El conflicto…síntoma de un corazón dividido
La importancia del estudio de las leyes. Extraído de «Anatomía del Alma»
El conflicto, definido de forma simple, es una falta de acuerdo entre dos partes. Dos países pueden discrepar entre sí; lo mismo puede ocurrir con dos familias o dos individuos. El conflicto que existe dentro del propio corazón es resultado de una división entre el lado derecho, que busca la espiritualidad y el lado izquierdo, que se inclina a lo material. Aquél que aún no ha llegado a purificar completamente su corazón siempre sentirá esta «lucha interior» . Los problemas de fe y la confusión con respecto tanto a los objetivos inmediatos como a los de largo plazo son sintomáticos de un corazón dividido. El Rebe Najmán lo explica de esta manera:
El mundo está lleno de conflictos. Existe la guerra entre los grandes poderes del mundo. Hay conflictos entre las diferentes ciudades. Existen discusiones entre familias. Hay discordia entre vecinos. Hay fricciones dentro de una misma casa, entre el marido y la mujer, entre padres e hijos. La vida es corta. La gente muere un poco cada día. El día que pasa ya no vuelve y la muerte está más cerca cada día. Pero la gente continúa peleando sin recordar su objetivo en la vida.
Todos los conflictos son idénticos. Las fricciones dentro de una familia son la contraparte de las guerras entre las naciones. Cada persona de la casa es el equivalente de una potencia mundial y sus peleas son las guerras entre esas potencias. También los rasgos de cada nación se ven reflejados en los individuos. Algunas naciones son reconocidas por su cólera y otras por su crueldad. Cada una posee un rasgo particular. Y todos esos rasgos pueden encontrarse también dentro de cada casa. Uno puede querer vivir en paz. No tiene deseo alguno de luchar. Pero aun así se ve forzado a la disputa y el conflicto.
El hombre es un mundo en miniatura. Su esencia contiene el mundo y todo lo que hay en él. El hombre y su familia contienen a las naciones del mundo, incluyendo sus batallas. Si un hombre vive solo, puede volverse loco, pues su personalidad se ve forzada a centralizarse en las diferentes «naciones beligerantes» dentro de él y así no encuentra paz. Cuando llegue Mashíaj, todas estas guerras serán abolidas (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #77)
Y si el corazón de una persona está dividido, ¿qué puede hacer para «unirlo» ?
El Rebe Najmán puso mucho énfasis en el estudio de los Códigos de la Ley. Los Códigos abundan en discusiones, a veces muy acaloradas, entre los diversos Sabios con respecto a lo que está permitido y a lo que está prohibido, lo que es puro y lo que es impuro y demás. El objetivo del estudio debe ser clarificar las opiniones de los Sabios, trayendo «paz» a los puntos de vista opuestos y llegando a una conclusión clara. Este método de estudio que implica examinar los puntos de vista opuestos y llegar a una solución pacificadora, puede producir un efecto profundo y duradero en el carácter de la persona. Utilizar Biná (Comprensión) para resolver un conflicto de ley en la Torá puede traer «paz» al corazón dividido de la persona, el corazón dividido entre las dos inclinaciones (ver Likutey Moharán I, 62:2). Aunque este método de estudio es avanzado y ciertamente presenta dificultades para aquellos que no están familiarizados con el sistema de estudio Talmúdico, la directiva del Rebe Najmán con respecto al estudio de los Códigos para alcanzar un beneficio duradero es universal. En diversas lecciones, el Rebe habla sobre la importancia de estudiar y conocer los Códigos para andar en la vida por el sendero correcto.
Enseñó además el Rebe Najmán:
La buena inclinación es conocida como (Eclesiastés 4:13), «un niño pobre pero sabio» [pobre, porque pocos lo escuchan; sabio, porque nos lleva por la senda de la vida]. La mala inclinación es comparada a (ibid.), «un rey viejo y tonto» [la gente tiende a escucharlo porque es el Rey, pero su consejo es necio]. Estas dos inclinaciones representan el reino de la santidad y el reino de la impureza. Aquél que estudia la Torá con dedicación fortalece el reino de la santidad (Likutey Moharán I, 1:2).
El Ari solía dedicarle un tremendo esfuerzo al estudio de los Códigos. Tanto se esforzaba que llegaba a transpirar (Shaar HaMitzvot, Ve’Etjanan p.79).
El Rebe Najmán enseña que el consejo que proviene de una fuente impropia abruma el corazón y lo pudre. El corazón es comparado entonces a un retrete; el consejo de ese corazón es maloliente (Likutey Moharán I, 61:4). El Rabí Jaim Vital explica (Shaar HaMitzvot, loc. cit.) que el Ari se esforzaba en sus estudios hasta transpirar, para quebrar los poderes ilusorios de la mala inclinación que rodean al corazón. Hemos visto (Capítulo 12) cómo el exceso de productos de desecho envenena el sistema y cómo transpirar es una manera de purificar al cuerpo de estos desechos. Hemos apuntado (Capítulo 6) que los 613 mandamientos de la Torá son llamados los «613 preceptos de consejo» . Este tipo de consejo trae también armonía al corazón, librándolo de la división.
Por Jaim Kramer Con Abraham Sutton