El Proceso del Libre Albedrío
(Selección extraída del libro «En Busca de la Verdad I», por Rabí Eliyahu Dessler, © Editorial Jerusalem de México)
El » discurso sobre el libre albedrío» fue desarrollado a través de un período de varios años. Los problemas relacionados con el Libre Albedrío llegaron a ocupar un lugar central en el pensamiento de rabí Dessler. En los cuarentas empezó a organizar las varias pláticas que había dado sobre el tema en forma sistemática, en forma de discurso, como lo había hecho con él, «Discurso sobre la bondad».
Éste artículo fue escrito en Shesham, Buckinghamshire, que se había convertido en el hogar del rabí Dessler (así como en hogar de alguno de sus alumnos) durante la guerra. Fue publicado allí en forma de duplicados y distribuido en círculo de alumnos que vivían en varias partes de la Gran Bretaña. El «discurso» comprendía cuatro partes:
La naturaleza del Libre albedrío (expuesta aquí).
El Libre albedrío y la causalidad.
El Libre albedrío y el decreto divino y
El Libre albedrío y Mazzal.
El Proceso de Libre Albedrío
Tratemos de analizar una típica elección que hacemos a menudo en la vida cotidiana.
Tomemos, por ejemplo a alguien que fuma demasiado cigarrillos, tantos que despierta la noche con severos dolores en el pecho. Cuando tiene el dolor, decide no fumar al da siguiente bajo ninguna circunstancia. Se da cuenta de que no vale la pena hacerlo. Cuando se despierta a la mañana siguiente se hace pronto sentir su adicción y siente grandes ganas de fumar. En un principio resiste a la tentación, pero esa se hace mas fuerte a medida que pasan los minutos.
Finalmente lo oímos decir «Tan solo fumaré un cigarrillo, uno sólo no me puede hacer daño». Poco después de que ha fumado el primer cigarrillo siente de nuevo el impulso de fumar y una vez mas se dice a sí mismo: «Después de todo un cigarrillo mas no me va a hacer daño». De modo que prosigue fumando todo el día y por la noche vuelve a tener dolores. ¿Y cómo será el día siguiente?. Aunque sabe bien que si se permite tan solo una fumada, se iniciará la misma reacción en cadena, esta preparado para engañarse en la misma forma.
Subterfugio
Si él se estuviese enfrentando tan solo a alternativas claras: fumar y tener dolor o no fumar y no tener el dolor, hay poca duda a cerca de cual sería su decisión. El deseo de no sufrir el dolor se sobrepondría fácilmente al deseo de no fumar. ¿Cómo es que prevalece la voluntad más débil? Simplemente a través del subterfugio que señalamos arriba.
Tenemos el derecho a preguntarnos: ¿Qué hace que la persona adopte el argumento falaz («un cigarrillo no puede hacer daño») e ignore el argumento correcto («uno llevara a otro») que, como todo el mundo sabe que es el correcto?
¿Podrá suceder que el deseo de fumar ha dominado al proceso de razonar? Pero, ¿No es algo más seguro que el deseo de fumar es menos fuerte que el deseo de no tener dolor? (Ha de ser así, como lo vimos arriba, pues si no ¿A qué viene el engañarse a sí mismo? Podría simplemente fumar, estando plenamente al tanto de que va a causarse daño a la larga)
Algo Más
Nos vemos obligados a concluir que debe haber algo mas, que las dos voluntades en conflicto, decidiendo la elección. Ese «algo mas» no es otra cosa que la persona misma. Él es la persona capaz de desviar su mente de la verdad, aún cuando esa verdad le es perfectamente clara. Él es quien decide adoptar un argumento engañoso para ocultar su desviación de la verdad. Hay dos voluntades que compiten en su mente, y él decide en forma deliberada ignorar los méritos de una y sus verdaderos argumentos y en cambio se decide por la otra voluntad con sus argumentos falaces. ¿Qué lo induce a hacer esto? No son las voluntades que compiten entre sí, sino la persona misma, con su libertad de escoger. Podría decirse a sí mismo: «Mira ¿Qué objeto tiene simular una cosa? Una excusa no es una realidad y si sigo por este camino, voy a terminar con severos dolores en la noche.» Si razona así va a dejar de fumar. De modo que no tiene a nadie a quien culpar, mas que a sí mismo.
La Esencia de la Bejirá
Que tontos son aquellos que piensan que la voluntad más débil, por sí sola, hace que la persona adopte la falacia, sabiendo muy bien que es una falsedad. No explican porque la voluntad mas fuerte no induce a la persona a adoptar el verdadero argumento que comprende muy bien. El hecho es que un ser humano puede captar la verdad, en cuyo caso la voluntad más débil se aleja con todos los argumentos ilusorios; o puede deliberadamente ignorar la verdad y aceptar la falsedad en lugar, rechazando a la voluntad que tiene la verdad a su lado. Estas dos alternativas son el tema de la Bejirá o libre elección. La bejirá depende tan solo de la persona; no está implicada ninguna causa exterior. La causa primaria es la persona misma; esto es bien sabido por cualquiera que haya ejercitado tan solo una vez su bejirá Y haya conquistado su inclinación maléfica. Tal persona percibe con absoluta claridad que ha abandonado la ilusión y ha escogido la verdad.
Realidad de la Bejirá
Pero alguien que nunca haya realizado el esfuerzo necesario para someter el lado malo de su naturaleza nunca podrá comprenderlo. Ha cedido siempre a su «voluntad» tan pronto como esta se presenta y por lo tanto cree estar a merced de «la voluntad más fuerte» todo el tiempo. No puede apreciar la realidad de la bejirá porque de hecho nunca ha realizado una bejirá. Vive, por lo tanto, bajo la ilusión de que todas las acciones humanas están sometidas a causas externas. A aquellos que niegan la realidad de la libre voluntad por lo tanto les decimos «Tu filosofía es meramente un reflejo de tu propio corazón. Niegas la libre voluntad, porque de hecho estás cautivo; te has esclavizado al mal que hay dentro de ti.
Reconociendo la Verdad
Resumiendo: la esencia de la buena bejirá consiste en reconocer la naturaleza única e indivisible de la verdad, y esto equivale a reconocer al Creador. La esencia de una mala bejirá es aceptar a la falsedad como una realidad y esto equivale a negar la unicidad de Di-s y aceptar la falsedad de una dualidad de poderes en el universo. Los Rabis dicen «el yetzer ha- ra» es como un dios extraño en el corazón humano» y «quien escucha a su yetzer es como una idolatría». Los Rabis llaman incluso a Adam un «hereje» por prestar atención a las tretas de la serpiente, aunque pecó con la mejor de las intenciones (como hemos explicado en otro lado).
El Punto de la Bejirá
Cuando dos ejércitos están trabados en una batalla, la lucha tiene tan solo lugar enfrente, el territorio detrás de las líneas de un ejército está bajo control de ese ejército y se espera poca o ninguna resistencia allí. Una situación similar a su vez detrás de las líneas del otro ejército. Si un lado obtiene una victoria enfrente y hace retroceder al enemigo, la posición del frente de batalla habrá cambiado. Por lo tanto, de hecho, la lucha tiene lugar tan solo en un sitio, aunque potencialmente la línea de batalla pudiese dibujarse en cualquiera de los territorios de los dos países en la lucha.
El Frente de Batalla Moral
La situación es muy similar en lo que se refiere a la bejirá. Todo el mundo tiene la libertad de elección, en el punto en donde la verdad se enfrenta a la falsedad. En otras palabras, la bejirá tiene lugar en ese punto en donde la verdad, como la ve la persona, se enfrenta a la ilusión producida en él por el poder de la falsedad. Pero la mayor parte de las acciones de una persona se realizan son choque alguno entre la verdad y la falsedad. Muchas de las acciones de una persona pueden ser que coincidan con lo que es objetivamente correcto, porque él ha sido educado en esa forma diferente y pueden tomarse muchas decisiones malas y falsas, simplemente porque la persona no se da cuenta de que son malas. El libre albedrío ejercita y efectúa una bejirá válida, solamente en la frontera entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, dentro de esa persona.
Rabí Eliyahu Dessler