Apreciar las diferencias
Extraído de Controle su enojo. Editorial Perspectivas
¿Por qué el Creador del universo, Quien diseñó un mundo tan perfecto y magnífico, decidió hacer a cada persona diferente? ¿Por qué diseñó tantos tipos de personas?
Uno de los principales objetivos de Hashem es probarnos para ver si venceremos sentimientos como la envidia, la mezquindad y el enojo a fin de vivir pacíficamente con los demás. Nuestras pruebas más grandes en la vida provienen de nuestro prójimo y, por consiguiente, sirven como nuestras oportunidades más grandes para la riqueza espiritual (Rabí Avigdor Miller, Sing, You Righteous, pág. 331)
A veces, encontramos personas y sus personalidades fascinantes. Quizá deseemos hacernos amigos de ellas y hasta ser pareja de ellas – hasta que las diferencias personales comienzan a frustrarnos. La Guemará (Sanhedrín 38a) enseña que todas las personas difieren entre sí de tres maneras: voz, aspecto y mente (carácter y pensamiento). Cada persona posee una personalidad única. Pero éste es el gran desafío de la vida, aprender a comprender y a apreciar la singularidad de cada persona desde una perspectiva positiva. Existe un gran valor en el descubrimiento de lo característico de las otras personas. Enriquecerá nuestra relación con ellas cuando aprendamos a adaptarnos y a llevarnos bien con ellas.
Hemos hablado anteriormente sobre que elogiar a los demás es cumplir con la mitzvá de amar a todo judío. Otro beneficio que se obtiene al valorar las cualidades de los demás, es que mejora nuestra relación con ellos y nos ayuda a apreciarlos más.
El elogio es un obsequio para el receptor y para el benefactor. Si elogia a alguien por ser amable, por ejemplo, lo hace sentir maravillosamente y usted también gana, pues ahora puede disfrutar y apreciar más los atributos de esa persona. Esto es una madurez de su propio ser.
Preste atención cuando otros lo elogian. ¿No se siente maravillosamente? ¿No siente que ha influido, al menos, en alguien de alguna pequeña manera? ¿No hace que quiera hacer más de aquello por lo que se lo elogió? ¿Por qué no invertir más tiempo y esfuerzo en el proceso de elogiar a los demás?
Intente un experimento. Escoja una persona cuya presencia lo irrite y haga una lista de sus rasgos positivos. Por ejemplo, puede ser amable, resuelto, espontáneo, considerado, fiable, generoso, cuidadoso o puntual.
Tome la decisión de que tratará de hacerle notar a esa persona que aprecia su singularidad en estas áreas. Imagínese abordar a esa persona con una declaración como: «Es gracioso que me tope contigo. Justo estaba pensando qué afortunada es la sinagoga en tenerte a ti trabajando como [indique su posición], puesto que posees la capacidad extraordinaria de [exponga un rasgo positivo de carácter que él posea]».
Cuando aprendemos a valorar la diversidad de personas que Hashem ha creado, descubrimos cómo este sistema nos permite a cada uno de nosotros contribuir a la perfección del pueblo judío, del mismo modo que los diversos órganos del cuerpo contribuyen a su bienestar general. En lugar de que las diferencias causen divisiones, pueden hacer que estemos agradecidos a Hashem. Debemos elogiarnos por las virtudes que nos complementan y nos ayudan a formar un gran equipo.
Es vital que aprenda a agradecer a Hashem por los padres con los que lo bendijo, por cada uno de sus hermanos, por el cónyuge con el que él le hizo formar pareja (que da la casualidad que es tan diferente, fascinante y especial), y por los hijos con los que lo bendijo.
Un esposo debería practicar decirle a su mujer: «Soy tan feliz de que seas mi esposa. Estoy asombrado por todo lo que haces para que nuestra casa sea un hogar y por todo el tiempo y la paciencia que inviertes en criar a nuestros hijos. Soy un gran admirador tuyo».
Una esposa debería decir: «Realmente aprecio tu liderazgo y cómo siempre mantienes y cuidas a la familia. Tu lealtad y dedicación significan todo un mundo para mí y, además eres un excelente padre. Eres grandioso».
¿Elogiamos a nuestros hijos lo suficiente por sus atributos especiales?
El siguiente ejercicio puede ser útil para llevarse bien con cualquier persona con la que tengamos que tratar.
Pregúntese: ¿Cómo puede ayudarme la disimilitud de esta persona a lograr la perfección de carácter?
– Puedo aprender cómo evitar conflictos con compañeros de trabajo.
– Puedo aprender a componer las relaciones cuando las cosas han fracasado.
– Puedo practicar alentar y apoyar a los demás.
El elogio es un gran obsequio que es fácil de dar en cualquier momento
Moshe Goldberger