El Patrimonio de Nuestros Antepasados
(Selección extraída del libro «En Busca de la Verdad II», por Rabí Eliyahu Dessler, © Editorial Jerusalem de México)
[Pedimos a menudo a D-os en nuestras oraciones que nos muestre misericordia «por los méritos de nuestros antepasados Avraham, Yitzjak y Yaakov, y existen muchos precedentes para esto en el Tanaj. ¿Cómo debemos comprender esta súplica?]
Estamos acostumbrados a pensar que el significado es bastante obvio. Dado que descendemos de esos grandes y santos antepasados que estuvieron tan cerca del Todopoderoso, asumimos que tenemos privilegios especiales a los ojos de D-os, y en consecuencia El no nos juzgará conforme a los principios de la justicia estricta sino que se mostrará considerado hacia nosotros. En apariencia creemos que Su amor por nuestros antepasados lo llevará a mostrar misericordia donde la justicia y la verdad rigen otra cosa. Este es, en nuestra opinión, el gran patrimonio que hemos recibido e nuestros antepasados, estos gigantes espirituales que se acercaron a D-os más que nadie en la tierra. Si llevásemos esto a su conclusión lógica significaría que podemos hacer lo que queramos, dentro de lo razonable, confiando en que D-os no nos castigue como merecemos. Tan sólo tenemos que recordarle los grandes hechos de nuestros antepasados, a los que amaba, e inmediatamente serán olvidados nuestros pecados.
¿Es acaso correcta esta forma de pensar? ¿Hemos comprendido bien el concepto? Existen varias interrogantes a las que debemos enfrentarnos.
(1) ¿Es lo correcto y lo justo que un juez decida en forma clemente en favor de un acusado que resulta ser el hijo de su amigo, mientras que aplica todo el rigor de la ley en el caso de otra persona que no ocupa esa posicion privilegiada?
(2) ¿Tal forma de actuar no violaría las leves de la Torah contra la «Perversión de la justicia?
(3)Desde luego que Hashem es la fuente de toda la verdad; El es la verdad misma. Es completamente imposible imaginar la más ligera desviación e la verdad en lo que al Creador se refiere. Esto puede sólo ocurrir con un ser creado, como el hombre, para quien se obscurece a menudo la luz de la verdad, pero nunca, por más que dejemos jugar la imaginacion con el bendito Creador, para quien no puede existir posiblemente ninguna obscuridad. Nada que no sea completamente verdadero en todos sus aspectos puede proceder de El. -¿De modo que qué sentido puede tener el pedirle a El que nos muestre Misericordia «por los méritos de nuestros antepasados»? Es seguro que El no tomará ninguna decision que no esté de acuerdo con la verdad y la justicia. Si la justicia establece que somos culpables ¿qué verdad puede haber en la misericordia?
(4) Encontramos en la Guemará que existen circunstancias o generaciones en las que el mérito de los padres ya no interviene. ¿De qué depende esto? ¿Es simplemente cuestión del tiempo transcurrido desde que estaban vivos o del número de generaciones que nos separan de ellos, o están involucrados otros factores?
Fe
Para alguien que no ha estudiado y que no conoce la Torah estos interrogantes pueden ser muy molestos, pero aun así si se trata de una persona franca se dirá a sí mismo «muy bien, sucede que no sé todas las respuestas, pero esto no puede tener ninguna influencia sobre mi fe básica en la Torah. ¿Quién dice que debo entenderlo todo? Tengo completa confianza en la pureza de nuestra fe y en la verdad de todas las palabras de nuestros Sabios. Si no entiendo algo, es porque mi comprensión es limitada. Las decisiones de D-os son grandes y profundas e incluso las mentes más privilegiadas no pueden comprenderlas. ¿Cómo es de esperarse entonces que yo lo entienda todo»?
Así piensa una persona con sensibilidad cuando se enfrenta a dificultades de este tipo y haríamos bien en tener esto siempre en mente cuando nos encontramos con aparentes contradicciones o no logremos entender ciertos puntos. Debemos saber y reconocer que «los pensamientos de D-os son muy profundos», ¿quiénes somos nosotros para creer que podemos comprender plenamente la profunda verdad de Sus juicios? Esto está más allá de la capacidad de cualquier ser creado, aún de los ángeles. Si nos incomodan tales problemas debemos de aceptar que esos pensamientos provienen de yetzei–hará y que su propósito es debilitar nuestra fe básica. La instrospección cuidadosa de las profundidades de nuestro corazon nos conducirá a comprender que el yetzer ha-rá está implicado en crear problemas de este tipo, con un fin claro: desviarnos de la verdad. Este es el escudo que debemos colocar frente a nosotros con firmeza; esto nos protegerá de los dardos del yetzer, que de otra forma nos abatiría con argumentos y problemas sin fin y eventualmente (D-os los prohiba) nos arrojaria de la verdad a la falsedad y de la santidad a la corrupción.
Revelación de la Verdad
¡Pero cuán afortunados somos!» ¡»Felices somos; cuán buena es nuestra porción, cuán agradable nuestra suerte»! Hashem nos ha concedido un don invaluable, una gracia sin límites: nos ha dado a nuestros santos Rabís, y a nuestros Sabios de bendita memoria. Ellos con su gran sabiduría, tuvieron acceso a vastos depósitos de conocimiento, y en la bondad de sus corazones nos permitieron que compartiéramos la abundancia de bondad que habían adquirido. Nos han revelado admirables secretos, puntos obscuros de la Torah y las profundidades mismas de la sabiduría. Sus explicaciones vierten gran luz en nuestra obscuridad. Si prestamos cuidadosa atención a sus santas palabras hallaremos que todo esta claro, todo está correcto, todo está comprendido, toda cae en su lugar con la mayor precisión, como corresponde a la verdad absoluta, y cuando vemos después a la dificultad que nos causó tanto problema nos percatamos de que ha desaparecido: en realidad ni había empezado a ser un problema, era tan sólo una noción equivocada desde su génesis. Dedicando mucho esfuerzo mental podemos a veces lograr comprender las palabras de nuestros Sabios en toda su profundidad; siempre que lo hagamos veremos que los problemas desaparecen y las dificultades se evaporan. Desde luego que habrá casos en los que no importa cuánto nos esforcemos, nuestras limitadas mentes no lograrán sondear la profundidad de sus explicaciones, pero una parte puede ser testigo de la línea general, ya que vemos una y otra vez que las interrogantes se resuelven, las dudas se esfuman y la verdad de nuestra santa Tora brilla intensamente cuando dedicamos nuestras mentes a comprender las palabras de nuestros Sabios. Podemos estar seguros de que esos pocos casos que aún permanecen obscuros tienen su interpretación verdadera y satisfactoria, aun cuando ésta todavía se nos escapa. A medida que ascendemos por los peldaños de nuestra santa Torah podemos confiar en que la verdad nos será eventualmente revelada y que estos puntos se aclararán uno tras otro con la ayuda de D-os Todopoderoso.
Discernimiento
En este caso particular puedo decir con felicidad que Hashem me ha concedido el Mérito de descubrir una clave importante que ayudará a aclarar los problemas a los que nos referimos arriba. Más aún; ayudará a arrojar luz sobre varios otros problemas que tal vez tengamos que enfrentar. He podido discernir esto en los escritos sagrados de nuestro maestro, el Rabí Jayim de Volozhyn, de bendita memoria, que fue un notable discípulo del gran Gaón de Vilna, de bendita memoria. En su gran obra Ruaj Jayim sobre el Pirkey Avot, sobre la Mishná cerca del principio del quinto capítulo 2 [él señala el hecho curioso de que en la Mishná 2, que se refiere a las diez generaciones de Noaj a Avraham, este último es llamado simplemente «Avraham» mientras que en la Mishná 3 que menciona las diez pruebas a las que tuvo que someterse es llamado Avrahani Avinu, «Avraham nuestro antepasado».] Para aclarar, el Rabí Jayim procede a citar el Versículo en Mishle:
El tsaddik camina en su perfección; ¡Bienaventurados sus hijos después de él!
Nótese bien: ¡éste es precisamente nuestro problema! Prestemos atención a la forma en que lo trata el Rabí Jayim. El prosigue: Ya que existen muchos atributos que cuestan al tsaddik mucho esfuerzo lograr, mientras que para sus hijos vienen en forma casi natural y pueden alcanzarlos con poco esfuerzo. Uno puede pensar que no hay nada de especial en estas palabras y leerlas rápidamente sin percatarse de su verdadero significado; mas no mis queridos amigos, estas palabras se sostienen en las alturas mismas del universo.
Libre Albedrío
Sabemos que todo ser humano tiene la libertad de elegir en cualquier situación en la que se encuentra. Su libertad de elección se extiende a ese punto en el que las fuerzas de la verdad y de la falsedad están balanceadas por igual en su mente. Es aquí donde entra en juego el libre albedrío. Las áreas por encima de este punto y por debajo del mismo permanecen fuera del alcance de su libre albedrío en ese momento particular. «Las áreas encima del punto del libre albedrío» significa problemas del bien y del mal que el sentido moral de la persona no puede aún captar. «Las áreas por debajo del punto del libre albedrio» se refiere a interrogantes sobre asuntos que ya son parte de su patrón de conducta moral establecido, de modo que normalmente estaría relativamente inmune a la tentación en estos puntos. Por ejemplo, queda por encima de nuestro punto de libre albedrío en este momento el ayunar y rogar a Hashem que nos perdone por los minutos que hemos pasado sin estudiar la Torah [como lo hizo el Gaón de Vilna antes de su muerte]. Por otro lado el yetzer ha-rá no podrá tentarnos, en circunstancias normales, a encender un cigarrillo en sábado, esto está por debajo de nuestro punto de bejirá.
No obstante, la situación nunca es estática; puede cambiar para bien y nuestro punto de libre albedrío se elevará [entrarán cosas dentro de nuestra esfera moral que antes habían estado fuera de ella, y viceversa, nuestro punto de bejirá puede caer y cosas que antes no tenían ninguna atracción para nosotros nos provocan ahora tentación].
Los padres no pueden modificar la bejirá real de sus hijos. El acto de libre elección es algo que cada ser humano debe hacer por sí mismo, pero los padres y los maestros pueden decidir a que nivel empezará a operar la bejirá de los niños. Pueden establecer el punto inicial de la bejirá de una persona aunque sólo la persona misma puede decidir donde terminará. Nos encontramos a menudo con que los hijos de padres temerosos de D-os, que reciben la mejor educacion en la Torah, no siguen los pasos de sus padres. Esto se debe que aunque recibieron un buen impulso inicial, ejercieron su libre voluntad consistentemente en la direccion equivocada y lograron hacer descender su nivel de bejirá bien por debajo de su punto de partida.
Herencia Espiritual
Los hijos pueden también heredar los rasgos de carácter y el potencial espiritual de sus padres. Se trata de dos factores que pueden modificar el nivel de bejirá sin afectar desde luego el acto fundamental de la bejirá misma. Los logros espirituales de los padres pueden tener efectos de largo alcance en este sentido. El Rabí Jayim procede a atribuir ciertas tendencias positivas del pueblo judío, que pueden observarse aún hoy en dia, a los efectos de los logros espirituales y trascendentales de Avraham Avinu. Cada una de las diez grandes pruebas por las que pasó con éxito dejaron su huella en las características de sus descendientes hasta el día de hoy.
[Esto explica incidentalmente -dice el Rabí Jayim- por qué la Mishná utiliza el título «Avraham Avinu» en este momento cuando relata las diez pruebas. Es aquí donde Avraham ha mostrado ser «nuestro antepasado» tanto en el sentido espiritual como en el físico al transmitirnos a nosotros sus grandes logros espirituales].
Por ejemplo, nos señala:
Hemos visto con nuestros propios ojos en muchas ocasiones cómo judíos ignorantes que nada saben de la Torah están, sin embargo, dispuestos a dar sus vidas por la santificacion del Nombre Divino [es decir que se someten a la muerte y no a la conversión]. Esto ha quedado insertado en nosotros desde Avraham Avinu, quien estaba dispuesto a dar su vida en el horno de Ur Kasdim, por la salvación de su fe. Esto muestra notable perspicacia. En verdad ¿de dónde puede un hombre simple e ignorante obtener tan tremendo poder espiritual? He aquí a un hombre que ha tenido muy poco contacto con ideas espirituales y que en toda su vida sólo ha conocido y pensado en poco mas que sus necesidades terrenales. ¿Cómo puede tal persona estar de pronto lista, sin vacilar un momento, a dar su vida por D-os, por un ideal que seguramente no podría poner en palabras? ¿Qué explica esto? Tan solo que ha adquirido este poder heredándolo de Avraham Avinu.
Eretz Yisrael
Sigamos adelante con Rabí Jayim:
De modo que el propósito de todas las diez pruebas fue preparar el camino para nosotros [o sea, facilitarnos el llegar a ciertos niveles espirituales] ¿Cómo es que vemos de repente que un judío se ve poseído del deseo de emigrar a Tierra Santa? Esto deriva de [la terminación exitosa por parte de Avraham de] la prueba: «Aléjate de tu tierra, tu familia y la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.»
Si pensamos en ello, resulta en verdad asombroso que nosotros los judíos hayamos retenido nuestro profundo amor por Eretz Yisrael después de haber vivido exiliados en ella durante dos mil años. La razón de este lazo nuestro no es un mero «nacionalismo». Si ese hubiese sido el caso, habríamos olvidado ya a Eretz Yisrael muchos siglos atrás; después de todo, otros grupos nacionales, desarraigados de sus países de origen se han adoptado por completo a su nuevo ambiente después de dos o tres generaciones cuando más. Nuestro amor por Eretz Yisrael surge en forma consciente o inconsciente, de una fuente sagrada. Está la santidad de la tierra de Israel, implantada en ella por Hashem y que la misma santidad está arraigada en nosotros. Es la herencia espiritual que procede de Avraham Avinu, de la prueba del Lej Lejá (Esta prueba que exigía de él que abandonase a su anciano padre y al lugar testigo de sus actividades espirituales hacia un destino desconocido, requería mucha fe y autosacrificio de su parte).
Prestemos atención una vez más a las palabras del Rabí Jayim. Los judíos generalmente aceptan lo que les sucede con resignación sabiendo que «todo lo que se hace en el Cielo es hecho para nuestro bien. Derivamos esta característica de la fiel aceptación por parte de Avraham de la hambruna. [No hacia mucho le había prometido Dios que sus viajes le traerían bendición, fama y riqueza. En vez de ello, casi tan pronto como entró a la tierra de Cannán el país sufrió la hambruna más severa conocida en la región. Se vió casi reducido a la penuria y se vió obligado a descender a Egipto. Sin embargo, nuestros Sabios nos dicen que] él no puso en duda las acciones de Hashem ni tan siquiera por un momento. Esto se ve reflejado en el versículo: «Pues el justo cae siete veces y se levanta de nuevo, pero el malvado cae sólo una vez». Puede que el tsaddik caiga, pero nunca considera esto como un desastre, se endereza y prosigue. El rashá cae sólo una vez y lo considera como una catástrofe de la que nunca se recuperará, no como algo que el cielo envió para su eventual superación.
Rabí Eliyahu Dessler