Cuestiones Varias (niños, automóvil, etc.)
(Selección extraída del libro «El Ser Judío» por Rabbi Haym Halevi Donin, ©Departamento de Educación y Cultura Religiosa para la Diáspora)
Las restricciones del Shabat en su aplicación a los niños.
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Aunque no debe impedirse a niños muy pequeños realizar alguna actividad prohibida en Shabat, los padres no deben alentarlos a que lo hagan (como por ejemplo, pedirles que carguen algo, rompan algo, prendan una luz, etc.).
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Tan pronto como el niño sea capaz de comprender, a la edad de tres o cuatro años, debe evitarse que realice actividad alguna prohibida en Shabat. El ejemplo de los padres es el mejor maestro. Una advertencia simple y tranquila, y no una censura áspera, es la mejor manera de tratar los olvidos del niño.
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El Shabat debe relacionarse en la mente del niño con el espíritu de alegría, con un sentido de excitación, con el vestirse elegante y ser llevado a la sinagoga, con golosinas y postres especiales, con himnos en la mesa, con Kidush y Havdala, con la segura presencia de sus padres y con la máxima atención que se le brinda -con todas las cosas que deleitan el alma de un niño- de manera que las restricciones no sean ni siquiera sentidas como limitaciones pesadas en las alegres actividades de la niñez, sino como el reemplazo natural y aceptable de un conjunto de actividades por otro mas agradable.
Algunas palabras sobre el automóvil.
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Entre todos los avances tecnológicos del siglo veinte, surgió el problema entre el automóvil y el Shabat como una «Causa celebre» especial y como un problema central para el judaísmo en la vida moderna. Entre los judíos observantes no existe ningún problema. El hecho es que las autoridades rabínicas contemporáneas establecieron en forma unánime que conducir un vehículo a motor constituye una «melaja», ya que implica tareas que en esencia están prohibidas por la Torá. A diferencia de otras resoluciones rabínicas sobre las que pueden haber divergencias de criterios, ninguna autoridad rabínica competente y ningún erudito religioso, nunca discutió ese fallo. En comparación con otras resoluciones, este fue relativamente claro, simple, casi evidente por si mismo.
No se trata de una actualización de la antigua resolución rabínica que prohibe montar un animal en Shabat, como la gente generalmente supone. La decisión sobre el automóvil no tiene nada que ver con la disposición sobre montar animales. De hecho, es una violación mucho mas grave. En tanto que la prohibición de montar un animal es claramente un decreto rabínico que tiene el propósito de servir como «cerco alrededor de la Torá», la prohibición bíblica de encender fuego y quemar. Producir chispas y quemas combustible y aceite como resultado directo de los actos del conductor, son solamente algunas de las objeciones mas serias al manejo del automóvil en Shabat.
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Es interesante señalar que las personas que observan el Shabat nunca se objetaron o rechazaron esta decisión. Esta es impopular entre aquellas personas que encuentran difícil observarlo y cuyo modo de vida no incluye generalmente observar el Shabat, excepto quizás para asistir a la sinagoga. Pero el Shabat es mucho mas que asistir a los servicios.
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Las objeciones provienen de aquellos que, en primer lugar, no observan de ninguna forma el Shabat, y que se mudan a una gran distancia de una sinagoga para proclamar después sus justas intenciones de asistir a la sinagoga, pero que no pueden hacerlo su no es conduciendo el automóvil. Desconsideradamente crean por si mismos el problema, para luego esperar que las autoridades rabínicas sancionen sus transgresiones basándose en la teoría de que esto les permite hacer una mitzva, es decir, asistir a la sinagoga y rezar al Todopoderoso.
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Nuestros sabios enunciaron desde hace mucho el principio de que cuando se realiza una mitzva cometiendo una transgresión, una averá, tal mitzva no es aceptable ante D’s. Este principio esta de acuerdo al espíritu general expresado por los profetas hebreos.
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Un observante del Shabat, para quien todo ese día es precioso, no pensara nunca establecer su residencia permanente en un zona donde no existe una sinagoga a la que es posible llegar mediante una caminara razonable. Así como una persona considera como condición previa para mudarse a una zona nueva, la calidad de las escuelas, el transporte publico el centro comercial, el observante del Shabat agrega la condición adicional de la existencia de una sinagoga en las cercanías.
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Cuando por la fuerza de las circunstancias los observantes del Shabat están obligados a mudarse fuera de su vecindario hacia nuevas áreas de desarrollo, tratan, como la mayoría de los otros judíos, de elegir áreas, en las que saben que otros judíos viven o vivirán a breve plazo. Pero en lugar de pensar en términos de viajar en auto a sus antiguas casas de plegarias, se dedican a organizar una nueva congregación o minian de vecinos con los cuales rezar.
Por supuesto, el deseo social de rezar con los viejos amigos, de continuar siendo miembro de una congregación prestigiosa en un vecindario elegante, de escuchar a un rabino o a un chantre favorito, o la consideración económica de haber contribuido a la erección del edificio, no justifica la profanación del Shabat ni la violación de un mandamiento del Señor.
El observante del Shabat que en alguna ocasión se encuentre a una gran distancia de una sinagoga en sábado -cuando esta de vacaciones o viajando- puede lograr crear una atmósfera de Shabat, una calma de Shabat, un descanso de Shabat para si mismo en cualquier lugar donde este, observando el ritual y las leyes de plegarias de ese día. Sin embargo, pensar que una persona puede arreglárselas en Shabat sin una sinagoga en forma permanente y al mismo tiempo conservar la calidad total de la experiencia del Shabat, seria un grave error de juicio.
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Una pregunta que a menudo se formula es la siguiente : «No es mejor ir a la sinagoga en automóvil, que no ir en absoluto ?».
Si lo que la pregunta quiere significar es -no es mejor para mi ir en automóvil al «shul» (sinagoga en idish) y cometer de esa manera una sola transgresión importante, y pasar unas pocas horas adecuadas en el espíritu del Shabat en vez de conducir el automóvil al trabajo, para hacer compras, para recreación o incluso en vez de permanecer en casa y cortar el césped, arreglar el jardín, reparar la casa o contestar la correspondencia durante esas mismas horas- en ese caso, obviamente, se le pide al rabino que elija entre el menor de los dos males. Se le pregunta si es mejor cometer una o varias transgresiones de una vez durante cierto periodo de tiempo en el Shabat. El rabino no puede permitir ninguna, ya que no es el sino la Torá la que prohibe, aunque es obvio que siempre es preferible ejecutar menos transgresiones que mas transgresiones, que siempre es preferible ser culpable de menos violaciones del Shabat que de mas.
En realidad, No es mejor, Sr. Juez, pasar una luz roja, en vez de conducir a velocidad prohibida, doblar en forma incorrecta o pasar diez luces rojas ?», es una pregunta equivalente. Obviamente, es mejor, pero una persona sigue siendo culpable y puede ser condenada por traspasar una sola luz roja ; su castigo es menor que otra persona que es condenada por muchas violaciones o por múltiples cargos.
Pero, si lo que la persona que pregunta quiere decir -no es mejor para mi conducir el automóvil en Shabat para llegar a la sinagoga, unirme allí a la congregación, a las plegarias bíblicas, en lugar de permanecer en mi hogar y rezar solo y observar el Shabat en actos y en espíritu ?- la respuesta seguirá siendo : «No, no es mejor !».
Suspensión de las Reglas del Shabat.
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Cuando la vida de una persona esta en peligro, es un deber hacer todo lo que sea necesario para salvar esa vida. Todas las leyes del Shabat se suspenden en cuestiones de enfermedad grave o en toda situación en que la vida de una persona este en peligro.
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Un medico que fue llamado para llevar a cabo un tratamiento de emergencia, debe hacer todo lo necesario para salvar esa vida sin tener en cuenta las limitaciones del Shabat.
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El famoso principio de que «El Shabat fue dado al hombre y no el hombre al Shabat» (Mejilta, Ki Tisa : 5) nunca tuvo el propósito de ser explotado como pretexto para dedicarse a los placeres corporales y recreativos preferidos ni tampoco como justificativo para abrogar o evadir las leyes del Shabat en su totalidad.
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«Se puede profanar un Shabat, para que el puede vivir y cumplir con muchos Sábados» (Yoma 86a).
Rabbi Haym Halevi Donin