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El Estudio de la Tora

Extraido de El Camino de D-s

1) El estudio de la Torá es una materia absolutamente necesaria, sin la cual toda otra observancia sería imposible. Si una persona no conoce lo que se requiere hacer, tampoco podrá hacerlo. Además de esto, el estudio de la Torá también tiene una función muy importante en la perfección del hombre, tal como fue explicado anteriormente. Ahora ampliaremos este tema.

2) Entre las influencias enviadas por Dios en beneficio de su creación hay una que sobresale entre todas las demás, y cuya esencia es más excelente y significativa que todas las demás que pudieran existir. Esto es lo máximo de la esencia de Dios que puede ser encontrado en la creación, y esta excelencia y nobleza se asemejan al propio Dios en algún grado. Es precisamente a través de esta influencia como Dios comparte Su gloria y excelencia con sus criaturas. Esta influencia fue limitada por Dios en un ente específicamente creado para tal objetivo: la Torá.

El último propósito de la Torá se realiza de dos maneras, la primera a través de la recitación y la segunda a través de la comprensión de sus palabras, tal como fue explicado en la sección arriba mencionada.
Dios compuso una combinación de palabras que son los Cinco Libros de Moisés -la Torá- y en otro nivel más bajo, los Profetas y los Escritos. él limitó su vasta influencia a las palabras de estos libros, de tal manera que, cuando son pronunciados, la más alta influencia es transmitida al recitador.

Esta es, por lo tanto, la manera de involucrarse en la Torá. La simple recitación de estos libros puede tener un gran efecto si se hace respetando las condiciones que serán estudiadas seguidamente. Lo mismo debe afirmarse de la comprensión del contenido de estas palabras con el verdadero significado. Esta influencia es transmitida al que las comprende.

Justo como en el caso de las otras influencias y conceptos en la creación, esta influencia tiene muchos grados. Los efectos de ambas, o sea, la recitación y la comprensión, están diferenciados como le pareció propio a la Suprema Sabiduría. Cada recitación diferente transmite un grado particular de esta influencia. Lo mismo sucede con la comprensión. No hay elemento de estudio en la Torá que no transmita algún grado de esta alta influencia, mientras las condiciones necesarias se estén cumpliendo.

3) Es obvio que cuanto más alto sea el nivel de comprensión más alta será la influencia correspondiente derivada de ella. Un individuo que entiende sólo el lenguaje de un pasaje bíblico, no será igual al que también entienda su significado. De esta manera, quien entiende sólo su significado superficial no es lo mismo que uno que lo hace con mayor profundidad. Más aún, cuando uno vaya hasta el significado más profundo, cuanto más ahonde, más alto será su nivel.

Es un aspecto de la piedad de Dios que en todo nivel de comprensión siempre se transmita un grado de esta influencia. Quien comprende cualquier elemento de la Torá puede entonces beneficiarse de esta gran influencia y merecer lo que está ligado a tal comprensión.

Lo mismo es para uno que no ha entendido las palabras y sólo las ha leído. Esto es un medio más para que alguna influencia pueda ser garantizada. En mayor o en menor grado, cada integrante de Israel tiene virtualmente alguna forma de acceso a esta alta influencia.

4) Uno de los niveles de influencia de la Torá es proporcional al esfuerzo de cada persona. Además de esto, hay otro aspecto y nivel para rectificar la Creación como un todo. No hay elemento en la creación que no sea rectificado a través de la Torá. Más aún, cada elemento de la Torá tiene la posibilidad de rectificar algún aspecto de la creación.

Así, un individuo que desea servir al Creador con toda devoción debe involucrarse en el estudio de la Torá en cada una de sus secciones, de la mejor forma, de acuerdo con sus habilidades. A través de eso, puede participar en la rectificación de toda la creación.

Nuestros Sabios nos enseñan: «Uno debería dividir su estudio en un tercio la lectura de la Biblia, otro tercio de la Mishná y otro tercio de la Guemará«. Esto incluye cada elemento de la Torá, y se deberán estudiar todos ellos, sin omitir nada. La cantidad del estudio de uno en cada área dependerá de su propia naturaleza y situación particular. Esto ha sido ya abordado en un ensayo aparte que podrá ser consultado.

5) Con el objeto de obtener el efecto deseado, el estudio de la Torá debe cumplir con dos condiciones: la reverencia por el estudio propiamente dicho y la constante rectificación de las propias acciones.

Todo el poder de la Torá es porque Dios puso en ella Su más alta influencia, haciéndola dependiente del Texto. Es por esta razón por lo que recitar y comprender puede transmitir esta in-fluencia. Si Dios no lo hubiese hecho así, entonces esto sería como hablar del resto de las ocupaciones o estudiar el resto de los libros de sabiduría, o la comprensión de los demás aspectos naturales, los cuales pueden contener información verídica y valiosa, pero no incorporan significado ni excelencia en el alma de la persona que los lee, los recita o los comprende. Libros como estos no tienen absolutamente ningún poder para rectificar la creación.

La influencia de la Torá, sin embargo, es algo divino, como ya se dijo. No sólo eso sino que además es el más alto y más importante de todos los conceptos transmitidos y comunicados por Dios al hombre.

En virtud de ello, es imperativo que uno tenga reverencia y respeto cuando esté involucrado en la Torá. Lo que uno esté haciendo, entonces, está acercándolo a Dios e involucrándolo en la transmisión de la gran Luz. El individuo imbuido en la Torá debería sentirse avergonzado por su insignificancia humana y tembloroso delante de la grandeza de Dios. El que estudia la Torá se regocijaría en todo lo que obtuviera, pero incluso esto debe combinarse con el mayor sobrecogimiento posible.

Es más importante que uno no se comporte frívolamente cuando está involucrado en la Torá y no muestre ninguna falta de respeto por sus libros o sus palabras. Cuando uno está ocupado con la Torá se debe tomar en cuenta delante de Quién se está.
Cuando se cumplen estas condiciones, entonces el estudio de la Torá es como debería ser. Quien estudia así la Torá puede entonces recibir la influencia descrita anteriormente e incorporar en él mismo excelencia divina, así como rectificar e iluminar toda la creación.

Si tales condiciones no se cumplen, entonces no resultará ninguna iluminación y el recitado de las palabras de la Torá no será diferente de cualquier otro discurso humano. Leerla será como leer una carta y pensar sobre ella, como considerar cualquier otro asunto terrenal. Por el contrario, tal forma de imbuirse sería entendida como una mala acción, ya que esta persona se está acercando a la santidad sin ninguna reverencia y comportándose frívolamente, mientras habla en la presencia de su Creador y preocupándose él mismo por Su Santidad.

El valor del estudio de una persona, y el nivel de la influencia resultante variará, por tanto, en función del grado de su reverencia y la medida de su respeto y cuidadosa atención.

6) La segunda condición es la rectificación de las acciones personales: quien desee recibir la influencia de Dios debe ser merecedor y estar preparado para eso.

Si una persona se impurifica con pecado y con culpa, se está divorciando de su Creador y se corrompe a través de las fuerzas contaminantes y malignas. Se sitúa en esta categoría lo que está escrito (Salmos 50:16): «Dios dice al malvado, ¿qué derecho tienes de citar mis leyes o de mencionar mi pacto?». Nuestros Sabios, asimismo, nos dicen: «Quién enseña a un estudiante no merecedor, es como si lanzase una piedra en el rito de Mercurio», lo cual se refiere a un acto de idolatría. Cuando una persona no es merecedora, su estudio de la Torá no le brindará ningún tipo de influencia.

Nuestros Sabios han revelado un misterio muy grande: si el malvado no abandona el estudio de la Torá, retornará finalmente al bien. Aun cuando ellos no tienen el poder de transmitir nada de Dios, como ya vimos, las palabras de la Torá son intrínsecamente sagradas. Quien constantemente se involucra con la Torá, recibe una pequeña cantidad de motivación espiritual de ella. A través de esto, es posible que descubra un asomo de verdadera iluminación, y la constancia del esfuerzo le da el poder para transformarse nuevamente en una persona buena. Nuestros Sabios nos enseñan que Dios dijo: «Ojalá que aunque a Mí me abandonaran guardaran Mi Torá, porque la luz que hay en ella los devolverá al bien» (Midrash Eija).

Es obvio que esto no es válido para un individuo que se involucra desdeñosa o frívolamente con la Torá. Tampoco para quien pervierte su verdadero significado. La Torá es beneficiosa cuando una persona la estudia involucrándose con la misma seriedad y honestidad intelectual que se tiene cuando se estudia cualquier otra disciplina.

7) Cuando una persona se purifica y se santifica, el estudio entonces le transmite un grado de influencia que depende de su nivel de preparación. Cuanto más preparado se encuentre, mayor será el valor y el poder de su estudio.

Tenemos el caso de algunos de los primeros Sabios a quienes la Torá les otorgó gran poder, nivel y excelencia que no existió en generaciones posteriores. Esto es resultado directo de su preparación. Se dice que cuando Ionatán Ben Uziel estudiaba la Torá, cualquier pájaro que volara sobre él, se quemaba. éste era el efecto del tremendo grado con que la Divina Presencia lo rodeaba al estudiar.

Rab Jaim Luzzato

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