Jol Hamoed – Los días intermedios de la festividad
selección extraída del libro «»La Hagadá de Breslov» © Breslov Institute Research – www.breslov.org)
Enseña el Rebe Najmán:
Las características de cada nación se encuentran imbricadas en su lengua, en su idioma. Una lengua sagrada trae santidad y lo opuesto genera lo contrario. Así, hablando la Lengua Santa uno puede llegar a purificarse. Y a la inversa, existen lenguas extranjeras que llevan a la persona hacia la impureza. Entre estas dos lenguas se encuentra el idioma Arameo; una combinación de lo sagrado y de lo no santo, la cual hace de puente entre ambos (Likutey Moharán I, 19).
En Iom Tov, la festividad, se prohibe toda clase de tareas. La festividad nos fue otorgada para disfrutar y utilizar su tiempo en la introspección y la contemplación. En los Días Intermedios, sin embargo, algunas clases de trabajo se permiten mientras que otros continúan prohibidos. Aunque Jol HaMoed, estos días de semana festivos, poseen leyes similares a las de las festividades, de hecho no son «días santos» en y por sí mismos. Así, cualquier tarea necesaria para el Iom Tov puede ser realizada en estos Días Intermedios. Y si, por no trabajar en Jol HaMoed, la persona podría sufrir una pérdida, se le permite entonces hacer lo necesario como para evitar esa pérdida. Los detalles de lo que está prohibido y de lo permitido han sido muy meticulosamente decididos por nuestros Sabios. El Rabí Natán compara el concepto de los Días Intermedios al concepto de la lengua Aramea. Tal como el Arameo se encuentra entre las dos lenguas, la sagrada y la profana, de la misma manera Jol HaMoed se encuentra entre la santidad de un día en el cual uno se halla completamente libre del peso de sus tareas y la falta de santidad que predomina durante los días de semana cuando es necesario trabajar. Comenzamos cada festividad celebrando un Iom Tov (un Buen Día), un día santo libre de tareas y trabajos. Esto indica que nuestra acción inicial debe ser el traer todo hacia la completa santidad. Sin embargo, muchas veces nos excedemos de nuestro nivel y debemos descender a un nivel de santidad más cercano a nuestros verdaderos logros. Aun así, no debemos caer en el ámbito de lo totalmente físico, al nivel de los días de la semana. Debemos encontrar un punto medio, hasta que logremos alcanzar verdaderamente la santidad del «Día Santo» en todos nuestros días. Esto es el Jol HaMoed, los Días Intermedios. Ellos nos recuerdan que somos capaces, con el esfuerzo adecuado, de volver a elevarnos hacia el ámbito de la santidad (Likutey Halajot, Jol HaMoed 1)
*
Enseñó el Rebe Najmán:
Las festividades revelan la Voluntad y el Deseo de Dios. Las tres festividades son conocidas como Mikr’ey Kodesh, el Llamado de Santidad. Ellas llaman a que todos reconozcan la Grandeza de Dios. Mediante este reconocimiento la abundancia llega al mundo de modo que la persona no tenga que hacer ninguna clase de trabajo. Todos los aspectos de la vida serán una clara expresión del Deseo y la Voluntad de Dios. Nada estará oculto como «Acto de la Naturaleza.» Como opuesto al Llamado de Santidad existe el Llamado de la Impureza – los filósofos que creen en el poder de la naturaleza. Ellos tratan de devorar la santidad. Sin embargo, los verdaderos Tzadikim de la generación pueden unir el Deseo a su Fuente – los más altos niveles de santidad – y son capaces de anular y destruir a esos filósofos. También la caridad tiene este poder. Dar caridad es tan grande que permite que la gente escuche el llamado de Santidad y lleva a la gente hacia el arrepentimiento (Likutey Moharán II, 4).
El Rabí Natán muestra cómo todos los conceptos de esta lección del Rebe Najmán se encuentran relacionados a los conceptos de Iom Tov y del Jol HaMoed. En la festividad se revela la Voluntad de Dios en un nivel que anula la necesidad de trabajar. En este sentido se asemeja al Shabat. Sin embargo, a diferencia del Shabat cuya santidad es intrínseca, el Iom Tov es un Llamado de Santidad que depende de los Sabios. Ellos son los que determinan la Luna Nueva y gobiernan así la llegada de las festividades, las que se determinan de acuerdo a los días del mes (Rosh HaShaná, 24a). De modo que es de los Sabios, de los Tzadikim de la generación, de donde proviene la santidad del Iom Tov. Y también de la caridad. Se nos ordena dar caridad en las festividades; de modo que la persona no sólo provee a su familia sino a los vecinos necesitados, a las viudas, los huérfanos, etc. Tal caridad, de hecho, revela la Voluntad de Dios. Ahora, el Iom Tov es seguido por los Días Intermedios los que, a su vez, son seguidos por el Iom Tov. De hecho, también el Jol HaMoed es llamado Iom Tov, pese a la permisividad que se aplica respecto a la prohibición de trabajar en estos Días Intermedios. Esto se debe a que en primera instancia, el tipo de trabajo permitido se encuentra limitado a aquello que impide una pérdida. ¿Qué es una pérdida? Esto alude a esas chispas de santidad que se han perdido en el Otro Lado, en el ámbito de la impureza. Sin embargo, incluso aquello que está «perdido» siempre querrá volver, especialmente cuando existe un llamado al retorno. Así, en respuesta al Llamado de Santidad del Iom Tov estas chispas comienzan a desear volver y ser incluidas en la Voluntad de Dios. Y es durante los Días Intermedios que se les da esa oportunidad. Es por ésto que ciertos trabajos son permitidos durante el Jol HaMoed: para elevar estas chispas y recuperar la pérdida de santidad. Si embargo, cuando aumenta la santidad, también el Otro Lado desea hacer lo mismo. Quizás esta vez podrá ganarle a la santidad y en especial ahora que – en los Días Intermedios – la santidad ha descendido del Iom Tov a los días de trabajo en busca de aquellas chispas caídas. Es esta la razón del segundo Iom Tov inmediatamente después del Jol HaMoed. Es a través de él que podemos atraer del nivel superior de la santidad del Iom Tov y preservar a las chispas caídas que ya han sido elevadas desde el Otro Lado (Likutey Halajot, Jol HaMoed 3).
*
Cada una de las festividades y no solamente Peisaj, conmemora el Exodo de Egipto. En los primeros días de la festividad celebramos con alegría y felicidad, con la plegaria y el estudio de la Torá. El trabajo no tiene lugar alguno en nuestra celebración del Iom Tov. Sin embargo, durante los Días Intermedios, cuando ciertas tareas están permitidas, hay poder suficiente – aunque no en abundancia – como para subyugar las fuerzas que se oponen a la santidad. Sin embargo, este subyugar de la impureza no dura mucho. Casi de inmediato vuelven estas fuerzas antagónicas, retornando a la batalla, como antes. De modo que volvemos al día final de la festividad cuando nuevamente celebramos como lo hicimos en los primeros días – con alegría y absteniéndonos de trabajar. Y ésto es lo que sucedió exactamente durante nuestro Exodo de Egipto. El Faraón permitió que los Judíos salieran. Este fue el primer día de la festividad, un tiempo de celebración. Pero inmediatamente después, el Faraón se arrepintió de su decisión y persiguió a los Judíos con la intención de volver a esclavizarlos una vez más. De modo que los Judíos se vieron forzados a «batallar» nuevamente contra él. Todo ésto tuvo lugar durante los Días Intermedios de Peisaj. Entonces, el último día de Peisaj, tanto el Faraón como todo el ejército Egipcio fueron totalmente aniquilados con la Separación del Mar Rojo. Nuevamente fue un tiempo de celebración. Lo mismo puede decirse de la festividad de Sukot que comienza y concluye con Iom Tov y tiene un período de Días Intermedios. Sin embargo la pregunta se presenta cuando se llega a la festividad de Shavuot. ¿Por qué esta festividad no tiene Días Intermedios? La respuesta es que la rectificación más importante de algo en este mundo se produce a través del poder de la Torá. La Torá revela la Grandeza de Dios y nos da la fuerza con la cual podemos batallar contra el Otro Lado. Nos da consejos y establece las condiciones mediante las cuales es posible derrotar al Otro Lado. Shavuot fue el momento en el cual recibimos la Torá, el momento en el cual se nos entregó este poder. La derrota del Otro Lado, de las fuerzas antagónicas se logra en su totalidad sin la necesidad de los Días Intermedios y el Iom Tov posterior (Likutey Halajot, Jol HaMoed 4).
*
Uno de los propósitos primarios de las Tres Festividades es el rectificar las pasiones cardinales: dinero (Peisaj); la lujuria (Shavuot); la comida (Sukot). Esto puede alcanzarse mediante la plegaria. Sin embargo, existen tres tipos de pecados que minan el poder de la plegaria: ridiculizar a los demás, la pérdida de fe e impurificar el Pacto. Controlar estos tres pecados permite a los Judíos ser redimidos del exilio (Likutey Moharán II, 1).
La conexión entre las tres pasiones cardinales y las festividades es la siguiente. La plegaria, nuestra relación directa con Dios, es minada por la falta de fe. Esto se encuentra directamente relacionado con la idolatría, la cual se corresponde con adorar o desear el dinero. Este deseo y la idolatría implicada en ello son corregidos en Peisaj. Los Hijos de Israel dejaron Egipto el primer día de Peisaj. Al salir llevaron consigo los tesoros de Egipto. Todos los Judíos fueron ricos, tal como Dios se lo prometiera a Abraham. Aun así, a Sus ojos, el cumplimiento de esa promesa aún no estaba completa. El día final de Peisaj, el séptimo día del Exodo, Dios abrió el Mar y ahogó a todo el ejército Egipcio. El botín que entonces recogieron los Judíos sobrepasó en mucho a lo que ya tenían. Ahora eran increíblemente ricos. Pero y a pesar de su gran riqueza, Dios les proveyó de todas sus necesidades materiales en el desierto. El mensaje era claro. Se les estaba diciendo que debían confiar sólo en Dios y no en su dinero. ¿Cuál era el motivo entonces de semejante riqueza? La respuesta es que la riqueza de Egipto tenía como finalidad ser elevada al ofrecerse como donación para la construcción del Mishkán, del Tabernáculo en el desierto. De modo que la destrucción de los Egipcios es sinónimo de la destrucción de la idolatría y de la eliminación del deseo de dinero. Un segundo pecado que mina el poder de la plegaria es el ridiculizar a los demás. Esto se corresponde con el deseo de comer, el cual se rectifica en Sukot. Explica el Rebe Najmán que la pasión por la comida indica un deterioro en el honor y es sinónimo de avergonzar a los demás (Likutey Moharán I, 67). «El respeto por los otros trae respeto y honor sobre uno mismo. La falta de respeto por los otros, trae el deshonor sobre uno mismo» (Avot 4:1). Ahora bien, la Mitzvá primaria de Sukot es comer en la Suká. Esto rectifica el deseo por la comida. La conclusión de Sukot es llamada Simja Torá. Este es el día en el que todos son llamados a la lectura de la Torá. «El honor de la Torá es el verdadero honor» (Avot 6:3). Así, el primero y el último día de la festividad rectifican el honor, es decir, la pasión por la comida. En Peisaj y Sukot tenemos Días Intermedios pues cada una de estas festividades incluye dos conceptos: en Peisaj se rectifican la idolatría (falta de fe) y el deseo por el dinero; en Sukot se rectifican la falta de honor y el deseo por la comida. En ambos casos, se requiere del tiempo entre el primero y el último día del Iom Tov para poder implementar completamente la corrección de estas cualidades. Pero Shavuot no posee Días Intermedios pues la pasión por las mujeres y la impurificación del Pacto son una y la misma cosa. Ambas son comparables al único día de la Festividad. Así, la festividad de Shavuot tiene el poder de anular la lujuria y de ayudar simultáneamente a que la persona alcance los niveles de pureza que son sinónimos de guardar el Pacto (Likutey Halajot, Jol HaMoed 5).