El sordo
Rabí David de Bijov, fue acusado falsamente y arrestado en la ciudad de S. Petersburgo. Al tiempo fue traído al juzgado para ser interrogado.
En cierto punto, los jueces estaban deliberando entre sí, y para que no se entendieran sus palabras comenzaron a hablar en francés, en lugar de ruso.
Rabí David, que estaba de pie frente a ellos durante todo el interrogatorio, de repente volvió su cabeza, dando la espalda a los magistrados. «Prisionero», gritó uno de ellos,»cuando está parado frente a nosotros debe prestar atención!»
«Su Señoría» contestó R David, «escuché que ustedes comenzaron a hablar en francés, porque no deseaban que comprendiera vuestras palabras. Hablo ése idioma, y por lo tanto moví mi cabeza para evitar oír lo que decían…!»
Esta inesperada respuesta dejó impresionado a los jueces, que inmediatamente lo pusieron en libertad.
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Enseñanza Semanal, (c) Jabad Lubavitch