El Sentido del Shabat
(Selección extraída del libro «El Camino Divino», por Rab Moshe Jaím Luzzatto, © Editorial Jerusalem de México)
El sentido del Shabat en su conjunto consiste en que como lo habíamos explicado anteriormente, la naturaleza de este mundo implica que haya entidades profanas y no santas. Aunque fue necesario también que por otra parte exista un tanto de santificación para los seres creados, para que no predomine sobre ellos la obscuridad más de lo conveniente.
La sabiduría suprema determinó con gran precisión el nivel necesario para la dimensión de lo profano como así mismo lo que se requiere para su santidad adicional. Dios delineó ésto con límites apropiados, tanto con respecto a la cantidad como a la cualidad, al espacio y al tiempo y a todas las demás categorías que cabe distinguir en la existencia.
El concepto de la categoría del tiempo se estructura de tal modo que contiene en él días profanos y días festivos. Los días festivos propiamente tales se ubican en varios y apropiados niveles. Se dispuso no obstante que la mayoría de los días fueran profanos y sólo el número necesario fueran festivos.
Se decretó además que los días tuvieran un ciclo de repetición constante, que consiste en un número específico de días. Esta cantidad designada es siete, ya que todo el universo fue creado en siete días y por lo tanto cada elemento de su ser está incluido en este número, siendo así apropiado que este número de días sea considerado como un ciclo completo. Este ciclo contiene ciertamente todo lo necesario para la creación en su globalidad, siendo que no se requiere ningún otro elemento más; toda la existencia universal fue completada dentro de una fase específica de este ciclo.
Este ciclo se repetirá entonces constantemente, hasta el final de los seis mil años, que constituyen la suma total de la historia humana.
Este ciclo, a gran escala, existe también como una perspectiva general de la historia humana, así la existencia se divide en seis mil años iniciales seguidos por mil años de descanso. Al final de este ciclo, todo el universo será renovado dentro de un nuevo sistema, tal como ha sido decretado por Dios.
Está por ende determinado que el término de los ciclos se concrete a través de una dimensión de santidad, y esto es lo que eleva al resto de los días. Es decir, a pesar que el resto de ellos son profanos, y solamente uno de cada siete es festivo, esta estructura es necesaria para nuestro mundo físico. En otro aspecto, el hecho que este día festivo es el fin y el sello de cada ciclo, rectifica y eleva a todo el ciclo en su integridad; así todos los tiempos humanos se transforman a ser santos.
Esta es ciertamente una gran ofrenda que Dios ha entregado a Israel a causa que El deseó que ellos fuesen una nación distinguida, por lo tanto no fue entregado a ningún otro pueblo ya que los beneficios de él no son apropiados ni corresponden a ellos.
Según el rango que alcanza Israel en este día, así es propio que sea su conducta en él. Las ocupaciones humanas contingentes son, como ya lo hemos expresado, de orden físico, lo que trae que su naturaleza descienda del rango y del valor que le era propio. Y por lo tanto es necesario que se desconecte en Shabat de todo ésto. Puesto que se eleva su naturaleza de lo profano, es menester que se intensifiquen los elementos que le proporcionen los beneficios de tal elevación.
No obstante, desconectarse del todo de lo físico y de sus ocupaciones contingentes no es posible, pues de todas maneras está en este mundo, y los lazos de lo corpóreo están sobre él. Mas consideró la sabiduría suprema el nivel apropiado para desvincularse de lo corpóreo, en el cual debe permanecer. La desvinculación se concreta en el grado apropiado que permita mantener dentro de este proceso los elementos estrictamente necesarios del mundo físico. El ser humano se hizo responsable de desvincularse en la mediada necesaria y además de intentar intensificar esta desvinculación; éste es el principio general de todos los tipos de actividades que están prohibidas realizar en Shabat.
Fuera del hecho que debemos respetar estas prohibiciones de manera de no atentar contra la santidad que se transmite en este día, como lo indicamos, también debemos honrar esta santidad, constituyendo ello el conjunto de conductas que traen a gozar de Shabat y de su honor. Lo que incluye observancias tales como la celebración de la llegada del Shabat a través del Kidush y su partida por medio de la Habdalá.
Estos y otros detalles están enteramente basados en el principio general que debemos preservar adecuadamente a nosotros mismos con respecto a la santidad en cuestión, honrándola y valorizándola de manera apropiada. Honrar al Shabat consiste en acercarnos y interrelacionarnos con Dios a través de este obsequio distinguido con el que fuimos regalados. Los detalles de sus observancias se siguen de los elementos particulares de la santidad, como además de la verdadera naturaleza de sus procedimientos y resultados.
Rab Moshe Jaím Luzzatto