Estudiando
11. Vezot Habraja
El Libro de Devarim (Deuteronomio)
+100%-

El Rebe Najman sobre La Tora – Vezot Habraja

Extraido de El rebe Najman sobre la Tora – Devarim

33:2 Y dijo: «Dios vino del Sinaí y desde Seir les brilló: resplandeció desde el monte Parán y vino de en medio de decenas de millares de Sus santos: Su diestra traía una ley de fuego para ellos».

Dios vino del Sinaí y desde Seir les brilló: resplandeció desde el monte Parán

Dios les ofreció la Torá a todas las naciones del mundo, pero todas la rechazaron dado que sus leyes iban en contra de sus malos rasgos innatos. Entonces Dios les ofreció la Torá a los judíos (Avodá Zará 2b; Sifri, VeZot HaBerajá 2).

El monte Seir es el territorio de Esaú; el monte Parán es el territorio de Ishmael. El Zohar (III, p.193a) enseña que Esaú e Ishmael son los progenitores espirituales de las setenta naciones. Cuando sus descendientes rechazaron la Torá, todas las otras naciones los siguieron. Dado que los malos rasgos de esas naciones las alejan de la Torá y de la santidad, en su lugar Dios les dio esa santidad a los judíos.

De aquí podemos aprender que cuando la persona desea alcanzar la comprensión de la Torá, primero debe eliminar sus malas características (Likutey Moharán I, 101:2).

Dios vino del Sinaí y desde Seir les brilló: resplandeció desde el monte Parán

Dios quería que todos tuviesen la Torá. Pero cuando se la llevó a las naciones, ellas la rechazaron (Avodá Zará 2b).

Cuando Dios les ofreció la Torá a las naciones, trajo junto con ella pensamientos de arrepentimiento. Sin embargo, las naciones no querían recibir la Torá y la rechazaron. Cuando Dios les ofreció la Torá a los judíos, ellos recibieron la iluminación del arrepentimiento y estuvieron de acuerdo en aceptarla. De esa manera, los judíos se transformaron en el «pueblo elegido» de Dios, un concepto que desafía la lógica. Los judíos son llamados am segulá («nación especial») pues una segulá (un remedio maravilloso) desafía la comprensión humana (ver Likutey Moharán I, 21:8).

¿Cómo es posible que una nación pueda ser «elegida» por sobre todas las otras? La misma pregunta se aplica en cada generación: ¿Por qué algunas personas siguen el sendero verdadero, mientras que otras que quieren servir a Dios siguen senderos que no siempre son los correctos? En verdad, Dios Se le revela a cada uno. En la medida de cuánto esté la persona dispuesta a sacrificarse por Dios, merecerá una revelación de la Divinidad. De esa manera, merecerá ser «elegida» por Dios (Likutey Halajot II, p. 119a).

Su diestra traía una ley de fuego para ellos

«Una ley de fuego» – Dios dio la Torá en la forma de fuego negro [las letras] sobre fuego blanco [el fondo] (Rashi; Ierushalmi, shekalim 6:1).

«Blanco» representa la conciencia espiritual, que no puede ser vista ni comprendida. «Negro» representa la «forma», que puede ser aprehendida.

Aunque podemos aprehender el «fuego negro» de la Torá, el «fuego blanco» de la Torá existe en niveles que están más allá de nuestra comprensión (Likutey Moharán I, 192).


33:3 «También, él mostró Su amor a Sus pueblos. Todos Sus santos están en Tu mano, aquellos que se pusieron a Tus pies y aceptaron sobre sí Tus Mandamientos».

él mostró Su amor a Sus pueblos. Todos Sus santos están en Tu mano

«Pueblos» hace referencia a aquellos que se han arrepentido o convertido en aras de Dios – gente que estaba distante y que ahora se ha acercado a Dios. Ellos tomaron de «todos Sus santos» la fuerza que necesitaban para rechazar sus vidas previas – estos «santos» son los Tzadikim, que traen la verdadera fe al mundo (Likutey Halajot VIII, p. 257a).

Todos Sus santos están en Tu mano

Las manos son sinónimo de fe, como en «Sus manos eran fe» (éxodo 17:12). Y aquellos que revelan la fe son los Siete Pastores -Abraham, Itzjak, Iaacov, Iosef, Moisés, Aarón y David- quienes colectivamente encarnan a los líderes de cada generación.

Así, «Todos Sus santos» – los Tzadikim que son los verdaderos líderes de cada generación – «están en Tus manos» – ellos le revelan al mundo la fe en Dios (Likutey Moharán I, 22:3).

Aquellos que se pusieron a Tus pies

TuKú leragleja («Aquellos que se pusieron a tus pies») – estos son los estudiosos de la Torá, que golpean (shemeJaTeTim) sus pies al ir de una ciudad a otra y de un país a otro para estudiar y enseñar la palabra de Dios (Bava Batra 8a).

Esos Tzadikim conversan con toda clase de gente, desde eruditos hasta pecadores. Aunque a veces sus palabras parecen ser mundanas, éstas sirven como una vestimenta para que el brillo y la intensidad de la Torá no abrumen a la gente. De esa manera, los Tzadikim elevan las chispas sagradas y vencen el mal (Likutey Moharán II, 91:2).

Aquellos que se pusieron a Tus pies

TuKú leragleja («Aquellos que se pusieron a tus pies») – estos son los estudiosos de la Torá, que golpean ( shemeJaTeTim) sus pies al ir de una ciudad a otra y de un país a otro para estudiar y enseñar la palabra de Dios (Bava Batra 8a).

Cuando los Tzadikim viajan, rectifican el aire a su alrededor mediante el estudio de Torá (Likutey Halajot II, p. 84a).


33:4 «La Torá que nos encargó Moisés, herencia será de la congregación de Iaacov».

La Torá que nos encargó Moisés, herencia será de la congregación de Iaacov

¿Acaso no dice la Mishná: «Prepárate para estudiar Torá, pues no es tuya por herencia» (Avot 2:12)?

La Torá más importante es aquella que une al pueblo judío, pues esto une a los judíos con Dios. Cuando verdaderamente podemos ser llamados una «comunidad», la Torá es nuestra por herencia. Pero si tratamos de alcanzarla como individuos, debemos prepararnos para trabajar por ella (Likutey Halajot VIII, p. 139a).

La Torá que nos encargó Moisés, herencia será de la congregación de Iaacov

No leas MORaShá (herencia), sino MeORaSá (comprometida) (Pesajim 49b).

Cuando una persona soltera oye palabras de Torá de un Tzadik, ello puede ayudarla a encontrar su pareja matrimonial. El Tzadik crea ideas originales al combinar enseñanzas provenientes de diversas áreas de la Torá, lo que equivale a presentar a dos personas y conformar una pareja. Así, las enseñanzas de Torá del Tzadik crean una energía espiritual que ayuda a la persona que busca su pareja matrimonial (Likutey Moharán II, 89).


33:5 «Y él fue rey de Ieshurun, cuando se juntaron las cabezas del pueblo, reunidas en uno las tribus de Israel».

Y él fue rey de Ieshurun, cuando se juntaron las cabezas del pueblo

Maljut (Reinado), la sefirá más baja, está directamente enraizada en Jojmá (Sabiduría), la más elevada de las sefirot (Zohar III, 288a).

El liderazgo debe estar fundado en la sabiduría. Por ese motivo, todos los reyes tienen hombres sabios y consejeros que los ayudan a establecer el reino. Y debido al amor por los sabios, el reino se mantiene seguro.

En el reinado de Dios, esos «sabios» son los Tzadikim. Ellos «reúnen» a los judíos para poder inspirarles la fe (Likutey Moharán I, 18:4).


33:7 Y ésta es la bendición de Iehudá; y dijo: «¡Oye, Dios, la voz de Iehudá y hazle regresar a su pueblo; basten para él sus mismas manos y sé Tú su auxilio contra sus adversarios!».

Oye, Dios, la voz de Iehudá

Durante el viaje de los judíos por el desierto, los huesos de Iehudá rodaban continuamente dentro de su ataúd. Cuando Moisés le pidió misericordia a Dios, recordando la confesión de Iehudá al reconocer que era el padre de los hijos de Tamar (Génesis 38:26), los huesos de Iehudá fueron restaurados en su lugar apropiado (Sotá 7b).

Cada ley de la Torá está compuesta por una cierta configuración de letras. Cuando la persona peca, destruye las combinaciones positivas de letras y forma una combinación negativa de letras, que se graba entonces sobre sus huesos. Al confesar su pecado delante de un estudioso de la Torá, las letras desaparecen de sus huesos y se transforman en las palabras de la confesión.

Esto es lo que sucedió en el desierto. Los huesos de Iehudá habían sido afectados debido a que el pecado de la persona se «graba sobre sus huesos», transformándolos en una fuente de sufrimiento. Pero cuando Moisés recordó la confesión de Iehudá, ello fue considerado como si Iehudá mismo se hubiese confesado en presencia de Moisés, el estudioso de la Torá. Esto deshizo las configuraciones negativas y los huesos de Iehudá pudieron ser reconstruidos en santidad (Likutey Moharán I, 4:5).

Oye, Dios, la voz de Iehudá y hazle regresar a su pueblo

¿Quién gobierna sobre Mí? El Tzadik (Moed Katán 16b).

Iehudá, al igual que el Tzadik, personifica la autoridad y el gobierno, como está escrito, «El cetro no se alejará de Iehudá» (Génesis 49:10). La autoridad del Tzadik surge de su temor a Dios. La esencia de su gobierno consiste en brillar en los corazones de los demás y despertarlos al servicio a Dios.

Así, Dios accede a los decretos del Tzadik cuando el Tzadik hace brillar su luz en el pueblo, como en «Oye, Dios, la voz de Iehudá y hazle regresar a su pueblo» (Likutey Moharán I, 34:2).


33:8 Y de Leví dijo: «Tus Urim y Tumim sean para Tu piadoso a quien probaste en Masá, con quien contendiste, junto a las aguas de Meribá».

Tus Urim y Tumim sean para Tu piadoso

Todo aquel que sea sabio entenderá estas cosas, y ellos comprenderán las bondades de Dios (Salmos 107:43).

«Las bondades de Dios» – esto alude a las halajot (leyes de la Torá), como enseñan nuestros Sabios: «Todo aquel que no deja que lo sirva su discípulo, es como si le estuviese negando la bondad [porque le niega la oportunidad de observar las halajot en acción]» (Ketuvot 96a).

JaSiDeja («Tu piadoso») es similar a JaSaDim (bondades). Urim significa «luz». Así, este versículo puede comprenderse como significando que mediante las bondades/halajot, se revela la luz de la verdad (Likutey Moharán II, 2:7).


33:9 «El cual dijo de su padre y de su madre: No los he visto; ni a sus hermanos conoció y de sus mismos hijos no hizo caso; porque guardaron Tu palabras y cuidaron Tu pacto».

Cuidaron Tu pacto… enseñarán Tus juicios

Los judíos hicieron el becerro de oro para darse la posibilidad de ignorar las leyes de la moralidad. La tribu de Leví no participó de este pecado (Rashi). Por lo tanto, los Levitas son considerados como habiendo cuidado el pacto y es en su mérito que pueden enseñar las leyes de Dios (Likutey Halajot I, p. 182a).

Más aún, debido a que cuidaron el pacto, los Levitas merecieron jesed (bondad), como en «Las leyes son consideradas jesed» (Ketuvot 96a). No sólo los Levitas serán dignos de enseñarles a los demás sino que la gente buscará aprender de ellos las enseñanzas de Torá (Likutey Halajot I, p. 185a).


33:10 «Ellos, pues, enseñarán Tus leyes a Iaacov y Tu Torá a Israel; pondrán incienso para aplacar Tu ira y ofrendas quemadas sobre Tu altar».

Ellos, pues, enseñarán Tus leyes

«Ellos» son los Cohanim y los Levitas, que mantenían el Templo. Hoy en día, «ellos» son aquellos que están dedicados al trabajo sagrado, al estudio de la Torá y a su transmisión de manera correcta. Ellos son los que podrán aclarar las leyes (Likutey Halajot I, p. 127a).

Pondrán incienso delante de Ti para aplacar Tu ira

Es imposible traer una completa Providencia Divina a no ser que uno quiebre el deseo de dinero, que es una forma de idolatría.

En este versículo, la palabra beAPeJa («Tu ira») indica el trabajo duro que es necesario llevar a cabo para ganarse el sustento, tal cual está escrito, «Comerás con el sudor de tu frente (APeJa)» (Génesis 3:19). APeJa también refleja la idea de que mientras haya adoración al dinero en el mundo, habrá jarón AF (ira Divina) en el mundo (cf. Sifri 13:18).

KeToRá ( incienso) es similar a KaTaR (arameo para «atar»), indicando que la ofrenda de incienso tiene el poder de constreñir la ira Divina y de traer en su lugar la alegría, como en «El incienso alegra el corazón» (Proverbios 27:9). Cuando uno está contento con lo que tiene, aceptando que el sustento le es otorgado por la Providencia Divina, entonces no necesita esforzarse para ganarse la vida (Likutey Moharán I, 13:1).


33:11 «¡Bendice, Dios, su fuerza y mira propicio la obra de sus manos; destroza los lomos de los que se alzan contra él y de los que le aborrecen, para que no se levanten más!».

Mira propicio la obra de sus manos; destroza los lomos de los que se alzan contra él

Las dos manos representan la plenitud de un acto, que comienza con una mano y concluye con la otra. Las manos también aluden al hecho de llevar algo de la potencia al acto. Aquel que logra concretar sus objetivos mitiga y endulza los decretos severos – así, él «destroza los lomos de los que se alzan contra él» (Likutey Halajot IV, p. 282).


33:12 De Biniamin dijo: «El amado de Dios habitará en confianza junto a él; él le dará Su protección todo el día y entre sus hombros él habitará».

Entre sus hombros él habitará

Existe un hueso llamado luz que está ubicado en la parte posterior del cuello, en un área llamada «entre los hombros». Esto es un paralelo del nivel que la Kabalá denomina «Lea», que está asociado con el nudo de los tefilín de la cabeza (que se ubica en la parte posterior del cuello). Lea fue la primera esposa de nuestro patriarca Iaacov; después de casarse con ella, Iaacov pudo casarse con Raquel, su esposa principal.

La persona que alcanza el nivel de «Lea» puede entrar entonces al estado espiritual de conciencia llamado «el Templo» y allí ser un «anfitrión de la Presencia Divina» – una referencia al nivel que la Kabalá asocia con «Raquel» (Likutey Moharán II, 85).


33:13 Y de Iosef dijo: «Bendecida de Dios sea su tierra, en el más precioso don de los cielos, en el rocío y en los hondos manantiales que abajo yacen».

Bendecida de Dios sea su tierra

Debido a que Iosef -i.e., el Tzadik- ascendió por sobre las maldiciones de Adán y rectificó su comer, mereció bendecir (Likutey Halajot II, p. 66a).


33:17 «Como el primogénito de su toro, la grandeza es de él, y sus astas, como astas del búfalo: con ellas acorneará a una las naciones hasta los fines de la tierra; y ellos son las miríadas de Efraím y ellos son los millares de Menashé».

Como el primogénito de su toro, la grandeza es de él

«Grandeza» – esto significa brillo (Targúm Onkelos).

Iaacov está asociado con la inteligencia interna, la sabiduría profunda embebida en cada cosa y que uno puede utilizar para acercarse a Dios. Iosef, más que ningún otro de sus hermanos, se asemejaba a Iaacov en este respecto. Por lo tanto Moisés llamó a Iosef bejor shoró (literalmente, «primogénito de su toro»). «Primogénito» corresponde a la inteligencia interna y ShORO («su toro») connota mirar y concentrarse en algo, como en «Yo lo contemplé ( aShuRenu), pero no estaba cerca» (Números 24,17).

Así, el versículo puede comprenderse como sigue: «El primogénito» – Iosef alcanzó la primogenitura – «de su toro» – porque siempre se concentró en encontrar la inteligencia interna de cada cosa. «La grandeza es de él» – consecuentemente, esa sabiduría ilumina su camino y lo guía por el sendero correcto (Likutey Moharán I, 1:4).

Como el primogénito de su toro, la grandeza es de él

La grandeza y la belleza son atributos del Tzadik y representan los misterios Kabalistas de la Torá llamados la «grandeza de su santidad» (Salmos 29:2). Sólo la persona que cuida el pacto, como Iosef, el Tzadik, puede ser digna de entrar en el ámbito de la Kabalá. Así, las iniciales de las palabras Hishtajavu LaIHVH Behadrat Kodesh («Inclínense ante Dios en la grandeza de su santidad») deletrean la palabra KaBaLáH.

Por otro lado, todos pueden estudiar y comprender la halajá (la ley judía). Por lo tanto HaLaJáH es un acrónimo de la frase Hariu LaIHVH Kol Haaretz («El mundo entero le cantará a Dios») (ibid., 100:1) (Likutey Moharán I, 11:6).

Como el primogénito de su toro, la grandeza es de él

Bejor (primogénito) implica grandeza. La grandeza pertenece a Iosef porque él cuidó el pacto. De la misma manera, los verdaderos Tzadikim alcanzan tremendos niveles de pureza y de habla sagrada; su camino consiste en hablar de sus extraordinarios logros y milagros.

Las enseñanzas de los verdaderos Tzadikim pueden guiar a la persona digna, pero también pueden hacer que la persona indigna se extravíe. Porque así como el «toro» tiene una cola larga, de la misma manera, la influencia de los verdaderos Tzadikim se extiende muy lejos – y se extiende tan lejos en el ámbito de lo no santo que puede llegar a ser imitada. Ello da lugar a los impostores que copian las maneras de hablar y el comportamiento de los verdaderos Tzadikim (Likutey Moharán II, 15:1, 3).


33:18 Y de Zebulun dijo: «Regocíjate, Zebulun, en tus salidas, y tú, Isajar en tus tiendas».

Regocíjate, Zebulun, en tus salidas, y tú, Isajar en tus tiendas

La tribu de Zebulun se dedicaba a comerciar para sustentar a la tribu de Isajar, permitiéndole dedicarse al estudio de la Torá (Rashi).

Debido al amor de Zebulun por Isajar, por el Tzadik, no experimenta tristeza alguna -i.e., ninguna dificultad- al ganarse el sustento. Así, Zebulun se regocijará (Likutey Moharán I, 23:3).

Regocíjate, Zebulun, en tus salidas

Cuando la persona quiebra su deseo de dinero y está satisfecha con lo que tiene, el sustento le llega de manera fácil. Entonces puede regocijarse (Likutey Moharán I, 23:8).

Cuando un comerciante que tiene un tiempo limitado para estudiar Torá, apoya y sustenta a alguien que estudia Torá todo el tiempo, el mérito del comerciante/benefactor se duplica. Es recompensado por dar caridad y también se le acredita la mitad del estudio de Torá de «Isajar» (cf. Iore Dea 246:21). Así, el comerciante merece alcanzar el nivel de «Regocíjate, Zebulun».

Regocíjate, Zebulun, en tus salidas

Las tribus de Zebulun y de Isajar hicieron una sociedad. Zebulun habitaba en las costas del mar y salía para comerciar en sus naves. él compartía sus ganancias con Isajar, permitiendo que éste último se dedicase al estudio de la Torá (Rashi).

Ella es como una flota mercante; ella trae su alimento desde lejos (Proverbios 31:14).

Cuando la persona se dedica a los negocios con fe y honestidad, merece traer un nuevo intelecto desde «lejos» – i.e., desde el elevado nivel espiritual llamado la Luz del Rostro.

Así, cuando «Zebulun sale» -cuando la persona lleva a cabo sus negocios de manera honesta- «se regocija» con el influjo de sabiduría proveniente de la Luz del Rostro (Likutey Moharán I, 35:6, 11).

Regocíjate, Zebulun, en tus salidas, y tú, Isajar en tus tiendas

Hay dos maneras de servir a Dios: mediante el estudio de la Torá y mediante la práctica honesta de los negocios. El primero es un nivel más elevado, como vemos a partir de la bendición de Moisés a las tribus de Zebulun y de Isajar: «Regocíjate, Zebulun, en tus salidas, y tú, Isajar en tus tiendas». La devoción de Zebulun -dedicándose a los negocios para sustentar a los estudiosos de Torá de Isajar- es llamada «salir», mientras que la devoción de Isajar -dedicado al estudio de la Torá- se dice que está «en tus tiendas», implicando algo que posee un significado más profundo e interior (Likutey Moharán I, 280;3).

En tus salidas

Las Escrituras utilizan la misma expresión, «salir», cuando hablan de la guerra, como está escrito, «Cuando salgas a la guerra en contra de tus enemigos» (Deuteronomio 21:10). Esto nos enseña que la actividad comercial corresponde a una guerra. Al dedicarse a los negocios, la persona eleva las chispas de santidad que han caído en el Otro Lado y las restaura en el lado de la santidad. Para elevar las chispas caídas uno debe encarar una guerra en contra de las fuerzas del mal (Likutey Moharán I, 280:3).

Regocíjate, Zebulun, en tus salidas, y tú, Isajar en tus tiendas… Llamarán a las tribus a la montaña… serán nutridas por la abundancia de los mares y los tesoros que esconden las arenas

La tribu de Zebulun se dedicaba a comerciar para sustentar a la tribu de Isajar, permitiéndole dedicarse al estudio de la Torá (Rashi).

Específicamente, cuando Isajar -el Tzadik- puede sentarse en su tienda y estudiar Torá debido a que lo estás sustentando, entonces tú, Zebulun, puedes regocijarte. Porque entonces serás bendecido en tus negocios. Más aún, mediante la combinación de la Torá y de las prácticas comerciales honestas, el mundo también será sustentado. Las naciones reconocerán esto; no sólo no te acusarán de robar su tierra (ver Rashi sobre Génesis 1:1), sino que incluso llegarán a convertirse (ver Rashi sobre Deuteronomio 33:19) y llevar sacrificios a tu montaña, el sitio del Templo. Las naciones reconocerán que el sustento les llega a través de los «tesoros escondidos en jol ( la arena)», la Torá, que está oculta en jol (lo mundano). Pues la Torá sustenta a todo (Likutey Halajot I, p. 476).

Regocíjate, Zebulun… Isajar… Llamarán a las tribus a la montaña… serán nutridas por la abundancia

La tribu de Zebulun se dedicaba a comerciar para sustentar a la tribu de Isajar, permitiéndole dedicarse al estudio de la Torá (Rashi).

La voluntad de Zebulun de sustentar a los estudiosos de Torá refleja su fe en los Tzadikim, que es la esencia de la fe. La persona que tiene fe en los Tzadikim merece retirar las barreras y constricciones (i.e., juicios) que impiden a los demás servir a Dios. Cuando esas barreras sean retiradas, todas las naciones reconocerán a Dios. Y entonces el Templo será reconstruido, toda la humanidad ascenderá a servir a Dios y una ilimitada abundancia fluirá sobre los judíos (Likutey Halajot VIII, p. 142b).


33:21 «Y proveyó la primera porción para sí, porque allí le fue ocultada la porción solicitada del legislador; y cuando marchare al frente del pueblo, la justicia de Dios ejecutará y Sus juicios para con Israel».

El legislador

«El legislador» – esto se refiere a Moisés (Rashi).

MeJoKeK (legislador) tiene el valor numérico de 248, correspondiente a la totalidad de los mandamientos positivos de la Torá y al número de miembros en el cuerpo humano. Moisés es llamado el mejokek porque está encarnado en cada uno de los judíos, en cada uno de sus miembros, siempre urgiendo a cada miembro a cumplir con la mitzvá que le corresponde.

MeJoKeK (legislador) es similar a MeJuKaK («lo que ha sido ordenado» – i.e., un estatuto o ley), como en «No sea que beba y olvide lo que se le ha ordenado» (Proverbios 31:5). De aquí aprendemos que la borrachera hace que la persona olvide las 248 mitzvot de Moisés (Likutey Moharán II, 26:2).

Le fue ocultada la porción solicitada del legislador

Cuando Moisés falleció, pasó hacia el ámbito de la Voluntad Divina, que está oculta de la percepción humana (Likutey Moharán II, 4:10). Por ello su tumba está oculta.


Y proveyó la primera porción para sí, porque allí le fue ocultada la porción solicitada del legislador

El pecado de Adán hizo que muchas almas y muchas chispas de santidad se diseminaran por el mundo entero. ¿Cómo es posible que alguien pueda retornar a Dios si no sabe cuál es el camino de retorno? Sólo Dios, Quien es el Lugar del Mundo, conoce el lugar apropiado de cada persona. El Tzadik puede facilitar esta búsqueda. Debido a que sabe cómo encontrar a Dios, el Tzadik puede ayudar a cada persona a encontrarse a sí misma. Cuando la persona visita al Tzadik o a su tumba, su proximidad con el Tzadik le permite percibir su «primera porción» – el lugar en el cual se originó. El Tzadik, «quien busca hacer rectos a los judíos» (cf. Daniel 12:3), trabaja con cada persona para dirigirla hacia su rectificación (Likutey Halajot V, p. 330-166a).


33:29 «¡Dichoso eres, oh Israel! ¿Quién como tú, pueblo salvado por Dios, el escudo de tu auxilio, que también es la espada de tu grandeza? Mas tus enemigos te dirán lisonjas, mientras que tú andarás triunfante sobre sus alturas».

¡Dichoso eres, oh Israel! ¿Quién como tú?

Está escrito, «¡Dichoso eres, oh Israel! ¿Quién como tú?». También está escrito, «¿Quién es como Tú entre los poderes, oh Dios?» (éxodo 15:11) (Zohar III, 128a).

Este versículo en Deuteronomio, en el cual Moisés alaba al pueblo judío, es paralelo al versículo en éxodo, en el cual los judíos alaban a Dios. La alabanza del pueblo judío está asociada con un «despertar desde abajo», mientras que la alabanza de Dios está asociada con un «despertar desde Arriba».

Cuando la persona reconoce cuán importante es a los ojos de Dios, puede despertar de su sueño espiritual y comenzar a servir a Dios. Esto activa un flujo recíproco de energía desde Arriba, que se manifiesta en un aumento de abundancia y de bendición que Dios provee para la humanidad y para el mundo (Likutey Moharán I, 60:11).

¡Dichoso eres, oh Israel!

Desde donde concluyó Moisés, de allí comenzó el rey David. Moisés concluyó la Torá con «¡Dichoso eres, oh Israel!». El rey David comenzó los Salmos con «Dichoso el hombre» (Salmos 1:1) (Ialkut Tehilim #602).

La Torá no está completa a menos que la persona sepa cómo alabar a Dios y a orarle. Así, Moisés concluyó la Torá con la frase «¡Dichoso eres, oh Israel!», enseñándonos a alabar a Dios por nuestra buena fortuna. Sin embargo, no pudo comenzar sus plegarias con alabanzas porque había nacido durante la esclavitud en Egipto y no hubo salvación alguna antes de su nacimiento. Dado que Moisés sacó al pueblo judío de Egipto y trabajó toda su vida para instilar Torá en la nación, ahora podía decir, «¡Dichoso eres!».

El rey David compuso cinco libros de Salmos correspondientes a los Cinco Libros de Moisés. Dado que Moisés nos enseñó a apreciar nuestra buena fortuna, el rey David comenzó los Salmos con «Dichoso es el hombre», enseñándonos la importancia de comenzar nuestras plegarias con agradecimientos a Dios (Likutey Halajot VIII, p. 67a).

Compilado por Jaim Kramer

Libros relacionados

El Rebe Najman sobre La Tora - Devarim

Tora - Biblia




Deje su comentario

Su email no se publica. Campos requeridos *

Top