El objetivo y la forma de alcanzarlo
En la búsqueda del bien absoluto (ver El bien y el mal), debemos distinguir dos aspectos:
a) El objetivo
b) La forma de alcanzarlo
a) El objetivo consiste en alcanzar la plenitud y el bien universal.
b) La forma de lograrlo es activando todo aquello que nos acerca al objetivo y neutralizar lo que nos aleja de él (mitzvót asé, mitzvót lo taasé)
Paradójicamente algunas personas, filosofías, etc. manifiestan que su objetivo es el bien absoluto. Pero en su forma de lograrlo crean situaciones completamente opuestas al objetivo que proclaman. Ello nos demuestra que el objetivo y la forma de alcanzarlo se encuentran unidos a tal punto que cada acto que el hombre realiza no sólo lo acerca o aleja del bien sino que debe ser el bien mismo. En la forma de alcanzar el objetivo es donde surgen las discordias que desembocan finalmente en conflictos, muchas veces trágicos, en nombre del «bien universal».
Nuestro compromiso con dicho objetivo será real cuando estemos dispuestos a dar de nuestro tiempo, dinero y placeres momentáneos en pro del bien colectivo. Hasta no llegar a esa etapa toda nuestra espiritualidad será imaginaria. Más aún, cada momento en que no dirigimos nuestra vida en pos de tal objetivo estamos retrasando su concreción; pues constantemente «hacemos algo» con nuestro tiempo, dinero, pensamientos, emociones y actos. Y éstos, ¿hacia dónde conducen a la humanidad?
Ya explicamos en el item 1 que toda sabiduría, filosofía, pensamiento, etc., por un camino u otro, al final se materializa en actos concretos a través de cuatro formas generales:
a)Cuando el pensamiento y la emoción justifican nuestros deseos sin considerar las consecuencias que éstos generen: egoísmo.
b)Cuando la pasividad e inercia dan lugar a «espacios vacíos» que en última instancia son llenados por pensamientos, emociones y actos inconcientes: indiferencia.
c)Cuando nos basamos en nuestros pensamientos y emociones para prever los efectos de nuestras acciones: buenas intenciones.
d)Cuando discernimos en base a Principios Universales y Objetivos, previendo así, realmente, la consecuencia de nuestros actos: altruismo.
¿Por cuál de ellas optamos?
La Torá nos hace tomar conciencia de cada acto que realizamos, enfrentándonos a nosotros mismos y responsabilizándonos por las consecuencias que éstos generan. La auténtica vida de Torá y mitzvót mantiene a la humanidad en permanente conflicto con sus mayores enemigos: el egoísmo, la indiferencia y las buenas intenciones basadas en nuestra percepción subjetiva de la realidad.