El Estudio y la Aceptacion de las Plegarias
Sintesis del Likutei Moharan
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1 – «Felices de aquéllos cuya senda es de simpleza»
(Salmos 119:1)
1. Mediante el estudio de la Torá son aceptadas todas las plegarias y los pedidos, se realza y se eleva la gracia y la importancia del pueblo judío ante la estima de todos aquellos de los cuales se pueda necesitar, así sea en temas espirituales como materiales.
2. Al dedicarse al estudio de la Torá con energía y entusiasmo, la persona le da poder al Reinado de Santidad de modo que éste se vuelve dominante y hace que prevalezca la buena inclinación sobre la mala inclinación.
3. Dedicándose al estudio de la Torá es posible llegar a ser digno de comprender las alusiones provenientes de todas las cosas del mundo, y así unirse a Dios mediante ellas. Incluso en un lugar de oscuridad y de tinieblas, donde da la impresión de que es muy difícil acercarse a Dios – también allí, el verdadero intelecto brillará su luz para uno, de modo que incluso allí se podrá encontrar a Dios y acercarse a él desde ése mismo lugar.
4. La persona no transgrede a no ser que haya sido poseída por un espíritu de locura. Por lo tanto, cada persona -en relación directa con las transgresiones que haya cometido y con los daños espirituales que haya causado- está literalmente demente. Y es por ello que la mayor parte de la gente tiene toda clase de rarezas y de conductas extrañas. El estudio de la Torá constituye la rectificación para esa locura. Pues la Torá está compuesta enteramente por los Nombres del Santo, bendito sea, y esos Nombres anulan la mala inclinación y eliminan la demencia y el espíritu de locura que se aferran a la persona como resultado de sus pecados.
5. El estudio de la Torá también puede salvar de los astutos engaños de la mala inclinación – que, en la mayoría de los casos, no incita a la persona a transgredir de manera directa. Más bien, primero se disfraza de mitzvot, etc., para engañar a la persona. Al dedicarse al estudio de la Torá la persona merece una verdadera comprensión y ser salvada de todo ello.
6. Las plegarias no son aceptadas cuando las palabras carecen de gracia. Por lo tanto, es necesario esforzarse para que las palabras tengan verdadera gracia. Y esto se logra mediante el estudio de la Torá, que hace que las plegarias sean aceptadas.
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7. El judío debe siempre buscar el intelecto en cada cosa y conectarse con la sabiduría y el intelecto que se encuentran en cada cosa, para que el intelecto en cada elemento lo ilumine y pueda acercarse a Dios a través de esa misma cosa. Pues la vitalidad esencial de cada cosa es el intelecto y la sabiduría que contiene, como está escrito, «La sabiduría le da vida a quien la posee» (Eclesiastés 7:2). El intelecto es una gran luz y, al igual que el sol, brilla sobre la persona en todas sus actividades. Aunque la persona caiga a un lugar de oscuridad y de tinieblas, Dios no lo permita, si logra ver el intelecto y la vitalidad en cada cosa, éste la iluminará y la acercará a Dios. Así es como Iosef mereció mantenerse firme frente a la prueba – él buscaba el intelecto que hay en cada cosa.
8. Sólo es posible alcanzar la luz de ese intelecto a través de Maljut (Reinado). En otras palabras, uno debe aceptar sobre sí el Reinado del Cielo con verdad y con una fe perfecta; es necesario controlar la mente y dejar de lado por completo lo que uno sabe, como si no se tuviese intelecto propio. Se debe aborrecer toda sabiduría y pensamiento secular y sólo esperar, anhelar y desear recibir luz y vitalidad del verdadero intelecto y sabiduría – es decir, del intelecto sagrado superior que es la esencia de la santa vitalidad que existe en cada cosa.
9. La esencia de la lucha entre la buena inclinación y la mala inclinación se encuentra precisamente en esta área. Pues la buena inclinación incita a la persona a aborrecer todo conocimiento y pensamiento secular al igual que todos los deseos físicos que son pura necedad y locura; e impele a la persona a conectarse sólo con la luz del intelecto sagrado. Pero la mala inclinación incita a la persona hacia lo opuesto, como en, «El insensato no desea la comprensión» (Proverbios 18:2). Ello está personificado en Esaú quien despreció la primogenitura, que es el concepto de la sabiduría y del intelecto sagrado. Es necesario fortalecer la buena inclinación en contra de la mala inclinación, como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, «La persona debe siempre incitar a la buena inclinación en contra de la mala inclinación» (Berajot 5a). Y esto se logra dedicándose al estudio de la Torá con energía y entusiasmo.
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10. Cuando uno merece alcanzar todo lo anterior, se logra una gran unificación espiritual en todos los mundos; la «luz de la luna se vuelve como la luz del sol» (Isaías 30:26); y se alcanza la gracia. Entonces todas las plegarias y pedidos son aceptados.
11. La mala inclinación desea volver loca a la persona, literalmente, Dios no lo permita. Porque aquel que peca es un demente, como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, «La persona no comete una transgresión a no ser que esté poseída por un espíritu de locura» (Sotá 3a). Pero, ¿cómo es posible que la mala inclinación llegue a la persona y la vuelva súbitamente loca, Dios no lo permita? La manera de actuar de la mala inclinación es disfrazarse primero de mitzvot y engañar a la persona, como si la estuviese incitando a cumplir con una mitzvá. Luego, la engaña y la incita más aún hasta que la persona llega a transgredir voluntariamente, Dios no lo permita.
Esto es precisamente lo que sucede con la locura. Poco a poco, la mente se confunde y se trastorna hasta que finalmente la persona llama a lo malo, «bueno» y a lo bueno, «malo». Sin embargo, aún mantiene alguna traza de intelecto y de sanidad, porque incluso en su demencia y en su insensatez, sigue comprendiendo y sabiendo que no debería hacer semejantes locuras. Aun así, continúa con su comportamiento. Debido a ello, se utilizan dos métodos para curar al demente. Primero, es necesario golpearlo para vencer el deseo de hacer el mal – de modo que al menos no le sea agradable comportarse de esa manera y no haga cosas que él mismo sabe que son demencia y locura. Más aún, es posible que también sea necesario colgarle nombres místicos y amuletos para eliminar el espíritu malo que está confundiendo y trastornando su mente, Dios no lo permita, al punto en que distorsiona lo que es correcto y llama al mal, «bien» y al bien, «mal».
De manera similar, cuando se trata de curar a una persona de la locura de la mala inclinación también se deben emplear ambos métodos. Es necesario vencer la tendencia del pecador hacia el mal, de modo que al menos no haga aquello que él mismo comprende y sabe que es malo y pecaminoso, Dios no lo permita. Más aún, se debe eliminar de él el espíritu malo, el espíritu de locura, que se disfraza de mitzvot y lo engaña, como si lo estuviese incitando a llevar a cabo una mitzvá. Ello sólo puede lograrse plenamente dedicándose al estudio de la Torá, que incluye ambos métodos.
12. La franqueza y la simpleza son las formas fundamentales para conectarse con el intelecto sagrado, como en, «Iaacov era un hombre simple» (Génesis 25:27) – pues Iaacov mereció lograr a la perfección la luz del intelecto.
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2 – «Habla a los sacerdotes»
(Levítico 21:1)
1. La plegaria es el arma principal del judío. Todas las batallas que la persona deba librar -así sean las batallas en contra de la mala inclinación u otras batallas en contra de aquellos que desean obstaculizarla u oponérsele- todas se combaten mediante la plegaria. Más aún, toda la vitalidad de la persona proviene de la plegaria. Por lo tanto, aquel que aspire a alcanzar la verdadera santidad deberá dedicarse con frecuencia e intensidad a la plegaria, a la súplica y a la conversación con Su Hacedor. ésta es el arma principal para ganar la guerra.
2. Aquel que cuida la pureza sexual se vuelve digno de orar. Por el contrario, la persona que daña su pureza sexual se ve privada de la capacidad de orar.
3. Uno debe dar caridad antes de orar. Ello hará que su plegaria sea fluida. Dar caridad también lo salvará de los pensamientos ajenos que suelen surgir durante la plegaria y podrá orar apropiadamente sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. Sus palabras serán mesuradas.
4. Es imposible alcanzar una plegaria perfecta si no es mediante el cuidado de la pureza sexual a la perfección. Por lo tanto, toda persona debe unir sus plegarias a los verdaderos Tzadikim de la generación, dado que ellos saben cómo elevar cada plegaria a su lugar apropiado. Más aún, esos Tzadikim edifican con esas palabras la estructura de la Presencia Divina, acelerando así la venida del Mashíaj.
5. El estudio de la Torá y la plegaria se fortalecen y se iluminan mutuamente, de modo que es necesario dedicarse a ambas actividades. Toda la Torá que la persona estudia con la intención de guardarla y de cumplirla, cuyas letras son «chispas de almas», se inviste en su plegaria y allí se renueva como el embrión en el vientre materno. Como resultado de su renovación, también la luz de la plegaria se hace mucho más plena. Sin embargo la perfección de la plegaria se logra al unirla al Tzadik de la generación.
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6. Si uno se ha dedicado durante muchos años a la plegaria y a la conversación con Dios y sin embargo siente que aún está muy lejos de él y le parece que Dios, por así decirlo, Le oculta Su Rostro, Dios no lo permita – no debe confundirse y pensar que Dios no oye en absoluto sus plegarias y sus conversaciones con él. Más bien, debe creer con una fe perfecta que él escucha, oye y presta atención a cada palabra de cada plegaria, de cada pedido y de cada conversación. Ni una palabra se pierde, Dios no lo permita. Por el contrario, cada palabra va dejando arriba una impresión y despierta la compasión de Dios. Lo que sucede es que aún no está completa la construcción de santidad que necesita la persona para poder entrar. Después de muchos días y de muchos años, si no se deja desalentar, si apela a todas sus fuerzas, se fortalece y se dedica una y otra vez a la plegaria, entonces, mediante sus oraciones, se despertará la compasión de Dios y él se volverá hacia la persona y le hará brillar Su rostro, cumpliendo con su deseo y con su voluntad, mediante el poder de los verdaderos Tzadikim, acercándola a él con una gran compasión y misericordia.
7. No es apropiado pensar en recibir una recompensa por cosa alguna, pues todas nuestras buenas acciones y todas las plegarias nos son dadas por Dios. Por lo tanto, aunque la persona merezca ocasionalmente alguna salvación y aunque logre acercarse un poco más a la santidad, etcétera, no debe pensar que lo ha merecido como resultado de su estudio de la Torá, de sus plegarias o de sus buenas acciones. Pues todo proviene de Dios y si no fuera por Su gran bondad la persona ya se habría ahogado en aquello en lo cual debería haberse ahogado, Dios nos salve.
8. La esencia de la mala inclinación es el impulso hacia la transgresión sexual. ésa es la fuente principal de contaminación espiritual. Por lo tanto, es necesario saber que la principal prueba en este mundo es la batalla con ese deseo. ¡Afortunado aquél que merece ganar la guerra!
9. El verdadero Tzadik de la generación está asociado con el concepto de la «luminaria mayor». él brilla e ilumina a la plegaria, que es el concepto de la «luminaria menor».
Rebe Najman de Breslov