HALEL
Bereshit
El alma en el relato de la Torá
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11) Vaigash «Inercia o voluntad»

La Tierra de Israel señala el ámbito desde donde es posible percibir e implementar el mensaje civilizador de la Torá hacia todos los espacios y planos de la realidad. Israel a nivel espiritual señala el deseo y la voluntad humana por alcanzar la Armonía Universal.
En nuestra parashá Israel se ve forzado a dejar temporalmente su Tierra, su habitát esencial, en pos de nuevos desafíos y riesgos. Israel deberá descender a Mitzráim (meitzarím-limitaciones).
Permanentemente el hombre se ve enfrentado a situaciones que lo obligan a rever sus caminos. La Sabiduría de la Kabalá nos enseña que la propia venida del alma a este mundo material-sensorial es un descenso al cual no debemos temer, ya que la experiencia de éste mundo tiene como propósito que el alma alcance una realidad superior a partir de los desafíos que aquí logra. De ahí lo sagrado que para el judaísmo es la vida y la alegría con que debemos impregnar cada instante de nuestra existencia. Siendo que todo se creó para el Bien.

La distorsión de lo esencial
El neoliberalismo y el pensamiento de mercado ha provocado cambios drásticos en la forma en que vemos a los individuos y a la sociedad. La globalización desestructuró los antiguos sistemas socioeconómicos planteándonos nuevos desafíos. En medio de este proceso de cambio que la mayoría del mundo aún no ha incorporado, las personas continúan buscando soluciones en base a modelos que no dan respuestas en la actual dinámica existencial. Esa insistencia en querer volver a aquellos modelos socio-económicos, educativos y espirituales –que no responden a la actuales circunstancias- en lugar de implementar formas que concreticen ideales trascendentes, ha creado un vacío que al no ser llenado con contenidos que brinden soluciones reales produce, como actualmente lo constatamos, el caldo de cultivo para ideologías que distorsionan los valores esenciales y más preciados para la humanidad. Debemos recuperar lo esencial y las formas que nos ayuden a alcanzarlo.

Poseer y ser
La tecnología puesta al servicio del bienestar es un valioso medio para el desarrollo de los seres humanos. Pero cuando se transforma en un fin en sí mismo termina destruyendo nuestras cualidades más excelsas.
La tendencia mundial impone cada vez más una educación técnica informativa dejando de lado la sensibilidad hacia el prójimo y los valores espirituales. La vida se nos presenta como un gran mercado donde el objetivo es tomar la mayor tajada, pero se obvia desarrollar en los jóvenes la conciencia de lo esencial, el objetivo de la existencia, cómo alcanzar la felicidad, etc.
La esencia humana es espiritual y cuando el hombre no logra canalizar su potencial surgen las carencias que al no ser satisfechas lo hacen vulnerable a ser captado, muchas veces, por la demagogia y la irracionalidad producto de la falta de preparación espiritual. Esto despierta inseguridad y un temor amplificado por una sociedad materialista que no brinda respuestas a los interrogantes esenciales. La actual sociedad educa a poseer y relega el ser. Todos corren para poseer más y más, olvidando lo que da la verdadera felicidad.

Un desafío permanente
Este fenómeno no es nuevo para la tradición de Israel. Desde tiempos inmemorables ha sido y es el centro de la problemática existencial: el olvido de nuestra identidad, de aquello que nos hace a cada uno en particular y a cada grupo humano en general especial, original, insustituible y por lo tanto sagrado.
A pesar de ello muchas religiones, grupos y sectas justifican de una forma u otra el sufrimiento y la búsqueda del martirio aunque el corazón de los hombres sabe que el altruismo y la santidad de la vida son los valores más preciados de cualquier civilización. El egoísmo y la muerte señalan todo lo contrario a la esencia humana. Es por ello que en última instancia el corazón y la mente se reconcilian con el mensaje de la Torá que proclama los diez postulados básicos que todo sistema que desee la justicia incorporó como normas fundamentales.
Nadie en su sano juicio puede rebatir la Torá en el campo ideológico. La dificultad surge ante el desafío en implementar sus Principios: no codiciar, no robar, no asesinar, no adulterar, el respeto por los padres, etc.

Inercia o voluntad
Todos sabemos que sólo armonizando las diferentes personalidades y tendencias humanas lograremos finalmente la ansiada paz y armonía.
Imponer a través de guerras santas, cruzadas, la inquisición, regímenes que pretenden crear la raza superior como lo fue el nazismo o el actual terror fundamentalista no traerá ningún beneficio a la humanidad. Sólo el altruismo puede darnos la solución a la problemática humana.
La falla está en que aún no hemos dedicado el esfuerzo suficiente y la voluntad en desarrollar los sistemas educativos que lo implementen correctamente.
¿Estamos dispuestos a afrontar los desafíos que nos conducen a consolidar una civilización justa o queremos continuar la inercia de nuestros instintos y deseos egoístas?

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