Profundizando
1. Perspectiva del Amor desde la Torá
El Amor, La Mujer Judía y El Matrimonio
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El obsequio del entendimiento

Extraido de Todo es un obsequio 3

La diferencia en la naturaleza de hombres y mujeres afecta el modo en que se comunican en el nivel más profundo. Si la pareja tiene además
rasgos de la personalidad completamente opuestos (ver Appreciating People [Apreciando a la gente], la falta de entendimiento puede llevar a un abismo de soledad para ambos.

Por supuesto, los más afectados por la falta de responsividad emocional por parte de su cónyuge serán probablemente aquellos que reaccionen
enérgicamente a la pérdida de amor y aprobación [a quienes se hace referencia como Tipos Sensibles]. Los hombres y mujeres que son más distantes emocionalmente y están menos interesados en la cercanía emocional son conocidos como Tipos Pensantes.

Antes del matrimonio, los Tipos Sensibles se sienten atraídos a los Tipos Pensantes porque estos últimos parecen muy entendidos, seguros,
fuertes, imperturbables, ‘centrados’ y sofisticados. Luego, suelen experimentar a los Tipos Pensantes como distantes e insensibles. De igual modo, los Tipos Pensantes se sienten atraídos a los Tipos Sensibles por su calidez y naturaleza demostrativa. Después del matrimonio, se quejan entonces de que son dependientes, débiles, inmaduros e inestables.

Cuando un Tipo Sensible se casa con un Tipo Pensante emocionalmente distante, el resultado suele ser desastroso, a no ser que cada uno intente parecerse más al otro. Por desgracia, generalmente sucede lo contrario. El Sensible hace lo que parecen peticiones normales de cercanía, pero que parecen, para el Pensante, demandas excesivas y sofocantes. Cuanto más el Pensante desecha la validez de los sentimientos del cónyuge y se distancia, más frenético se pone el Sensible. Esto es especialmente cierto en los tipos muy emocionales, que tienden a sentirse amenazados cuando no logran conectarse emocionalmente.

Si este patrón continúa, el muro de hostilidad y desconfianza puede volverse demasiado grueso como para penetrar. Es por esto que es tan importante que los cónyuges entiendan las necesidades mutuas y aprecien el tipo de persona con el que se casaron.

Intimidad vs. independencia

[El siguiente análisis provee de un panorama general de las diferencias entre hombres y mujeres, y no se aplica a todo lector].

El problema más esencial que enfrentan tanto hombres como mujeres es las necesidades conflictivas de intimidad emocional e independencia.
Hombres y mujeres desean ambas cosas. Pero, para las mujeres, ser amada es más importante que ser independiente; para los hombres, las prioridades están invertidas. Los hombres tenderán a sacrificar la cercanía para alcanzar un sentido de independencia, mientras que las mujeres sacrificarán su independencia a fin de sentirse amadas.

…la naturaleza de la mujer es hallar favor a los ojos de su marido…dar a la mujer la sensación de no ser amada es similar a derramar su sangre.
IBíD., p. 47

Las mujeres, en especial los Tipos Sensibles, se preocupan constantemente:
‘¿Le importo?’. Necesitan una confirmación de que son amadas. El hombre indaga permanentemente para confirmar:
‘¿Tengo aún mi libertad e independencia?’. Si ella se pone un vestido nuevo y él no lo nota, podría quedar destruida, pues siente: ‘No le intereso ‘. Si él quiere ir a algún lugar y ella le dice que haga algo antes de partir, él podría explotar, pues oye el metamensaje [lo que él oye
entre líneas] de ‘No tengo la libertad de actuar como me gustaría’.

Esto no quiere decir que los hombres no deseen intimidad emocional o que las mujeres no deseen libertad. En absoluto. Muchas mujeres se deprimen si están todo el día confinadas en el hogar, sin ninguna libertad de desarrollar sus propios intereses o talentos. La mujer puede explotar si quiere ir a algún lugar y se le dice que no puede hacerlo, por una u otra razón. Pero su anhelo fundamental de cercanía suele ser más fuerte que sus ansias de independencia, a no ser que sea muy infeliz en su matrimonio. De igual modo, el hombre puede explotar si su esposa no le da una comida decente por suponer que esto significa que ella le está diciendo: ‘No eres importante para mí. No te respeto’. él, también, quiere cercanía. Pero ese anhelo es secundario a su deseo de poder e independencia, a no ser que tenga una esposa fría, poco expresiva, en cuyo caso él pudiera obsesionarse con la falta de calidez emocional de su esposa.

El deseo de intimidad vs. independencia se ve incluso en las diferencias en el lenguaje corporal del hombre y la mujer. Por ejemplo, los investigadores han descubierto que desde los dos o tres años de edad, las niñas se sientan más cerca entre sí y se miran a los ojos con más frecuencia y durante mayores períodos de tiempo que los varones. Los niños se sientan más distanciados y evitan mirarse a los ojos; aun a esta joven edad, evitan la cercanía.

El conflicto de la pareja entre sus dos necesidades básicas de independencia e intimidad se hace evidente en el transcurso del día. Por ejemplo, si él ayuda con los quehaceres domésticos, quizá le preocupe que ella espere que lo haga todos los días, y pierda así su libertad. Pero si se niega a ayudar, aun cuando no tenga necesariamente algo más importante que hacer, creerá estar mostrando su independencia.
Por lo general, los hombres ven la vida como una batalla competitiva en la cual su meta es mantener poder, estatus e independencia, y evitar el fracaso. La meta de las mujeres es el logro de la intimidad, la validación y el apoyo, y la evitación del aislamiento. Para las mujeres, lo más importante es sentirse amadas y cerca de los demás.

Para los hombres, lo crucial es ser respetados. No ser gustada suele ser lo más devastador para las mujeres, porque su necesidad fundamental es el amor. Ser insultado suele ser lo más devastador para los hombres debido a su necesidad fundamental de estatus.
Cuando las mujeres eligen una carrera, suelen elegir profesiones de servicio, por ejemplo: asistencia social, enfermería y docencia; mientras
que los hombres no.

La cercanía es para las mujeres un fin en sí mismo, mientras que para los hombres cercanía significa ‘estar atado’ y es por lo tanto una amenaza para su libertad de movimiento. Incluso a una edad temprana la mayoría de las niñas están interesadas en la conservación de la armonía y la cercanía. De este modo, a menudo cederán o aun mentirán para preservarlas. Quizá eviten la confrontación con los demás o hacer
preguntas directamente. [Nota: ¡tal vez esto no se aplique a las adolescentes y sus madres!]. Tener que usar ‘mañas femeninas’ indirectas y
engañosas para obtener lo que deseen es una realidad a la que pocas mujeres logran escapar. Los muchachos y los hombres son más directos y agresivos con la declaración de sus deseos.

Los Tipos Pensantes, en particular, tienden a ver a los demás como adversarios, como enemigos potenciales o reales. Si un hombre tiene que llamar a un vecino para arreglar las cañerías por haberlas estropeado, es posible que se sienta desafiado frente a ese vecino, convirtiéndolo en un adversario. Si su esposa habla con una amiga y comparte información que no haya compartido con él, esta amiga se convierte para el marido en una contrincante.

La mayoría de los hombres se sienten avergonzados con las muestras abiertas de afecto, y expresan en cambio su necesidad de contacto
humano indirectamente a modo de oposición; por ejemplo, con los desacuerdos o la crítica. Los hombres también suelen mantener este formato de oposición con las mujeres: discrepando, oponiéndose y resistiendo.

Los hombres se relacionan jerárquicamente, evaluando inconscientemente la competición y respondiendo en consecuencia. En cualquier
encuentro con otra persona, luchan instintivamente por el estatus, evaluándose de acuerdo con dónde están parados en un orden social jerárquico. Están o bien arriba o bien abajo. Y lo que más desean es estar arriba.
Las niñas se vinculan más como pares en igualdad de condiciones, por lo que muchas se sienten incómodas al dar órdenes. Con los varones, tienden a tomar una posición de sumisión, y a algunas niñas incluso se les enseña: ‘No seas demasiado lista o nadie se casará contigo.
Sé invisible. Quédate en un segundo plano’. Muchas veces se trata a las mujeres como a los niños: se espera que acepten órdenes, estén necesitadas de protección, siempre disponibles, dispuestas a levantarse de un salto cuando alguien les exija algo, y a no tener derecho a establecer límites firmes o exponer demandas.

En vista de estas diferencias, ¿cómo es posible tener un buen matrimonio? El grado de satisfacción conyugal está directamente determinado
por la extensión en la cual ambos cónyuges superan su egoísmo natural y se centran en dar, no en tomar. Idealmente, con la maduración mutua, dejan de evaluar cuánta independencia o intimidad están obteniendo, y se esfuerzan sólo por ser sensibles a las necesidades del otro y a hacer lo que le traerá alegría al cónyuge.

El tercer nivel y el más sublime de la paz en el matrimonio…es [cuando]…ninguno de ellos se ve a sí mismo como una entidad aparte. Cada uno es profundamente sensible a las necesidades del otro como si fueran las propias. Cada uno se siente tan feliz al dar al otro como lo está cuando se recibe de él. No hay una sensación separada del “yo”: no hay sino “nosotros”.
IBíD., p. 5

Miriam Adaham

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