sentimientos de santidad, pureza, optimismo y alegría. De esta manera no quedará lugar en la mente para pensamientos malos y confusos. ¿Qué hacer cuando fallan incluso estos recursos, y los pensamientos perjudiciales continúan acechando la mente? Es tiempo entonces de verbalizar, explorar, ahondar en los profundos recovecos de la personalidad, hasta los más oscuros y menos placenteros, para descubrir la raíz de estos pensamientos y ansiedades y enfrentarse concientemente con ella. La persona debe tratar primero de conducir este proceso de excavación verbal en forma privada, explorando las cavernas oscuras de su alma con su Creador. Si esto prueba ser realmente insuficiente, y la persona siente que necesita revelarse frente a un oido humano que pueda escuchar sus problemas y aconsejarle como lidiar con ellos, puede entonces dirigirse a su buen amigo, su mentor o un terapeuta confiable.

Como acabamos de explicar, poner al desnudo y discutir el mal oculto de la persona es el último resorte, al sólo se debería recurrir si todas las opciones previas para enfrentarse al mal han fallado. No obstante, se debe advertir al mismo tiempo, que cada etapa sucesiva en el proceso terapéutico es también un tipo de progreso, un estado adicional de aptitud y audacia para desafiar el mal y transformarlo en bien. Las técnicas iniciales de aplastar e ignorar la ansiedad son ciertamente más seguras, por cuanto que eluden quitar el cerrojo del «closet» y ver al monstruo cara a cara; pero son inferiores, de hecho, para examinar la fortaleza de la bondad interior de la persona. Es menor la necesidad de despertar el núcleo de bondad latente en lo íntimo del ser, y por eso permanece oculto al no ser confrontado con las fuerzas oscuras que se le oponen.

Parecería ser que en nuestra generación, la conversación cotidiana acerca de los conceptos de la psicología moderna, produjo que todos nosotros seamos o lleguemos a ser expertos en psicoanalizarnos a nosotros mismos. Y en cierto sentido así es como debería ser. Nuestra generación es la que será testigo de la verdadera y definitiva Redención, que señalará la aniquilación del mal y su transformación en bien. Puesto que este proceso será un aspecto esencial de la Redención, somos llamados ahora, y por lo tanto se nos da el poder para participar en este proceso. Debemos volvernos expertos en la transformación del mal en bien, incluso de la clase de maldad que en el pasado era mejor ignorar o suprimir.

Rabino Itzjak Ginsburg

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