Comprendiendo las Plegarias Matutinas

(Selección extraída del libro «Mi Plegaria II», por Nissan Mindel, ©Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana)
Comprendiendo las Plegarias
La Amidá de la Mañana de Shabat
La Amidá del Servicio Matutino de Shabat aparece principalmente bajo el signo de Matán Torá, la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. De esta manera el tema de Ietziat Mitzráim realmente continúa, ya que el objetivo de la liberación de Egipto fue recibir la Torá. Pero también hay una relación directa entre el Shabat y Matán Torá, ya que fue un Shabat temprano a la mañana (el 6 de Siván del año 2448 después de la Creación) que todo el pueblo judío se encontró al pie del Monte Sinaí y observó con temor y reverencia la revelación de la Gloria Divina sobre la montaña, y escuchó con corazón tembloroso los Diez Mandamientos .
En lugar de citar en la Amidá de los Diez Mandamientos el que dice «Recuerda el día de Shabat para santificarlo», se cita la sección de Veshamrú, en la cual Di-s declara el Shabat como un signo de Su pacto con el pueblo judío, como se explicará posteriormente.
Algunas veces el Shabat mismo es denominado «la Novia» y el pueblo judío el «Novio», como ya sabemos por el especial himno Lejá Dodí. En este contexto, nuestro maestro Moshé, es el feliz «casamentero» que hizo posible esta unión. Esto se remonta a la época en que los hijos de Israel aún estaban en Egipto. Nuestros Sabios nos cuentan que cuando Moshé aún era joven y el favorito del Faraón, salió a ver a sus hermanos esclavizados. Moshé estaba acongojado cuando se dio cuenta de que los obligaban a trabajar duramente día tras día sin descanso. Fue al rey y le dijo: «¡Oh, gran Rey! Un amo que posee esclavos no hace trabajar a sus esclavos hasta la muerte, sino que les da un día de descanso para que puedan seguir trabajando para él durante mucho tiempo. Si no das a tus esclavos hebreos un día de descanso, pronto morirán por exceso de trabajo. Mas dales un día de descanso, y podrán trabajar mucho mejor cada día. El Faraón estuvo de acuerdo, y Moshé dispuso que sus hermanos descansaran el día de Shabat. Podemos imaginar cuán contento estaba Moshé cuando posteriormente Di-s liberó a Su pueblo, los llevó al Monte Sinaí, les dio la Torá, e hizo que la observancia del Shabat fuera uno de los Diez Mandamientos.
Si la liberación de Egipto fue el «compromiso» entre la Novia y el Novio, Matán Torá fue el «casamiento» y la consumación, y la Torá es el «pacto» o «contrato matrimonial» que testimonia la unión eterna entre Di-s y el pueblo judío. Por lo tanto, Di-s, el pueblo de Israel y la Torá, son inseparables. El Shabat es el santo día cuando se llevó a cabo esta unión. Por lo tanto, cada Shabat destaca el hecho más importante del mundo – Matán Torá.
Ismáj Moshé
Lo anterior es la base de la plegaria Ismáj Moshé («Moshé se regocijó»), con la cual comienza la bendición central de laAmidá del Servicio Matutino de Shabat.
El texto dice lo siguiente:
Moshé se regocijó en el regalo de su parte,
Pues Tú lo llamaste un «Fiel servidor».
Le diste una hermosa corona para su cabeza
Cuando estuvo ante Ti sobre el Monte Sinaí
Y él trajo abajo dos tablas de piedra en su mano
Inscripta en ellas la observancia del Shabat;
Y así está escrito en Tu Torá…
«Moshé se regocijó en su parte». El Shabat era especialmente «su parte», porque él lo introdujo a1 pueblo judío cuando aún estaban en Egipto, y fue en Shabat que Moshé, trajo las tablas con los Diez Mandamientos.
Con toda su sabiduría y santidad, con todos sus inmensos logros en conducir al pueblo judío fuera de Egipto y recibir para ellos la Torá, Moshé fue el más humilde de los hombres. Su mayor recompensa fue haber sido llamado por Di-s, «Mi fiel servidor». Cualquier otro hombre se hubiera dado gran importancia por lo que había logrado, y podría haberse llenado de orgullo y vanidad. Pero no Moshé; Di-s podía confiar en él.
Nuestros Sabios del Midrash nos cuentan la siguiente parábola:
Un hombre rico tenía una selecta porción de tierra y se la encomendó a uno de sus criados. Los amigos del hombre rico le dijeron: «Podrías incluso perder tu campo, ya que ahora permites que ese siervo coma los frutos del campo y pronto reclamará que el campo le pertenece». Pero el hombre rico. les respondió sonriendo: «Cualquier otra persona estaría tentada de hacerlo, pero no este fiel criado mío, porque puedo confiarle cualquier cosa que poseo». De esta manera, dicen nuestros Sabios, Di-s confió a Moshé toda la sabiduría que un hombre puede poseer y dio la Torá por intermedio de él, y hasta la denominó la «Torá de Mi siervo Moshé» y «la Torá de Moshé» . Sin embargo, Moshé no alegó que ley alguna, ni siquiera el Shabat, fuera el fruto de su propia sabiduría. Por eso es que Di-s lo recompensó con una «corona de gloria», que posteriormente también brilló en su cara.
Moshé «trajo abajo» las tablas de piedra; tuvo que «pelear» por la Torá con los ángeles y la trajo abajo al nivel de cada judío, para que cada uno pudiera estudiarla y observar sus mitzvot.
«Y así está escrito en Tu Torá «. introduce el muy conocido pasaje bíblico de Veshamrú:
Y los hijos de Israel han de observar el Shabat, estableciendo el Shabat por todas sus generaciones como un pacto eterno. Es una señal perpetua entre Mí y los hijos de Israel, pues en seis días hizo Di-s los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y descansó .
Esta famosa sección de la Torá, así como Vaiejulu y el cuarto de los Diez Mandamientos, es uno de los muy conocidos pasajes de la Torá sobre el Shabat.
Veshamru – han de observar el Shabat…. estableciendo el Shabat – cubre lo que «no debe hacerse» y lo que «sí debe hacerse» en Shabat:
El primer aspecto de la observancia del Shabat es no hacer ninguna de las 39 categorías de trabajo (con sus derivados) que profanarían (dejarían de santificar) el Shabat. Pero esto no es suficiente; debemos hacer muchas cosas para santificar (hacer santo) el Shabat. Estas incluyen además de los preparativos previos al Shabat mitzvot tan específicas como encender las velas antes de la puesta del sol, recitar las plegarias de Shabat, decir el Kidush, comer comidas festivas, dedicar tiempo adicional al estudio de la Torá, etc.
«Por todas sus generaciones»- significa que el Shabat debe observarse en todo momento y en todos los lugares; no hay excepción, aunque se esté en el desierto, en nuestra Tierra Santa, o en América, y lo debemos observar hoy igual como nuestros antepasados lo hicieron hace mil años. También es nuestra obligación ver que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lo observen hasta el fin de los días.
Debemos hacer del Shabat un pacto eterno. La palabra utilizada para pacto es Brit, y nos recuerda el Pacto de nuestro padre Abraham, la circuncisión. Tal como la circuncisión es el pacto entre nuestro pueblo y Di-s, así el Shabat es otra señal del mismo pacto. El primero está sellado en nuestro cuerpo, y el segundo está sellado en nuestra alma; ningún judío es completo si le falta uno u otro.
Además, el Shabat es una señal, una marca de distinción que nos hace ser testigos de Di-s, de que Di-s es el Creador del mundo: que Di-s creó el mundo en seis días, pero cesó al séptimo y «descansó» a fin de hacer que el Shabat fuera un día de completa cesación de trabajo, un día santo para el alma (vainafasvh, «y descansó», proviene de la palabra néfesh, alma).
Di-s no sólo cesó de trabajar este día, también «lo santificó». Por Su parte, Di-s hizo santo al Shabat, y nosotros, por nuestra parte, debemos mantenerlo santo. El Shabat es como un tesoro «encerrado» por dos llaves, una guardada por Di-s y la otra por nosotros, y ambas son necesarias para abrir el tesoro. Justo antes del Shabat se nos entregan ambas «llaves», y el tesoro es nuestro.
Veló Netató
La sección Veló Netató es una continuación del tema anterior:
Y Tú, Di-s nuestro Señor, no lo diste (al Shabat) a las naciones del mundo, ni lo concediste, Rey nuestro, como patrimonio a los idólatras, ni tampoco pueden participar los no circuncisos en su descanso. Pues Tú lo has dado con amor a Tu pueblo Israel, a los descendientes de Iaacov, a quienes Tú has elegido.
El Shabat es exclusivamente judío; ninguna otra nación del mundo tiene parte de él, ya que es el símbolo de la relación amorosa que existe entre Di-s e Israel: Di-s ha elegido a Israel e Israel eligió a Di-s.
En la antigüedad, las naciones paganas, como los griegos y romanos, se burlaban de los judíos porque «desperdiciaban» un día completo de cada semana sin hacer trabajo lucrativo. Eventualmente los cristianos y musulmanes adoptaron un día sabático – domingo para los primeros, viernes para los últimos. Pero no hay parecido entre los días sabáticos del mundo no judío con el Shabat judío.
Las siguientes secciones -Ismejú, Elokeinu y Retzé, que concluyen la bendición central de la Amidá – son las mismas que en la Amidá del viernes a la noche, con excepción de un cambio en la conclusión de Ismejú, omitiendo las palabras «en recuerdo a la obra de la Creación». Todo esto es analizado en la sección correspondiente a la Amidá del viernes a la noche.
Nissan Mindel