¿Cómo relacionarnos con el deseo?
La Torá codifica y define la conducta humana a través de la tradición escrita y oral, educando al ser humano a prever objetivamente los efectos de sus actos. La percepción judía de la realidad le revela al hombre, si éste la aplica correctamente, las consecuencias de cada pensamiento, emoción y acto. Por ello la ley judía, la Halajá, a partir de las 613 mitzvót – normas de conducta que describe la Torá, codifica un sistema integral que nos educa a relacionarnos con todas las formas en que el deseo se manifiesta. La Halajá especifica meticulosamente la relación del hombre con su prójimo y con todos los seres y ámbitos de la realidad, tal como está codificado en el Talmud, el Shulján Arúj, etc.
Los principios que rigen todos los ámbitos de la realidad son parte intrínseca de la propia naturaleza del mundo. Des-cubrir es el resultado del esfuerzo humano cuando logra comprender las leyes que gobiernan la realidad.
Algunos de los principios expuestos en la Torá se pueden comprender «natural y racionalmente» a pesar de que han sido formulados hace ya miles de años; pero no debemos olvidar que su esencia está por sobre el mundo como las leyes de la físicas que el hombre des-cubre y no crea.
La Halajá -el código legal judío- es una elaboración viva, producto de centenas de generaciones de sabios que nos enseñan la forma correcta de relacionarnos con nuestro deseo de recibir, la forma y el ritmo correcto de cómo acercarnos para no atraer situaciones para las que aún no estamos preparados.
Para alcanzar el objetivo -la unificación de toda la realidad en la Fuente Infinita-, lo general, debemos comprender y realizar las particularidades que lo conforman. Las 613 mitzvót son esas particularidades que reactivan el objetivo ante cada situación que nos toca vivir, de no ser así la Torá sería una filosofía más basada, como tantas otras, en desarrollar el pensamiento abstracto pero que sin el desafío de educar la energía del deseo terminaría también justificando la debilidad humana. La tradición oral de Israel: Halajá, Kabalá, etc., nos describe la forma de cómo implementar esos principios generales. Tal como en el plano material la tecnología nos ayuda a canalizar la energía de modo que podamos utilizarla para el bienestar de la humanidad, la Torá nos ofrece la «tecnología» educativa y espiritual para encauzar armónicamente la energía más poderosa de la Creación: el deseo de recibir.
Todo el sistema espiritual judío se basa en el desarrollo conciente de la voluntad humana en pos de la Fuente y modelo arquetípico de altruismo. Ello es lo que le otorga a los diez postulados y a la forma de implementarlos -las 613 mitzvót y sus particularidades- la dimensión divina con carácter de leyes objetivas y no meras convenciones hechas por los hombres.
Nuestro mundo finito recibe su vitalidad de un mundo superior-infinito. La recepción de la energía vital sólo es posible cuando depuramos los conductos a través de los cuales esa energía fluye.